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Temas 3, 4 y 5 de el libro de economía de la empresa de segundo de bachillerato, Apuntes de Economía de la Empresa

Teoría de los temas 3, 4 y 5 del libro de economía de la empresa de segundo de bachillerato.

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 12/02/2022

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¡Descarga Temas 3, 4 y 5 de el libro de economía de la empresa de segundo de bachillerato y más Apuntes en PDF de Economía de la Empresa solo en Docsity! TEMA 3: ENTORNO Y ESTRATEGIA DE LA EMPRESA 1. El entorno de la empresa El entorno general es el marco global o conjunto de factores y circunstancias que afectan por igual a todas las empresas de una determinada sociedad o ámbito geográfico; por ejemplo, las empresas españolas en un determinado período. Un aumento de la renta disponible de los españoles o una nueva ley de contratación laboral afectan a todas las empresas españolas, independientemente de la actividad a la que se dediquen. El entorno específico es más concreto y se refiere únicamente a aquellos factores que influyen sobre un conjunto de empresas que tienen características comunes y concurren en un mismo sector de actividad; por ejemplo, las empresas fabricantes de coches que compiten en el mercado español. Los factores del entorno general El entorno general esta formado por un amplio conjunto de factores que delimitan el marco en el que actúan las empresas y establecen las circunstancias en las que se han de desenvolver: -Factores económicos. Unos tienen un carácter más temporal, como el nivel de actividad económica del país (ciclos económicos), la situación de desempleo, los tipos de interés, la inflación, etc. Otros factores económicos del entorno influyen de forma más permanente sobre las empresas, por ejemplo, el grado de desarrollo económico y de industrialización del país, las infraestructuras disponibles (vías de transporte y redes de comunicación), etc. -Factores socioculturales. Entre ellos, pueden citarse el nivel educativo, las pautas culturales, los estilos de vida y hábitos de consumo, las tendencias de la moda, la concertación o conflicto entre los agentes económicos, las diferencias sociales, las circunstancias demográficas… Todos estos factores afectan a la demanda de las empresas, que se ven obligadas a reaccionar adaptándose a los cambios si quieren garantizar su supervivencia. -Factores político-legales. Comprenden las medidas que toman los Gobiernos en sus políticas económicas y las leyes que establecen el marco jurídico en el que se mueven las empresas. Los Gobiernos determinan la política fiscal y elaboran normas que regulan los diferentes mercados (ley de comercio, salario mínimo, defensa de la competencia, requisitos para la creación de empresas, etc.). Además, el Estado también interviene a través de políticas de promoción de la actividad empresarial o regulando determinados sectores. -Factores tecnológicos. Los cambios y avances tecnológicos afectan tanto a los productos que ofrecen las empresas como a sus procesos de producción. La aparición de mejoras técnicas obliga a las empresas a incorporarlas si quieren mantener su posición en el mercado. A su vez, la aceleración de las innovaciones está disminuyendo el ciclo de vida de los productos (se introducen novedades en el mercado en un espacio de tiempo cada vez más corto) y las empresas que no están atentas pronto descubren que sus productos quedan desfasados. Todos estos factores suponen un reto continuo para la empresa, que debe actuar en un entorno cambiante que exige constantes adaptaciones. Las empresas que entienden este reto saben la importancia que tiene anticiparse a los cambios. Por el contrario, las empresas que se resisten a ellos suelen lamentarlo cuando comprueban que sus estructuras y estrategias han quedado obsoletos e inadaptadas. Los factores del entorno específico Constituyen el sector de actividad en el que participa la empresa y son, por tanto, los que la afectan más directamente. Por este motivo, la empresa se ve obligada a conocerlos y tener en cuenta sus cambios. Entre los factores más cercanos que rodean a la empresa están: ·Los proveedores y suministradores de materias primas y otros recursos necesarios para la actividad productiva de la empresa. ·Los clientes o consumidores que adquieren los productos de la empresa. ·Los competidores o empresas que producen el mismo tipo de bienes y que, por ello, participan en el mismo mercado y se dirigen a los mismos clientes. ·Los intermediarios o distribuidores, que facilitan a los consumidores acceder a los productos a través de los canales y puntos de distribución y venta. Cualquier cambio en alguno de estos factores afecta directamente a la empresa, que se verá obligada a reaccionar. Las empresas deben estar especialmente atentas al mercado para detectar las oportunidades y anticiparse a los riesgos que se presentan. 2. El entorno específico o sectorial: la empresa y el mercados El mercado o sector de actividad es el ámbito en el que se desenvuelve la empresa y en el que trata de llevar a cabo sus objetivos. Un sector esta formado por todas las empresas que ofrecen productos similares y que satisfacen el mismo tipo de necesidades de los consumidores. La estructura de un sector viene definida por el número y tamaño relativo de las empresas, las barreras de entrada existentes, las características de los productos en cuanto a su homogeneidad o diferenciación, la tecnología, los costes de producción, etc. Las empresas que forman el sector tienen que competir entre sí para captar a los clientes y poder, de esta manera, alcanzar sus objetivos. El sector de actividad es, por tanto, el marco de referencia para analizar la situación de la empresa respecto de sus competidores. Una empresa es más competitiva que otras sí, como consecuencia de su mayor eficiencia, consigue ofrecer sus productos a los consumidores con una mejor relación calidad-precio que sus competidores. Esto se traducirá en una mayor aceptación por parte de los clientes y en unos resultados o beneficios más altos para las más eficientes (que serán menos positivos, e incluso pérdidas, para las que sean menos eficientes). La competencia es, por tanto, un mecanismo que asegura que las empresas que satisfacen las necesidades de los consumidores de la forma más eficiente sean las que sobrevivan. En este marco de competencia, las decisiones de la empresa tienen siempre presente la repercusión que las actuaciones de otras empresas competidoras pueden tener en los propios resultados. Producción del sector y cuota de mercado Para conocer la dimensión o la importancia de un sector se utiliza el concepto de volumen de negocio o producción de un sector, que es la cantidad global de ventas que se generan en ese sector en un período de tiempo y un espacio geográfico determinados. El volumen de negocio puede expresarse en unidades vendidas (cantidad de productos), pero lo más habitual es que se exprese en unidades monetarias, multiplicando los productos vendidos por su precio. La cifra obtenida se conoce como facturación, ingresos o ventas del sector. Dentro de la producción global de un sector, la parte que le corresponde a una empresa concreta que participa en ese mercado representa la cuota de mercado de esa empresa. Este indicador mide la relación que existe, expresada en tanto por ciento, entre la producción de la empresa y la producción global del sector. Cuota de mercado = _________________________________________ Dentro de un sector, el líder de mercado es la empresa que tiene una cuota de mercado superior a la de sus competidores. *Cuota de mercado. Proporción de ventas de una empresa respecto de las ventas totales del sector. *Líder de mercado. Empresa que tiene la mayor cuota de mercado dentro de un sector de actividad. Cifra de ventas de la empresa Cifra de ventas del conjunto de empresas del sector A medida que las empresas han ido creciendo, se han convertido en poderosos instrumentos de influencia sobre el medio en el que actúan, produciendo a veces efectos externos negativos sobre la sociedad. Ejemplos de ellos son el deterioro ambiental por emisiones contaminantes, los abusos laborales, los productos fraudulentos, etc. Cuando se producen estos efectos negativos, la empresa está trasladando a la sociedad unos costes que deberían ser asumidos por ella misma. Son los llamados costes sociales, aquellos provocados por la actividad privada de la empresa pero que son soportados por la sociedad en su conjunto. En los países de nuestro entorno, las sociedades son cada vez más conscientes de estos costes y de la necesidad de que las empresas adopten una actitud más ética y de mayor responsabilidad social en sus comportamientos, así como de que cuiden los efectos sociales y medioambientales de sus actuaciones. La responsabilidad social de la empresa (RSE) hace referencia al conjunto de obligaciones y compromisos legales y éticos que esta asume para cuidar y mejorar los impactos de su actividad sobre los ámbitos social, laboral y medioambiental. Los ámbitos de responsabilidad social Las asociaciones de consumidores, los defensores de los derechos humanos, los sindicatos o los ecologistas son hoy poderosos grupos cuyas opiniones so pueden ignorar las empresas. Esta mayor sensibilidad y preocupación social se concreta en una serie de exigencias referidas a los siguientes ámbitos: -Compromiso con la sociedad. Tanto con la sociedad, en general, como con la comunidad local en la que se instalan las empresas. Se pide que las empresas se comprometan con el desarrollo económico, social y cultural de la zona donde actúan, manteniendo y generando empleo y evitando el despido de trabajadores o el traslado de la compañía a otros paises (deslocalización). Asimismo, en el ámbito de las empresas multinacionales, se exige una actitud responsable con los derechos humanos. -Clima de confianza con los trabajadores. Los trabajadores y sindicatos plantean a las empresas una gestión empresarial que genere un clima de cooperación, motivación y participación de los empleados, así como la mejora de las condiciones laborales: salarios, salud y seguridad laboral, formación profesional y promoción, igualdad entre hombres y mujeres, etc. -Credibilidad ante clientes y consumidores. Las asociaciones de consumidores exigen a las empresas un mayor respeto a sus derechos y una mayor claridad y fiabilidad de la información que proporcionan sobre los productos que venden. Asimismo, se demanda calidad y precios razonables, garantías posventa, atención a las reclamaciones de los clientes, etc. -Respeto al medioambiente. Se exige a las empresas que utilicen técnicas eficaces para tratar las emisiones y los vertidos contaminantes, la recuperación de materiales y el desarrollo de estrategias de ahorro energético, la creación de productos más duraderos y fáciles de reparar, los envases ecológicos, etc. Hoy, por tanto, se hace necesario equilibrar los objetivos de rentabilidad a corto plazo de las empresas con la satisfacción de la demanda de los consumidores, el bienestar de los trabajadores y la consideración del interés público de la sociedad. La responsabilidad medioambiental No todos los efectos que la empresa genera en su entorno son deseados. Las empresas generan bienes y servicios, empleo, riqueza, etc., pero también consumen energía y recursos naturales escasos a un ritmo superior al que pueden regenerarse y producen contaminación y residuos a unos niveles superiores a los que la naturaleza puede asimilar, entre otros efectos negativos. *Imagen página 55 Libro La actual preocupación social por estos efectos no deseados se ha traducido en una presión a las empresas para que adopten un comportamiento más responsable con su entorno natural y más comprometido con un desarrollo sostenible. De hecho, se responsabiliza a las empresas, junto al crecimiento demográfico y a ciertos hábitos de consumo, de ser los principales causantes del deterioro medioambiental y del cambio climático actual. Todo ello se ha traducido en cambios importantes en el entorno empresarial: la aparición de un consumidor ecológicamente más responsable, la promulgación de leyes medioambientales más exigente y la concienciación de unos ciudadanos que tienen en cuenta el comportamiento social y ecológico de la empresa. Medioambiente y estrategia competitiva Ante esos cambios en el entorno, hay empresas que adoptan una actitud pasiva y que consideran que la responsabilidad medioambiental hace perder competitividad por razones de costes (cambios en los equipos productivos, instalación de sistemas anticontaminantes, etc.). Sin embargo, desde una actitud positiva y estratégica, el medioambiente se considera como parte fundamental del entorno empresarial. Es decir, se considera que su efecto es similar al de otros factores que han cambiado en el entorno (como la globalización económica, el desarrollo de nuevas tecnología o el envejecimiento de la población). La estrategia empresarial, desde este punto de vista, debe adaptarse a estos cambios y convertir los riesgos en oportunidades. De este modo, el factor medioambiental afectará negativamente a las empresas que no reaccionen ante los cambios (o lo hagan tarde) y positivamente a las que sepan aprovecharlos como fuentes de nuevas ventajas competitivas que pueden ser utilizadas para diferenciarse de sus competidores. De igual forma que la calidad, la imagen de marca o los servicios posventa son medios de diferenciación. Los atributos ecológicos del producto o la imagen de empresa responsable con el medioambiente también pueden ser elementos de diferenciación para un segmento creciente de consumidores que prefieren, a igualdad de precio y cantidad, una marca con atributos ecológicos, incluso pagando algo más por ella. No obstante, para que esta estrategia funcione, debe ser creíble; es decir, los consumidores deben percibir realmente los esfuerzos realizados por la empresa en materia de protección medioambiental. *Desarrollo sostenible. Trata de garantizar que las actividades económicas que satisfacen las necesidades de las generaciones presentes no pongan en peligro las de las generaciones futuras. TEMA 4: EL DESARROLLO DE LAS EMPRESAS 1. Localización y dimensión empresarial (*imagen página 66) Para que una empresa pueda llevar a cabo sy actividad, necesita disponer de un edificio, nave o planta de producción, si se trata de una actividad industrial, o de un local, si se trata de una actividad comercial o de servicios. Dicho de otra manera: una empresa necesita elegir un espacio físico donde instalar los factores necesarios para producir. Respecto al emplazamiento de la futura empresa, habrá que decidir dos cuestiones importantes y que van a condicionarla durante un largo período de tiempo: 1. ¿Dónde instalar la empresa? ¿Es lo mismo instalarla en el centro urbano que en las afueras de la ciudad?, ¿en el interior que cerca de un puerto de mar? Sin duda, elegir un lugar u otro para localizar la empresa va a influir no solo en que tengamos unos costes mayores o menores, sino también en que tengamos una mayor o menor demanda. 2. ¿Qué dimensión debe tener la empresa? ¿Es mejor constituirse como una empresa pequeña, mediana o grande? ¿Qué ventajas e inconvenientes se derivan de adoptar un modelo u otro? Ambas decisiones están relacionadas, ya que dependen en gran medida de un factor común: la demanda esperada o demanda prevista. Una vez detectada una oportunidad de mercado, la empresa elegirá una dimensión en función de cuántos clientes se prevean; a su vez, tratará de situarse cerca de donde se encuentren esos clientes. Dimensión y localización son po tanto, ciestiones sobre las que hay que decidir conjuntamente. Además de complementarias, deben ser decisiones muy meditadas, ya que cualquier error puede perjudicar el desarrollo futuro de la empresa. Esto es así porque se trata de decisiones estratégicas (a largo plazo) que requieren una inversión considerable y que, una vez puestas en práctica, no es fácil corregirlas sin que se produzcan costes irrecuperables. Los factores de localización Como hemos visto, al elección de un determinado lugar para ubicar la empresa se hace pensando en la población potencial de clientes a los que se pretende llegar, o demanda prevista. La población potencial define el campo o radio de acción de la empresa, también conocido como área de mercado, es decir, el ámbito geográfico hasta donde llega la influencia espacial de la empresa con sus productos. Pero además de tener en cuenta esta demanda potencial, conviene analizar detenidamente las diferentes posibilidades de localización que puedan existir y elegir aquella que contribuya, de la forma más eficaz y con el menor coste, a alcanzar los objetivos planteados. No solo se trata de reducir costes, sino también de garantizar un acceso eficaz a los mercados, tanto al de factores (materias primas, trabajo y capital) como al de productos. En el análisis de las distintas posibilidades, las empresas estudian sus factores de localización, es decir, el conjunto de circunstancias que aconsejan un determinado lugar para su instalación. Los factores de localización son diversos y la incidencia de cada uno de ellos variará según las características concretas de la actividad de la empresa. Por ejemplo, en el caso de un establecimiento comercial influirá decisivamente la proximidad a los consumidores, mientras que para una fábrica de conservas pesqueras será fundamental situarse en una zona de puerto de mar que le suministre las materias primas necesarias. Factores de localización industrial Como criterio general, la localización óptima de fábricas, almacenes y plantas será aquella en la que los costes totales de producción sean menores. Por tanto, la empresa debe analizar todos aquellos factores cuyos costes varían en función del lugar concreto en que se instale. Los más importantes son: 1. La disponibilidad y el coste de terreno. Este factor será más determinante para aquellas empresas que requieren de grandes superficies para su instalación (petroquímicas, fabricantes de automóviles, etc.), que tienden a localizarse alejadas de los núcleos urbanos, en zonas donde el suelo es más barato. 2. La facilidad de acceso a las materias primas. Las empresas tratan de situarse cerca de sus fuentes de suministro de materias primas. Para determinadas empresas (centrales lecheras, conserveras, etc.), este factor es fundamental, ya que no solo se reducen costes, sino que además se ahorra tiempo y disminuyen los riesgos de manipulación. 3. La existencia de mano de obra cualificada. Interesará que en la zona elegida existan suficientes trabajadores cualificados para cubrir los distintos puestos de trabajo de la empresa. Además, habrá que tener en cuenta que el coste de la mano de obra también varía de unas zonas a otras. 4. La dotación industrial y las infraestructuras. Debe considerarse el nivel industrial de la zona y la existencia de otras empresas auxiliares (fabricantes de componentes, servicios de asistencia técnica, etc.). En el caso de las plantas industriales, su instalación deberá efectuarse en zonas de uso industrial (polígonos y parques industriales, parques empresariales o tecnológicos, etc.), dotadas de las necesarias infraestructuras de servicios (agua, telecomunicaciones, energía, saneamiento y eliminación de residuos, hostelería, etc.). 5. Transportes y comunicaciones. La cercanía de redes de comunicaciones con el resto de territorio (carreteras, puertos, ferrocarril, etc.), así como la disponibilidad de medio de transporte son también factores importantes. 4. El proceso de crecimiento de las empresas Los mercados evolucionan y presentan retos y oportunidades que exigen nuevas respuestas por parte de la empresa. En la actualidad, los nuevos retos están relacionados con la globalización de la economía y con la búsqueda de la dimensión adecuada para atender mercados cada vez más amplios y competitivos. Dentro de este contexto, en la medida en que las empresas adquieren una posición relevante en el mercado, surge en ellas su vocación de desarrollo y crecimiento. Este crecimiento puede orientarse en diversas direcciones en función de la respuesta que dé la empresa a las siguientes cuestiones: ·¿Especialización o diversificación? Las empresas pueden crecer incrementando la actividad en la que son especialistas, o bien entrando en nuevos productos y negocios diversificados. ·¿Crecimiento interno o externo? A su vez, la empresa puede crecer contando solamente con sus propios recursos (crecimiento interno) o bien puede unir sus recursos con los de otras empresas (crecimiento externo) para aumentar, de este modo, su dimensión. ·¿Mercado nacional o multinacional? A partir de una cierta dimensión, el mercado nacional puede resultar demasiado estrecho y la empresa tendrá que plantearse su expansión geográfica. Ventajas del crecimiento: las economías de escala La empresa, sea cual sea su dimensión inicial, buscará alcanzar con el paso del tiempo su dimensión óptima, es decir, aquella dimensión que le permita producir con el mínimo coste posible como consecuencia de las denominadas economías de escala. Las economías de escala se obtienen al disminuir el coste medio (coste por unidad) a medida que crece la empresa y aumenta la cantidad de productos. Las razones que explican estas economías son: 1. En el aspecto productivo, la gran dimensión posibilita un alto grado de mecanización y permite: ·Aprovechar mejor las ventajas de la división del trabajo y la especialización, con la consiguiente mejora en la destreza y habilidad de los trabajadores, menos pérdida de tiempo en los cambios de la tarea, etc. ·Utilizar equipos polivalentes, automatizar los procesos y emplear robots y máquinas con gran capacidad para realizar simultáneamente varias tareas, con el consiguiente ahorro en costes y personal. 2. En el aspecto comercial, la gran empresa reduce costes en sus compras al hacerlo a gran escala, ya que consigue mejores precios de sus proveedores. Esto, unido a las ventajas en el aspecto productivo, le permite disponer de más recursos para promoción y publicidad, investigación de mercados, etc. Al dedicar más recursos al conocimiento del mercado, está en mejores condiciones para renovar sus productos en función de la demanda, diferenciarlos de los de sus competidores, etc. 3. En el aspecto financiero, las grandes empresas tienen más posibilidades de acceso a las diferentes fuentes financieras (bolsa, financiación internacional, etc.), y obtienen, además, mejores condiciones, ya que su tamaño las convierte en clientes preferentes que se benefician de los tipos de interés más bajos. En conclusión, la gran empresa presenta ventajas económicas que le permiten, como consecuencia del abaratamiento de sus costes, disminuir los precios de sus productos y, por tanto, ser más competitiva en el mercado. *Dimensión óptima. Es el nivel de producción en el que el coste por unidad de producto obtenido es mínimo. 5. ¿Especialización o diversificación? En su desarrollo, las empresas pueden crecer por medio de la especialización o a través de la diversificación. En el crecimiento por especialización, la empresa intensifica el esfuerzo en sus productos actuales, mejorándolos y ampliando sus ventas tanto en los mercados actuales como en nuevos mercados. El crecimiento por diversificación, en cambio, supone una cierta ruptura con la trayectoria de la empresa, al desarrollarse en nuevos mercados y con nuevos productos. 1. La estrategia de especialización presenta diversas variantes: ·Penetración de mercados. Consiste en aumentar las ventas de los productos actuales de la empresa entre sus clientes habituales o en conseguir clientes nuevos. La mayor participación en el mercado puede obtenerse con la mejora de la calidad, la publicidad y la promoción; con la reducción de precios, etc. ·Desarrollo de mercados. Con esta estrategia, la empresa introduce sus productos actuales en nuevos mercados tanto en nuevas áreas geográficas como en nuevos segmentos de un mismo mercado. Así, muchas empresas de la UE están introduciendo sus productos habituales en China y Europa del Este con gran aceptación. ·Desarrollo de productos. Con ella, la empresa se mantiene en su mercado actual, pero desarrolla nuevos productos complementarios o relacionados con los productos actuales. Las leches enriquecidas, los yogures con bífidus, son ejemplos con los que la empresa renueva sus productos y ofrece una imagen de innovación. 2. La estrategia de diversificación. La empresa se diversifica cuando crece añadiendo nuevos productos y nuevos mercados a los ya existentes, ampliando su cartera de negocios. Existen diversas estrategias de diversificación: ·Diversificación horizontal (o relacionada). Se da cuando existe alguna conexión o similitud entre los productos nuevos y antiguos de la empresa (misma tecnología, similar sistema de comercialización, etc.). Con ella, la empresa añade nuevos productos complementarios o sustitutivos a los ya existentes, tratando de ofrecer una gama más diversa para atraer nuevos clientes. Por ejemplo, el grupo Leche Pascual fue añadiendo a su línea de productos lácteos otros productos complementarios, como la línea de desayunos (cereales, miel, confituras, etc.), la línea de postres, la línea de zumos de frutas, etc. ·Diversificación vertical (integración vertical). Consiste en crecer añadiendo nuevas actividades a las actuales, pero dentro del mismo sector. Así, una cooperativa agrícola puede decidir ampliar su negocio envasando ella misma sus verduras o creando una red de tiendas para su distribución. Supone extender su actividad integrando otras actividades dentro de la cadena de valor del sector. ·Diversificación heterogénea (no relacionada o de conglomerado). En ella no hay ninguna relación entre los productos nuevos y antiguos; se trata de explotar oportunidades rentables, aunque no tengan relación con la actividad de la empresa. Un ejemplo es el de un fabricante de ropa que se convierte, además, en promotor y constructor de viviendas. Es la estrategia más arriesgada, ya que la empresa entra en entornos competitivos nuevos que implican nuevos conocimientos y nuevas estructuras empresariales. 6. ¿Integración vertical o subcontratación? Hemos visto que en la medida en que las empresas han ido creciendo, algunas optan por la diversificación vertical. La tentación de hacerlo es evidente, por dos motivos: ·El aumento de la producción hizo que las empresas empezaran a preocuparse por garantizar sus abastecimientos de materias primas tanto en cantidad como en calidad. ¿Por qué no llevar a cabo por sí mismas la provisión de materias primas y componentes? ·A su vez, había que garantizar la distribución posterior de este aumento de producción. ¿Por qué depender de distribuidores independientes? ¿Por qué no ocuparse de la distribución ellas mismas? Muchas empresas que se plantearon estas cuestiones empezaron a producir directamente las materias primas y componentes que utilizaban como factores para fabricar sus productos; al mismo tiempo, fueron convirtiéndose en distribuidores y vendedores directos de los productos que fabricaban. Ambas opciones suponen diversificar las actividades de la empresa. La cadena de valor El proceso de elaboración de cualquier producto comprende varias fases, como se puede observar en el esquema sobre la cadena de valor de la industria del mueble. El valor añadido de la empresa es un eslabón de una cadena en la que intervienen diversas empresas y que va desde la extracción de materias primas hasta el consumidor final. En esta cadena de valor, la empresa puede especializarse en una de las fases o puede ir añadiendo actividades anteriores o posteriores. Cuando la empresa añade fases y se extiende hacia ambos extremos de la cadena de valor, en unos casos para ser su propio proveedor y en otros, su propio cliente, el proceso se conoce como integración vertical. Con ello, la empresa asume la dirección y coordinación de las fases complementarias que se integran. Por ejemplo, el fabricante de muebles puede integrar la elaboración de tableros y también puede convertirse en syu propio distribuidor mayorista. Son raros los casos de integración total; lo que suele darse en realidad es un mayor o menor grado de integración. De hecho, casi ninguna empresa realiza por sí misma todo lo que necesita y después lleva a cabo la comercialización de lo producido. Cualquier decisión de integración vertical supone asumir al mismo tiempo la diversificación de actividades. Ventajas e inconvenientes de la integración vertical Las ventajas son varias. Cuando la integración es hacia atrás en la cadena de valor, la empresa pasa a ser su propio proveedor, lo que supone garantía y seguridad en los aprovisionamientos (tanto en calidad como en cantidad). Si la integración es hacia delante, la empresa puede controlar la distribución de sus productos. Pero también existen inconvenientes. En primer lugar, poque se pierden las ventajas de la especialización, ya que la empresa tiene que dirigir y gestionar nuevas actividades, alejadas de su especialidad y de lo que sabe hacer realmente. Además, aparecen costes de gestión derivados de la necesidad de coordinación entre las distintas actividades que se integran. La subcontratación como alternativa Si bien la integración vertical fue muy frecuente en el pasado, en la actualidad, la tendencia es a la desintegración vertical, pero tartando de mantener algunas de las ventajas de la integración. ¿Cómo se consigue? Las empresas situadas en distintas fases de la cadena de valor se relacionan entre ellas mediante acuerdos de subcontartación (outsourcing), esto es, contratando con empresas todas las operaciones que antes estaban integradas y que ahora se externalizan (se sacan fuera de la empresa). Con ello, la empresa integrada queda sustituida en muchos casos por una red de empresas independientes que mantienen entre ellas relaciones de coordinación. Mediante la subcontratación, una empresa (contratista o cliente) encarga a otra (subcontratista o proveedor) la realización de una actividad en unas condiciones estipuladas, con la garantía de que le comprará su producción si cumple esas condiciones. Estos acuerdos entre empresas suelen ser estables y están basados en la confianza mutua entre ellas y en la expectativa de obtener beneficios recíprocos. Esta relación cooperativa tiene ventajas para ambas partes: el subcontratista tiene la garantía de unas ventas estables; el contratista, por su parte, tiene asegurada una provisión de suministros en tiempo y calidad. Para ello, los subcontratistas suelen instalar sus fábricas cerca de los contratistas para facilitar el flujo de productos. Además, con estas redes de empresas se recuperan las ventajas de la especialización, ya que cada una se concentra en aquello que sabe hacer mejor. Las ventajas de las redes de empresas están haciendo que este fenómeno se esté generalizando en los últimos años. La subcontratación, por ejemplo está siendo muy utilizada en el sector de la automoción y de la construcción. También es frecuente en el sector textil, sobre todo en las actividades de fabricación, en las que las ventajas de la pequeña empresa son fundamentales: en ellas, dado que el propietario controla directamente las operaciones, la calidad de las piezas es más fácil de garantizar. Por otro lado, la necesidad acuciante de capital, especialmente en los países en vías de desarrollo, hace que en muchos casos los Estados sean poco exigentes con las inversiones de las EM, ofreciendo unas condiciones muy permisivas en aspectos sociales, fiscales o medioambientales. Son frecuentes los casos de sobreexplotación de recursos naturales o de condiciones de trabajo abusivas. Ello es más evidente en los casos de EM cuyas ventas superan el producto interior bruto de los países en los que se ubican, con lo que el poder de esas empresas puede condicionar la actuación de los propios gobiernos de estos países. En resumen, si bien las EM pueden producir efectos beneficiosos sobre la economía de los países en lo que se instalan, las reacciones contra aspectos negativos son cada vez mayores desde organismos internacionales o de movimientos antiglobalización. Se reclama una conducta más responsable de las EM sobre la sociedad y el medioambiente de estos países. Estas exigencias están más justificadas cuando se constata que estas empresas siguen aumentando sus beneficios, al mismo tiempo que crecen las desigualdades entre países ricos y pobres. TEMA 5: LA FUNCIÓN PRODUCTIVA DE LA EMPRESA 1. El área de producción de la empresa Producir consiste en crear valor al incrementar la utilidad de los bienes para satisfacer necesidades humanas. Ello implica realizar todas las operaciones necesarias para poner el bien a disposición del consumidor: adquirir las materias primas y transformarlas en productos terminados, y almacenar y transportar los bienes para distribuirlos y venderlos en el momento y lugar adecuados. Por tanto, la utilidad total de un bien se puede descomponer en cuatro tipos de utilidades que van añadiendo valor al bien: 1. La utilidad de forma, al transformar las materias primas en productos con la forma y las cualidades que el consumidor desea. 2. La utilidad de lugar, al situar el producto en un lugar cercano y cómodo para el consumidor. 3. La utilidad de tiempo, al permitir que el producto esté a disposición del cliente en el momento en que lo necesita. 4. La utilidad de propiedad, al facilitar la formalización de la venta y la entrega del producto al cliente, con el consiguiente traspaso de su propiedad. Mientras que la utilidad de forma la crea la función productiva de la empresa (área de producción), las utilidades de tiempo, lugar y propiedad las crea la función comercial de la empresa (área de marketing). Sin embargo, no es frecuente que una misma empresa realice todas las operaciones necesarias para crear la utilidad de forma de un bien. El proceso de producción El área de producción se encarga del aprovisionamiento de los factores productivos necesarios y de su posterior transformación en bienes y servicios. Para entender el proceso de aprovisionamiento y transformación, podemos observar todo lo que hay que hacer para producir. En primer lugar, es preciso disponer de la materia prima necesaria. A continuación, habrá que transportar estos materiales hasta el lugar donde se procesan para así obtener un bien que no esta terminado para poder satisfacer nuestras necesidades. Después se traslada a la fábrica donde con estos materiales que hemos producido acaban fabricando un bien terminado. Este ejemplo muestra que, aunque pueden ser distintas las empresas que llevan a cabo las actividades mercionadas, sus procesos de producción tienen una característica común: utilizan materiales más o menos elaborados; maquinaria e instalaciones, medios de transporte, etc.; y trabajadores especialistas en las distintas tareas para dar la forma adecuada al bien. Es decir, todo proceso de producción requiere unas entradas o factores de producción y genera unas salidas o productos. Tal proceso puede comportar cambios físicos o químicos en los materiales, un ensamblaje de componentes, etc. *Esquema página 86 libro 2. Tipos de sistemas productivos Si se observa la actividad productiva de las empresas, vemos que existen distintas formas de producir. Los criterios básicos que las diferencian son: 1. Según el destino del producto, la producción puede ser por encargo (por pedido), cuando la empresa elabora el bien o servicio a partir de los deseos del cliente (una reparación de fontanería), o para el mercado, cuando se produce para los consumidores en general. 2. Según el grado de homogeneidad del producto, se distingue entre producción artesanal y en serie o en masa. En la producción artesanal cada producto tiene sus propias características, mientras que en la producción en masa los productos son idénticos y estandarizados (ordenadores, bolígrafos, automóviles, etc.). Una forma intermedia entre la producción artesanal y en masa es la producción por lotes, en la que se fabrican cantidades pequeñas de una gran variedad de productos sector textil, calzado, juguetería, etc.). 3. Según la dimensión temporal del proceso, se distingue entre producción continua e intermitente. En la producción continua, el proceso se realiza sin interrupciones (altos hornos y, en general, los sectores en los que es muy costoso detener el proceso). Por el contrario, la producción intermitente no requiere continuidad y las interrupciones no plantean problemas técnicos ni costes (tallares de reparación, comercios, etc.). 3. Producción y eficiencia Una vez decidido que bien o servicio producir, hay que elegir la tecnología más eficiente para su producción, es decir, qué técnica se va a utilizar y cómo se van a combinar los factores de producción. Por tecnología se entiende el conjunto de procedimientos técnicos, equipos y maquinaria que se utilizan en el proceso de producción, así como la forma de combinar medios humanos y materiales en ese proceso. Eficiencia técnica y económica Si podemos optar entre varias técnicas para lograr una misma producción, escogeremos la más eficiente, es decir, la que emplea menos factores. Si una empresa consigue fabricar 100 pantalones con 4 máquinas en 100 horas del factor trabajo (técnica 1), es más eficaz que otra empresa que elabora solo 80 pantalones con esas mismas máquinas y con las mismas horas de trabajo (técnica 2). Por tanto, un método es técnicamente más eficiente que otros si la producción que se obtiene es la máxima posible con una cantidad de factores dada. Pero en la práctica, lo habitual es que nos encontramos con varias combinaciones igualmente eficientes desde el punto de vista técnico. Por ejemplo, se pueden fabricar los mismos 100 pantalones en 150 horas de trabajo pero con tres máquinas (técnica 3). No se puede decir si esta técnica es más o menos eficiente que la primera, porque exige más trabajo, pero con menos máquinas. Cuando son posibles varias combinaciones para lograr la misma cantidad de producción, la elección depende del coste de los factores. Calculando sus costes y comparando se observa que es preferible ta técnica 1, porque reduce costes, es decir, su eficiencia económica es mayor. Al elegir la técnica 1 frente a la técnica 3, estamos sustituyendo el factor trabajo por el factor capital, lo cual coincide con una tendencia en nuestra sociedad hacia procesos de producción cada vez más intensivos en capital. Una forma de producir es más eficiente técnicamente que otras si produce más bienes y servicios con los mismos factores (o produce lo mismo con menos factores). Y es más eficiente económicamente que otras si produce lo mismo con menos costes (o produce más con los mismos costes). La función de producción Una vez que sabemos cuál es la técnica más eficiente, hay que decidir qué cantidad producir. Para responder a esta pregunta, las empresas estudian su función de producción. Veamos como lo hacen a través del ejemplo de una empresa que produce pantalones. ¿Cuántos pantalones se podrán producir diariamente si suponemos que se dispone de un local y una máquina de coser, y que a corto plazo solo puede variar el número de trabajadores? Lógicamente, en estas circunstancias la producción de pantalones dependerá de la cantidad de trabajo que se utilice, como muestra la tabla del margen. En el gráfico, observamos que con el primer trabajador la producción pasa de 0 a 15 pantalones al día (Punto A). Este aumento refleja el producto marginal (PM) de ese primer trabajador, es decir, lo que este añade a la producción. Con un segundo operario, la producción alcanzaría los 34 pantalones (Punto B), aumentando el PM a 19 unidades. El que el PM del segundo trabajador sea mayor no se debe a su mayor talento o esfuerzo, sino a las ventajas de la división técnica del trabajo. El primero tenía que medir, cortar y coser, con la consiguiente pérdida de tiempo en cambiar de tarea. Con dos trabajadores, mientras uno mide y corta, el otro puede continuar cosiendo, y así aumenta significativamente la producción. Con tres trabajadores, la producción aumenta, pero solo en 10 pantalones. Esta disminución del PM se debe a que el tercer trabajador empieza a sobrecargar las instalaciones. Dos personas no pueden coser al mismo tiempo con una sola máquina, por lo que se pierde tiempo en esperas. Está limitación es aún más evidente con cuatro trabajadores, pues su PM es de 4. Si se contrata un séptimo trabajador, se molestan los unos a los otros y la producción disminuye. De este modo, el PM del séptimo es negativo, ya que desciende la producción de 51 a 47 pantalones (punto G). La función de producción indica como varía la producción cuando aumenta alguno de los factores y se mantienen constantes los demás. Los rendimientos decrecientes Como hemos visto, contratando más trabajadores no siempre se obtiene el mismo rendimiento. Si nos fijamos, al pasar de 0 a 1 de 1 a 2, la producción añadida va en aumento, esto es, los rendimientos son crecientes. Pero al pasar de 2 a 3 y siguientes, la producción de pantalones adicionales disminuye, es decir, los rendimientos son decrecientes. Ello se explica porque a medida que se contrata más trabajo, las instalaciones se comparten entre más trabajadores y llega un momento en que la limitación de espacio y de equipos hace que el PM empiece a disminuir. Según el principio económico de los rendimientos decrecientes, el PM de un factor de producción (por ejemplo, el trabajo) comienza a disminuir a partir de un determinado punto, a medida que se utiliza una mayor cantidad de él, si se mantienen constantes los demás factores. Para una empresa, comprender este concepto es importante, porque ayuda a decidir cuantos trabajadores se deben contratar a corto plazo a partir de una situación dada. A largo plazo, la cuestión varía, ya que podríamos construir una fábrica mayor o introducir nuevas técnicas de confección de pantalones (nuevas tecnologías), etc., y aumentar así nuestras posibilidades productivas, lo que daría lugar a una nueva función de producción. 4. Costes, ingresos y beneficios de la empresa Para poder producir, las empresas compran materias primas, contratan trabajadores, adquieren maquinaria, utilizan energía, pagan seguros y alquileres, etc.; es decir, se ven obligadas a consumir factores productivos que poseen también un valor económico. El coste de producción de un bien o servicio es el valor monetario de los factores utilizados para su obtención. Costes fijos y variables a corto plazo Dentro de los costes de producción es preciso distinguir entre dos tipos diferentes, los costes fijos y los variables:
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