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Tartamudeo en niños aspectos generales, un enfoque social, Traducciones de Humanidades y Ciencias Sociales

Aspectos generales del tartamudeo. Concepto

Tipo: Traducciones

2023/2024

Subido el 09/04/2024

kriss-ruiz
kriss-ruiz 🇵🇪

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¡Descarga Tartamudeo en niños aspectos generales, un enfoque social y más Traducciones en PDF de Humanidades y Ciencias Sociales solo en Docsity! Información básica Definición La tartamudez es un trastorno del neurodesarrollo de la comunicación que se caracteriza por interrupciones involuntarias en el flujo del habla, conocidas también como disfluencias, que impiden la capacidad de comunicarse eficazmente. Las disfluencias incluyen repeticiones de palabras enteras y parciales, prolongaciones de sonidos y bloqueos. Las disfluencias también pueden acompañarse de la tensión física de los músculos del habla, de características secundarias y de sentimientos y actitudes asociados a la tartamudez. Sinónimo  Trastorno de la fluidez verbal de inicio en la infancia CÓDIGO CIE-10-MC F80.81 Tartamudez CÓDIGO DSM-5 315.35 Trastorno de la fluidez de inicio en la infancia (tartamudeo)  Ver a tamaño completo Epidemiología y demografía Incidencia La incidencia de la tartamudez a lo largo de la vida se estima entre el 4 y el 5%, con aproximadamente un 2% de adultos y un 5% de niños que tartamudean. La prevalencia de la tartamudez en la población adolescente y adulta es de aproximadamente un 1% en todo el mundo. Sexo y edad predominantes Durante la infancia, el número de niños que tartamudean es el doble que el de las niñas. Hay más niñas que niños que se recuperan de la tartamudez, y aproximadamente el 80% de esos niños se recuperan con o sin tratamiento. La proporción masculina-femenina es de 3:1 en niños mayores y adultos, y de 1,5:1 en niños muy pequeños (30-48 meses). La tartamudez es de tres a cuatro veces más frecuente en los hombres que en las mujeres. La tartamudez comienza alrededor de los 18 meses y la pubertad, pero principalmente entre los 2 y 5 años de vida. Genética Los estudios muestran tasas más altas de tartamudez dentro de las familias de los que tartamudean y una mayor concordancia para la tartamudez en gemelos idénticos en comparación con los gemelos fraternos; entre el 30 y el 60% de los individuos que tartamudean tienen antecedentes familiares de tartamudez. El riesgo de tartamudez entre los familiares biológicos de primer grado es más de tres veces mayor que el riesgo en la población general. Factores de riesgo Presencia de otros trastornos del habla o del lenguaje, antecedentes familiares de tartamudez, inicio después de los 3,5 años de vida, sexo masculino y tartamudez de más de 6 meses de duración. La aparición en los adultos puede producirse tras un traumatismo craneal, un trastorno neurológico o un miedo intenso. Los trastornos de la fluidez verbal pueden conducir al desarrollo de ansiedad social. Hallazgos físicos y presentación clínica  •  La tartamudez suele manifestarse entre los 2 y los 7 años, cuando comienza el desarrollo normal del lenguaje y los niños pasan de utilizar frases sencillas a oraciones más complejas. Las características del habla tartamuda incluyen repeticiones de palabras enteras o parciales (p. ej., me me me gusta ir de compras), prolongaciones (p. ej., me guuuuusta ir de compras) e interjecciones (p. ej., me gusta, um, ir de compras).  •  La tartamudez suele acompañarse de comportamientos y sentimientos que pueden provocar un deterioro importante en las esferas académica, social y laboral. Los individuos afectados muestran miedo y vergüenza al hablar y pueden evitar hablar en algunas situaciones. Las personas que tartamudean desarrollan comportamientos secundarios que pueden dividirse en dos categorías: conductas de escape y conductas de evitación.  •  Es importante diferenciar la tartamudez de la disfluencia normal del desarrollo. La disfluencia normal se produce en muchos niños, es autolimitada y no necesita tratamiento. Se caracteriza por episodios ocasionales de tartamudeo (6- 8/100 palabras y 2/100 repeticiones de sílabas y palabras) y episodios breves de tartamudeo (<0,5 s). El niño no parece estar preocupado por la disfluencia, el discurso interrumpido tiende a aparecer y desaparecer en función de si el niño está cansado, excitado o hablando de temas nuevos o complejos, y el discurso suele estar libre de tensión, sin comportamientos secundarios. El tartamudeo, en cambio, se manifiesta en más situaciones de habla (15/100 palabras y 9/100 repeticiones de sílabas y palabras), el episodio de tartamudeo es de mayor duración (>0,5 s), hay signos y síntomas o tensión y comportamientos secundarios, y hay una conciencia emergente de las dificultades.  •  También hay que diferenciar para diagnosticar la tartamudez aparte de un déficit sensitivomotor, un efecto secundario de la medicación o un trastorno de Tourette. Etiología  •   •  La información diagnóstica debe incluir una entrevista con el paciente, la revisión de los antecedentes del desarrollo y de la familia, la evaluación de la fluidez del habla (contexto, calidad, frecuencia, duración y presencia de conductas secundarias) y la evaluación del impacto emocional, cognitivo y de actitud de la tartamudez en las esferas académica, social o laboral. También se pueden utilizar evaluaciones formalizadas para valorar la frecuencia y la duración del habla tartamuda, las concomitancias físicas asociadas a las disfluencias y la naturalidad del habla del individuo.  •  Se debe completar una entrevista con los padres o cuidadores para evaluar su respuesta a la tartamudez del niño (intrusiva/crítica/ansiosa frente a aceptación/paciente/tranquila).  •  Debe realizarse una exploración física completa, con especial atención al examen del estado mental y a la exploración neurológica.  •  No se indican pruebas de laboratorio ni estudios de imagen, a menos que se sospeche tartamudez neurógena.  •  La evaluación por parte de un audiólogo para una valoración auditiva formal que descarte una pérdida de audición o un trastorno de discriminación puede ser beneficiosa en algunos casos.  •  La aplicación de un abordaje neurocientífico cognitivo para comprender las relaciones entre el procesamiento del lenguaje y la tartamudez ha utilizado medidas electrofisiológicas de los potenciales relacionados con la actividad cerebral en el tiempo.  Tratamiento Tratamiento no farmacológico  •  Normalmente lo proporciona un logopeda. Los medicamentos no son un tratamiento de primera línea.  •  Requiere un abordaje sinérgico de los factores del habla y el lenguaje, la actitud y el entorno. Entre los factores del habla y el lenguaje se encuentran los mecanismos de formación de la fluidez, las herramientas de modificación de la tartamudez, los dispositivos de retroalimentación auditiva tardía, la terapia de mensajes (principalmente para los preescolares) y el enfoque Lidcombe (uso por parte de los padres de técnicas de condicionamiento operante para niños menores de 6 años).  •  Los factores de actitud incluyen el tratamiento de la autoestima, el centro de control y la asertividad, ya que están relacionados con la tartamudez.  •  El tratamiento de los factores ambientales incluye cualquier estímulo, acontecimiento o característica actual que tenga un impacto en el nivel de fluidez de la persona, los factores culturales y el componente familiar.  •  Las terapias anteriores ayudan a la persona que tartamudea a reducir el miedo a tartamudear y a generar el habla con más facilidad. El tratamiento se centra en ayudar al niño a hablar más despacio y a disminuir la tensión física y la lucha. Se anima a las familias a crear una atmósfera de aceptación y calma para que su hijo hable, lo que incluye prestarle toda la atención cuando habla, respetar los turnos, disminuir las exigencias de hablar, repetir los enunciados y modelar el habla lenta.  •  La incorporación de prácticas de evaluación y tratamiento psicológico en el tratamiento estándar del habla es necesaria para abordar los temores y ansiedades exclusivos que experimentan los niños, adolescentes y adultos que tartamudean. Tratamiento agudo  •  Los ensayos clínicos no han dado lugar a opciones de medicación eficaces y prácticas para el tratamiento de la tartamudez. Se han realizado ensayos a menor escala y estudios de casos con una variedad de fármacos, como clonidina, antipsicóticos y agonistas parciales del GABA-A. La clonidina resultaba ineficaz para disminuir la disfluencia del habla. Un reciente estudio doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo del agonista parcial del GABA-A, pagoclone, demostraba una reducción significativa de la disfluencia del habla. No se ha realizado un ensayo de fase III de este medicamento.  •  Los informes de casos de estimulación cerebral profunda del núcleo intermedio ventral del tálamo han demostrado cierta reducción de la disfluencia del habla en adultos con tartamudez intensa. Evolución Las investigaciones sugieren que hasta el 70% de los niños que tartamudean lo superarán sin terapia; sin embargo, la probabilidad de superarlo sin terapia disminuye si un niño ha estado tartamudeando durante más de 1 año. Derivación Los niños con tartamudez intensa deben derivarse inmediatamente a un logopeda para que los evalúe y trate. Aquellos que manifiestan un tartamudeo leve deben derivarse si la tartamudez continúa durante más de 6 a 8 semanas o si existe una preocupación significativa por parte de los padres o del niño. Trastorno de la fluidez de inicio en la infancia Bloqueo audible o silencioso (pausas en el habla, llenas o vacías) o 5.  Circunloquios (sustitución de palabras para evitar palabras problemáticas) o 6.  Palabras pronunciadas con un exceso de tensión física o 7.  Repetición de palabras completas monosilábicas (p. ej., «Yo-yo-yo-yo lo le veo»)  B.  La alteración causa ansiedad al hablar o limitaciones en la comunicación eficaz, la participación social, el rendimiento académico o laboral de forma individual o en cualquier combinación  C.  El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del periodo de desarrollo o Nota:  los casos de inicio más tardío se diagnostican como 307.0 [F98.5] trastorno de la fluidez de inicio en el adulto  D.  La alteración no se puede atribuir a un déficit motor o sensitivo del habla, disfluencia asociada a un daño neurológico del habla, a mala fluidez asociada a una lesión neurológica (p. ej., ictus, tumor, traumatismo) o a otra afección médica y no se explica mejor por otro trastorno mental  Ver a tamaño completo La tartamudez es distinta de otros trastornos del habla desordenada como el titubeo. A diferencia de la tartamudez, en la que se pueden identificar e incluso contar los distintos episodios, el titubeo afecta a todo el proceso del habla. Además de las numerosas repeticiones de palabras parciales (como en el tartamudeo), desordenan palabras completas y frases, las aglutinan en ráfagas que a menudo se entrecortan y la articulación de las palabras puede ser imprecisa y mal pronunciada. Los niños que titubean presentan un mínimo nivel de preocupación sobre cómo su discurso afecta a los oyentes, a diferencia de los niños que tartamudean. Epidemiología Aunque los estudios estiman un amplio rango de prevalencia para la tartamudez del desarrollo, parece que el 0,75-1% de la población experimenta esta afección en algún momento de su vida. Las tasas de incidencia son considerablemente más altas: las estimaciones existentes hasta la fecha sugieren una tasa de incidencia de aproximadamente el 5%, con tasas considerablemente más altas entre los niños pequeños en comparación con los niños mayores o adolescentes. Rara vez un niño comienza a tartamudear antes de los 2 años de edad o después de los 12 años; de hecho, la edad promedio de inicio es de los 2 a los 4 años, y la mayoría de los niños dejan de tartamudear dentro de los 4 años desde su inicio. Los síntomas desaparecerán en 4 semanas para una minoría de niños. Aunque los estudios han demostrado consistentemente que la proporción niño:niña favorece a los niños, la magnitud del patrón aumenta a medida que los niños crecen. La proporción entre niños menores de 5 años es aproximadamente 2:1 y aumenta a 4:1 entre adolescentes y adultos jóvenes. Genética Existe evidencia sobre la existencia de un vínculo genético con el trastorno de fluidez de inicio en la infancia. Las tasas de concordancia en los gemelos MZ oscilan entre el 20 y el 83% y en los gemelos DZ entre el 4 y el 19%. Los estudios de agregación familiar sugieren una mayor incidencia de aproximadamente el 15% entre los familiares de primer grado de los afectados, tres veces mayor que la tasa del 5% entre la población general. El riesgo atribuido a los efectos genéticos sobre la tartamudez tiene una amplia variabilidad, que oscila entre el 70 y el 85%. Aunque la evidencia es limitada, la tartamudez parece ser una afección poligénica, y varios genes aumentan la susceptibilidad. Etiología La estructura cerebral y las alteraciones de la función cerebral encontradas en los tartamudos muestran déficits en la materia blanca del hemisferio cerebral izquierdo, hiperactividad en la región cortical derecha y falta de actividad en la corteza auditiva. La activación anormal de los ganglios basales también se ha identificado entre los tartamudos. Comorbilidades A pesar de la creencia generalizada de que existe un alto grado de comorbilidad entre el trastorno de fluidez de inicio en la infancia y otros trastornos de comunicación, las investigaciones llevadas a cabo hasta la fecha no respaldan necesariamente esta afirmación. Los logopedas refieren tasas más altas de comorbilidad, aunque esto sería de esperar en muestras clínicas. Los trastornos del habla y el sonido (fonológicos) son las comorbilidades notificadas con mayor frecuencia, y entre el 30 y el 40% de los niños en tratamiento con logopedas también experimentan problemas con la fonología. Sin embargo, los estudios no han encontrado una mayor incidencia de trastornos fonológicos entre los que tartamudean en comparación con un grupo de control. Del mismo modo, los logopedas comunican un porcentaje mucho mayor de niños con trastornos del lenguaje entre sus pacientes que tartamudean, aproximadamente un 7% mayor del esperado en la población en general; sin embargo, el funcionamiento del lenguaje entre los tartamudos aparentemente no es diferente al de la población general. El mismo patrón se aplica para el trastorno del aprendizaje (TA). Está bien documentada la incidencia de varios tipos de TA asociados con los trastornos del lenguaje, por lo que uno esperaría ver una mayor frecuencia de estos trastornos dentro esta población. La percepción que tienen los profesionales y la gente en general es que los niños que tartamudean experimentan más ansiedad que sus compañeros que no tartamudean. Este hecho está respaldado por investigaciones clínicas que han encontrado tasas considerablemente más altas de psicopatología, específicamente ansiedad social y trastorno de ansiedad generalizada, entre los adolescentes que tartamudean. La frecuencia de ansiedad comunicada aumenta con la edad. Hasta la fecha, sin embargo, no se han realizado estudios controlados, por lo que no se debe suponer que la tartamudez en sí misma pone a un niño o adolescente en mayor riesgo de sufrir un trastorno psiquiátrico de cualquier tipo. Esto no pretende sugerir que la ansiedad no tiene impacto en el comportamiento de un niño tartamudo en situaciones específicas; como se indicó anteriormente en este capítulo, los niños que tartamudean con frecuencia evitan situaciones que exigen hablar. Los niños que tartamudean sufren mayor acoso escolar que sus compañeros. En un estudio, los tartamudos eran casi cuatro veces más propensos a ser acosados que sus homólogos no tartamudos. Alrededor del 45% de los que tartamudeaban informaron haber sido víctimas de acoso escolar. Desarrollo evolutivo El inicio de la tartamudez generalmente ocurre entre los 2 y los 4 años de edad. La gravedad de los síntomas varía, desde la tartamudez aguda desarrollada en unos pocos días desde el inicio hasta un empeoramiento gradual de los síntomas a lo largo de los meses. Los síntomas pueden disminuir y modificarse, incluso desaparecer durante semanas antes de regresar, especialmente entre los niños pequeños. Entre el 40 y el 75% de los niños pequeños que tartamudean mejorarán espontáneamente; por lo general, dentro de los meses posteriores al inicio. Aunque es difícil predecir qué niño dejará de tartamudear, los factores de riesgo para persistir incluyen tartamudeo durante más de 1 año, tartamudeo continuo después de los 6 años y experimentar otros problemas de habla o del lenguaje. Tratamiento Se deben considerar varios factores cuando se decide derivar a un niño con trastorno de fluidez de inicio en la infancia para recibir tratamiento. Si hay antecedentes familiares de tartamudeo, si los síntomas han estado presentes durante más de 4 semanas y si las disfluencias están afectando el funcionamiento social, conductual y emocional del niño, está justificada la derivación. Aunque no existe una cura para la tartamudez, existen terapias conductuales que son desarrolladas e implementadas por logopedas. El tratamiento se centra en regular el ritmo del habla y la respiración mientras habla y en ayudar al niño a progresar gradualmente en la emisión de sílabas de una forma fluida a oraciones más complejas. Los tratamientos pueden incluir a los padres directamente en el proceso, aunque incluso si no son participantes activos los padres desempeñan un papel importante en cómo el niño se enfrenta a la tartamudez. Se ha demostrado que el tratamiento en niños en edad preescolar mejora la tartamudez. El manejo de la tartamudez también se enfatiza en niños mayores. Para los niños en edad escolar, el tratamiento incluye mejorar no solo la fluidez, sino también las circunstancias que acompañan a esta afección. Esto incluye reconocer y aceptar la tartamudez y apreciar la reacción de los demás hacia el niño cuando tartamudea, manejar conductas secundarias y abordar las conductas de evitación. Este enfoque más amplio permite minimizar los efectos secundarios del trastorno. Hasta la fecha no existe ninguna evidencia que respalde el uso de tratamientos farmacológicos para tratar la tartamudez en niños y adolescentes.
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