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Trabajo en clase Diseño de peliculas, Monografías, Ensayos de Diseño

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Tipo: Monografías, Ensayos

2021/2022

Subido el 16/02/2023

Camilarchh
Camilarchh 🇦🇷

3 documentos

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¡Descarga Trabajo en clase Diseño de peliculas y más Monografías, Ensayos en PDF de Diseño solo en Docsity! Análisis de personajes en la filmografía de Wes Anderson. El caso de Academia Rushmore (1998), Los Tenembaums. Una familia de genios (2001) y Moonrise Kingdom (2012). Cristina Hernández-Carrillo de la Higuera1 Este trabajo realiza una investigación sobre uno de los grandes directores del cine independiente norteamericano, que dispone de una extensa filmografía y está aumen- tando en popularidad, se trata de Wes Anderson. A través de una metodología cualitativa de análisis de contenido se analizarán los personajes que construye el director para esbozar características comunes de ellos en su obra. Se escogen como muestra tres de las películas más representativas: Academia Rushmore (1998), Los Tenembaums. Una familia de genios (2001) y Moonrise King- dom (2012). Los resultados muestran que la obra de Wes Anderson recoge ciertos temas recurren- tes. Estos son: la defensa de la identidad propia de los protagonistas frente a una sociedad que presiona para que se adecúen al status quo; la desestructuración familiar y la representación de relaciones disfuncionales en ésta: hijos que se comportan mal para llamar la atención y padres responsables de las taras emocionales de sus hijos; y la presencia de amores “prohibidos”: entre alumno y profesora, entre hermanos y entre niños demasiado jóvenes. Las conclusiones son por lo tanto que los personajes del cineasta están construidos siguiendo un esquema similar y que tiene preferencia por mostrar estas temáticas a la hora de caracterizarlos. 1Cristina Hernández-Carrillo es doctoranda de la Universidad de Málaga en el programa Educación y Comunicación Social. 1. Los personajes en la filmografía de Wes Anderson A pesar de que Wes Anderson es ya un director consolidado y de popu- laridad notable y que la psicología de sus personajes constituye un elemento importante en su obra, son pocas las publicaciones que versan sobre esta temá- tica. Lo que hay publicado en el ámbito científico en castellano suele tratar sobre aspectos más técnicos, sin entrar en las características comunes de la psique de sus protagonistas. Así lo hacen Altarama-Rojas y Vílchez (2018), que analizan la importancia del uso de travellings en el estilo personal del di- rector, llegando a la conclusión de que este movimiento de cámara se utiliza para resaltar el encuentro que tienen los protagonistas consigo mismos y darle continuidad a la historia tras la maduración sufrida por estos a lo largo de la película. También Ferreras y Vergilio (2008) que utilizan las películas de Wes Anderson para discutir el concepto de alfabetización visual aplicando las he- rramientas de análisis de imagen como ejemplo del manejo intencional de éstas para transmitir significados. Debido a esto, y con la finalidad de encontrar bibliografía específica so- bre el papel que desempeñan los personajes en la filmografía del director, hay que ampliar la búsqueda a otros idiomas, encontrándose el mayor volumen en inglés. Thomas (2012) usa la película Academia Rushmore (1998) para examinar la relación entre la ironía y el afecto, y la forma en que la tensión entre estos modelos estéticos desestabiliza las suposiciones normativas y las expectativas en relación con el compromiso con los personajes. Propone que las películas del director, a nivel de tono, se podrían describir como “melancómicas”. Este artículo explora la relación entre los personajes y la estética en la pantalla que resulta en una dialéctica entre la disonancia afectiva y la excitación. En lo que a la psicología del personaje se refiere, el artículo señala que, a pesar de estar protagonizada por un joven y desarrollarse en un colegio, esta película difiere de la típica imagen del adolescente. Su target además se podría considerar una audiencia adulta, pues evoca algunos recuerdos de la Generación X, como es el libro al que hace referencia: “Diving for Sunken Treasure” de Jacques-Yves Cousteau. La autora señala que, como la mayoría de los protagonistas de Anderson, Max Fisher es un “outsider” y su sola apariencia sugiere un gag visual, recor- dando a Groucho Marx y las gafas postizas con nariz incluida. Desde el prin- cipio del film, se observa el contraste visual con respecto a sus compañeros de clase en el uniforme de Max, al cual ha incorporado una chaqueta azul. En cuanto al reconocimiento por tipología de personaje, Max encajaría fácilmente como el arquetipo del friki o empollón, que normalmente atrae el abuso de sus compañeros. Sin embargo, resalta el artículo científico, Rushmore no se ajusta a este estereotipo y no se adapta al cliché, pues retrata a Max como un antihéroe rebelde. A pesar de que se aprecia en él deseo de pertenencia, es diferente a los demás, pues dispone de un narcisismo casi sociópatico y de hyper-confianza, que le permite trascender o ignorar las normas sociales de conducta. Por otra parte, Orgeron (2007) sostiene que la lógica de la autoría de Anderson se organiza alrededor de los conceptos de juventud y dependencia, 3.1. La defensa de la identidad propia La defensa de la identidad propia es muy importante en las películas de Wes Anderson. Los protagonistas de éstas nunca se esfuerzan por encajar, ni por adaptarse al status quo a pesar de que las personas que les rodean no los aceptan o se ríen de ellos. Se pueden considerar como “outsiders” pero a ellos no les importa, lejos de eso parece que se enorgullecen de ser tan particulares. Se muestran aquí además diferentes tipos de inteligencias, que parece defender el director, alejándose del estereotipo de que es encesario sacar buenas notas o esfor- zarse mucho para alcanzar ciertos resultados. Sus personajes son conflictivos pero creativos, todos se refugian en el arte y son genios, de una o de otra manera. 3.1.1. Academia Rushmore (1998) En esta película se muestran dos personajes con una fuerte personalidad y comportamientos diferentes, que no se adecúan a los cánones establecidos por la so- ciedad. Se trata del protagonista, Max Fisher, un chico de 15 años que acude a una escuela elitista, y su mejor amigo, el Señor Blume, un millonario padre de familia. La propia presentación de personajes ya deja clara la diferencia entre Max y el resto de sus compañeros ya que él viste una chaqueta que le da un toque elegante al uniforme. También lo hace de manera intelectual, pues la primera vez que hablan de él es cuando su profesor dice que “es uno de los peores alumnos que tenemos”. Sin embargo, y a modo de contradicción, nos presentan todos los clubs en los que participa el protagonista: es editor jefe del Yankee Review, presidente del club de francés, modelo de las naciones unidas, vicepresidente del club de filatelia y numis- mática, capitán del equipo de debate, mánager del equipo de lacrosse, presidente del club de caligrafía, fundador de la sociedad de astronomía, capitán del equipo de es- grima… El director reivindica de esta manera los puntos de vista sobre su “éxito académico” y los diferentes tipos de inteligencias, que no son siempre las que valora el sistema escolar, como las matemáticas, sino que además pueden ser deportivas, interpersonales, musicales… Más adelante el profesor anuncia a Max que si suspende otra asignatura será expulsado de la academia, y enfatiza “muchas actividades extra- curriculares y poco estudio”, poniendo en evidencia lo anterior. Observamos que Max es un genio en varias disciplinas y aun así corre el riesgo de ser expulsado debido a una incomprensión de su talento por parte de la sociedad y del sistema educativo, lo cual es contradictorio pues entró en esa academia debido a una beca por su anterior obra de teatro. A pesar de esto, el joven muestra entusiasmo y ahínco, y cree en sí mismo, justificándolo de la siguiente manera: “¿Cuál es el secreto? Creo que tienes que en- contrar algo que te guste hacer y hacerlo el resto de tu vida”. Esta idea de perseverar en tus sueños y compartir tu talento con el mundo es un tema recurrente en el film, pues aparece también en el libro de Jacques-Yves Cousteau que Max saca de la bi- blioteca: “Cuando un hombre, por cualquier razón, tiene la oportunidad de llevar una vida extraordinaria, no tiene derecho de guardarla para sí mismo”. Max asume esta frase y siente que tiene una responsabilidad con el mundo y consigo mismo y es por eso le da igual lo que los demás piensen de él. Se trata así de un personaje profundo y lleno de contradicciones, que no atiende a los estereotipos propios del género cine- matográfico, pues por una parte participa en actividades típicas de “empollón” pero por otra saca muy malas notas. De igual forma encajaría en el estereotipo de friki, a lo que se le presupone un carácter reservado y sumiso, sin embargo, Max es decidido y lucha contra viento y marea para conseguir lo que quiere, es así un rebelde y cuando sus compañeros se meten con él no le intimidan y sigue hacia delante. Esto se puede apreciar cuando intenta hacer que el latín no desaparezca y finalmente lo consigue, fastidiando así a todos sus compañeros que la odian y la tendrán de asignatura obli- gatoria. Otra forma que tiene el director de romper con los estereotipos de la perso- nalidad es cuando Max decide invitar al matón de la Academia Rushmore a participar en su obra. Éste contesta “siempre quise estar en una de tus malditas obras”, se mues- tra así como a pesar de ser el popular del instituto posee un fuerte deseo de pertenen- cia (a diferencia de Max), y se pone en evidencia también como alguien a quien no se le presuponen artísticas sí que las demuestra. El director quita así esa concepción elitista que a veces se tiene del arte, que en sus películas une a todos y que actúa de forma sanadora. No se observa ningún esfuerzo por parte de Max por modificar su personali- dad para encajar con las personas que tiene alrededor, ni durante su estancia en la Academia Rushmore, ni al ir a un colegio público. Así lo demuestra al presentarse a sus nuevos compañeros, dando un discurso inapropiado para la situación y con un tono prepotente y repelente, que hace que el resto de la clase le mire con mala cara. Físicamente las diferencias son evidentes, pues continúa con su elegante chaqueta, cuando en ese instituto todos optan por ropa más cómoda y convencional. En cuanto al coprotagonista, el Señor Blume, también muestra una identidad propia y no se deja llevar por los cánones sociales. Es un rico benefactor de la acade- mia que Max admira. Su presentación de personaje consiste en dar un discurso fuera de lugar a los elitistas estudiantes, en éste dice a sus interlocutores que, si no son ricos, se encarguen de tirar a los ricos al suelo y recordarles que no pueden comprar una espina dorsal. El único que aplaude ante tan inadecuado consejo es Max. El Señor Blume se encuentra también siempre fuera de lugar: en su familia, en el trabajo y en la vida en general. Es por eso que entabla tan buena amistad con Max, los dos se complementan porque son dos “outsiders”. 3.1.2. Los Tenembaums. Una familia de genios (2001) A lo largo de la historia de los Tenenbaums hay varios personajes que cum- plirían con esta premisa. La película comienza con Royal, un padre de familia que al cumplir cierta edad se arrepiente de los comportamientos que ha tenido con sus alle- gados. Él está separado de su mujer desde hace más de 10 años y lleva sin hablarse con sus hijos ese mismo tiempo. Royal inventa que va a morir para retomar el con- tacto con ellos, esta actitud no es del todo convencional y muestra una personalidad muy fuerte y alejada de los convencionalismos y lo que se considera moral. Aun así, todos los miembros de la familia tienen su propia identidad, diferenciándose mucho los unos de los otros. Desde la presentación de personajes conocemos ya a los hijos de esta familia, que se nos introducen haciendo un flashback a cuando eran pequeños. Estos niños, Chas, Margot y Richie, desde tempranas edades demostraban ser unos genios en diferentes ámbitos. Chas en su infancia se nos presenta como alguien que ya hacía cosas de adul- tos y que tenía un sexto sentido para los negocios, comenzando con la venta de unos ratones dálmatas, y así cuando llegó a la adolescencia disponía de un gran entendi- miento de las finanzas. En su versión adulta padece ciertos problemas que han podido aflorar a causa de la inesperada muerte de su mujer, teniendo así la necesidad cons- tante de comprobar los elementos que pueden causar accidentes en su casa. Chas realiza simulacros de incendios en mitad de la noche con sus hijos, cronometra el tiempo que tardan en salir de la casa… adquiriendo comportamientos similares a aquellos que padecen trastorno obsesivo-compulsivo. Él no es capaz de afrontar su vida y es por eso por lo que se presenta en casa de su madre con maletas afirmando que la suya no es segura y que estará ahí hasta que instalen detectores de humo. Este joven no asimila sus emociones de manera efectiva y poner estas excusas es su ma- nera de pedir ayuda a sus familiares. La siguiente hermana, Margot, es adoptada, algo que su padre le recuerda en innumerables ocasiones. De pequeña escribía teatro y tenía tanto talento que obtuvo una beca, algo ya recurrente en el cine de Wes Anderson, si recordamos a Max Fisher de Academia Rushmore (1998). Su vida siempre ha sido atormentada debido a que se sentía fuera de lugar en la familia, pero ella aprovechaba el arte como forma de ca- nalizar su sufrimiento. Margot parece no afrontar la vida y a lo largo de la película parece que la culpa es de su padre Royal. Ella posee una relación tan atípica con su marido que tiene que venir su madre a recogerla y a salvarla, ya que éste le ha infor- mado que pasa todo el día en la bañera viendo la televisión. La falta de cariño le ha hecho no tener una vida corriente: ésta fuma compulsivamente y en secreto desde los 12 años, se escapó de casa a los 14 y volvió con un dedo menos y se casó por primera vez a los 19 sin que nadie lo supiera. En cuanto a Richie, de pequeño jugaba al tenis, lo que le llevó a ser un afa- mado deportista hasta que hace unos cuantos años, en un partido muy importante empezó a fallar sistemáticamente y perdió, para luego retirarse para siempre e irse a navegar en un barco. Desde entonces ha viajado por el mundo sin llevar una vida clara y ordenada, además, nadie sabe nada de él hasta que le comunican la enferme- dad de su padre y tiene que volver al hogar. Estos hermanos, a pesar de que se nos presentan como genios y como posee- dores de características excepcionales para su edad, en ningún momento expresan su temor a destacar o problemas que hayan sufrido por ser así. Ellos están contentos de ser como son a pesar de que, tal y como se nos muestra, en la película no se encuen- tran totalmente integrados en la sociedad. No tienen amigos, no se llevan bien su la familia, no disponen de trabajos “convencionales” y las relaciones interpersonales que establecen a lo largo del film no son del todo funcionales. Esta personalidad tan diferente y las ansías de alejarse de lo considerado como normal, se refleja una vez más en la filmografía del director en la ropa. Chas va siempre vestido con un chándal rojo, y decide vestir a sus hijos de la misma manera; Margot viste prendas elegantes, conservadoras e incluso vintage, pareciendo sacada de otra época y de otro estatus social; y por último Richie, que con su nueva condición de bohemio viajero, parece un náufrago, ocultando su cara bajo una espesa barba y el pelo largo que sujeta con su antigua cinta de tenista. Esta familia se muestra como desestructurada desde el primer momento que comienza la película, cuya primera escena son los tres hijos preguntando: “¿Vais a divorciaros? ¿Es por culpa nuestra?”. Se evidencia así cómo los niños sienten un sen- timiento de culpa que podría ser una de las causas de sus problemas. Además, tal y como se indica, “nunca llegaron a divorciarse legalmente”, lo cual hace que sea mu- cho más complicado cerrar el proceso. Simplemente un día cualquiera Etheline echa a su marido de casa debido a que se entera de infidelidades y entonces no vuelve a verlo hasta trece años después. Royal, el padre de familia, cuando se entera de que su mujer se dispone a rehacer su vida, es cuando inventa que va a morir, y decide insta- larse de nuevo en la casa familiar, aprovechando que el resto de hijos estarán ahí también. Se trata de un comportamiento tóxico y egoísta el engañar a toda su familia para conseguir lo que desea, trece años después, comenzando así su ansiada reconci- liación con un método un tanto amoral. El director acusa directamente a Royal de haber sido el causante de traumas en la vida de sus hijos. El caso más extremo se produce con Chas, con el que ha estado en los juzgados debido a la administración que hacía de sus empresas mientras éste pequeño genio era menor. El juicio termina en una resolución a favor de Chas, en consecuencia, el padre se muda a un hotel y se queda sin dinero. Este personaje odia abiertamente a su padre, pues siente que durante años se ha aprovechado de él, y a pesar de verlo en la camilla “grave” cuando finge estar a punto de morir, lo quiere echar de casa. Es también muy significativo que Royal muestra bastante poco respeto por la fallecida mujer de su hijo y además no conoce a sus nietos. Cuando llega a casa y entra en contacto con los dos pequeños resulta ser un mal ejemplo y, en contra de la voluntad de su hijo, los lleva a realizar actividades arriesgadas o ilegales para que sientan la vida como él lo hace: cruzan la calle en rojo o tiran globos de agua a los coches; lo cual enfada enormemente a Chas. Un caso diferente es Margot pues, aunque fue adoptada a los dos años, Royal nunca la ha sentido como su hija y no paraba de reprochárselo. Por ejemplo, cuando Margot estrena su primera obra de teatro el mismo día que cumple 11 años, el padre le dice que la obra no resulta muy creíble. Ella nunca ha recibido el apoyo ni la apro- bación que se necesitan para crecer de manera saludable y se ha convertido en una persona complicada. Esto no solo ocurre en su infancia, incluso en la línea temporal presente del film, cuando el padre pretende reconciliarse con su familia, no parece tener interés en Margot, pues sigue siendo igual de desagradable. Éste le reprocha “tú antes eres un genio”, ella contesta que no lo era, y el padre, lejos de contradecirla afirma: “Bueno, pues todos decían que sí”. Por otra parte, cuando con 14 años Margot intenta buscar alternativas para estas carencias afectivas y va a ver a su padre bioló- gico, éste nada más conocerla le pone a cortar leña, cortándole accidentalmente el dedo meñique que falta en su mano. Es por eso que, tanto Margot como Chas odian a su padre, y no le perdonan lo que ha hecho; sin embargo, Richie es el único que le apoya, quizás porque éste recibió un trato diferente por parte de su padre. Él era un gran tenista y Royal le llevaba a la ciudad los domingos, orgulloso, mientras los demás hermanos se queda- ban en casa, puede ser esto porque según la personalidad del padre la única actividad que le interesaba y que era merecedora de su atención era el deporte. Cuando Richie pierde un partido de tenis por tener un mal día al ver a su hermana con su nuevo marido desaparece para siempre, Royal le pregunta que porqué lo hizo a lo que Richie contesta “sé que no soportas las decepciones”. Se observa por lo tanto y, a pesar de ser el hijo con el que mejor se lleva, cómo hay una relación totalmente disfuncional entre padre e hijos en la familia, que hace que parezcan enemigos. Al final de la trama Royal decide cambiar pues se da cuenta de que esos seis días que pasó con su familia antes de que supieran que no iba a morir habían sido maravillosos. Es por eso que, decide conceder el divorcio a su mujer, participar en la organización de la nueva boda de ésta, e intenta comportarse mejor con sus hijos. 3.2.3. Moonrise Kingdom (2012) La familia en esta película se trata de manera antagónica en los dos protago- nistas, por un lado Sam es huérfano y por otro Suzy se podría considerar que perte- nece a una familia grande, que la sobreprotege; sin embargo, ambos se muestran dis- conformes con sus situación y eso les une. Cuando comienza el film el joven es en- viado al campamento por sus nuevos padres de acogida, pero cuando los llaman para notificarles que Sam se ha perdido, éstos les dicen que lo sienten pero que no pueden invitarle a que vuelva, que tiene un desequilibrio emocional, a lo que el monitor del campamento pregunta qué puede hacer con él y ellos se desentienden: “Eso depende de servicios sociales, se harán cargo de Sam, buena suerte”. Esto supone un duro revés para el chico, que cree que ellos serán los definitivos y dice a Suzy que parece que ahora se lleva mejor con sus padres de acogida y que empieza a tener una familia de verdad, aunque no llegue a ser como la de ella. Cuando los compañeros de Sam especulan sobre él y cotillean sobre sus rarezas, ellos mismos establecen un vínculo entre la falta de familia y sus afecciones emocionales: “He oído que no tiene familia y por eso está tan loco”. Esta idea de que el ser huérfano le ha causado serias taras emocionales es algo que el director pone en manifiesto en numerosas ocasiones, así lo repite otro niño de los Scouts más adelante: “Tiene desequilibrio emocional porque se murió su familia”. La situación de Sam termina con un final feliz, pues el monitor del campamento decide adoptarlo ante la ineficacia de los servicios sociales que dice que deberían llevarlo a un centro para tratarlo con electroshocks. Suzy, sin embargo, está en una familia convencional, aunque no se siente del todo querida debido a la pasividad de sus progenitores, y a que no parecen muy feli- ces, incluso se advierten síntomas de depresión, en un momento dado el padre llega a decir: “Ojalá salga volando el tejado y me absorba”. Además, cuando su hija desa- parece ni siquiera se alteran demasiado. La situación familiar se ve agravada cuando ella descubre una posible relación extramatrimonial entre el policía de la ciudad y su madre, y así se lo hace saber. Cuando la madre intenta darle lecciones sobre el amor y la quiere separar de Sam ella se lo dice: “Te odio, sé lo que haces con ese policía triste y tonto” y la ella únicamente contesta: “Pobre Suzy, ¿por qué todo es tan duro para ti?”. Parece que la hija se comporta constantemente de manera agresiva e intenta llamar la atención para poder solucionar su situación familiar, se encuentra en una etapa rebelde y llega a decir cosas que realmente no piensa, romantizando incluso la orfandad: “Siempre he querido ser huérfana, la mayoría de mis personajes favoritos lo son, creo que vuestras vidas son más especiales”. Es tan agresiva que hasta ame- naza a su padre una vez que la encuentran: “Yo que tú tendría cuidado, un día de estos alguien podría llegar demasiado lejos y quien sabe de lo que sería capaz”. En cuanto a la relación que tiene con sus hermanos tampoco es buena, ella está totalmente fuera de la familia y muestra un odio visceral hacia ellos, cuando uno de sus hermanos pequeños le dice que ha traicionado a su familia, ella responde orgu- llosa: “Bien, eso quería.” 3.3. Amores “prohibidos” Las relaciones de amor en las películas de Wes Anderson se muestran como algo prohibido pues los personajes se enamoran de alguien que no le puede corres- ponder, en la mayoría de los casos debido a las adecuaciones sociales (demasiada diferencia de edad, pertenencia al mismo núcleo familiar, demasiado jóvenes para tener una relación…). Esta frustración del enamoramiento desemboca en relaciones tóxicas, con comportamientos tales como el chantaje o el poner en riesgo la integridad física de las personas que se ven involucradas en tales relaciones. 3.3.1. Academia Rushmore (1998) Esta película trata sobre un triángulo amoroso, que se forma en el momento en el que Max conoce la Señorita Cross, profesora de la academia diez años mayor que él. Después de que Max presente a la profesora al Señor Blume, éstos se enamo- ran poco a poco. Sin embargo, Cross ha perdido recientemente a su marido, que era perfecto para ella y le cuesta por lo tanto abrirse al amor. El hecho de que sea mayor que él y que acabe de perder a su marido no es impedimento para Max, pues el joven protagonista está tan obnubilado con ésta que consigue que se vuelva a dar latín como materia y pide presupuesto para la construcción de un gran acuario simplemente por- que son cosas que a ella le gustan. Este amor tan irracional demuestra actitudes tóxicas en cuanto a celos, por ejemplo, cuando ella acude a una representación teatral del alumno acompañada de un enfermero de su edad, Max es muy maleducado con éste, bebe whiskey en la cena y comienza a insultar a la profesora y a su acompañante, alegando que ella sabe que está enamorado de ella y que ha sido muy poco adecuado traer a alguien. Tras esto la profesora se aleja de él, hasta que Max consigue convencerla de que pueden ser ami- gos de nuevo en un sentido estrictamente platónico. Los celos enfermizos continúan cuando Max se entera de que su mejor amigo y su amor platónico han comenzado una relación amorosa: se presenta a escondidas en el coche del Señor Blume para intimidarlo, entra en la clase de la Señorita Cross y le grita que le ha arruinado la vida… Es además el propio joven el que cuenta a la mujer del empresario que está con una mujer y en consecuencia ésta le echa de casa. La venganza de Max va a más, y llega a meterle un tubo con abejas a su amigo en el hotel en el que se hospeda. El punto final de este comportamiento es cuando le corta los frenos, ante lo cual el Señor Blume se ve obligado a denunciarlo. Ante esto, y el beso violento que trata de dar a la señorita Cross, el director expulsa al joven Fisher de la academia. A medida que avanza la película, Max entra en razón y vuelve al instituto e intenta recuperar su vida, debe así reconciliarse con el Señor Blume, al que tanto daño ha hecho. Para eso le propone ayudarle a conquistar a Cross, lo cual es difícil, pues convencionales. Remarca, así, cómo son excepcionales y se salen de la norma, atri- buyéndoles algunas características desde el principio. Cabe destacar también aquí la importancia del vestuario que, a parte de caracterizar psicológicamente a los prota- gonistas, los separa visualmente del resto. Además, los personajes que él nos muestra suelen correr la misma suerte en la vida, son personas que no encajan, pero a ellos les da igual y tienen una personali- dad tan fuerte que finalmente son aceptados por todos los de su alrededor que llegan a respetarlos e incluso a admirarlos. Esto podría ser un intento de Wes Anderson de reivindicar la necesidad de ser uno mismo ante las convenciones sociales. El director también pone en entredicho lo que se considera el éxito académico, pues sus prota- gonistas son genios, pero de diferentes ámbitos, en ningún caso se nos habla de que saquen buenas notas, sin embargo, muestran habilidades increíbles. De igual forma, el arte es algo presente en las tres películas, en concreto el teatro, y se usa éste de forma sanadora; cuando alguno de los personajes está mal recurre a alguna forma de arte para refugiarse en él. En lo que a la familia respecta, es bastante común que Anderson hable de familias desestructuradas y de relaciones familiares disfuncionales. Él culpa a los pa- dres de los traumas de los hijos, y para que las situaciones sean más evidentes, suele comparar casos antagónicos, por ejemplo, poniendo en manifiesto la atención que se le da a dos hermanos en la misma familia, o cómo un hijo sobreprotegido y otro desatendido pueden sentirse mal de la misma manera. La reacción que tienen los hijos ante las malas actuaciones de sus progenitores se basa en llamar la atención de diver- sas formas, desde portándose mal hasta a actuar de manera violenta. A pesar de que la representación que el director hace de la familia es bastante pesimista y no deja a los padres en muy buen lugar, finalmente estas situaciones siempre se resuelven y tienen un final “feliz”, aunque de tono melancólico. En cuanto al amor le gusta representar amores prohibidos, no porque sean no correspondidos (que en algunos casos también), sino porque no es adecuado o social- mente aceptado. Todas las historias de amor de los filmes seleccionados terminan mal o no se inician en ningún momento, alejándose del tipo de producto cinematográfico de las comedias románticas. Se aprecia un gusto especial por tratar el tema de los amores platónicos, y la nostalgia y melancolía que estos suscitan, al ser inalcanzables e “imposibles”. La romantización de estas historias y la tragedia se muestran a la orden del día, llegando a amar tanto los protagonistas que incluso en ocasiones ponen en riesgo su vida, siendo el amor prioritario por encima de todo lo demás. También encontramos en los tres casos la temática de los celos bastante presente, normalmente en los hijos, no siendo casualidad que sean los tres matrimonios adultos protagonistas los que cometan infidelidades, pudiéndose así establecer una relación de causalidad entre ambos hechos. Por los motivos anteriormente nombrados se considera que el director Wes Anderson sigue una línea muy similar en cuanto a la elaboración de sus personajes y la temática de su filmografía, recurriendo una y otra vez a los mismos conceptos, aunque se aborden desde puntos de vistas diferentes. Bibliografia Atarama-Rojas, T., y Vílchez, F. (2018). El uso del travelling como marca del estilo de Wes Anderson: análisis de Academia Rushmore (1998), Los Tenenbaums: una familia de genios (2001) y El Gran Hotel Budapest (2014). FOTOCI- NEMA. Revista científica de cine y fotografía, (17), 321-342. Carlson, G. (2005). You Are Forgiven: Interpersonal and Familial Ethics in the Films of Wes Anderson. Communication Ethics, Media & Popular Culture (249- 276). New York: Peter Lang Publishing. Cross, D. (2008). The American Family (Film) in Retro: Nostalgia as Mode in Wes Anderson’s The Royal Tenenbaums. Violating Time: History, Memory, and Nostalgia in Cinema, 159-179. New York: Continuum International Publishing Group. Ferreras, J. G, y Vergilio, L. (2008). A vueltas con la alfabetización visual: lenguaje y significado en las películas de Wes Anderson. IC Revista Científica de Infor- mación y Comunicación, (5), 248-287. Gooch, J. (2007). Making a go of it: paternity and prohibition in the films of Wes Anderson. Cinema Journal, (1), 26-48. Hancock, B. M. (2016). A Community of Characters–the Narrative Self in the Films of Wes Anderson. Journal of Religion & Film, 9(2), 3. Orgeron, D. (2007). La Camera-Crayola: Authorship Comes of Age in the Cinema of Wes Anderson. Cinema Journal, (2), 40-65. Thomas, D. J. (2012). Framing the ‘melancomic’: character, aesthetics and affect in Wes Anderson's Rushmore. New Review of Film and Television Studies, 10(1), 97-117.
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