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La Importancia de las Relaciones Interpersonales: Una Perspectiva de Juan Rof Carballo - P, Apuntes de Publicidad y Promoción

Juan rof carballo discute la importancia de las relaciones interpersonales en nuestra vida y cómo ellas amplían y reducen nuestra libertad. El texto también aborda la falta de habilidades específicas para las relaciones, la búsqueda de la 'cuadratura del círculo' y la transformación de las relaciones en el contexto de la salud. Se incluyen referencias a obras de dominique lapierre y pedro laín entralgo.

Tipo: Apuntes

2014/2015

Subido el 11/03/2015

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¡Descarga La Importancia de las Relaciones Interpersonales: Una Perspectiva de Juan Rof Carballo - P y más Apuntes en PDF de Publicidad y Promoción solo en Docsity! Tema 5 LA REALIDAD SOCIAL DEL HOMBRE 5. 1. La natural sociabilidad humana El hombre es un animal político por naturaleza (Aristóteles s.V a.C) Con esta frase quería dar a entender que el hombre es ese animal racional (tiene Logos) pero que también hace uso de palabras (logoi) que le permiten comunicarse con los otros. Pero la idea fundamental es que el hombre no puede vivir al margen de la ciudad ni separado de los otros. A diferencia de los objetos o el resto de seres vivos, la existencia del hombre es Co-existencia (existe con otros) y su vivir es un con-vivir (hace su vida con otros, convive). Por ello es un animal comunicativo. Nacemos de un encuentro entre dos personas y estamos llamados al encuentro con otras personas. La propia actividad de la inteligencia humana nos abre a “lo otro” y a “los otros” e, incluso, al Otro con mayúsculas (Dios, la Trascendencia…) Por ello no soy un ser clausurado sino abierto a los otros que me aportan parte de lo que soy igual que yo aporto a los otros “vida” “ser”. Nacemos de un acto de donación y, nosotros mismos, somos donación para otros. Frente al pienso, luego existo, es preferible el soy amado, luego existo. Cuando estudiamos el tema de la identidad tuvimos ocasión de experimentar cómo mi identidad se construye en un juego dinámico de relaciones. Es muy difícil hablar de la personalidad si no entendemos esta como una “red de relaciones”. Juan Rof Carballo se ha referido a ello con el término “urdimbre constitutiva”. En mi identidad personal puedo encontrar las influencias de personas significativas que han pasado a formar parte de mi ser. En palabras en Rof Carballo: “Tejida por las primeras relaciones interpersonales del hombre y subsistente durante toda la vida, hasta la muerte, la urdimbre se expresa no sólo en los hábitos del individuo, en sus estilos de reaccionar, en la constitución biofísica individual, en su forma de enfermar etc., etc.…sino también, y de manera superlativa, en la trama o tejido de sus relaciones con otras personas”1 Otro aspecto implicado en este carácter social del hombre es la experiencia de que el ser humano más que otros seres vivos, está necesitado de los otros en su proceso de maduración, necesitando más tiempo y más apoyo que otros para poder sobrevivir. 5.1.2. Sociabilidad e individualismo Según nos muestras las estadísticas es cierta esa búsqueda constante de relaciones que el hombre necesita para ser feliz y para vivir. Hoy en día este hecho reviste algunas características propias de nuestro mundo moderno. Las relaciones humanas están marcadas por la velocidad del mundo actual y la crisis de ciertos valores como el compromiso y el respeto por el otro. Veamos algunos de esos datos: PAGE 20 1 Juan Rof Carballo, Violencia y ternura, Austral, Madrid, 1991, p. 106 • Los españoles (jóvenes y mayores) ponen en las relaciones personales sus mayores expectativas de felicidad • Las relaciones interpersonales son, por otra parte, cada vez más frágiles y vulnerables (falla la fidelidad, el compromiso con la palabra dada) • Faltan habilidades específicas para la relación: escucha, empatía, perdón... • Se busca la “cuadratura del círculo”: fuerte interdependencia y plena libertad Las relaciones humanas amplían nuestra libertad, pero también, debido al compromiso que se deriva de ellas, reducen nuestra libertad. Este es uno de los aspectos que hace entrar en crisis a nuestros contemporáneos: se busca no estar sólo, tenemos amplias agendas con “contactos” pero evitamos no perder esa libertad que entra en juego en cada encuentro con el otro. El siguiente texto los muestra de forma clara: Nuestros contemporáneos, desesperados al sentirse fácilmente descartables y abandonados a sus propios recursos, están siempre ávidos de la seguridad de la unión y de una mano servicial con la que puedan contar en los malos momentos, es decir desesperados por “relacionarse”, pero desconfían, al mismo tiempo del “estar relacionados” y en particular “relacionados para siempre”, por no hablar de “eternamente”, porque temen que ese estado pueda convertirse en una carga y ocasionar tensiones que no se sienten capaces ni deseosos de soportar y que pueden limitar severamente la libertad que necesitan –sí, usted lo ha adivinado- para relacionarse...”2 Del individualismo podemos hacer una lectura positiva o negativa dependiendo del contexto. Si nos referimos al individualismo como lo contrario de las actitudes humanas o políticas que quieren suprimir la individualidad, tenemos que el individualismo es la actitud que busca el respeto a cada persona, el reconocimiento de su libertad, la valoración de su carácter único y original. Todo ello está en relación con la definición de persona que hemos aportado en clase. El siguiente texto de Rosa Montero refleja esta versión positiva del individualismo: “El individualismo es el motor de la Revolución Francesa, y del sufragio universal, y del concepto mismo de derechos humanos. Y del respeto a las minorías y a la diferencia. Por el contrario, las mayores tropelías sociales de la Historia han sido cometidas por regímenes que negaban la individualidad. Por tiranos que contemplaban a sus súbditos como meros esclavos, o por regímenes totalitarios que consideraban al individuo como algo sospechoso” Sin embargo también sabemos que se habla del individualismo como una característica de personas o sociedades (por ejemplo, es frecuente escuchar que las sociedades occidentales son marcadamente individualistas) En este caso, con el término individualismo se quiere caracterizar esa actitud humana contraria a la sociabilidad y a la solidaridad PAGE 20 2 Zytmung Bauman, El amor líquido, alguien) y donación o entrega. Esta es la forma del amor adulto que rompe el círculo del propio yo para abrirse de forma desinteresada a los otros. 3. Amor filía: en esta modalidad del amor se incluye tanto el amor entre personas con parentesco (padres-hijos lazos familiares en general) como el amor de amistad, magistralmente analizado por Aristóteles en su Ética a Nicómaco. En este caso el amor se da a personas con las que tenemos cierta relación y a las que podemos amar con facilidad, sin violentarnos. Jesús de Nazaret, quien vivió en plenitud el amor de donación, llegó a decir a sus discípulos: Amad también a vuestros enemigos, porque si amáis sólo a los que os aman ¿qué mérito tenéis? En este ejemplo vemos con claridad el salto desde el amor filía al amor ágape o de donación. En cierto modo el amor filía es particular, mientras que el amor ágape o de donación es un sentimiento de amor universal. El amor del sanitario hacia el paciente es, al mismo tiempo, eros, ágape y filía: 1. La vocación terapéutica es eros (amor a la propia perfección y a la perfección de las cosas y personas) 2. Es ágape porque se traduce en donación (amor al enfermo) 3. Filía o amistad técnicamente realizada. 5.2. La relación médico-paciente en la actualidad En primer término empezaremos con una aclaración terminológica. Las transformaciones acaecidas en las relaciones interpersonales han hecho que la expresión “relación médico-paciente” haya sido puesta en tela de juicio postulándose otras denominaciones para este específico modo de la relación humana. Como nos indica el historiador de la medicina Diego Gracia, en el último tercio del siglo veinte, la forma de relacionarse los médicos y los enfermos cambió más que en los veinticinco siglos anteriores5. Este hecho se muestra en las diferentes expresiones para denominar la relación entre el profesional de la medicina y la persona que, enferma o no, recurre a él6: Relación médico - enfermo: Esta expresión se considera inadecuada porque no toda persona que acude al médico está enferma sino que puede asistir para descartarlo o para prevenir la enfermedad. Relación sanitario - enfermo: Al constatar que, en la actualidad, el médico no es el único profesional con el que se relaciona el enfermo en el ámbito de la salud dado que en el hospital o consultorio conviven diversos profesionales PAGE 20 5 GRACIA D. (2004), Como arqueros al blanco. Estudios de bioética. Madrid, Triacastela. 6 Para el análisis acerca de la falta de vigencia de la expresión “relación médico-paciente” Cfr. GRACIA, D. LÁZARO, J. (2006), “La relación médico- enfermo a través de la historia”, Revista Anales Sistema Sanitario de Navarra, Vol. 29, Suplemento 3, pp. 14-15 (enfermero/as, fisioterapeuta, psicólogos/as, etc.) se propone un término más abarcante como el de “sanitario”. Relación sanitario - paciente: La supuesta pasividad del enfermo también queda en entredicho porque el enfermo es “parte activa” en el proceso terapéutico. Al menos así viene siendo en los últimos tiempos. El enfermo reclama y tiene más derechos a la hora de conocer su diagnóstico e incluso a la hora de decidir a qué tratamiento o prueba quiere que le sometan (piénsese, por ejemplo, en el valor actual del consentimiento informado). No obstante, el término paciente sigue teniendo su vigencia en la medida en que, quien recurre al profesional, es el patiens, el que padece o sufre la enfermedad o dolencia o, al menos, cree padecer algo7. Relación sanitario - cliente o usuario: Por último el término “cliente” está siendo frecuente en Estados Unidos aunque no agrada en la tradición médica europea. Por su parte, el de “usuario” (“relación usuario-sanitario”, RUS), tiene también connotaciones que reducen al enfermo a consumidor de servicios sanitarios8. Ahora bien, la Ley básica 41/2002 sí distingue netamente entre los términos paciente y usuario. El paciente es la persona que requiere asistencia sanitaria y está sometida a cuidados profesionales para el mantenimiento o recuperación de su salud, mientras que el usuario es la persona que utiliza los servicios sanitarios de educación y promoción de la salud, de prevención de enfermedades y de información sanitaria. Diego Gracia y José Lázaro opinan que, en realidad, tampoco se puede hablar de una relación bipolar porque hay terceras partes (familia, amigos, personal de administración, etc.,) de modo que sería más adecuado hablar de una relación clínica o sanitaria. 5.2.1 Aspectos éticos de la relación sanitario-paciente9 La relación sanitario-paciente es una relación interhumana muy similar a la que tiene lugar en la relación de ayuda, de amistad o en la relación educativa. Así trata de demostrarlo Pedro Laín en varias de sus obras. Para ello parte de cinco rasgos éticos propios de la relación amistosa. Una persona muestra a otra ser su amiga, es decir, no mero conocido o contacto, cuando pone en práctica una conducta que viene acompañada de las siguientes actitudes: PAGE 20 7 Un ejemplo significativo de la mayor participación del paciente, es el programa “Paciente experto o activo” desarrollado por la Universidad de Stanford en los años 80 del pasado siglo, una referencia a nivel internacional en el ámbito de la formación a pacientes afectados por enfermedades crónicas. Entre otros aspecto, el programa quiere favorecer pacientes proactivos que toman las riendas de su enfermedad. Es una propuesta interesante porque favorece el paso del estudio de “enfermedades” al estudio de “enfermedades en personas” o “personas que enferman” 8 Cfr. GRACIA, D. LÁZARO, J. (2006), “La relación médico-enfermo a través de la historia”, p. 15 9 Pedro Laín Entralgo, Antropología médica para clínicos, p. 365 1. BENEVOLENCIA: querer el bien del amigo “por ser el quien es”, es decir, no por ser simplemente en tanto que prójimo. Este es el rasgo específico de la relación de amor en cualquiera de sus modalidades. ¿hay en la benevolencia cierto egoísmo? Sí porque si uno es buena persona, querer el bien del otro siempre es grato. 2. BENEFICENCIA: pero también se incluye como hemos mencionado en la definición hacer el bien al otro. La beneficencia sólo es auténtica cuando hay un cierto sacrificio, aunque sea mínimo, por parte del benefactor. Querer a alguien implica siempre “aceptarle tal como es” pero también ayudarle con delicadeza a que sea lo que debe ser. En el caso de la amistad pueden darse dos situaciones: 2.1. Que mi amigo y yo coincidamos en lo que consideramos su bien 2.2. Que haya discrepancias 3. BENEDICENCIA: hablar bien del amigo. Hablar bien de una persona desconocida y que lo merece exige el cumplimiento de tres deberes: veracidad sinceridad y respeto. En el caso del amigo se añade un cuarto deber de amor. 4. BENEFIDENCIA10 (CONFIDENCIA): consiste en “hablar de mí para ti” y no es un mero desahogarse. Esta característica de la amistad implica saber escuchar. Algo propio de la relación de amistad es el compartir la propia vida. No obstante, la comunicación de nuestra intimidad tiene sus límites. Es la persona la que decide compartir o no su intimidad, con quién y en qué medida. Por otra parte, quien escucha (amigo, familiar, profesional de la salud….) hace suya la experiencia compartida por el otro y se hace responsable de respetar lo compartido por esa persona. En el ámbito de la salud es fundamental este acto que permite a la persona “verbalizar” su estado interno poniendo las bases para su curación. La falta de tiempo y la superficialidad de las relaciones suele ir en contra de este rasgo de la amistad. 5. COOPERACIÓN: procurar el logro de un bien objetivo ya sea para todos o para muchos. Veamos cómo se ponen en práctica todas estas actividades en la relación sanitario-paciente: 1. El médico quiere el bien del enfermo, en este caso, su salud. 2. Habla bien de él porque, en principio, el secreto profesional asiste al médico y al paciente. 3. Procura su bien, porque la actividad médica tiene como fin la salud del enfermo. 4. Coopera en el logro de un bien general. 5. Si bien las confidencias personales no son propias de la relación médica (incluso son inapropiadas) sí es posible que el paciente le relate al médico, en tanto que persona, ciertas confidencias. PAGE 20 10 Este término, benefidencia, es un neologismo acuñado por Pedro Laín. Podemos traducirlo por confidencia. Respecto al enfermo, su conducta como tal será ética cuando sepa colaborar responsablemente con el médico en el objetivo de su curación. En este sentido hablamos de buenos o malos enfermos. Veamos ahora los deberes respectivos de médicos y enfermos. En primer lugar nos detenemos en los deberes del médico: El primer deber es la búsqueda del bien del paciente, regla de oro del arte de curar. Ahora bien, procurar el bien del enfermo es algo fácil de formular pero difícil de ejecutar. Observemos los siguientes conflictos en los que se ve con claridad el carácter ético de esta actividad médica: 1. Conflicto entre la persona y la sociedad a. ¿Modo de curación?: La sociedad exige el pronto restablecimiento del enfermo a sus obligaciones sociales. El médico, ¿atenderá a su reclamación aplicando un alivio pasajero o hará caso omiso a esa demanda? b. ¿Tratamiento o muerte?: El estado nazi decretó la muerte de enfermos mentales por el bien del pueblo; ante un peligroso asesino un médico tiene la duda sobre si salvar su vida o no por el bien de los demás, etc. c. Secreto médico: La sociedad o el Estado exigen saber lo que el enfermo padece. El enfermo reclama el secreto médico ¿qué hacer? 2. Conflicto entre consideración objetiva y consideración personal del enfermo: ¿a qué daremos mayor importancia a la objetividad somática de la dolencia o a la subjetividad psíquica del paciente? La omisión de psicoterapia por negligencia o prisa puede ser tan grave en algunos casos como la omisión de explorar hemorragias ocultas en las heces. El médico debe guardar un equilibrio entre el estudio de la objetividad y la subjetividad. 3. Conflicto entre la declaración y la ocultación de la enfermedad: Comunicar el estado de enfermedad al paciente forma parte del acto médico pero, en ocasiones decir la verdad puede ir en contra del bien del paciente. Se ha de decir la verdad pero atendiendo a la circunstancia personal. ¿Cómo atender bien a esta exigencia? PAGE 20 4. Conflicto entre el deber de asiduidad y el deber de distanciamiento: tan necesario es que el médico no prescinda de la cercanía y observación frecuente al paciente como, una vez que comienza la recuperación, respetar la autonomía del paciente. Es necesario cierto distanciamiento al igual que no se debe favorecer una insana transferencia. ¿Cómo conseguir el término medio? 5. Conflicto entre el poder y el deber: la medicina puede hoy más que lo que debe. Mediante técnicas psicoanalíticas se puede entrar en la intimidad del paciente; se puede prologar indebidamente el estado irreversible (encarnizamiento terapéutico) etc. etc. 6. Conflicto entre la moral del médico y la del enfermo: una mujer pide el aborto a un médico; un enfermo pide la eutanasia ¿Qué hace el médico que no acepta en conciencia esas acciones? 7. Conflicto entre la apetencia del lucro máximo y la obligación del lucro justo: un médico demostrará que, en última instancia, actúa movido por vocación y amor cuando: a. No pleitea con el paciente en defensa de la remuneración a que tiene derecho. b. No rehúsa la ayuda técnica a un enfermo que no puede pagar lo que habitualmente el médico cobra. c. Su conducta no es diferente ante el enfermo que paga y ante el que no paga. 8. La regla de oro y sus tres principios: la búsqueda del bien del enfermo será moralmente satisfactoria cuando se ajuste a estos tres principios: 1. Principio de máxima capacidad técnica: alcanzar esta dentro de las dotes personales del médico y de las posibilidades que ofrezca su medio. 2. Principio de la obra bien hecha: hacer del mejor modo posible lo que técnicamente se debe hacer. 3. Principio de la autenticidad del bien: atención cuidadosa tanto al bien natural como al bien personal del paciente. Por último los deberes del enfermo: PAGE 20 1. LEALTAD para declarar al médico todo lo relativo a la enfermedad aunque no haya sido interrogado por ello. 2. CONFIANZA expresada primeramente en la elección del médico (cuando esto es posible) y puesta en práctica después en la colaboración con el médico. “El enfermo que no sabe ser paciente, decía Marañón, disminuye sus posibilidades de curarse…Obedecer al médico es empezar a curarse” 3. DISTANCIA afectuosa para evitar en los tratamientos prolongados la conversión de la transferencia útil en transferencia viciosa. 5.2.4 Elementos de la relación sanitario paciente13 El trato sanitario-paciente será un trato personal (persona, no cosa) cuyos elementos constitutivos son: a. La mirada (opsitécnica): ¿Cómo mira el enfermo al sanitario? Lo mira, en el mejor de los casos, petitivamente, es decir, pidiendo y esperando recibir la ayuda que necesita. Pero puede suceder también, en el peor de los casos, que el vínculo que quiere establecer el paciente no sea de amistad médica, y que por tanto no considere al sanitario como persona, sino como mero instrumento para satisfacer sus deseos o necesidades: entonces la mirada será exigitiva o desafiante, propia de quien reclama un derecho. El sanitario, por su parte, cruza su mirada con la del paciente. La mirada del sanitario debe integrar tres aspectos necesarios: en primer lugar debe ser una mirada envolvente y acogedora, una especie de mirada-regazo que acoja la mirada petitiva del enfermo como se acoge al menesteroso en la propia casa. Las miradas indiferentes, de fastidio, de aburrimiento o, en el peor de los casos, de rechazo, no son miradas que respeten la apelación personal del paciente. Sin embargo, su mirada ha de ser algo más que una mirada personal, debe ser una mirada inquisitiva, que busca síntomas y causas de los síntomas, de modo que, en tercer lugar, también será una mirada objetivante, pero no de la persona, sino de la enfermedad que padece. Sólo así, conjugando estos tres aspectos de la mirada, es posible curar adecuadamente atendiendo el aspecto técnico y personal de la enfermedad. b. La palabra (logotécnica): El elemento comunicativo por excelencia es la palabra, también en la relación sanitario-paciente. El diálogo verbal que se establece entre el sanitario y el paciente es diagnóstico en un primer momento, y terapéutico en un segundo momento. En ambos momentos, diagnosticando y prescribiendo, se ha de atender al carácter personal del diálogo. En opinión de Laín, un buen diagnóstico requiere que se reconozca al PAGE 20 13 Para la elaboración de este apartado hemos utilizado el artículo de Jaime Villaroig, “La relación sanitario-paciente en Laín Entralgo” publicado en Antonio Piñas y José Peña (Editores), La Antropología Médica de Pedro Laín Entralgo, CEU Ediciones, Madrid, 2013 4. Actitudes: predisposición a obrar o disposición de ánimo. Alguien puede tener muy buenas aptitudes para una tarea pero muy mala actitud a la hora de realizarla o viceversa, querer hacer algo pero no tener capacidad para ello. Por tanto, desde una perspectiva integral, cuando se habla de un médico “competente” presuponemos en él tanto competencias duras (saber; saber hacer) como competencias blandas (saber ser-estar) cuya obtención es posible mediante las llamadas ciencias duras y ciencias blandas, respectivamente. Las “humanidades médicas” tienen un papel central en la formación del futuro clínico que necesita saber decidir desde unos valores ante los hechos “clínicos”. 5.3 LA INTELIGENCIA EMOCIONAL: la inteligencia aplicada a las relaciones humanas. Nuestro cerebro consta de dos hemisferios que son complementarios pero que tienen funciones diferentes. Cada uno percibe la realidad de manera distinta. El hemisferio izquierdo (dominante) se caracteriza, especialmente, por la inteligencia racional, procesa la información analítica y secuencial, paso a paso, de forma lógica y lineal. Por su parte, el hemisferio derecho, está más PAGE 20 especializado en la percepción global, holística o visión más amplia e integradora de las cosas, se vale de la intuición, la creatividad y la imaginación, además de tener en cuenta las sensaciones y sentimientos. Fue Roger Sperry quien en 1981 recibió el premio Nobel de medicina por sus investigaciones acerca de las funciones de cada uno de los hemisferios cerebrales15 en las tareas cognoscitivas. Daniel Goleman, el gran difusor de la teoría de la inteligencia emocional, se refiere a este “cerebro dividido” con estas palabras: “En un sentido muy real, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental. Una de ellas es la mente racional, la modalidad de compresión de la que solemos ser consientes, más despierta, más pensativa, más capaz de ponderar y reflexionar. El otro tipo de conocimiento, más impulsivo y más poderoso -aunque a veces ilógico-, es la mente emocional. La dicotomía entre lo emocional y lo racional se asemeja a la distinción popular existente entre el “corazón” y la “cabeza”.16(Inteligencia emocional). La preponderancia del hemisferio izquierdo da lugar a una cultura excesivamente científico-técnica por lo que es preciso, por lo mismo, un mayor desarrollo y prevalencia del hemisferio derecho, sin reducir por ello la actividad racional propia del hemisferio izquierdo, para garantizar el despliegue de nuestro enorme potencial mental y progresar en el dominio y expresión adecuada de nuestras emociones. A partir de la década de los 90 y gracias a Daniel Goleman se pone en boga una nueva expresión para referirse a “otro tipo” de inteligencia: la inteligencia emocional. Esta se supone distinta de la que se mide mediante los tradicionales test de inteligencia (CI). ¿Cómo definir la IE?: La IE es la capacidad de la persona para comprender y captar los sentimientos de forma apropiada y, así, regular y modificar el estado de ánimo propio y de los demás. PAGE 20 15 Salvo en los sujetos callosotomizados, estos hemisferios están conectados por el cuerpo calloso. 16 Daniel Goleman, La inteligencia emocional, Kairós, Madrid, 1997. Las habilidades propias de la inteligencia emocional son17: 1. Conciencia de sí mismo: capacidad de saber lo que sentimos en cada momento y utilizar las propias preferencias para guiar la toma de decisiones basada en una evaluación realista de nuestras capacidades y con la sensación de confianza en nosotros mismos. 2. Autorregulación (Control emocional): Manejo de emociones para que no interfieran en las tareas cotidianas; ser conscientes y demorar la gratificación en nuestra búsqueda de objetivos; capacidad de recuperación pronta del estrés emocional. 3. Motivación: Utilizar nuestras preferencias más profundas para encaminarnos hacia nuestros objetivos, ayudarnos a tomar iniciativas, ser más eficaces y perseverar a pesar de los contratiempos y las frustraciones que se presenten. 4. Empatía: Darse cuenta de lo que están sintiendo las personas, ser capaces de ponerse en su lugar y cultivar la relación y el ajuste con una amplia diversidad de personas. 5. Habilidades sociales: Manejar bien las emociones en las relaciones, interpretando adecuadamente las situaciones y las redes sociales; interactuar fluidamente; utilizar estas habilidades para persuadir, dirigir, negociar y resolver disputas; cooperar y trabajar en equipo. Goleman clasifica estas cinco habilidades prácticas en dos áreas (completad con las competencias específicas de cada habilidad): PAGE 20 17 Daniel Goleman, La práctica de la inteligencia emocional, Círculo de Lectores, Barcelona, 1998, p. 427
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