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Etica: Moral vs. Etica: Concepto, Caracteristicas y Diferencias, Apuntes de Psicología Moral

Una discusión sobre la diferencia fundamental entre la moral y la ética. La moral se define como un conjunto de normas codificadas que buscan orientar la conducta humana hacia lo bueno, mientras que la ética se entiende como el saber que argumenta y da razones de esa orientación. El texto explora las características de la ética, incluyendo sus subáreas filosóficas como la filosofía moral, filosofía del derecho, filosofía política y filosofía de la religión.

Tipo: Apuntes

2020/2021

Subido el 30/10/2022

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¡Descarga Etica: Moral vs. Etica: Concepto, Caracteristicas y Diferencias y más Apuntes en PDF de Psicología Moral solo en Docsity! Asignatura transversal Valores sociales y deontología Unidad didáctica 1. Introducción a la ética 2 UD 1. Introducción a la ética ........................................................................................... 3 1. Desarrollo del contenido .............................................................................................. 4 1.1. Caracterización de la ética ...................................................................................... 4 Caracterización de la ética (II) ...................................................................................... 5 Caracterización de la ética (III) ..................................................................................... 6 Caracterización de la ética (IV) ...................................................................................... 7 Caracterización de la ética (V) ....................................................................................... 9 1.2. El sujeto que actúa ............................................................................................. 10 El sujeto que actúa (II) .............................................................................................. 11 El sujeto que actúa (III) ............................................................................................. 12 1.3. La moral y la sociedad: valores, principios y normas ................................................ 13 La moral y la sociedad: valores, principios y normas (II) ................................................. 14 La moral y la sociedad: valores, principios y normas (III) ................................................ 14 1.4. Éticas: personal o privada, social, pública y cívica o civil ........................................... 15 Éticas: personal o privada, social, pública y cívica o civil (II) ............................................ 16 1.5. Aspectos generales de la ética de las profesiones ..................................................... 17 Aspectos generales de la ética de las profesiones (II) ..................................................... 18 Aspectos generales de la ética de las profesionales (III) .................................................. 20 Aspectos generales de la ética de las profesionales (IV) .................................................. 20 2. Resumen ................................................................................................................ 22 3. Mapa conceptual ...................................................................................................... 23 4. Recursos bibliográficos .............................................................................................. 24 5 3. adj. Que no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno o al respeto humano. Aunque el pago no era exigible, tenía obligación moral de hacerlo 4. f. Ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia. 5. f. Conjunto de facultades del espíritu, por contraposición a físico. 6. f. Ánimos, arrestos. 7. f. Estado de ánimo, individual o colectivo. 8. f. En relación a las tropas, o en el deporte, espíritu, o confianza en la victoria. Caracterización de la ética (II) Vemos que la etimología de la palabra ética nos lleva al griego ethos, mientras que moral proviene de la palabra latina mos. La primera, ethos, se refiere al hábito y al carácter: el hábito consiste en aquella costumbre procedente de la repetición de actos iguales o semejantes; el carácter se refiere al modo de actuar del ser humano. La segunda, mos, es la traducción latina de ethos. Pero ¿no habíamos dicho que son cosas distintas? Acudamos ahora, brevemente, a su situación en el saber. Aunque pareciera que la filosofía se ocupa de temas poco relacionados con la praxis humana del día a día o, incluso, que se trata de un saber inútil, lo cierto es que, como veremos a lo largo del curso, sí que tiene una fuerte vertiente práctica. De hecho, una de las partes de la filosofía lleva este adjetivo: filosofía práctica. En este campo del saber práctico encontramos cuatro subáreas con sus correspondientes preguntas –aunque todas ellas, al final, están interconectadas– (imagen 1): • Filosofía moral: felicidad • Filosofía del derecho: justicia • Filosofía política: poder • Filosofía de la religión: trascendencia ¿Y esto cómo nos ayuda para diferenciar la moral de la ética? ¿No parece más bien que estamos dando vueltas sin acercarnos siquiera a una definición? Aunque pareciera que ciertamente estamos un poco más perdidos, pronto nos encontraremos. 6 Podemos visualizar la moral con la imagen de un código que pretende regular las conductas del ser humano. Por tanto, como código, estará compuesto por un conjunto de normas de comportamiento que tratan de dar respuesta a la pregunta ¿qué debo hacer? Es decir, qué debo hacer ante una situación X en la que, ante una multiplicidad de decisiones posibles, he de escoger una que implicará una serie de consecuencias para mí, pero también para el resto de la humanidad (sea esta la más cercana a nosotros –pensemos en un amigo– o la más lejana – pensemos en ciudadanos de otro Estado–). La pregunta sobre lo que debo hacer queda estrechamente vinculada con el objetivo de la felicidad (filosofía moral). Pero esta pregunta sobre qué debo hacer se encuentra en el plano de la moral subjetiva, esto es, aquella relacionada con el sujeto que actúa. Sin embargo, este sujeto actuante no es un Robinson Crusoe aislado en una isla desierta. El ser humano, decíamos, se define por el lenguaje, y este es el que nos permite comunicarnos, esto es, hacernos en comunidad. Por tanto, la pregunta ¿qué debo hacer? se inserta en una dimensión objetiva de la moral que se formula con la pregunta ¿qué es lo bueno? Lo bueno, por tanto, se configura como una serie de parámetros, de mínimos, como una base sobre la que construir nuestro quehacer diario. En nuestra comunidad de sentido, esa base nos dará una respuesta sobre lo que es bueno, para quiénes se considera bueno y para qué ha de ser bueno. Lo bueno, por tanto, cambiará dependiendo de la comunidad de sentido en la que nos encontremos, pues, al final, se trata de una convención, de un pacto al que llegamos por medio de la práctica. Las dos preguntas, en definitiva, quedan enlazadas: ¿qué debo hacer para ser coherente con aquello que se considera bueno?, ¿qué debo hacer para conseguir el objetivo de lo que se considera bueno? Caracterización de la ética (III) En definitiva, la moral puede quedar definida (aunque esto debemos tomarlo como un axioma, las definiciones son construidas por el ser humano por medio de un pacto, por lo que en cualquier momento pueden cambiar: no han de ser tomadas como ahistóricas, inalterables, naturales o cerradas) como el conjunto de normas codificadas (código), costumbres, máximas, consejos o prohibiciones, ya sean tácitas o expresas, que una sociedad o una comunidad se dan con el objetivo de alcanzar en cada acción lo bueno. A, B, C… Moral: conjunto de normas codificadas (código), costumbres, máximas, consejos o prohibiciones, ya sean tácitas o expresas, que una sociedad o una comunidad se dan con el objetivo de alcanzar en cada acción lo bueno. Ya tenemos cierta idea de lo que es la moral. Entonces, ¿qué es la ética? Una respuesta rápida puede ser la siguiente: la ética se ocupa de reflexionar sobre la moral. Si la moral responde a las preguntas ¿qué debo hacer? y ¿qué es lo bueno? para, desde un conjunto normativo (códigos, normas de conducta, etc.), orientar nuestras acciones, la ética se ocupa de plantearse ¿por qué debo hacer? y ¿por qué es bueno? Por eso decíamos que la ética reflexiona sobre 7 la moral, pues no se ocupa de lo que se debe hacer, sino de dar razones para las normas morales, fundamentarlas. Por eso la ética, recordemos la tercera acepción del diccionario de la RAE, es un saber de expertos. En resumen: MORAL ÉTICA ¿Qué debo hacer? ¿Por qué debo hacer? ¿Qué es lo bueno? ¿Por qué es bueno? Código, conjunto de normas de acción Saber técnico Dirige la conducta del ser humano: acciones Reflexiona sobre la moral: razones Si, por tanto, entendemos la moral como un conjunto normativo que orienta nuestra conducta y la ética como el saber que argumenta y da razones de esa orientación, la pregunta que de forma inmediata nos hacemos es ¿existe un único código? Ya hemos señalado que la moral depende de cada comunidad de sentido, es decir, por ejemplo, no es igual la moral de la Antigüedad griega que la moral de la sociedad victoriana, como no es igual la moral de los pueblos nómadas de Mongolia que la moral de las sociedades sedentarias occidentales. Cada comunidad de sentido (y aquí el sentido puede ser histórico, religioso, cultural, geográfico, etc.) posee su propia moral. En definitiva, no existe una única moral, sino varias y diferentes morales (aunque ello no obsta a que estas distintas morales posean puntos de coincidencia). Caracterización de la ética (IV) Del mismo modo, tampoco podemos hablar de una única ética que justifica cada norma moral. También debemos referirnos a varias éticas, pues cada una fundamentará la moral desde distintas perspectivas (incluso en una misma comunidad de sentido). ¿Cuántas éticas existen? A continuación haremos un breve esbozo de las principales corrientes éticas, pues es imposible acercarse a la totalidad de las mismas. 10 Aunque, en principio, parece una amalgama de corrientes éticas (como hemos dicho, no son las únicas que existen), todas ellas pueden ser clasificadas en dos grandes grupos, a saber (imagen 2): Éticas teleológicas: La decisión moral sobre las acciones queda orientada según los fines que se persiguen. Esto es, qué medios son los más idóneos para alcanzar ciertos fines. Éticas deontológicas: Frente a los fines como elemento central en las éticas teleológicas, las éticas deontológicas se centran en el deber (deontos). Las normas morales dirigen nuestro comportamiento no a satisfacer ciertos fines (placer, felicidad, etc.), sino a realizar ciertos deberes. 1.2. El sujeto que actúa Hasta aquí hemos definido qué es la moral y qué es la ética alrededor de cuatro preguntas: ¿qué debo hacer?, ¿por qué debo hacer?, ¿qué es bueno?, ¿por qué es bueno? Estas preguntas ineludiblemente nos llevan a la cuestión del sujeto que se pregunta y actúa. Cotidianamente, en todos los ámbitos de nuestra vida, tomamos decisiones que nos llevan a actuar y que, en la mayoría de los casos, interfieren en otras personas, ya sea en la producción de la acción o en las consecuencias de esta. Incluso, estas personas a las que afectan nuestras acciones vienen agrupadas en instituciones. Pensemos, por ejemplo, en el funcionario público que ha de tomar una decisión que afecta a un sector de la ciudadanía. ¿En qué se basa su acción? En algunas ocasiones la respuesta es sencilla: simplemente se deja llevar por un comportamiento colectivo aceptado socialmente. Sin embargo, ello no obsta a que: 1) el comportamiento no sea correcto; 2) el sujeto se aparte de ese comportamiento y tome su propia decisión. Para entender cómo actúa un sujeto, debemos situar tres conceptos: conciencia, decisión y acción (imagen 3). 11 El sujeto que actúa (II) a) Conciencia A lo largo de la historia, ha sido común no reflexionar sobre la conciencia, pues se ha entendido que las normas morales venían determinadas por otro ente (la naturaleza, Dios). Sin embargo, con la modernidad, especialmente con la Ilustración, el ser humano se sitúa en el centro. Las normas morales ya no serán dadas por un ente trascendente, sino por el mismo ser humano (autonomía): la conciencia moral. Esta, primero, será determinada por una autoridad (que poseía auctoritas y potestas, esto es, saber reconocido socialmente y poder legítimo). Posteriormente, la conciencia moral se trasladará al interior de cada ser humano: coherencia personal, fundamentación de nuestras acciones y decisiones. b) Decisión A lo largo del día, cada día, ante un dilema (elegir el camino A o el camino B, o, incluso, imaginar la posibilidad de existencia de un camino C…) debemos tomar una decisión (o no tomarla, que, en última instancia, es decidir no decidir), esto es, optar para actuar de acuerdo con una serie de razones o fundamentos. ¿Qué hacer? ¿Por qué hacerlo? Esta decisión se caracteriza, por tanto, por ser un proyecto de futuro (decidimos actuar en el futuro, inmediato o no); por basarse en unas razones (fundamentación); por la necesidad de una serie de instrumentos (medios) para que la decisión se materialice en una acción; por la existencia de límites a la decisión y a la acción. Existen diferentes modelos de decisión: Utilitarista y consecuencialista: la decisión se toma en función de la utilidad (más felicidad para un mayor número de individuos). Deontológico: la decisión se toma en función de los deberes y las normas morales. La opción correcta sería aquella que se ajusta al principio (deber) más elevado. Fenomenológico: se basa en tres reglas, a saber: ley moral (actúa de tal modo que ello sea como una norma de actuación universal), derecho humano básico (igualdad de los seres humanos) y principio fundamental (actúa con los demás como quieras que ellos actúen contigo). 12 Casuístico: se basa en dos principios: doble efecto o acto involuntario (una acción en principio dañina se considera buena si realiza un efecto beneficioso) y mal menor (entre las diferentes opciones, todas dañinas, se escoge la que causa el menor mal). El sujeto que actúa (III) c) Acción La acción, procedente de la decisión, como conducta (fundada) para un fin se caracteriza por los siguientes rasgos: existe un fin que conseguir; se realiza por medio de un plan; se materializa en herramientas; dicho plan se irá evaluando y modificando conforme se desarrolla la acción en relación con el fin que conseguir. Recuerda Toda acción lleva implícita la responsabilidad. Mas toda acción conlleva un elemento fundamental: la responsabilidad, fenómeno interpersonal y social. Cuando valoramos la responsabilidad de alguien por sus acciones, solemos hacerlo desde dos modelos: • Persona endiosada: las personas se sienten legitimadas para enjuiciar a los demás, produciendo sentimientos de ira o compasión, pero se trata de un juicio moral privado. • Tribunal de justicia: a diferencia del anterior, no se trata de algo privado sino social. Es como si fuese un tribunal colegiado: se analizan las pruebas, las causas del comportamiento y la responsabilidad. ¿Qué actos enjuiciamos moralmente? Se entiende que los actos responsables: deliberados, razonados, voluntarios y libres. ¿Cuándo un comportamiento es moralmente responsable? Cuando cumple cuatro factores: a) Empático: emociones y afectos. b) Cognoscitivo: conocimiento de lo que se hace. c) Volitivo: querer realizar la acción. d) Ejecutivo: realizar la acción. 15 1.4. Éticas: personal o privada, social, pública y cívica o civil En lo primero que debemos detenernos es en la diferencia entre la moral personal y la moral social, la ética personal y la ética social. Las primeras (moral y ética personales) responden a las preguntas, como sabemos, ¿qué debo hacer?, ¿qué es lo bueno?, ¿por qué debo hacer?, ¿por qué es bueno? La respuesta la dará el individuo aislado en aras de conseguir su bienestar, su felicidad, etc. En cambio, la moral y la ética sociales se hacen esas mismas preguntas pero en aras de una sociedad feliz o justa. Así pues, los individuos se agrupan en estructuras e instituciones (la sociedad no es una mera suma de individuos, sino una red de estructuras e instituciones interconectadas). Estas estructuras e instituciones proporcionan (o las construimos para proporcionar) bienes a la sociedad. Para realizar estos bienes, acudimos a actividades cooperativas (prácticas): las profesiones (medicina, judicatura, educación, etc.). Cada profesión (práctica cooperativa) posee unos bienes internos que solo pueden ser conseguidos por medios de estas (la judicatura imparte justicia, la medicina cuida y cura, etc.). Si un profesional no persigue sus bienes internos, desvirtúa la institución y perjudica la sociedad (el juez que no imparte justicia, etc.). Junto a estos bienes internos, también encontramos bienes externos o secundarios, limitados y objeto de competencia (cuanto más tenga un individuo, menos tiene el resto), como el dinero, el prestigio, etc. Una sociedad en la que primen los bienes externos, probablemente será una sociedad competitiva en la que la corrupción aparezca. 16 Para analizar la moralidad de una organización debemos detenernos en los siguientes puntos: a) Determinar el bien interno. ¿Qué busca? b) Establecer los medios adecuados y necesarios para conseguir el bien interno, así como identificar los valores en juego. ¿Cómo lo busca? Determinar qué hábitos o costumbres deben adquirir la organización y sus miembros para desarrollar estos valores y conseguir el fin propuesto. ¿Qué comportamiento es el correcto? En definitiva, las preguntas que se hace la moral social son: ¿qué debe hacer la institución?, ¿qué es lo bueno para conseguir sus bienes? Estas preguntas dirigirán la acción de las instituciones por medio de un conjunto de códigos aplicables a la institución. Por su parte, la ética social se pregunta: ¿por qué debe hacer la institución?, ¿por qué es lo bueno? Ello hace reflexionar sobre la moral social por medio de un saber técnico y sistematizado. Éticas: personal o privada, social, pública y cívica o civil (II) Vemos, por tanto, que las preguntas y sus efectos son las mismas formalmente para la moral/ética individuales y sociales, pero cambian en su contenido. Incluso, las coincidencias también son en la forma de actuar. Tanto los individuos como las instituciones actúan siguiendo cuatro patrones: a) Libertad de actuación. b) Libertad de elección. c) Identidad. d) Responsabilidad. En este marco, la moral pública será aquella reguladora de las relaciones sociales en el plano político-institucional. En la Administración pública hallamos la ética pública, sostenida sobre tres ejes: Actividad social. La Administración persigue un determinado bien público. Aspecto organizativo. La Administración es una comunidad humana de especialistas que colaboran en una actividad común. 17 Cultura organizacional. En tanto comunidad, mantiene relaciones. Sentando este esquema, los valores de una ética pública serán: • Profesionalidad. • Eficiencia • Calidad. • Atención. • Servicio al ciudadano. • Objetividad. • Transparencia. • Imparcialidad. Para garantizar estos valores, como en otras unidades desarrollaremos, existen un conjunto de mecanismos sociales: un marco legal, un compromiso político, formación, etc. Finalmente, encontramos también una moral civil y una ética de mínimos. La primera hace referencia a una serie de valores o ideales compartidos por una sociedad: tolerancia, actitud dialogante, rechazo del monopolio de la verdad, responsabilidad… Con ética de mínimos hace alusión a un conjunto de intereses que han de tenerse en cuenta a la hora de darse normas de convivencia para una sociedad. Por decirlo con otras palabras, cuando se regula la convivencia, hay que respetar unos valores mínimos compartidos. 1.5. Aspectos generales de la ética de las profesiones A la hora de estudiar qué es la ética de las profesiones, es imprescindible partir de la obra de Augusto Hortal (2002), titulada Ética general de las profesiones, en la cual se realiza un profundo análisis del concepto de ética, vocación, profesión y valores, y se reflexiona sobre la importancia de que estas nociones se incorporen al currículum académico de las diferentes disciplinas universitarias, no solo en la medicina y en el derecho como venía siendo habitual. Así, Hortal al comienzo de su trabajo señala que «cada titulación universitaria tendrá que reflexionar sobre lo que significa la ética en la respectiva especialidad académica» (2002, p. 15). En concreto, Hortal distingue entre ética general que es aquella que reflexiona acerca de los aspectos vinculados con la vida moral y la ética aplicada, que se centra en acciones concretas, analizando los criterios específicos que un campo concreto de la actividad humana. La ética de las profesiones es, por tanto, ética aplicada, diferenciando así la ética personal de la ética relacionada con el ejercicio de una profesión. Para García Benítez (2006), 20 Aspectos generales de la ética de las profesionales (III) Por tanto, teniendo en consideración esta revisión, podemos entender como ética profesional aquel conjunto de reglas en las que se enmarca la responsabilidad ética y moral del ejercicio profesional. Pero, para ello, Hortal (2002) insiste en la necesidad de incorporar a los planes de estudios de las universidades la formación de la ética profesional, de manera que se desarrolle la reflexión de la práctica científica y técnica, y se conozcan sus principios, así como los conflictos éticos a los que como profesionales tendrán que enfrentarse. Sobre la formación de la ética, es interesante anotar las consideraciones de García López, Sales Ciges, Moliner García, y Ferrández Barrueco (2009), quienes señalan que los profesionales, para llegar a esta condición, deben desarrollar, en su formación universitaria, competencias de cuatro tipos: • Cognitivas: «saber» (son los conocimientos científicos, metodológicos, instrumentales, legales, etc.). • Técnicas: «saber hacer» (son las competencias procedimentales y todas aquellas habilidades técnicas a través de las cuales se aplican los conocimientos adquiridos). • Sociales: «saber estar» (son las habilidades sociales, capacidades de interacción, colaboración con personas e instituciones). • Éticas: «saber ser profesional» (valores, actitudes y estilos de comportamiento). En lo que respecta a los conflictos éticos, durante el ejercicio profesional las personas se pueden encontrar ante situaciones que supongan un problema ético; esto se da cuando entra en juego la conciencia. Es decir, la actuación buena o mala no es consecuencia de un problema técnico o intelectual, sino de conciencia, diferenciándose entre el saber hacer y el querer hacer. Para salir de este conflicto, Cobo (2001) ofrece algunas pautas: 1. Situarse ante el problema. 2. Identificar bien el caso (lo que implica considerar las personas implicadas, definir el problema, el contexto sociocultural, las alternativas de acción…). 3. Valorar las consecuencias de cada opción de acción. 4. Considerar en la toma de decisión los principios y valores éticos de la profesión. 5. Decidir actuar siendo consciente y con conciencia de las implicaciones que conlleva. Estar en disposición de asumir las responsabilidades profesionales que supone la actuación final. Aspectos generales de la ética de las profesionales (IV) Por otro lado, dado que existe un gran número de profesiones y que cada vez se incrementa más la tendencia a la especialización, hay que distinguir entre ética y deontología profesional. «La ética se ocupa de señalar la competencia de los profesionales como las destrezas, habilidades, 21 bienes y servicios, entre otros, mientras que la deontología formula los deberes, obligaciones y normas exigibles a un profesional» (García Benítez, 2006, p. 132) También Hortal (2002) analiza la diferencia entre ética y deontología, indicando que la ética profesional se vincula a los principios (de beneficencia, de no maleficencia, de justicia y autonomía) y está relacionada con la conciencia, y coloca al profesional en cuestionamientos sobre qué debo hacer o cuál es el mejor servicio, mientras que la deontología profesional se ocupa de las obligaciones y deberes conforme a los cuales se diseñan las normar exigibles a todas las personas que ejerzan esa profesión. En este sentido cabe añadir que sin una perspectiva ética, la deontología carecería de referencia a la hora de definir sus obligaciones y deberes profesionales. Así que cuando se habla de códigos deontológicos, se hace referencia precisamente a los códigos de conducta que regulan la práctica profesional, pero además los códigos reflejan que una profesión se ha consolidado; según Cobo (2001), cumplen distintas funciones: 1. Identificativa: a través de la conducta ética conocemos la identidad profesional, es decir, las personas identificamos a través de sus actuaciones cuáles son las competencias de cada profesión, y además según sea la conducta ética de esa profesión, así será el reconocimiento social que esta tenga. 2. Regulativa: los principios y valores éticos según los cuales se elabora el código ético son un apoyo para la toma de decisión en situaciones donde se dé un conflicto ético. 3. Declarativa e informativa: los códigos éticos, al recoger los principios y los valores, están informando a la sociedad sobre sus actuaciones y competencias profesionales, garantizando así el principio de autonomía. 4. Coercitiva: puesto que las acciones ilegales son sancionadas. Protectora: delimita el campo de actuación de la profesión estableciendo cuáles son sus competencias e intereses. 22 2. Resumen En esta primera unidad nos hemos introducido en el ámbito de la moral y la ética. Lo primero que hemos hecho ha sido diferenciar el conjunto de normas codificadas, costumbres, máximas, consejos o prohibiciones, tácitas o expresas, que una sociedad se da para alcanzar un objetivo (moral) de la reflexión sobre la moral (ética). Así, hemos señalado que la moral se pregunta ¿qué debo hacer? y ¿qué es lo bueno?, mientras que la ética responde a ¿por qué debo hacer? y ¿por qué es bueno? También hemos ubicado en dos grandes clasificaciones un conjunto de éticas: teleológicas (persiguen un fin) y deontológicas (persiguen un deber). Pero esta reflexión sobre la moral y la ética necesita un sujeto que la realice. Este sujeto, además, poseerá conciencia, tomará decisiones y actuará en consecuencia. Además, este sujeto se encuentra en relación con otros sujetos. Así, para que se mantenga la sociedad, ha de darse una serie de elementos (unidad de acción, cooperación, integración), así como mecanismos de funcionamiento que eviten la inseguridad o la incertidumbre (códigos normativos: moral, usos sociales, derecho). Estos protegen una serie de valores y principios compartidos. Finalmente, hemos hecho un breve acercamiento a las diferencias entre la ética personal o privada, social, pública y civil o cívica. Y nos hemos detenido en analizar con más profundidad las éticas de las profesiones, que nos permiten conocer cuáles son los principios y valores éticos que orientan la práctica profesional.
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