¡Descarga El Triunfo de Baco y Las Hilanderas de Diego Velázquez: Mitología y Arte - Prof. Pérez Bow y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Filología hispánica solo en Docsity! Literatura Comparada El triunfo de Baco Diego Velázquez pinta este Óleo sobre lienzo entre 1628 y 1629 en el contexto de la corriente Barroca. Lo realiza desde las cortes de Felipe IV, para quien entonces llevaba trabajando cinco años como pintor de cámara. Pertenece su última década como artista junto con sus famosas Meninas y los también basados en mitología, Las Hilanderas y Mercurio y Argos. Este cuadro es fronterizo en las obras de Velazquez, pues, influenciado por Rubens, será la primera vez que se enfrente a la tradición clásica y a los semidesnudos. La escena es presentada por Velazquez de forma costumbrista. Sin embargo, la figura del dios olímpico Dionisio es delatada como principal por sus contrastes tonales con los colores ocres y opacos del resto de figuras. Velazquez le concedió una piel marmórea, pintándolo semidesnudo y vestido de la cintura hacia abajo con un atuendo rojizo. Se le representa bebiendo con un grupo de mendigos (a la izquierda) y con personajes divinos como un sátiro (a la derecha). Las caras de sus acompañantes rebosan de ebriedad, sus narices rojas y sus caras aturdidas delatan que han sido influenciados por las alucinaciones del vino. El cuadro será interpretado como una oda sobre las virtudes del vino. Además de convidar licor a mortales y creaturas mitológicas, Dionisio está coronando a un hombre que, por ser condecorado con las hojas de hiedra, podemos reconocer como poeta. A Baco también le concernía el dominio sobre las artes teatrales y líricas. En la mitología, Baco es representado como el dios del éxtasis, incitando a mujeres y hombres a romper a liberarse de las ataduras de las reglas. Bajo su mando se aceptan las orgías, la bebida desmesurada y la destemplanza de las masas bajo un frenesí descontrolado. Según relata Eurípides en sus Bacantes, en Tebas se celebraban las fiestas en su honor, donde durante una ceremonia tanto hombres como mujeres bebían vino de forma excesiva y se entregaban a la lujuria. Penteo, rey de esta ciudad, desaprobaba el desorden y las orgías, por lo que ordena apresar a las Bacantes y a un extranjero que era quien las alentaba a tales actos. Penteo no tenía idea de que el extranjero apresado era el propio dios Baco. Pronto, los reclusos escapan burlando al rey, quien, confundido, termina apresando un toro. Al darse cuenta de su aturdimiento, Penteo siente curiosidad por ver con sus propios ojos los cultos de las libertinas. Dioniso le indica que para poder observarlas sin peligro deberá trasvestirse – sucitando una referencia a convertirse en otra cosa por la influencia del vino-. Una vez disfrazado, el rey es conducido hasta el monte Citerón donde se hallan comenzadas las ceremonias. Entre las mujeres reunidas se encuentra Ágave, la madre del propio Penteo. El monarca se sube a las ramas de un árbol para observar mejor y de forma clandestina, pero es traicionado por Baco, quien revela su escondite y permite que sea masacrado por las Bacantes. Solo después de regresar al templo, Ágave despertará de su demencia y entenderá que la cabeza que muestra como trofeo de caza no es la de un león, si no la de su propio hijo. La imagen de Velazquez ha sido objeto de distintas interpretaciones. Orso en 1998 habla de una alegoría política, pues Baco fue considerado durante muchos años como el padre Mariana, fundador de la monarquía española. Esta creencia se origina en los falsos y populares cronicones de Annio de Viterbo, publicados en el siglo XV en España. También se cree que podría simbolizar la coronación de un poeta, debido a las hojas de hiedra y al ser Baco protector de poetas. Se podría interpretar Los borrachos como una alegoría de la protección que brindó la Corona a la creación artística, en un momento en que Velázquez tras ganar el concurso para pintar La expulsión de los moriscos, se ganó la hostilidad de sus rivales. Las Hilanderas
