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La diferencia entre hombre y mujer en la Revolución Francesa - Prof. 1160, Apuntes de Historia Social y Económica

Este documento analiza la participación de mujeres en la revolución francesa y cómo su presencia pública desafió las normas sociales y políticas de la época. Se discute la relación entre el papel de las mujeres en el ámbito privado y público, y cómo su participación en la revolución llevó a la aparición del feminismo moderno. Además, se examina cómo las mujeres fueron excluidas de los derechos políticos y cómo la revolución francesa terminó en la subordinación total de las mujeres a sus maridos.

Tipo: Apuntes

2015/2016

Subido el 23/12/2016

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¡Descarga La diferencia entre hombre y mujer en la Revolución Francesa - Prof. 1160 y más Apuntes en PDF de Historia Social y Económica solo en Docsity! Ciudadnía y diferencia. Diferencias entre hombre y mujer. 1. Recoge todo los argumentos que utilizaron en la época para justificar la inferioridad femenina sobre la masculina: capacidades (cualidades intelectuales), corporales, educativos y morales. 2. Explica como se justifica en la época la relación entre masculinidad, ciudadanía y política así, como feminidad, ámbito privado y exclusión de la ciudadanía. • la respuesta a la pregunta 1 y 2 va unida. La discusión sobre la diferencia entre hombre y mujeres se centraba en la relación entre el cuerpo de la mujer y sus roles sociales convencionales, y entre la masculinidad, la capacidad militar y el concepto de ciudadanía. En 1789, las mujeres participaron en algunos de los más dramáticos acontecimientos de la Revolución, e incluso algunas de ellas insistieron en que se les concediera el de derecho de los ciudadanos a llevar armas en defensa de la república. Según los gobiernos revolucionarios los derechos de los ciudadanos a participar en el debate político, a votar y a llevar armas, estaban concebidos únicamente para los hombres. Designar el ámbito político como masculino e insistieron en la dedicación de la mujer al ámbito privado de la familiar y el hogar. Las mujeres participaran en la actividad política y demandaran derechos legales y políticos, llevaba en sí la amenaza de la promiscuidad sexual y la destrucción de la vida familiar. En la Revolución Francesa fue la aparición del femenismo moderno, por el nivel de participación de las mujeres parisinas en los acontecimientos revolucionarios, y por la aparición de las primeras peticiones formales de derechos políticos t de ciudadanía para la mujer. En el siglo XVIII un creciente número de ellas estaba empezando a escribir y a publicar, aunque bajo seudónimos masculinos. Aparecieron notables poetisas, excelentes historiadoras, importantes ensayistas, críticas literarias y culturales, e intelectuales. Las pretensiones literarias femeninas despertaban la misma hostilidad que su participación política. En el siglo XIX, el Romanticismo insitía en que el genio era siempre un hombre aunque un hombre con la sesibilidad de una mujer. El hombre tenía la capacidad de la razón; y las mujeres hicieron sus intentos por reivindicar derechos políticos y ciudadanía. Ilustración: imperante estatus inferior de las mujeres. La luz de la razón natural, podía llevar al hombre a la perfección del conocimiento y la sabiduría. Raramente brillaban sobre la situación de la mujer o sobre la opinión que de ella se tenía. A las mujeres se las veía como carentes de la razón innata que era la base de los derechos naturales, eran consideradas un obstáculo para el progreso, no merecedoras de ayuda en su propio proceso de ilustración. El conceptñ de “hombre de razón” hace alusión directamente a la identificación entre masculinidad y razón. Se contraponían los conceptos de razón, masculidad, verdad e intelecto, con los de emoción, feminidad, error y sensualidad. La razón s econvirtió en la mayor de las cualidades humanas y trajo consigo el ser merecedor de derechos legales y políticos, y el “hombre de razón” llegó a ser el foco de la discusión sobre los derechos políticos y la cidadacía. Los escritores clásicos griego, consideraban que las mujeres carecían de toda esencia por si mismas y tenían que ser vistas como versiones inferiores de los hombres. En los siglo XVVIII y XIX, se comenzó a dibujar el esqueleto femenino recalcando su pelvis más ancha, los hombres más estrechos, y la cabeza más pequeña; esto se acentuó con la introducción de nuevos términos como “vaguina” y “vulva”, que nombraban las diversas partes del sistema reproductos femenino. Rousseau en sus teorías sobre la educación, centrada en el niñó, impulsado por su curiosidad, se desarrollaba física y mentalmente. La educación era solo para el sexo masculino; “el debía ser libre, ella debía ser confinada, incluso atada a una silla, y forzada a jugar con muñecas. Él debía desarrollar una independencia intelectual, a ella había que enseñarle a subyugar su juicio al de otros y a seguir los dictados del mundo que la rodeaba. A él se le animaba a tener un alto concepto de sí mismos y exhibir sus talentos, ella tenía que aprender que la nodestia era la cualidad más importante que una mujer podía tener. La educación de él debía ser natura, concebida para permitir el desarrollo de sus facultades racionales y que le ayudara a comprender e incluso a dominar el mundo natural; ella debía educarse en la naturaleza del mundo que ella habita, y sus futuras funciones de madre y esposa. Él debía estar preparado para los papeles de encarcelamiento por un período de entre 3 meses y 2 años; el marido adúltero, en cambio, solía recibir como máximo una multa. El adulterio era un delito diferente para el hombre y para la mujer: una esposa podía ser acusada por la simple sospecha de cualquier forma de conducta sexual ilícita; el esposo solo si llevaba a su amante al hogar. El resultado de la Revolución Francesa fue que las mujeres quedaron totaltemente subordinadas a sus maridos. Creadoras del hogar, para dedicarse a trabajos remunerados necesitaban el permiso de sus maridos. El feminismo moderno se centró en torno al reconocimiento de que las mujeres se encontraban sujetas a otras nuevas formas de discriminación legal y política. Voces de mujeres: la escritura proporcionó una voz a muchas mujeres, de clase más humilde que las “salonières”, y también la oportunidad de ganarse la vida. Las mujeres pudieron utilizar el mundo comercial de las publicaciones, no obstante, tuvieron que afrontar considerables problemas cuando surgían cuestiones legales, como por ejemplo a quién en realidad pertenecía su trabajo, y cuáles eran sus derechos laborales. No podían colaborar en el mundo literario en los mismos términos que los hombres. Se contrastaba lo sublime con lo bello, convirtiendo lo primero en masculino y lo segundo en femenino. Lo sublime se mostraba en la admirable grandeza de la tierra, en la naturaleza vigorosa… pero también en el espectáculo de los poderosos hombres comtemplando como dominar la naturales. Contrastaba con lo bello, que era una forma de arte más elegante, pero de menos transcendencía; esto es, lo que era pequello, delicado y elegante, tanto en el arte como en la naturaleza, incluyendo a las mujeres y a las obras que ellas creaban. Mientras lo sublime era mascilino, lo bello encarnaba aquellas cualidades que los hombres encontraban deseables, especialmente en las mujeres. El Romanticismo reforzó el valor del sentimiento en oposición a la idealización de la razón. Los sentimientos unían al Romanticismo con las mujeres, y estás eran consideradas más emotivas que los hombres, esto no las dotaba de superioridad alguna en cuanto a sus capacidades imaginativas o creativas. Hombres excepcionales, y especialmente hombres de talento, combinaran estas características femeninas con la fuerza física e intelectual masculinas. El elevado poder creativo estaba asociadi a una persona que combinaba características masculinas y femeninas, pero siempre en un cuerpo masculino. El genio era siempre un hombre que combinaba sus atributos masculinos con la intuición y la sensibilidad de una mujer; una mujer con una mente masculina era antinatural o monstruosa. Las mujeres se identificaban con la sociedad, con el mundo de lo trivial, con la vida diaria, con la corrupción. Quien se alzaba en solitario, buscando la auténtica vida y una conexión estrecha con el mundo natural, era siempre un hombre. El Romanticismos dio un gran valor a las características femeninas, más esto no significó que hubiera ninguna empatía entre los escritores románticos y las mujeres. Estás eran descritas como exóticas y extrañas por la mayoría de los románticos, y constituían los supremos y misteriosos objetos del deseo masculino. La mujer llegaba a carecer de entidad propia, pues se convertía en un reflejo o era absobida por su amante masculino. El Romanticismo se caracteriza por su extrema tendencia a negar, eliminar o borrar a las mujeres, y a impregnar a los hombres de las cualidades de éstas. La intensidad de los intentos por silenciar y borrar las voces de las mujeres señalan la inquietud por el lugar y el poder de las mujeres, y por la estabilidad del orden basado en diferencias de género. Gran parte del siglo XVIII este orden fue debatido y renegociado al aumentar la intervención de las mujeres en el hogar, en el mundo laboral y en la arena política. 3. Haz una valoración de la Revolución Francesa desde la perspectiva de los derechos civiles. Durante la Revolución Francesa parecía que los derechos civiles de hombres y mujeres se iban a igualar de cierta manera, por la participación y lucha de las mujeres en la guerra; y el lema “libertad, igualdad y fraternidad” se suponñia que lo impulsaba con la palabra igualdad pero al final esto se refería a la diferencia de clases no de sexos, aunque se podía haber aplicado para ello. Este fragmento del texto deja claro que no se logró ninguna mejora para la mujer al haber terminado la Revolución Francesa: “el resultado de la Revolución Francesa fue que las mujeres quedaron totalmente subordinadas a sus maridos.” Iratxe Martín 4/11/2016
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