La relación entre derecho y poder político en el Estado Moderno - Prof. Pacho, Apuntes de Teoría del Derecho

¡Descarga La relación entre derecho y poder político en el Estado Moderno - Prof. Pacho y más Apuntes en PDF de Teoría del Derecho solo en Docsity! Tema 4: Derecho y fuerza. La creación de los estados modernos de Derecho 1. Introducción Es fundamental que fue la necesidad de protección la que creó los estados políticos. En el plano conceptual, derecho y poder político, desde ese momento aparecieron juntos, aparecieron unidos en la estructura de los estados. Es justamente la relación entre derecho y poder político la que asienta el derecho moderno, la que asienta los estados modernos. La vinculación entre derecho y poder político se alcanza mediante la democracia. Así, derecho, poder político y democracia son las bases de los estados modernos. Este proceso de transformación fue paulatino e implicó una serie de cambios en el Estado, en las leyes y en la consecución del poder político. Esta transformación de los Estados, tuvo diversas causas. 1. Secularización del poder y del Estado. El poder religioso ya no fundamentaba el Estado Moderno. 2. Unificación de los distintos poderes medievales en una estructura social y jurídica conjunta. (Estado) 3. El poder político del estado se traduce en el derecho positivo, en normas aprobadas por el parlamento. Esta forma de comprender los Estados modernos (El poder, la democracia y el derecho) toma su base del pensamiento ilustrado, de la Ilustración, que defendió un modelo jurídico o una razón jurídica que hizo posible los Estados Modernos. Desde ese momento, democracia, derecho y poder están inexorablemente unidos en lo que llamamos Estado moderno. En 2016, la comprensión del Estado Moderno y de sus tres rasgos fundamentales, está entrando en crisis, y su poder es devaluado o condicionado por la globalización, por la mundialización. 2. Derecho y poder político En el campo jurídico y en el mundo del derecho se emplea la fuerza en ocasiones. El derecho puede usar la fuerza, asentarse sobre ella y también puede regularla. El derecho expresa mandatos respaldados por la amenaza del uso de la fuerza de manera que se asegura el derecho de esta manera su cumplimiento. Pero debemos observar que esta fuerza que emplea el derecho es una fuerza legítima. Esta legitimización de la fuerza a través de derecho es básica porque se asienta sobre el poder democrático que hacen las leyes. Serán las constituciones los instrumentos jurídicos que en los estados modernos plasmarán la legitimidad del poder y el uso de la fuerza porque las constituciones son la base de los estados de derecho. 3. Derecho y Poder Político: Aproximación histórica Aunque no nos demos cuenta la conexión derecho y poder es un rasgo característico de los estados modernos de nuestra cultura política. Se entiende el derecho como un conjunto de normas aprobadas democráticamente y apoyadas en el uso del poder. Como tiene dicho Ihering, así el derecho regula el uso de la fuerza. En otras palabras, entiende el derecho como la organización social de la coacción. Esta perspectiva del derecho también es defendida por Kelsen, que apuesta por la regulación del uso de la fuerza. De todas maneras, podemos resumir la relación entre derecho y poder entendiendo como el derecho se apoya en el poder y como el derecho regula el uso del poder. A través de la historia se dieron distintas formas de relación entre derecho y poder, distintos modelos. Así, encontramos la supremacía del poder sobre el derecho. La identificación entre derecho y poder, la separación entre derecho y poder, la supremacía del derecho sobre el poder y finalmente la coordinación e integración entre poder y derecho. Como conclusión diremos que derecho y poder son dos caras de la misma moneda fundamentales en la construcción de los estados de derecho modernos. 4. Aproximación sistemática Examinada esta relación podemos entender la necesidad de un Estado democrático que defienda ese poder sometido al derecho. Ese estado para poder desarrollar plenamente sus funciones debe estar abierto a todas las relaciones sociales. Tiene que estar en definitiva, abierto a la democracia. La democracia crea un estado que se sustenta sobre el derecho y crea un poder que debería defender los derechos fundamentales y las libertades públicas. La realidad en 2016 nos enseña que las democracias modernas se asientan sobre estados donde se desarrolla un poder complejo. Seguimos diciendo que en las democracias actuales este poder sostiene con su fuerza el sistema jurídico. Un sistema jurídico en el que la Constitución es su mejor expresión porque la Constitución es donde reside la soberanía del pueblo, el poder del pueblo. Además de la constitución son los derechos de los ciudadanos los que dotan de sentido los Estados de derecho. La Constitución, es la norma básica que encarna como se debe comprender el poder y los derechos y libertades de los ciudadanos. La constitución funciona como una regla de reconocimiento de la eficacia del sistema democrática (la prueba del algodón) Sin esta eficacia, sin esa defensa de los derechos y libertades, no tiene ningún sentido el Estado Político. No podemos olvidar que el derecho regula la acción del poder, racionaliza la fuerza, administra la violencia, pero siempre desde la defensa de la democracia. Y son los distintos operadores jurídicos los distintos agentes que deben regular la acción del poder, fiscalizar el poder, controlar el poder. Esta es la tarea de los jueces, de los abogados, de los fiscales, del parlamento que controla el poder ejecutivo y del poder judicial que controla ambos poderes. 5. El Estado de Derecho y sus Tipos Debemos señalar en primer lugar que la evolución de los conceptos hace que el término Estado haya ido evolucionando y significando cosas diferentes. Gomes Canotilho defiende la expresión palabras viajeiras para referirse a esos términos que van adquiriendo distintos significados. Así, cuando hablábamos en 1789 de Estado, estábamos hablando de algo diferente a lo que hablamos en 2016. La idea de Estado está relacionada con la legitimidad del poder, con la comprensión de que sólo desde la participación política, desde la democracia, se puede legitimar el Estado; y esta legitimidad sólo se consigue con los Estados de Derecho, los cuales tienen la legitimidad de la fuerza y que se asientan sobre dos características: ▲ El principio de legalidad, el gobierno de las leyes: Con la expresión de gobierno de las leyes o principio de legalidad nos referimos a que todos los poderes tienen que someterse a la ley, porque como señaló Locke la ley es el instrumento de organización y de protección de los individuos. En su obra II Tratado sobre el Gobierno Civil señala justamente esto, vinculando la ley con la idea de libertad. Asentándose sobre el pensamiento de Locke, Montesquieu defiende que la ley protege la libertad y esta libertad no es otra cosa que hacer todo lo que permite la ley (El espíritu de las leyes). El gobierno de las leyes implica por lo tanto el sometimiento de los gobernantes al derecho para evitar así los abusos de poder. El gobierno de las leyes tiene una triple función: • Función igualadora, donde todos los seres humanos son iguales • Función de seguridad, que garantiza para los ciudadanos saber a qué atenernos • Función de libertad, que se asienta sobre la posibilidad de ser libres que nos asegura el cumplimiento de las normas jurídicas En definitiva, pone de manifiesto el principio de legalidad que derecho y poder son dos caras de la misma moneda que se deben desenvolver dentro del Estado de Derecho. ▲ La separación y la división de poderes. Esta idea fue defendida por Locke en el II Tratado sobre el Gobierno Civil. Así defendía la existencia de un poder legislativo, de un poder ejecutivo y de un poder judicial. Montesquieu en el Espíritu de las Leyes desarrolló más esta idea, defendiendo que sólo puede haber libertad cuando no existe abuso de poder, y como todos quieren abusar del poder, lo mejor es la separación, la división de los poderes. Así conseguimos limitarlos, controlarlos. Así surgen las tres funciones de todo estado moderno: la función legislativa, la ejecutiva y la judicial. Para pensadores como Hobbes o Rousseau la división de poderes debía ser rechazada. En el Leviathan, Hobbes defendía que el poder en el estado tenía que ser indivisible, y Rousseau en el Contrato Social plantea exactamente lo mismo, porque para él la soberanía no se puede dividir. Tanto el pensamiento de Hobbes como el de Rousseau considera que el poder es indivisible porque defienden que la soberanía del pueblo no es divisible y el contrato social que hacen los ciudadanos es lo que le da sentido a los tres poderes unidos. El contrato social es la constitución, y la constitución