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Economía Catalana en los Siglos XVII y XVIII: Aguardiente e Industria de Indianas, Ejercicios de Historia de Asia Oriental

Comercio ColonialHistoria económica de EspañaHistoria industrial

Este documento ofrece una visión detallada de la evolución económica de Cataluña durante el siglo XVII y XVIII, con enfoque en el crecimiento del comercio de aguardiente y la industria de tejidos estampados, conocidas como 'indianas'. El texto explica cómo la desviación comercial hacia el Atlántico y la manufactura de tejidos de algodón contribuyeron al auge económico de Cataluña, convirtiéndola en una de las capitales comerciales más importantes de Europa.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo se coordinaban las exportaciones catalanas con el comercio americano?
  • ¿Qué papel desempeñaron las industrias de indianas en el auge comercial de Cataluña?
  • ¿Cómo se relacionó la manufactura de tejidos de algodón con el comercio colonial catalán?
  • ¿Cómo se desarrolló el comercio de aguardiente en Cataluña durante el siglo XVII?
  • ¿Qué fueron las 'botigues de teles' y cómo influyeron en el comercio catalán?

Tipo: Ejercicios

2019/2020

Subido el 13/12/2022

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¡Descarga Economía Catalana en los Siglos XVII y XVIII: Aguardiente e Industria de Indianas y más Ejercicios en PDF de Historia de Asia Oriental solo en Docsity! Història Moderna de Catalunya. Grup A [Título del documento] ÍNDICE 1. El creixement de la segona meitat del segle XVII 2. El creixement de la draperia en el segle XVIII 2.1. La Industria de Indianas 2.2. Las nuevas tecnologías y las máquinas de hilado 2.3. Les botigues de teles...............................................................................................9 3. L’exportació catalana a Europa. 3.1. El aguardiente 3.2. El vino 3.3. Manufacturas y otras exportaciones.....................................................................13 4. Fases y consecuencias de la exportación americana. dirigida a la creación del mercado catalán.7 Barcelona se convierte en una ciudad de servicios y la mayoría de la producción se desplaza fuera. A estos cambios se le suman los que empiezan a surgir en la producción agraria y de las manufacturas y en torno a la actividad comercial. Algunos de estos cambios en el terreno agrario responden a la expansión de las leguminosas, especialmente faves, al avance de la rotación trienal y el aumento en el cultivo de viña y olivos. Entre las últimas décadas del s.XVI y las últimas del XVII el guaret va a ir retrocediendo, aparece el blat de moro, el arros y los cultivos de huerta.8 En este contexto, especialmente en la Catalunya Vella, agafen embranizada les parceries, les rabasses mortes i els arrendaments de masos; a la Catalunya Vella se invertía en tierras y se empezaban a hacer teusis desnaturalizadas, a perpetuidad pero a partes proporcionales, surgiendo así no solo parceros, sino especialmente jornaleros.9 Al crecer la renda de la terra, aparecen a su vez rendes diferencials que derivarien en un fort endeutament, accediendo el capital a la propiedad de la tierra. En cuanto a las novedades comerciales, Catalunya se involucró en ya no solo en reforzar el comercio mediterráneo, sino también a dar un paso hacia el Atlántico, llegando a experimentar las competencias del comercio exterior francooccitano y genovés. El siglo XVII pondrá las bases del comercio exterior catalán, especialmente las vinculadas al comercio del vino y el aguardiente. Será indiscutible el crecimiento de este tipo de comercio desde 1664 hasta final de siglo. Carlos Martínez Shaw nos habla de la importancia cada vez mayor del tráfico de Barcelona y Mataró en el Atlántico y con Cádiz, desde donde se accedía al comercio colonial americano. Las embarcaciones catalanas, asegura, eran alrededor de un 60%, aunque estas eran de tamaño reducido. No habría que olvidar el importante papel de una creciente burguesía barcelonesa de botiguers de teles i menestrals.10 A pesar de esta evolución y crecimiento en el comercio, existió un desequilibrio importante entre las importaciones y las exportaciones en el puerto de Barcelona. 7 SERRA I PUIG, E. (1986). “Per una cronologia i interpretació…p.303 8 DURAN, M. (1985) L’evolució de l’ingrés senyorial a Catalunya (1500-1799) en Recerques, 17, p. 7-42 9 SERRA I PUIG, E. (2008) La propietat. Mercat de la terra i evolució de la renda (segles xvi i xvii), en Història Agrària dels Països Catalans. Vol. III. Edat Moderna, Barcelona, Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació, UB, UAB, UG, UIB,UJIer, UL, UPF, URV, UV, p. 511-557. 10 MARTINEZ SHAW, C. (1978) El comercio marítimo de Barcelona, 1675-1712. Aproximación a partir de las escrituras de seguros, en Estudios históricos y documentos de los archivos de protocolos, VI, pp. 287-310. Mientras las primeras aumentaban, las exportaciones bajaron considerablemente, hasta llegar a reducirse a una tercera parte. La importación de mercaderías del extranjero equivalía a catorce veces el valor de lo que se vendía. El aumento de estas compras significaba un incremento en el nivel de consumo y un déficit en la balanza comercial.11 Para dar respuesta a este hecho, Josep Fontana propone la teoría de que el marco cambiante de intercambios en el Mediterráneo y la influencia de comerciantes holandeses e ingleses, proveedores de cereales que consiguieron aumentar su dominio en este mar, por lo que no habría sido por una decadencia provocada por los ejes mercantiles en la mediterránea al atlántico sino por una incursión de comerciantes del atlántico. En Cataluña se empezó a traer trigo del norte de Africa para completar al que se recibía del norte de Europa. En África estas importaciones catalanas no eran contrastadas con mercaderías, solo con plata. Con Inglaterra y Holanda era distinto, las importaciones se compensaban con exportaciones locales.12 Un factor que favoreció la expansión de las relaciones con el Atlántico fueron las medidas de Colbert contra el comercio holandés, las guerras de Holanda e Inglaterra y en especial las de Holanda contra Francia, desviaron de los puertos franceses del Atlántico a ingleses y holandeses. Esta desviación afectó a la economía catalana en cuanto a que las medidas de Colbert consiguieron que tanto holandeses como ingleses empezasen a buscar aguardientes al Mediterráneo, con una rápida respuesta de Catalunya, en la que a finales del siglo XVII se concentraron una gran cantidad de alambins productores de aguardiente, llegando a ser la mayor de la Península.13 Aunque al parecer el aguardiente ya se destilaba a finales del XVI, era una actividad menor que no tuvo gran expansión hasta la segunda mitad del XVII. Un dato interesante es el hecho de que existían botiguers de roba, con buenas ventas a su favor, que participaban también en la venta tanto de productos agrícolas, como la exportación de aguardiente, llegando a concentrar cerca de la mitad de las exportaciones registradas. Tras la Guerra de Successió, las últimas décadas del siglo XVII fueron decisivas para configurar las bases de la expansión económica del XVIII14 Durante los últimos años del 11 FONTANA, J. (2002) En els inicis de la Catalunya contemporània: l’economia a la segona meitat del segle XVII en Quaderns de Història,7, p.15 12 Ibid. p.16 13 TORRAS, J. (1996), Productes vitícoles i integració mercantil a Europa, ss. XVI-XVIII. Una panoràmica, Estudis d’història econòmica, 14, pp. 23-33. 14 SUGRANYES, A. (1994), El Camp de Tarragonai el Priorat durant els segles XVIII y XIX. Les bases demografiques, agraries i comercials de l'expansio set-centista.  [Tesis de Doctorado, Universidad Autónoma de Barcelona]. Repositorio Dialnet. p. 562 siglo XVII vemos el nacimiento de lo que acabará siendo el modelo del comercio exterior catalán, es decir, intercambios de productos agrarios del interior contra importaciones industriales, especialmente tejidos, que entrar por los puertos de Barcelona y Mataro.15 2 EL CREIXEMENT DE LA DRAPERIA EN EL SEGLE XVIII La recuperación agraria que se produjo en territorio Catalán durante la segunda mitad del siglo XVII fue el punto de partida para el crecimiento de las economías experimentado durante el siglo XVIII. Esta recuperación en la agricultura y la introducción de novedades y cambios favorecieron la aparición de un sector de campesinos acomodados que pudieron ampliar sus explotaciones gracias a la adquisición de nuevas parcelas de terreno, además de poder desarrollar estrategias rentistas gracias a diversos grupos no agrarios que invirtieron en propiedades de la tierra. De esta manera, se aprovecharon del aumento demográfico y del aumento de la demanda del mercado internacional para impulsar el proceso de roturación y ofrecer fórmulas como la “rabassa morta”, lo que permitió a muchos propietarios orientar la producción agraria al estímulo del mercado y favorecer la difusión de cultivos comerciales como fue el vino y el aguardiente.16 J.Torras destacó que la especialización vitícola del Penedés y el Camp de Tarragona desplazó las actividades manufactureras a otras áreas, por lo que de forma pararela se experimentó el mismo proceso en la industria pañera. Estos procesos de concentración de diversas especialidades de industrias manufactureras empiezan a ser comunes. Barcelona se especializó en la realización de artesanías más cualificadas y se dedicó al control de las redes de distribución y comercialización del conjunto de productos elaborados en el resto del territorio. 17 La pañería catalana se concentró en centros semiurbanos y rurales donde la fuerza de trabajo era más barata. Estas zonas se orientaban a la producción de productos de menor calidad, más sencillos, con el fin de evitar la competencia de artículos extranjeros de mayor calidad. Existieron muchos oficios relacionados con la pañería, pero los 15 FONTANA, J. (2002) “En els inicis de la Catalunya…”p.18 16 FRANCH BENAVENT, R. (2008) La diversidad de los modelos de crecimiento: el contraste entre la evolución económica y el marco social de Cataluña y Valencia en el siglo XVIII Ricardo Franch Benavent, en Pedralbes, 28, p.307 17 Ibid. 314 Pese al furor causado por la industria de los tejidos de indias, el sector de la hilatura no parece que tuviese una evolución reseñable hasta 1760. Las primeras técnicas de hilado procedían de Alemania y con ellas se introdujeron grandes ruedas de hilar y una maestra hiladora como instructora. En 1765 cerca de 55 hilanderas habían recibido aprendizaje. La mecanización del proceso se introdujo de forma tardía en Cataluña, la máquina de hilar conocida como “Spinning Jenny” no llegó hasta 12 años después de su adopción en Francia en 1772. La maquinaria Arkwright (bastidor de hilado movido por agua) se construyó en Madrid en 1789 para su posterior instalación en la Real Manufactura de Ávila.22 La tecnología de su construcción pronto llegará a la industria catalana. Se presentó una solicitud para encargar la construcción de un surtido de maquinarias que incluían una máquina de cardar, otra de torcer, cuatro de hilar y una de devanar. Estas maquinarías irían a Tarragona a cargo de la Hacienda Real.23 Otro de los canales de transferencia tecnológica fue a través de Barcelona mediante un constructor de maquinaria llamado Pablo Serrano, quien fue empleado por la compañía “Serra y Torroella” constituida por un platero barcelonés, Joan Serra y unos fabricantes de medias de Olot “Miquel Torroella y Compañía” para construir cuatro máquinas Arkwright en 1793. Las máquinas se acabaron de construir en ese mismo año y se transportaron a Barcelona en 1795.24 No tardaron en surgir imitadores de esta compañía, como es el caso de la de Pablo Ramón e Hijo, dedicados a la estampación de indianas, introdujeron la primera máquina cardadora en Cataluña en 1790.25 La guerra con Inglaterra de 1797 paralizó el comercio colonial, pero resultó ser muy favorable para mejorar las tecnologías mecánicas del hilado al necesitar ir más rápidos en la adopción de las nuevas tecnologías como es el caso de la Arkwright. La Gran Guerra con Francia también estimuló la puesta en marcha de las nuevas máquinas de hilar debido a la necesidad de sustituir la importación de hilos franceses. Por otro lado, la introducción de la “Mule Jenny”, aunque también tardíamente, se debió a la política revolucionaria y al Pacto de Fontainebleau en el que la partición de Portugal supuso mayor acceso a la tecnología textil.26 22 THOMSON J.K., (2003) “Transferencia tecnológica…” p.24 23 MARTÍN GARCÍA, G. (1989), La industria textil en Ávila durante la etapa final del Antiguo Régimen. La Real Fábrica de Algodón, Avila, Institución Gran Duque de Alba Diputación D.L, pp. 348-349 24 THOMSON J.K., (2003) “Transferencia tecnológica…” p.25 25 THOMSON J.K. (1994), Els orígens de la industrialització a Catalunya. El cotó a Barcelona (1728- 1832), Edicions 62, Barcelona pp.312-313 26 THOMSON J.K., (2003) “Transferencia tecnológica…” p.27 2.3 Les botigues de teles Un claro ejemplo de la evolución económica y social durante los siglos XVII y XVIII fueron las tiendas de telas. Pierre Vilar hizo un cálculo de la cantidad de tiendas de telas que existían en Cataluña en el siglo XVII a partir de una encuesta que se realizó en 1778, comprobando que la mayoría se localizaban en la zona del nordeste y el litoral catalán, con grandes núcleos comerciales en la Cataluña interior y occidental. La información con respecto a siglos posteriores es menos concreta. Un estudio hecho en 1732 relacionó el volumen de indianas y demás géneros de algodón en Barcelona y el existente en otras zonas del país, sugiriendo una importante demanda de géneros textiles en Barcelona.27 Con estas dos encuestas se puede observar un desarrollo en el nordeste, en el litoral y en el interior del Principado, donde el crecimiento demográfico y económico fue más importante. Para que estos comercios se mantuvieran en pie fue necesario que se desarrollara el concepto del crédito. El tendero ofrecía a sus clientes facilidades para pagar los productos, cosa que hacía que cada vez más gente pudiese adquirir los textiles. Ofrecer pagos a crédito suponía por otra parte para el tendero, un gran riesgo e importantes pérdidas de capital. En los libros de cuentas el tendero anotaba nombre y apellidos, además de la procedencia y la profesión de los clientes que le debían dinero. El hecho de apuntar el oficio podría significar o que el cliente no era muy conocido o bien que tenían otros clientes con el mismo nombre, lo que supondría que el número de personas que podían comprar sus productos aumentaba y que el negocio iba creciendo y consiguiendo cada vez más capital para financiar, lo que les permitía convertirse en distribuidores de tejidos a otros comercios.28 Con el tiempo se fue ofreciendo más disponibilidad de crédito, bien por el aumento del precio de las telas o debido a la mayor capacidad de endeudamiento de los clientes. Al parecer, el volumen de duda de los barceloneses fue disminuyendo, correspondiendo a un proceso de integración del mercado en el que Barcelona se mantenía a la cabeza. Las ventas realizadas fuera de la capital eran de artículos de cierto lujo, aunque fuesen de forma muy esporádica, pagándolas a crédito. Pronto empezaron a intensificarse los 27 TORRA FERNÁNDEZ, L. (2001) Botigues de teixits, crédito comercial y crédit al consum: Xarxes comerciales a la Catalunya del segle XVIII, en Recerques: historia, economía, cultura, nº41, pp. 6-7. 28 TORRA FERNÁNDEZ, L. (2001) “Botigues de teixits…” pp. 11-13 intercambios fuera de Cataluña debido al aumento de la capacidad y las transformaciones económicas, especializándose en la fabricación de productos destinados tanto a la comercialización lejana. De aquí surgieron profesionales que se encargaron de estas funciones como traginers y negociantes que empezaban a tener contactos comerciales con diversas áreas del Atlántico y el mercado colonial. Los tenderos buscaban arriesgar y abrirse a nuevos mercados.29 3 EXPORTACIONS CATALANES A EUROPA Como hemos estado viendo hasta ahora, el auge demográfico y los cambios agrarios han permitido una estabilidad y un avance en Cataluña que ha dado pie a un renovado sistema de producción comercial, rozando los primeros parámetros del capitalismo y la industrialización. Uno de los fenómenos más característicos del siglo XVIII es pues un aumento de la población sustentado en una agricultura en pleno auge (roturación, especialización de cultivos, comercialización del producto agrario, aumento de precios y rentas…). Toda esta evolución en los campos permitió una expansión en la industria, con muchas industrias tradicionales reactivadas motivadas por diversas oportunidades ofrecidas. Los nuevos intercambios de productos hicieron aparecer a su vez subsectores industriales con un futuro prometedor que ampliaba las miras más allá de la propia tierra. Ya no primaba el autoconsumo y la viña se convirtió en algunas zonas en un monocultivo con previsión comercial estimulado por los destiladores de aguardiente extranjeros. Esta bebida producida en Cataluña se expandió al norte de Europa, lo que a su vez permitió un gran avance en la industria textil. A cambio de este aguardiente se recibía lino, que era utilizado en la industria de indianas, como también se ha mencionado. Los comerciantes de tela tratados en el último punto, que llegaron a un nivel económico suficiente para aventurarse en nuevos planteamientos comerciales fueron, como asegura Francesc Valls, los verdaderos impulsores de la posición comercial avanzada sobre la española, que encontraron en el aguardiente catalán una fuente de financiación para su comercio de compraventa de tejidos y un nuevo negocio añadido, con el que conseguían 29 Ibid, pp. 21-27 sin embargo, el mercado catalán necesitaba la demanda de diversos alimentos. Las salazones postergaron a los granos, pero los cereales bálticos tuvieron cierto peso en los consumidores de la costa catalana. Pese al corsarismo en la zona de intercambio con el Mediterráneo musulmán, el grano del báltico fue adquiriendo importancia a lo largo del siglo XVIII. En caso de escasez agrícola se recurría a los granos norteafricanos, mucho más baratos. La reexportación de productos coloniales es una de las pocas opciones que tiene la oferta catalana, aunque estas relaciones comerciales también eran algo deficitarias, en parte a causa de la carencia en el mercado para producciones europeas. La plata americana es la única moneda de cambio posible. Las manufacturas catalanas no lograron poder competir con otros mercados, no así, como hemos visto, con las exportaciones de aguardientes. Pese a todo, las exportaciones no alcanzan a compensar las importaciones con el mayor déficit de todos los tráficos, necesitando de equilibrarlas con las coloniales y con pagos en plata americana.37 4. FASES Y CONSECUENCIAS DE LA EXPORTACIÓN AMERICANA Historiográficamente se ha mantenido la idea de que durante los siglos XVI y XVII el comercio catalán en general y el colonial en particular no han tenido apenas significancia comparado con el comercio castellano.38 La política proteccionista española obligaba a canalizar toda actividad comercial a través de Cádiz y los catalanes no parece que tuvieran protagonismo alguno en este comercio hasta el Decret de Lliure Comerç amb América, con el que empezaron a salir barcos hacia las colonias siempre que registraran las cargas en el puerto de Cádiz. A partir de aquí, Cataluña se posicionaría como primera potencia de exportación gracias en parte a su poderosa flota mercante. La llamada Carrera de Indias se extiende desde finales del siglo XV hasta principios del XIX, por lo que hay cerca de 200 años de “páginas en blanco” sobre el papel de Cataluña en este comercio.39 No existen apenas investigaciones para el período del comercio colonial catalán para el siglo XVI. El Dret de Bolla, con el que se gravaba 37 OLIVA MELGAR, J.M (1993) “Los intercambios…”, pp.96-98 38 Para ver algunas de estas ideas y debates sobre este asunto: MARTINEZ SHAW, C. (1980) Cataluña y el comercio con América. El fin de un debate, en Boletín Americanista, nº30, pp.223-236) 39 LOBATO FRANCO, I. (2017) Cataluña en la Carrera de Indias, treinta y cinco años después. Lo que queda por hacer, en Espacio, Tiempo y Forma, Serie IV, Historia Moderna nº30, pp.367-369 la producción y comercialización de los tejidos y que aportaría bastante información tampoco parece que haya sido suficientemente investigado. 40 Por lo tanto, nos quedamos por el momento con lo que se sabe del comercio catalán en América a partir del siglo XVIII a partir del Decret de Lliure Comerç. Desde las últimas décadas del siglo XVII se empiezan a constatar numerosas llegadas de barcos catalanes a los puertos de Sevilla, Cádiz y Lisboa, las cuales conectaban directamente con el comercio americano. A partir de este auge significativo Cataluña intenta tener una mayor participación en la Carrera de Indias, dedicando un esfuerzo considerable en reforzar y mejorar su marina mercante, multiplicando además las sociedades mercantiles con las que contaba y aumentando los productores agrícolas e industriales en aquellos puertos, especialmente en Cádiz. Con el progresivo asentamiento de su base productiva, la penetración en la carrera de Indias pasó del comercio indirecto desde el tráfico de Cádiz desde donde se gestionaba la salida de productos a América y su retorno a Cataluña, hasta empezar con las primeras expediciones directamente hacia el continente con la aparición de sus primeros consignatarios en el nuevo territorio. En 1755 se funda la Real Compañía de Comercio de Barcelona a Indias, consiguiendo un reconocimiento oficial, además de obtener seguridad jurídica en el comercio y excensiones fiscales.41 Entre los siglos XVI y XVII la Casa de Contratación de Sevilla, y desde 1717 en Cádiz, controlaba todo el tráfico transatlántico hacia América. Cualquier barco que se dirigiese hacia las colonias debía ser registrado en la Casa de Contratación y obtener el permiso para realizar la travesía o descargar la mercancía que llevaran. La consolidación de este cabotaje ofreció a los comerciantes catalanes la forma de hacer llegar directamente sus mercancías a puertos americanos.42 La efectividad de la salida desde el puerto de Cádiz solo fue efectiva años después de la guerra de Sucesión, tras la que se hicieron permanentes las relaciones con la cabecera del monopolio y los catalanes pudieron ir instalándose en la bahía. Los corresponsales catalanes fueron prescindiendo poco a poco de los intermediarios gaditanos, 40 Ibid. pp.374-375 41 OLIVA MELGAR, J.M (1988) El comercio colonial de Cataluña en la época de Carlos III: del sistema de puerto único al comercio libre. aportaciones y debates. Pedralbes: Revista de Historia Moderna, nº8, p.450 42 TORTELLA CASARES, G. (2014) La economía catalana en el siglo XVIII: algunas precisiones. Discurso de investidura Doctor Honoris Causa, Universidad de Alicante, pp.22-24 aumentando la carga de mercancías catalanas en las flotas y anotando registros sueltos en la cuenta de comerciantes de Cataluña. El cabotaje en Cádiz logró que se creara un entramado comercial lo suficientemente sólido para que las exportaciones, los capitales y los hombres encargados estuviesen perfectamente coordinados en función de lo que Cataluña comerciara con América, donde también empezaron paulatinamente a instalarse corresponsales catalanes, pudiendo de esta manera desarrollar múltiples formas de comercio con América, entre las que se incluye el comercio libre.43 No se tardó en conseguir que una marina propia entrara en la Carrera de Indias, consiguiendo así que todos los elementos del tráfico comercial fueran catalanes. Las expediciones seguían saliendo desde Cádiz previo permiso, pero con registro suelto según las condiciones del Proyecto de 1720, con el que se establecía un marco jurídico para la navegación colonial hasta 1756. Era la propia colonia catalana que se había establecido en Cádiz la encargada de mantener una responsabilidad directa con la Casa de Contratación, pero las empresas seguían financiadas y organizadas desde Cataluña. La embarcación y la carga es también catalana, saliendo desde el puerto de Barcelona la mayoría y habiendo estibado previamente en él, por lo que el monopolio gaditano no era ya más que un mero trámite administrativo. De esta manera desde 1745 es la propia marina catalana la encargada del comercio colonial de Cataluña.44 En 1755 se crea la Real Compañía de Comercio de Barcelona, proporcionando la cobertura jurídica que hacía falta para el comercio colonial, aligerando a su vez la carga fiscal debido a diversas exenciones, todo un logro para la burguesía mercantil catalana, aunque no lograse proveerles más que de unos dividendos mediocres. Esta compañía estuvo 30 años en activo e hizo sus principales expediciones hacia Puerto Rico, Santo Domingo y La Margarita, consiguiendo un gran movimiento comercial. Fueron muchas las embarcaciones catalanas que partieron hacia América antes de 1778, algunas de ellas formaban parte de expediciones de comercio libre en las que la Real Hacienda aprovechaba para fletar partes de buque disponibles. Las medidas de comercio libre fueron dictadas en el gobierno de Carlos III. La primera de estas medidas habilitaba nueve puertos metropolitanos, contando con Barcelona, para un comercio directo con la región antillana. Le siguieron diversas disposiciones que culminaron con el Reglamento del 12 de octubre de 1778, la máxima expresión de la reforma del 43 OLIVA MELGAR, J.M (1988) “El comercio colonial de Cataluña…” pp.452-453 44 MARTÍNEZ SHAW, C. “Calaluña en la Carrera ...”, pp. 143-198 - (1986) Per una cronologia i interpretació de la crisi del segle xvii, a Terra, Treball i Propietat. Classes agràries i règim senyorial als Països Catalans, Barcelona, Crítica, 1986. - (2013) La crisis del segle XVII i Catalunya, Butlletí de la Societat Catalana d’Estudis Històrics, nº XXIV, pp.297-315 GIMÉNEZ BLASCO, J (2001). Mataró en la Catalunya del segle xvii: Un microcosmos en moviment. Mataró: Caixa d’Estalvis Laietana. TORRA, L. (1997), Comercialización y consumo de tejidos en cataluña (1650-1800), Revistade Historia Industrial, 11, pp.177-196. THOMSON, J. 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