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Expansión del Cristianismo en el Imperio Romano: Orígenes, Controversias y Padres - Prof. , Apuntes de Historia de la Edad Media

Una detallada descripción de cómo el cristianismo se extendió por el imperio romano, desde su primera aparición hasta la consolidación de su poder. Se abordan temas como la escritura de los evangelios, la difusión del cristianismo entre gentiles y judíos, las controversias doctrinales y la figura de los padres de la iglesia. Además, se mencionan las contribuciones de filósofos cristianos como orígenes y san agustín.

Tipo: Apuntes

2014/2015

Subido el 22/12/2015

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antinoo_88 🇪🇸

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¡Descarga Expansión del Cristianismo en el Imperio Romano: Orígenes, Controversias y Padres - Prof. y más Apuntes en PDF de Historia de la Edad Media solo en Docsity! 1 TEMA I: DESARROLLO DEL CRISTIANISMO 1. La Religión en el Mundo Romano Nos situamos en el Bajo Imperio Romano (siglos III-V), una época de gran auge de la religión a causa del declive económico y político por el que estaba pasando el Imperio. Aparece un gran cosmopolitismo influenciado por Oriente debido a que la religión tradicional olímpica está pasando por una grave crisis. Surgen aquellas creencias que aseguran una segunda vida en el Más Allá como medio de esperanza para la Humanidad. La clase patricia se decanta por las religiones más filosóficas, destacando el Estoicismo (que decía que cada uno podía ser feliz si se conformaba con su destino y no se dejaba afectar por sus pasiones y deseos) y el Epicureísmo (para alcanzar la felicidad había que evitar el dolor y buscar el placer espiritual, no físico, e intelectual). Destacan como máximos defensores de estas ideologías Séneca y Lucrecio, respectivamente. Pero el resto de la población no se conformaba sólo con esto. La gente quería pensar que tenían un dios propio que les protegía, por lo que aparecieron los cultos de las deidades orientales para satisfacer estos deseos, los cuales fueron permitidos por el Imperio, destacando Cibeles, Baal o Mitra, que fue muy popular entre el ejército. Cada culto tenía sus propias reglas y sus ceremonias de iniciación de tipo mistérico, por eso fueron llamados cultos mistéricos. Fue en esta época cuando aparece el Cristianismo en el Imperio, que al principio fue considerado como otra de las tantas religiones mistéricas que se expandieron por todos los rincones del Imperio Romano. 2. El Cristianismo 2.1. El Cristianismo Primitivo Esta religión tiene como figura central a Cristo, cuya vida se relata en cuatro textos distintos que también se diferencian entre ellos mismos, ya que hay muchos aspectos en los que no coinciden. A Cristo se le consideraba el Mesías de la Humanidad y se creía que su reino no era terrenal, sino que estaba en el cielo, y para entrar en él había que renacer en espíritu y abandonar el cuerpo material. Cristo pedía no respetar la Ley Mosaica, lo que le hizo ser condenado por los fariseos en el Sanedrín y finalmente condenado y crucificado, ya que sus ideas afectaban a la casta sacerdotal y a sus intereses económicos. Los evangelios originales de San Mateo, San Marcos y San Lucas se cree que fueron escritos por judíos y el de San Juan por un griego, aunque todos ellos están escritos en lengua griega, no en arameo, la lengua materna de Cristo. Se escribieron fuera de Israel y en una época muy posterior a su muerte. 2 Los primeros cristianos fueron judíos convertidos, apareciendo la primera comunidad en Antioquía (Siria), una ciudad helenística. Esta religión se expandiría gracias a San Pablo, que la difundió entre la población no judía, los llamados Gentiles. Al principio seguía manteniendo muchas características del Judaísmo, siendo el primero que intentó eliminarlas por completo San Esteban, y también griegas porque las primeras comunidades cristianas aparecieron en ciudades helenísticas. Los judíos no aceptaban a los gentiles, pero como no podían evitar que se convirtieran al Cristianismo, los obligaron a bautizarse, a aceptar el Antiguo Testamento y a olvidar su cultura griega, objetivos de los que se encargó San Pablo a través de sus cartas y por cuya labor se le acabó considerando un apóstol en sustitución de Judas Iscariote. El éxito de la expansión del Cristianismo se debió a que propagaba un mensaje de redención universal para todo el mundo (sin importar su clase social), a que defendía a los esclavos romanos, a la filosofía que enseñaba la Biblia, a que era una religión monoteísta, a la fuerte y compacta organización de los grupos cristianos primitivos y a las facilidades para comunicarse porque se hizo dentro del Imperio Romano. En un primer momento, el Estado consideró a esta religión como una herejía de los judíos, pueblo que poseía una fuerte influencia en el Imperio y a los que se les permitía no hacer ofrendas al Emperador ni a la diosa Roma, por lo que gracias a esto se salvó y pudo expandirse sin problemas, pero cuando los romanos se dieron cuenta del peligro del Cristianismo por no hacer estas ofrendas, por ser pacifistas (lo que les dio mucha popularidad) y por negarse a ingresar en el ejército, fueron considerados traidores. Comenzaron a ser perseguidos en el reinado de Nerón a causa del incendio que sufrió Roma en el año 64, ya que se les consideró a ellos como los culpables, siendo castigados y arrojados a los leones del circo. Esta crueldad hizo que esta religión comenzara a tener adeptos entre la clase senatorial. Se les intentó expulsar por primera vez del Imperio en el año 250, durante el reinado de Decio, porque ya eran demasiado numerosos, pero acabó en fracaso. La última persecución fue la de Diocleciano a principios del siglo IV, siendo considerada la más sangrienta de todas las que se dieron y la cual también acabó fracasando. 2.2. Constantino “el Grande” y la Iglesia En el año 313, con el Edicto de Milán, el emperador Constantino I proclamó la tolerancia estatal para el Cristianismo y para las demás religiones que se profesaban en el Imperio. Un año antes, tras su victoria en la Batalla de Puente Milvio contra Majencio para conseguir el trono, él mismo se convirtió al Cristianismo porque un día, cuenta una leyenda narrada por Eusebio de Cesarea, vio en el cielo una luz con forma de cruz que creyó que le ayudó a ganar la lucha de ese día, aunque se cree que realmente pudo ser algún fenómeno atmosférico que lo confundió visualmente. Esa misma noche se dice que Cristo se le apareció en sueños y le dijo que dibujara ese signo en los escudos de sus soldados para vencer finalmente a Majencio, lo cual ocurrió. Gracias a esto, Constantino favoreció mucho más al Cristianismo que a las demás religiones. 5 unas reglas, trabajaban la tierra y rezaban en unos determinados horarios. Cuando muere San Pacomio, en Egipto existían ya unos 11 cenobios. Esto salió de Egipto y se expandió por Siria y Grecia. Muchos monjes llevaron una vida ascética demasiado extremista, destacando figuras como San Simeón el Estilita, pero este tipo de vida fue eliminada por San Basilio, quien escribió su propia regla, la cual sigue vigente actualmente en la Europa Oriental. Esta regla se basa en el trabajo duro y en la caridad, por lo que decía que no hacía falta que los monjes se alejaran del mundo, sino que vivieran en él y ayudaran a los más necesitados de la sociedad. 4.2. El Monacato Latino En Occidente, el monacato apareció en torno al siglo V en la Galia e Irlanda, pero se desarrolló sobre todo en Italia gracias a San Benito de Nursia en el siglo VI. Salió de Roma y se marchó a vivir a una cueva, donde se dedicó a leer la Biblia. Comienza a alcanzar fama y, junto a sus seguidores, decide formar su propio monasterio en Montecassino en 529 y bajo su propia regla, la cual tuvo su inspiración en San Basilio y que se basa en su famoso lema de Ora et Labora (Reza y Trabaja). Antes de ingresar en el monasterio, el novicio debía abandonar su estilo de vida y pasar un año de prueba, tras lo cual era aceptado, se cambiaba el nombre para romper con su vida anterior y formulaba los tres votos de la orden: Pobreza, Castidad y Obediencia. La mayoría del tiempo, los monjes se dedicaban a cultivar las tierras del monasterio y cada uno se especializaba en algún aspecto para el mantenimiento de éste. Fueron los benedictinos quienes desarrollaron la técnica copista por primera vez, conservando así los libros de la Antigüedad Clásica que habían sobrevivido hasta la época. El ritmo de vida de los monjes era el siguiente: Se levantaban al amanecer, se reunían y tenían el primer servicio religioso del día, trabajaban hasta el mediodía, comían, volvían al trabajo hasta las tres, rezaban, trabajaban hasta las seis, cenaban, continuaban trabajando hasta la noche, cuando rezaban y finalmente se acostaban, aunque se levantaban sobre las dos de la madrugada para volver a rezar. Los monasterios benedictinos solían autoabastecerse y ayudaban a los pobres que acudían allí en busca de ayuda. Este tipo de vida tuvo mucho éxito en Occidente y sus integrantes hicieron que se marcara la diferencia entre ellos (clero regular) y los otros clérigos (clero secular). 6 5. El Desarrollo de la Doctrina Cristiana 5.1. Los Apologistas Antes del Edicto de Milán, los cristianos se reunían en catacumbas, por lo que era muy difícil que las distintas comunidades de creyentes se comunicaran entre ellas, salvo que fuera por medio de los misioneros. Por ello ocurrió que, de un lugar a otro, el mensaje que éste llevara podía desfigurarse o malinterpretarse debido a las grandes distancias que existían y, por ello, aparecieran distintas doctrinas que más tarde podrían acabar en herejías. Al principio los cristianos eran sólo esclavos, pero luego se expandió a la clase senatorial, educada en el Neoplatonismo y el Estoicismo, por lo que necesitaban explicaciones razonables para creer en Cristo. Quienes se encargaron de mezclar la sabiduría griega con la doctrina cristiana fueron los llamados Apologistas, pero esto acabó creando muchos problemas, destacando teorías como la del Gnosticismo (un movimiento que mezclaba las ideas griegas con las orientales), la cual defendía que a Dios se le podía alcanzar únicamente a través del conocimiento. Decían que Cristo no era el hijo de Dios ni tampoco humano, sino un enviado suyo, un eón. Como alegaban que sólo ellos poseían el conocimiento verdadero, la Iglesia decidió hacer públicos los Evangelios al pueblo en la segunda mitad del siglo II, siendo los primeros de origen griego que comienzan a traducirse al latín. 5.2. Orígenes de Alejandría De entre los apologistas destacan Clemente y Orígenes, escritores y profesores procedentes de Alejandría. Difundieron el Platonismo y el Cristianismo para infundir a la religión una base “científica”. Orígenes fue el primero en plantear y ofrecer respuestas a varias dudas del dogma cristiano, como la salvación del alma, el libre albedrío (la libertad de elegir), la naturaleza de Dios (el misterio de la Trinidad), la divinidad de Cristo o cómo llegó al mundo (su encarnación). También propone la interpretación alegórica de la Biblia, no literal, y expuso la relación existente entre el Logos y Cristo explicando que el Logos es la fuerza primordial del Universo y es un atributo de Dios que luego da a los hombres, relacionando Orígenes esto con Cristo a través de un versículo del Evangelio de San Juan. Lo malo es que la distancia entre las distintas comunidades cristianas hizo que esta teoría se malinterpretara, apareciendo con ello las primeras herejías, basadas sobre todo en la idea de la relación de Cristo con Dios. 7 5.3. La Controversia Arriana Fue la herejía más importante que apareció en los primeros siglos del Cristianismo. Fue una doctrina originada por Arrio, Obispo de Alejandría, que decía que Cristo era hijo de Dios, pero no hecho de su misma sustancia, sino que fue engendrado por Él, por lo que era inferior a Dios. Atanasio se enfrenta a Arrio diciendo que, según esta teoría, la muerte de Cristo no habría tenido sentido y se negaría la salvación del hombre. Para eliminar esta herejía se convocaron el Concilio de Nicea (325) y el de Constantinopla (381). 5.4. Concilios Ecuménicos y Herejías Cristológicas Al de Nicea acudieron 318 obispos, siendo la mayoría orientales. Fue convocado por Constantino I por sugerencia de Osio, obispo de Córdoba, para evitar que el Arrianismo deteriorara la unidad del Imperio. El emperador apoya a Atanasio, pero intentará buscar un acuerdo entre ambas partes, a lo que los arrianos accedieron. Constantino también tuvo que sofocar una revuelta en África que había surgido en el siglo II a causa de los donatistas, los cuales rechazaban recibir los sacramentos de aquellos clérigos que habían renunciado a su fe durante las persecuciones de Diocleciano y luego volvieron a convertirse, por lo que la gente no confiaba en ellos. A este movimiento se le unió el de los Circumcelliones, formado por campesinos que se quejaban de sus duras condiciones de trabajo y vieron en la revuelta donatista el mejor medio para exponer sus quejas. La herejía arriana continuó expandiéndose y Teodosio I convocó el siguiente concilio en Constantinopla, donde se definió al Espíritu Santo como una parte sustancial de la Trinidad, cosa que los arrianos no aceptan y comienzan a ser perseguidos, por lo que huyen a los pueblos bárbaros del norte de Europa y los convierten a su religión. En estos concilios también se debatió sobre la naturaleza divina-humana de Cristo, apareciendo dos teorías sobre ello, el Monofisismo en Alejandría y el Nestorianismo en Antioquía. El primero decía que en Cristo sólo existía la naturaleza divina, ya que la humana fue absorbida por ésta, mientras el segundo explicaba que Cristo poseía ambas naturalezas, pero totalmente separadas entre sí, formando dos entes independientes con su propia personalidad y voluntad dentro del mismo Cristo. Para solucionar esta cuestión se celebró el Concilio de Éfeso en 431 y el de Calcedonia en el 461, en los que ambas corrientes fueron declaradas herejías y sus teorías rechazadas por la Iglesia. Los nestorianos huyeron a Persia y a Mesopotamia, donde fueron acogidos para ser utilizados en su lucha contra el Imperio Romano; sin embargo, los monofisitas no huyeron, sino que utilizaron sus creencias como una especie de “nacionalismo” para rebelarse contra los ortodoxos griegos que los gobernaban.
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