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TEMA I: Historia de género, historia sociocultural y nueva historia, Apuntes de Historia

Asignatura: Política, género y cultura en el mundo actual, Profesor: María Dolores Ramos Palomo, Carrera: Historia, Universidad: UMA

Tipo: Apuntes

2015/2016

Subido el 07/01/2016

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¡Descarga TEMA I: Historia de género, historia sociocultural y nueva historia y más Apuntes en PDF de Historia solo en Docsity! 1 TEMA I: Historia de género, historia sociocultural y nueva historia política. Conceptos y debates La historia del mundo actual se define como el “análisis de los discursos, hechos y experiencias acaecidas en diferentes sociedades entre 1945 y el tránsito al siglo XXI. Confluye y a la vez separa la Sociología y el Periodismo”. En la década de 1980 se dio el primer debate sobre la diversificación de las ciencias sociales, lo cual ocurrió a finales del siglo XIX, ya que antes lo más usual era el universalismo de la Ilustración. Esto se mantuvo hasta la década de 1870, cuando surgió el Positivismo y se aplicó a las Humanidades y a las Ciencias. Cada rama comienza a ser individual y se dan unos procesos de legitimización y de socialización de cada una de ellas, apareciendo también en esa época las primeras cátedras y revistas especializadas en estas ciencias. La Historia se puso al servicio del poder hasta la aparición de la Escuela de los Annales tras la I Guerra Mundial, cuando se empieza a abogar porque la Historia no puede ser independiente de la Sociología y viceversa, potenciándose esta unión en la década de 1920. Tras la caída del muro de Berlín en 1989, se continuó debatiendo qué es la Historia y la Sociología porque se estaba viendo que había hechos muy recientes que aún no se podían analizar históricamente por esa proximidad con el presente. La resolución se tomó del historiador británico Peter Burke y su obra Sociología e Historia (1980), cuando establece que la primera ciencia es sincrónica porque realiza un corte en el tiempo y estudia algo muy concreto, sin medir sus antecedentes ni cómo se introdujeron esas transformaciones, sólo las analiza en ese momento exacto. Por otro lado, la Historia es diacrónica, cambio y transformación porque analiza el presente desde el pasado y se plantea el por qué de las cosas que ocurren, no como el sociólogo. Burke también define en esta obra que el Periodismo son acontecimientos vivos y efímeros de las últimas actualidades del mundo, cada minuto es ya antigüedad y el ayer porque ha pasado algo nuevo inmediatamente después de eso. Para analizar el mundo actual disponemos de muchas fuentes, dividiéndose en clásicas e innovadoras:  Clásicas  Archivísticas, hemerográficas, estadísticas, literarias, etc.  Innovadoras  Orales, audiovisuales, iconográficas, páginas web, foros, etc. La perspectiva analítica establece desde dónde tenemos que analizar la historia del mundo actual. Se pueden apreciar tres tipos de perspectivas: Androcentrista, eurocentrista y etnocentrista. Se debe evitar la primera porque toma al hombre como supuesto universal del mundo, pero no a todos los hombres, sino que con esta perspectiva se toma como centro de estudio al de clase media-alta, de raza blanca y paterfamilias, remontándose esta imagen hasta la antigua Roma, es decir, es el estudio de los hombres privilegiados, lo que da una visión sesgada de la Historia. Esta perspectiva va unida a la eurocentrista, enfocándose todo en Occidente, que luego se 2 expande a América tras su descubrimiento, pero sólo a los conquistadores y a la clase elitista. La combinación de las dos primeras perspectivas da como resultado la etnocentrista, donde la etnia tiene un peso importante para analizar la Historia y para incluir/excluir a las diferentes sociedades de ella. Género La variable sexo/género comienza desde los elementos genéticos básicos. El género nos introduce en una idea sociocultural que crea modelos para comportarse como hombres y mujeres dentro de una sociedad ideal, incluyendo unos roles sociales y sexuales que encajan a cada persona en unas adscripciones fijas, situando a los hombres en la esfera pública y a las mujeres en la privada, encargándose ellas de la reproducción, de la socialización de sus hijos y de mantener a su familia y hogar. Esto hará que se creen una serie de pautas de comportamiento masculino y femenino, a lo cual le influirá la clase a la que pertenezca esa persona, la época en la que viva, los ideales imperantes del momento, el poder que posea su familia, etc. También existe una jerarquía entre hombres y mujeres, en la cual ellas suelen salir perjudicadas. El género también crea formas de entender la política, considerándose cosa de hombres porque es algo público, excluyéndose a las mujeres, algo que se acaba imponiendo legalmente. Los estereotipos masculinos y femeninos ya comenzaron a formarse a partir del siglo XVIII, asignándole a cada uno algunos de los siguientes adjetivos: ESTEREOTIPOS MASCULINOS ESTEREOTIPOS FEMENINOS Estabilidad emocional Inestabilidad emocional Mecanismos de control Falta de control Dinamismo Pasividad Agresividad Ternura Dominio Sumisión Afirmación del yo Dependencia Aspecto afectivo poco definido Aspecto afectivo muy marcado Aptitud para las ciencias Aptitud para el cuidado Racionalidad Intuición Franqueza Frivolidad Valentía Miedo Este aspecto se puede ver muy claramente en la obra Emilio o De la Educación, escrita por Jean Jacques Rousseau en 1762. En este libro se definen las características básicas que deben poseer los hombres y las mujeres burguesas de la época, explicadas a través de los personajes de Emilio y Sofía, las cuales serían tomadas y aceptadas por toda la población con el paso del tiempo. Rousseau creía que ambos no debían tener las mismas cualidades para no chocar entre sí, por eso el hombre debía ser razonable (ya que estaba adscrito a la esfera pública) y la mujer intuitiva (esfera privada y ámbito reproductivo). 5 El debate sexo/género también se va a poner en duda por las nuevas tecnologías reproductivas que aparecen para solucionar la esterilidad, es decir, la reproducción asistida y la gestación subrogada (comúnmente conocido como vientre de alquiler), que surgieron en EEUU, país que también creó (concretamente en San Francisco) los bebés a la carta, donde se manipulan los embriones antes de implantarlos en el útero para modificar su color de piel, de ojos, de cabello… pero no por motivos sanitarios con el objetivo de sanar alguna malformación del feto, sino únicamente por una cuestión estética. Con este debate también se planteó el tema de las identidades, tanto individual como colectiva. Algunas características que la conforman prevalecen sobre otras y son las primeras que nos definen, aunque también influyen aspectos como la genealogía, los antepasados, la familia… pero sobre todo la cuestión de cómo me ven los demás y si soy aceptado por ellos o no. El Postmodernismo, en cuanto a este tema, plantea la opción de que la identidad de una persona no es fija, sino que va cambiando con el paso de los años a causa de los hechos que vayan ocurriendo en su vida o porque se lo autoimponga por algún motivo. El género, ya se vea desde un punto de vista clásico o innovador, es una construcción histórica que depende de la época en la que una persona viva. Este tema fue estudiado, sobre todo, por la catalana Lourdes Benería durante la época del Franquismo, por lo que se tuvo que marchar de España, continuando sus estudios en EEUU, donde ha impartido clases en las universidades de Cornell y de Columbia. Ella estudió el concepto de “género” y lo extrapoló a la economía, al patriarcado, a los países desarrollados y subdesarrollados, etc. Hizo hincapié en que es una construcción histórica que puede reconstruirse o deconstruirse a lo largo de la vida a través de una base muy amplia: Familia, literatura, filosofía, medios de comunicación, ilustraciones, pintura, etc. Esta idea acabó siendo aceptada por la propia Scott. Género y clase La mezcla de estos dos conceptos produjo una revisión del discurso histórico y de los métodos de trabajo, lo que causa una reformulación del trabajo, del espacio y del tiempo, siendo lo primero lo más estudiado. Con los nuevos estudios se vio que ya no existía sólo el trabajo productivo que se realizaba fuera del ámbito doméstico, sino que también había que incluir el trabajo a domicilio, el cual estaba llevado a cabo, sobre todo, por mujeres. Esto también dio otro punto de vista a la época de la protoindustralización, cuando se vio que las actividades se hacían en talleres o en casas particulares y también por mujeres, ya que era mayormente trabajo con telares. Esto también hizo estudiar los trabajos complementarios, que están categorizados en un nivel inferior que el primario, que era el que realizaba el varón para mantener a su familia, por ello ésos estaban mal pagados, no tenían contratos, se trabajaba durante muchas horas al día, etc. También estaba llevado a cabo por las mujeres para ayudar a la 6 economía familiar, pero, aun así, su principal pilar seguía siendo el trabajo que realizara su marido. Estos trabajos causaron en las mujeres una doble presencia, ya que tenían que compatibilizar el ámbito familiar con el laboral, lo que se conoce como modo de producción doméstico. El trabajo productivo estaba asociado al hombre porque llevaba aparejado una serie de deberes y de servicios, estaba remunerado, tenía un contrato y unas condiciones laborales estipuladas. Los únicos momentos de la Historia en los que las mujeres accedían a él era en las épocas de guerra, cuando los hombres estaban luchando y no había más remedio que permitir que las mujeres ocuparan sus puestos de trabajo, pero sólo hasta que acabara, ya que, cuando los hombres volvieran, ellas eran despedidas y ellos recuperaban sus antiguos puestos laborales. En cuanto a la relación del trabajo productivo y la mujer se han hecho muchos debates en los que se pregunta por qué el trabajo productivo femenino no ha sido definido como tal por la Historia, aunque haya existido. Esto se cree que está influenciado por la ideología, ya que la mujer siempre ha estado adscrita al ámbito privado y nunca se ha visto la necesidad de cuestionarse eso, pero, por otro lado, están las fuentes, donde se puede ver registrado ese trabajo productivo femenino en censos, padrones, etc. Éstos son estudiados por las historiadoras de género, las cuales han podido comprobar que esas listas no estaban separadas por género, por lo que no podían saber cuántas mujeres habían estado trabajando en una determinada localidad. Es una visión universal, la cual siempre se ha confundido y asemejado a una visión masculina del mundo. Esto comienza a cambiar a partir del trienio bolchevique que se dio en España entre 1918- 1921, cuando comienzan a realizarse estadísticas en las que ya aparece la división entre hombres y mujeres y se puede analizar los trabajos que realizaban cada uno, qué salarios recibían (ellos uno más alto que ellas), etc. Estas estadísticas aumentaron durante la II República, época en la que se puede ver un intento de equiparación laboral entre hombres y mujeres. Estos censos y padrones comenzaron a ser estudiados a partir de la década de 1980 y se llegó a la conclusión de que en ellos se invisibilizaba a las mujeres en el trabajo, ya que sólo aparecían adscritas como amas de casa, pero se sabe que las mujeres de los barrios populares trabajaban para ayudar a la economía familiar. Sin embargo, antes de realizar esos censos y padrones oficiales, las personas que se encargaban de hacerlos anotaban todos los datos en un cuadernillo y ahí se ha podido ver una información más detallada sobre los trabajos femeninos, pero ésta no se pasaba posteriormente al censo o padrón, sino que se simplificaba y se consideraba que su trabajo no era tan importante como para que fuera plasmado en el censo o padrón oficial, aunque reuniera las características de uno productivo, ya que estaba infravalorado y discriminado porque se consideraba que trabajaban para “echar una mano al marido”, nada más. 7 Las historiadoras de género han establecido que había dos elementos que incidían en que ese trabajo productivo femenino fuera infravalorado y discriminado:  Teoría del suelo pegajoso  Conjunto de ideas y de teorías que impedían a las mujeres entrar al mercado laboral y abandonar el ámbito doméstico.  Teoría del techo de cristal  Atribuida sólo a las mujeres que conseguían entrar dentro del mercado laboral. Con ella se establecía un límite jerárquico dentro del trabajo que la mujer no debía traspasar, para lo cual influían aspectos como el matrimonio, el embarazo, la falta de tiempo libre de la que disponía porque tenían que cuidar de su familia, etc. Otro tipo de trabajo femenino diferente al productivo era el reproductivo, es decir, el trabajo doméstico. En él se incluía el trabajo doméstico en sí, la reproducción biológica (tener hijos y cuidarlos), la social (enseñarles a hablar, una serie de hábitos, formas de conducta, ideas religiosas…), la gestión y administración del hogar, etc. Este trabajo no tiene ningún reconocimiento social porque siempre se ha creído que era algo natural que debía hacer la mujer por su condición sexual, pero fue reconsiderado, reivindicado y teorizado desde la década de 1970-1980 desde el ámbito marxista, definiéndose como un trabajo reproductivo no pagado, que se lleva a cabo en los hogares y que causa una plusvalía. Algunas de las máximas defensoras de esta idea fueron la socióloga francesa Christine Delphy y la escritora española Lidia Falcón O’Neill. Las historiadoras de género defendían que había que calcular el coste del trabajo doméstico si hubiera que pagarlo como si fuera uno productivo, para lo cual se crearon dos perspectivas:  Había que trasladar los trabajos domésticos como si fueran asalariados y calcular su coste, pero se hacía a la baja porque estaban mal pagados e infravalorados (por ello a esas mujeres siempre se las ha conocido con términos peyorativos, como la chacha o la sirvienta).  La ama de casa debía de tener un sueldo, pero nunca se ha llevado a cabo porque se ha calculado que sería un coste millonario que acabaría con cualquier economía mundial, incluso con la de los países más avanzados, siendo éste el motivo principal que se ha dado en su contra. Reconocimiento social del sistema capitalista  El trabajo remunerado está bien considerado porque es la principal fuente de ingresos, es lo que permite el acceso al consumo, produce satisfacción por el hecho de estar trabajando y eleva el status social de la persona. Sin embargo, el tiempo de ocio está peor valorado porque es dispensable para la producción, pero si no existiera no se consumiría, lo cual produciría el hundimiento de cualquier economía capitalista. El trabajo está ligado al tiempo, pero las mujeres, a causa de la mezcla del trabajo productivo y doméstico, a veces no disponen de él para dedicarlo al ocio habitual. Se crearon dos conceptos de ocio, el ocio activo (el que se realiza en público) y el ocio 10 ¿Cómo se llevan a cambio las relaciones entre hombres y mujeres en el poder y la política? Vamos a centrarnos en el poder como un sistema más abstracto. Hay que entender el poder como un mecanismo plural que se expresa de maneras muy diferentes, tanto en el ámbito social como en las redes capitales del poder, que condicionan, mediante discursos, las relaciones entre los demás, las relaciones jerárquicas igualitarias, las de dominios, etc. Es lo que se llama microfísicas del poder. Ese poder abstracto se va a ir encarnando en tipos de revoluciones muy precisas. El poder legislativo, el judicial y el ejecutivo, las tres formas de representación del poder dentro de los sistemas constitucionales, arrancan con la Revolución Francesa, pero, dentro de este mundo occidental, tenemos también el poder dictatorial autocrático (Fascismo, Nazismo…) que da una doble visión de un poder más elástico. Junto a esta división clásica, existe un cuarto poder, muy analizado a partir de la década de 1970: El de los medios de comunicación (poderes fácticos) y los lobbies financieros. El cuarto poder formó parte durante el último tercio del siglo XIX de los poderes fácticos, pero se preveía que las decisiones llevadas a cabo en los medios de comunicación perderían influencia en el siglo XX, cuando surgen las primeras fuentes radiadas y el frente de discursos políticos. Dentro de lo que sería el poder patriarcal, tendríamos que ver alguna teorización en ese sentido. El patriarcado va a implicar una situación de dominio y sujeción, relaciones desiguales de poder entre el sexo masculino y el femenino. La filiación es masculina, pérdida del apellido de la mujer, el derecho de primogenitura… todo ello proveniente de la Biblia. Es el varón el que impone sobre la mujer la voz de autoridad para tomar decisiones. Lo privado para lo femenino y lo público para lo masculino, la división sexual del trabajo… todos éstos serían elementos indicadores de esa situación de desequilibrio que impone el patriarcado y que ha sido asumido de forma crítica, aunque lo consideramos común porque se ha desarrollado siempre. El filósofo italiano Giorgio Agamben nos habla de tres nociones: La noción de tierra de nadie, el estado de excepción y la nuda vida. El concepto de tierra de nadie lo ubica en aquel espacio que ha sido distribuido a los varones, la esfera pública, y que se habría roto por la incorporación de las mujeres. Desde el momento en que ese espacio público es incorporado por las mujeres a su propia vida, están entrando en un espacio que no les corresponde y no es suyo, van a explorarlo y puede ser terriblemente peligroso para ellas por el dominio patriarcal llevado al extremo. También creía que el espacio de la noche es el más peligroso para la mujer. 11 El sexismo Se puede definir como la “ideología y métodos conscientes para mantener la inferioridad de uno de los sexos (históricamente, las mujeres) asentado en una supuesta inferioridad física, intelectual o moral”. La escritora estadounidense Katherine Murray Millet, en su obra Política sexual (1970), trata sobre “Lo personal es político”: La estructura patriarcal hacía que las formas de relación sexual fuesen relaciones de dominio y, por tanto, relaciones políticas. En la esfera privada y personal se producen las relaciones de dominación, fundamentales y primarias que daban soporte al resto de poderes patriarcales. Hay un desarrollo del concepto de patriarcado para fundamentar lo anterior: Su peso decisivo en la organización de las relaciones sociales. Se había convertido en esencia de todas las culturas e interiorizado como forma natural de relación entre hombres y mujeres. Millet definió la libertad sexual y la autonomía de las mujeres dentro de la pareja como parte decisiva de la conquista de la libertad e igualdad (derecho al placer sexual y separación sexo/ maternidad, reproducción, etc.). Empoderamiento. Características Consiste en dotar a las mujeres de mayor poder y control sobre sus propias vidas. Implica aspectos como la concienciación, el desarrollo de la confianza en sí mismas, ampliación de oportunidades y un mayor acceso a los recursos y control de los mismos. El empoderamiento surge del interior, ya que son las mismas mujeres las que se empoderan de los “agentes externos”. Instrumentos de empoderamiento  Información y redes. Se lleva a cabo el proceso de incorporar a los hombres al proceso de cambio: Identificar o dar a conocer los beneficios que el empoderamiento femenino trae para la sociedad y para los hombres. Historia sociocultural. Entorno al concepto de cultura Hay que distinguir entre los siguientes aspectos:  Cultura vivida  Comprende las prácticas de vida, aquellos aspectos relacionados con la vida cotidiana y la vida privada, las prácticas de comportamiento en el trabajo y el ocio, en lo público y en lo privado y, por último, los valores existentes tanto en los espacios culturales dominantes como en los espacios socialmente excluidos de ellos.  Nueva cultura política  Abarca no sólo los programas políticos y prácticas institucionales, sino los valores, rituales, símbolos, procesos de socialización e identidades que se asocian a ellos.  La historia sociocultural muestra que los sistemas normativos, por rígidos que sean, plantean resquicios por donde determinados individuos construyen el cambio histórico.  Son infinitos los matices en torno a la aceptación de los discursos dominantes y su subversión o crítica total. 12  Cualquier sujeto histórico subordinado (las mujeres, las clases populares, las minorías étnicas…) puede apropiarse de los discursos dominantes y readaptarlos en función de sus necesidades.
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