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Arqueología y su relación con la Historia Documental - Prof. Colon Diaz, Apuntes de Geografía

Historia del arteHumanidadesArqueologíaArqueología Clásica y la Historia

Este texto explica lo que es arqueología, su relación con la historia documental y otras disciplinas afines. Se abordan las diferentes especializaciones históricas de arqueología y su evolución a lo largo del tiempo. Además, se analiza la importancia de arqueología en el estudio de la historia y cómo ha influido en el conocimiento de diferentes culturas y épocas.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo se debe replantear el contenido de la Arqueología Clásica?
  • ¿Cómo se diferencia la Arqueología Clásica de la Historia documental?
  • ¿Qué problemática independiente presenta la Arqueología Clásica?
  • ¿Qué objetivos persigue la Arqueología Clásica?
  • ¿Cómo se relaciona la Arqueología Clásica con la Historia del Arte?

Tipo: Apuntes

2016/2017

Subido el 25/10/2017

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¡Descarga Arqueología y su relación con la Historia Documental - Prof. Colon Diaz y más Apuntes en PDF de Geografía solo en Docsity! Descargado en: patatabrava.com ARQUEOLOGIA (UCA) TEMA 1 CONCEPTO DE ARQUEOLOGIA BERNAL, DARIO 16-17 Introducción a la Arqueología Grado de Historia 1º Ciclo Área de Arqueología Curso 2016 – 2017 Profesores: Darío Bernal Casasola José Juan Díaz Rodríguez Mª Ángeles Pascual Sánchez MÓDULO I: Introducción a la Arqueología como ciencia. Tema 1 Concepto de Arqueología. Índice 1. Definición, objeto y marco temporal de estudio. 1. Definición de Arqueología. 2. Arqueología y Ciencia. 3. Objetivo de estudio y marco temporal. 2. La Arqueología y sus relaciones con otras disciplinas. 1. Arqueología e Historia Documental. 2. Arqueología e Historia del Arte. 3. Arqueología y Antropología. 3. Las especializaciones históricas de la Arqueología. 1. Arqueología Oriental y Egiptología. 2. Arqueología Clásica. 3. Arqueología Medieval. 4. Arqueología Postmedieval, Historical Archaeology o Arqueología Industrial. La Arqueología Contemporánea. 4. Aplicación de la perspectiva antropológica: las “arqueologías temáticas”. 4.1 Arqueología de la Muerte. El enterramiento como reflejo de la sociedad. 4.2 Arqueología de Género. 4.3 Arqueología de la Producción. 4.4 Arqueología del Culto. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 3 La Historia, que sirve como marco de encuadre a esta clase de Arqueología, siempre se ha visto desde esa perspectiva en entredicho como Ciencia, por el subjetivismo que implica un investigador vivo y cambiante operando sobre objetos tan vivos y cambiantes como él mismo. Sin embargo, el carácter científico de la Historia es reivindicado recientemente por escuelas que parten de posiciones teóricas muy distintas. Los historiadores de corte marxista lo hacen desde la rigurosidad metodológica del materialismo histórico. El pensamiento posmoderno en general y sus aplicaciones a la teoría arqueológica lo hacen a partir de una definición radicalmente diferente de Ciencia. Una reconsideración de esas bases generales del conocimiento humano conduce a una ruptura epistemológica, una “revolución” que da paso a un nuevo paradigma científico. Esta posición niega, por ejemplo, la objetividad de los datos materiales ya que nuestra percepción de los mismos está inevitablemente mediatizada por nuestra experiencia intelectual y teórica previa. Por otra parte se observa la ausencia de experimentos reales en algunas de las ciencias más “indiscutibles”, como las Matemáticas o la Astronomía. Desde ese punto de vista el método científico no consiste en demostrar una hipótesis de manera incontestable y convertirla en ley universalmente aplicable, en una "verdad absoluta", ya que incluso las que se dan por más establecidas (p.e. las leyes “universales” de la Física) se han demostrado cambiantes. A lo que se aspira es a elegir la mejor entre varias hipótesis posibles contrastándolas con los datos empíricos. Es decir, se trataría de conjugar la evidencia conservada, en nuestro caso los restos arqueológicos, con la experiencia personal del investigador. A partir de ambas fuentes de conocimiento se plantearían varias soluciones posibles a los problemas científicos, de las cuales el investigador elegiría la que considerase más adecuada. Por tanto, la objeción citada más arriba sobre la subjetividad en el trabajo del historiador se convertiría no en un inconveniente, sino en una condición inherente al conocimiento y por tanto a la Ciencia. Por su parte, la Escuela de los Annales presenta un concepto lo más amplio posible de la Historia, como proceso único que engloba todo lo que le ha sucedido a la Humanidad desde sus orígenes hasta la actualidad; y como ciencia que lo estudia con todos los instrumentos a su alcance. La cercanía de estos planteamientos con los de una Arqueología entendida como Historia en su más amplio sentido hace descartar la idea de considerar la Arqueología como una ciencia independiente. Para esta corriente, su objeto de conocimiento es el mismo que el de la Historia, ese pasado del ser humano en sociedad que se prolonga también en el presente. Si como objetivo general del historiador podemos proponer el de hacer inteligible el pasado, el arqueólogo afronta esa tarea de reconstruir y explicar los hechos y el comportamiento del hombre en el tiempo y en el espacio, a través fundamentalmente de los restos materiales. La Arqueología tendría entonces las características propias de un método: a partir de la aplicación concreta de corrientes teóricas vigentes a nivel general para la Historia y las Ciencias Sociales, desarrolla técnicas específicas que se adaptan a las particularidades de sus fuentes básicas, los restos materiales, que dan como resultado la atención preferente a los aspectos no narrativos de la misma y conforman su carácter específico dentro de la Historia. El arqueólogo puede legítimamente considerarse científico en cuanto que es un tipo particular de historiador con métodos arqueológicos y, desde luego, nunca un técnico limitado a extraer información al servicio del primero. En definitiva, la Arqueología es un modo específico de hacer Historia; dicho claramente y sin complejos, un método histórico, entendiendo como método a niveles generales el proceso de razonamiento lógico que Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 4 permite seleccionar unos determinados procedimientos de trabajo a partir de unos presupuestos teóricos y otorga validez científica a los resultados de su aplicación. 1.3 Objeto de estudio y marco temporal. Ya se ha mencionado en la definición de Arqueología que ésta estudia la Historia usando como objeto de estudio todo aquel resto material que sea de utilidad y que pueda ser asociado con un grupo social o comunidad determinada. En este sentido, las fuentes de estudio arqueológico las encontramos tanto en las llamadas artes mayores (arquitectura, escultura, pintura), como en las artes menores (Cerámica, metalistería, joyería,…), así como en cualquier otro tipo de soporte material (como por ejemplo la industria lítica para las sociedades prehistóricas). Pero estas fuentes no deben estudiarse de manera inconexa como se hacía en los albores de los estudios arqueológicos, sino que deben realizarse en conjunto relacionándose todos con el fin de que no queden elementos estancos e inconexos, pues, por ejemplo, un edificio (estudio arquitectónico) puede ser comprendido mejor si a él se le asocian los contextos materiales asociados a su fase de construcción, remodelación o abandono. De igual forma, también es proclive a ser estudiado por la arqueología todo aquel resto orgánico susceptible de ofrecer información sobre un determinado aspecto de un grupo humano. Las distintas corrientes de pensamiento arqueológico están de acuerdo en que el nombre de Arqueología no puede limitarse al estudio de una época o cultura, sea la clásica o cualquier otra, sino que corresponde a una disciplina de alcance muy amplio. Lo que la caracteriza no es la época o cultura a la que dedica sus esfuerzos, sino el hecho de utilizar como fuente principal de conocimiento los datos materiales, cuyo carácter y posibilidades informativas son muy diferentes a los de las fuentes escritas. Así, con respecto al marco temporal de estudio, la arqueología puede abarcar todos los periodos históricos en los que el hombre ha participado, desde la Prehistoria hasta la Edad Contemporánea. De esta manera, en el posterior apartado de especializaciones históricas se analizarán brevemente las características particulares de la Prehistoria, Arqueología Clásica, Arqueología Medieval, Arqueología Industrial y Arqueología Contemporánea o Actual. 2. La Arqueología y sus relaciones con otras disciplinas. En la propia evolución de la Arqueología como materia objeto de estudio, esta disciplina se ha vinculado con otras disciplinas más o menos afines. Cuando la Arqueología se entendía como un mero estudio de los objetos antiguos, preferentemente con valor artístico, su papel dentro de la Historia y respecto a las materias afines era fácilmente determinable. Se trataba de una ciencia auxiliar, en pie de igualdad con otras de parecido carácter como la Numismática, la Epigrafía, la Historia del Arte o la Etnografía. Todas ellas aportaban documentación complementaria, pero secundaria en todo caso, a una Historia que se elaboraba a partir fundamentalmente de fuentes escritas. En este apartado veremos la relación que en determinados momentos ha tenido la Arqueología con la Historia Documental, la Historia del Arte o la Antropología. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 5 2.1 Arqueología e Historia Documental. Puesto que existe una división académica entre áreas de Prehistoria y Arqueología, se ha tenido que acotar el campo de esta última dentro de los límites de la Arqueología Histórica, es decir, la Arqueología que se ocupa de épocas y culturas en las que se conoce y utiliza la escritura. Esto nos ha llevado a plantear que los arqueólogos historiadores necesitan conocer y utilizar las fuentes escritas, lo que aparentemente provocaría un choque con la Historia documental más tradicional. La Arqueología ha sido vista con desconfianza por un modelo tradicional de historiador, para el cual la única fuente digna de llamarse documento es el texto escrito. La tradición positivista alemana del siglo XIX establece una distinción entre restos, monumentos y fuentes que reserva este último término a las de carácter textual. Así tiende a conservarse en el lenguaje de uso común entre historiadores, de modo que cuando se habla de “las fuentes” se piensa de inmediato en la literatura antigua. Entre estas fuentes textuales tienen una consideración especial las inscripciones antiguas sobre soporte duro (piedra, metal, arcilla), de cuyo estudio se ocupa la Epigrafía. Algunos de los problemas de los textos son un contenido manipulado, transmisión errónea por parte de los copistas, una conservación defectuosa, etc. En teoría, la inscripción no presentaría esos problemas, ya que mejor o peor conservada, no ha sido manipulada desde el momento en que se realizó hasta que llega al epigrafista. Esta forma de entender el epígrafe exclusivamente como texto tiende a olvidar que las inscripciones sobre soportes duros son en sí mismas objetos, artefactos, y como tal forman parte del registro arqueológico y pueden interpretarse a partir de la metodología arqueológica. De ahí que la Epigrafía se integre en la Arqueología tanto como en la Historia documental. Sin embargo, para la mayor parte de los especialistas en el mundo antiguo que utilizan los textos como base, ya sean historiadores o filólogos, el concepto de Arqueología se restringe al ya desfasado propio de la Altertumswissenschaft, el de la recuperación, identificación y estudio descriptivo de las obras de arte antiguas, orientales, griegas y romanas. Desde esa perspectiva y en el mejor de los casos, la Arqueología puede servir para informar sobre las facetas más oscuras o no mencionadas en las fuentes escritas; o simplemente para proporcionar textos nuevos al historiador, como ha sucedido con frecuencia en el Próximo Oriente, donde un buen número de excavaciones se emprendieron con el fin casi exclusivo de encontrar inscripciones nuevas. De este modo se relega al arqueólogo al papel de un simple técnico que proporciona datos complementarios al "verdadero" historiador de base textual. Puesto que la documentación escrita es desde el principio tan abundante y abarca tal cantidad de aspectos, podría escribirse la Historia sin necesidad de recurrir a las fuentes materiales, o utilizándolas simplemente como ilustración. Los textos proporcionarían el entramado, la sucesión de los hechos históricos con sus fechas y protagonistas concretos, mientras que la misión de la Arqueología sería la de confirmarlos aportando datos complementarios e imágenes bajo la guía de la información literaria. Así fue precisamente como se hizo la Arqueología del siglo XIX, que a finales del mismo se convirtió plenamente en Arqueología Filológica y que todavía algunos investigadores a la antigua usanza siguen practicando. La Arqueología filológica debe su nombre al uso de los textos como guía y a que se aplica a la reconstrucción de los monumentos antiguos el mismo sistema que los filólogos usan Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 8 obras de arte entran sin duda en la categoría de documentos arqueológicos. Por tanto, sería perfectamente legítimo hacer Arqueología del Arte, cuando lo que se busca en la obra de arte no es su faceta estética, sino su carácter de documento histórico en un contexto determinado. A través de los estudios iconológicos, las obras de arte se pueden analizar el material con el que está realizado, sus características técnicas y su relación con talleres y sobre todo o el destino para el que esa obra de arte está concebida. Además, se investigaría quiénes son los responsables de la obra, su relación con los productores de la misma y los destinatarios. Incluso puede plantearse el problema de la perduración de la obra de arte, que puede acabar siendo utilizada en contextos muy diferentes de aquél para el que se creó y por parte de otros destinatarios que no son los inicialmente previstos. Otra cuestión a plantear en esta problemática será la ayuda que prestan las obras de arte, en especial las representaciones “narrativas” (pintura, mosaico, relieve, etc.), a la reconstrucción de datos perdidos, como por ejemplo el aspecto de determinados edificios y su decoración, reconstrucción de paisajes drásticamente modificados, detalles cotidianos de vestimenta, mobiliario, objetos de uso doméstico, etc. que rara vez se conservan y, desde luego, representación de actividades que no dejan huella material pero tienen una importancia fundamental a la hora de interpretar. Esto afectaría a la utilidad de las obras de arte como documentos o fuentes al servicio de la Arqueología. Izquierda: Mosaico aparecido en Pompeya donde se observan distintas especies de ictiofauna existentes en el s. I d.C. Derecha: Fresco de Pompeya en el que se representa una tienda de pan, en la que se puede observar aspectos de la vida cotidiana romana (vestimenta, tipos de alimentos perecederos, mobiliario, etc…). 2.3 Arqueología y Antropología. La asociación entre Antropología y Arqueología, aunque no es tan antigua como la mantenida con la Historia del Arte, se remonta a los tiempos de la colonización europea de América, África y Oceanía, cuando el estudio de los pueblos primitivos del presente se reveló como una forma útil de explicar los restos del pasado. El interés por la evolución cultural es consecuencia directa en el siglo XIX de las ideas evolucionistas desarrolladas en la Biología y aplicadas al origen del hombre. Sobre todo, para los defensores de una Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 9 evolución unilineal, la observación etnográfica de los pueblos primitivos explica suficientemente los tiempos prehistóricos. La Prehistoria fue el campo tradicional de aplicación de los “paralelos etnográficos”, ya que de este modo se suplía parcialmente la falta de información escrita. Sin embargo durante mucho tiempo no se consideró necesario hacer lo mismo para el mundo antiguo, aunque recientemente se ha señalado la utilidad mutua de Arqueología y Etnografía cuando se trata de estudiar elementos pertenecientes a la “cultura popular” tanto antigua como moderna. Un ejemplo de ello lo podemos observar en la búsqueda de trazas en los modos de trabajo de artesanos tradicionales que pudieron haberse empleado también en época antigua. Izquierda: Indígena americano con arco y flecha. Derecha: Alfar tradicional de ladrillos en Tetuán (Marruecos). Frente a esta concepción tradicional, desde los años 60 se desarrolla en la Universidades británicas y sobre todo norteamericanas una tendencia a la Arqueología, New Archaeology, de enfoque antropológico que rompe toda relación con la anterior. El origen de esta tendencia se explica porque la mayoría de los estudios arqueológicos en EE.UU. se han dedicado a los pueblos indios, que sobrevivían con sus modos de vida tradicionales hasta hace muy poco tiempo, de modo que su conocimiento combinaba el trabajo antropológico con sus últimos representantes y la excavación de antiguos asentamientos. Arqueología y Antropología suelen estudiarse agrupadas en las Universidades norteamericanas. En este planteamiento ya no se trata simplemente de comparar restos prehistóricos con sus presuntas “supervivencias” actuales. En este sentido, la aportación de la New Archaeology de orientación antropológica es fundamental, ya que amplía el campo de intereses de la Arqueología desde el interés por las obras de arte hasta la visión global de la sociedad. En realidad, la relación metodológica entre Arqueología y Antropología es estrecha, como la que existe entre otras disciplinas históricas. De hecho, la Antropología surge y se desarrolla dentro de la Historia, aunque en la actualidad tiende a acentuar su autonomía como ciencia social. La aportación de una y otra a la comprensión de la Historia son complementarias. La Antropología se presenta como una ciencia del comportamiento humano. En su vertiente cultural estudia sociedades y sistemas culturales, sus relaciones y sus reglas de funcionamiento; en definitiva, analiza el comportamiento del hombre con pretensiones de identificar las leyes generales que lo rigen. Compartiría con la Arqueología su objetivo general: "la explicación de las diferencias y semejanzas que existen entre los sistemas Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 10 culturales". Las dos disciplinas tienen en común el realizar "trabajo de campo", el tipo de documentación obtenida, el modo en que se presenta y los ámbitos a los que se refiere generalmente (la vida cotidiana, la muerte, las relaciones sociales), lo que favorece la relación entre ambas. Desde ese punto de vista, la atención debe centrarse no ya en la catalogación de materiales y la reconstrucción de culturas arqueológicas, sino en la explicación de procesos culturales que permitan extraer normas de comportamiento con validez general (ciencia nomotética). De ahí que se conozca también como Arqueología Procesual. Donde más evidente se hace la utilidad de la colaboración entre ambas disciplinas es en el desarrollo desde los años 60 de la Etnoarqueología, que estudia con perspectiva arqueológica la cultura material de sociedades vivas. Las primeras aplicaciones se realizaron sobre sociedades primitivas, que se utilizaban como elemento de confrontación con las prehistóricas. Sin embargo, el procedimiento de estudio también puede ser aplicado a sociedades históricas. En el terreno general de la Etnoarqueología se incluyen diversas prácticas que responden de forma más o menos exacta a su definición. La "Arqueología viva", "Etnografía arqueológica", "Arqueoetnografía" sería precisamente el estudio de la cultura material de grupos vivos, con los planteamientos propios del arqueólogo. Cuando el objetivo es buscar analogías con las sociedades del pasado, estableciendo la relación entre el comportamiento de unas épocas y otras, es cuando puede hablarse propiamente de Etnoarqueología. Ésta sobrepasa la simple transposición al pasado de culturas actuales, la pura "analogía etnográfica", por su carácter explicativo. No se trata sólo de señalar semejanzas, sino de comprobar que éstas son más que las diferencias y que además se refieren a aspectos relevantes del comportamiento. A partir de ahí, podrían establecerse leyes generales: bajo qué circunstancias puede esperarse un cierto comportamiento o la aparición de un determinado registro material. La explicación propuesta debe poder demostrarse en diversos ejemplos presentes, antes de aplicarse directamente al pasado. 3. Las especializaciones históricas de la Arqueología. Resulta comprensible que una disciplina histórica atenta a todas las manifestaciones de la vida humana, tal como los restos materiales las documentan, se presente en la práctica dividida en especialidades. La propia acumulación de conocimientos a lo largo de siglos, la proliferación de métodos y técnicas que permiten profundizar en diferentes aspectos, etc. acaban haciendo imposible tanto su dominio por parte de las mismas personas, como su propia asimilación, más allá de una información general. Con vistas incluso a una mera eficacia científica, acaba siendo necesario parcelar la Arqueología en diferentes especialidades, que se desarrollan en el tiempo de acuerdo con los criterios teóricos y metodológicos vigentes. La especialización de la Arqueología por períodos va creándose de forma paralela al propio devenir de la Arqueología, configurándose como distintas arqueologías dentro del marco general de la Arqueología, pero sus divergencias no pueden hacernos olvidar el objetivo común de reconocer y explicar la Historia partiendo de sus restos materiales. La visión teórica historicista, completada con el rigor de los procedimientos de trabajo positivistas, se convierte en la base del modelo tradicional de Arqueología, plenamente vigente hasta mediados del s. XX y aún hoy con numerosos partidarios. Ese modelo se apoya en la periodización tradicional de la Historia. Por un lado, dividiéndose la Historia Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 13 aunque geográficamente pertenezcan a Oriente. En cuanto a las épocas que estudia la Arqueología Oriental, podrían extenderse hasta los orígenes de la ocupación humana de la zona, pero ciñéndonos al terreno de la Arqueología Histórica habría que partir del inicio de la escritura, que no es uniforme en todas las zonas descritas aunque generalmente se toma como punto de partida el desarrollo de la escritura sumeria. El final se fija habitualmente cuando las campañas de Alejandro Magno acaban integrando el Próximo Oriente en el ámbito helenístico. Estos límites y en particular el final en el fondo constituyen una contradicción, ya que el ámbito geográfico oriental sigue existiendo y sigue presentando características propias. En este amplísimo panorama es necesario parcelar el trabajo en "sub-especialidades", que comprenden desde la Prehistoria de Mesopotamia y el Próximo Oriente como áreas donde surge la agricultura y se desarrollan sociedades complejas; el auge sucesivo de sumerios, babilonios, asirios, hititas, etc.; la expansión comercial fenicia hasta el extremo occidental del Mediterráneo y el relevo tomado por Cartago como potencia colonial en Occidente, que dan lugar a una contradictoria Arqueología Oriental de Occidente. Es decir, que se puede hablar de Egiptología, Asiriología, estudios fenicios y púnicos, etc., como disciplinas casi autónomas dentro del marco general de la Arqueología Oriental. Estas Arqueologías lógicamente han tenido una evolución propia en su forma de estudiar y analizar los contextos arqueológicos. Así, como especialidad científica, la Arqueología Oriental cuenta con una tradición casi tan antigua como la Clásica ya que empieza a Tabla cronológica de Mesopotamia Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 14 practicarse desde principios del s. XIX. Pese a ello, en esos momentos sí se admitía la superioridad cultural de Grecia y su herencia directa en Europa, por lo que tanto las culturas orientales como sus herederos debían necesariamente catalogarse en una categoría inferior. El Oriente antiguo era bárbaro, despótico en sus sistemas políticos, oscuro en sus religiones, de un lujo exótico en su cultura. Es decir, lo más opuesto a la racional Grecia y su heredera, una Europa dinámica. Oriente sólo había sido importante en un pasado muy remoto, para perder posteriormente su influencia. A lo largo del s. XIX se fueron definiendo los dos grandes campos de la Arqueología Oriental: el egipcio por una parte y el mesopotámico por otra. En ambos casos la orientación filológica fue muy marcada, sobre todo en el sentido de utilizar los textos como guía para la investigación. La Egiptología vino impulsada por las campañas de Napoleón en Egipto y el gran volumen de antigüedades aportados por ellas a los Museos europeos, entre ellos la famosa Piedra Rosetta. A partir de las campañas napoleónicas se desató una especie de "fiebre" egiptizante, que puso de moda el arte faraónico en toda Europa y atrajo la atención de viajeros cuyas crónicas proporcionaron la primera información directa. Los primeros investigadores que se preocuparon por algunas de las ramas de la Arqueología Oriental no fueron de origen local. Si en alguna zona se aplicó con especial intensidad el concepto colonial de la Arqueología y la imagen aventurera de los descubrimientos espectaculares, fue precisamente en el Próximo Oriente. Desde principios del siglo XIX, tanto en la Grecia recién independizada como en Asia Menor, Egipto y Mesopotamia, los europeos se hacen presentes como "verdaderos" herederos de sus antepasados, con mucho mayor derecho que sus habitantes. Es decir, que se trata de una especialidad muy marcada en sus orígenes por el colonialismo. En este sentido, los investigadores franceses e ingleses fueron quienes llevaron la voz cantante durante el s. XIX en la arqueología de Egipto. Así nombramos a investigadores británicos como H. Carter, descubridor de la tumba de Tutankamón. Esta tendencia colonialista acabó a mediados del s. XX, cuando con la revolución de Nasser en 1952, el nuevo gobierno egipcio tomó el control administrativo de las excavaciones. Con la descolonización se intentó en los años 60-70 promover el desarrollo local de las investigaciones con la creación de instituciones dedicadas a la investigación y la conservación del Patrimonio. Macroproyectos como el del traslado de los templos de Abu Simbel y otros por la construcción de la presa de Asuán (1960-1965) fueron de todas formas, sin embargo, un resultado de la Cooperación Internacional. En las últimas décadas, los arqueólogos locales se han interesado fundamentalmente por su grandeza pasada, con el mismo sentido nacionalista que Europa aplicó a la Arqueología Clásica, llegando en ciertos casos a extremos como la Arqueología Bíblica desarrollada Champollion y la piedra Rosetta Carter y la tumba de Tutankamón. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 15 con marcada intención política en Israel. Frente a ello y de forma muy acentuada en los últimos años, el islamismo vigente en la mayoría de los países del Próximo Oriente no se ha interesado por un pasado que no reconoce como suyo y las circunstancias actuales de estos países han frenado radicalmente la investigación arqueológica con intervención extranjera. En Egipto es entre la minoría cristiana copta donde el interés por la historia y la arqueología de los faraones se hace más marcado. En la actualidad, la Arqueología Oriental en sus distintas ramas se ve todavía por una parte sujeta a tradiciones de carácter filológico, representadas sobre todo por los investigadores alemanes, y por otra de tipo antropológico, por parte de los investigadores americanos. La Egiptología actual sigue en gran medida condicionada por la información textual y se aprecia una clara división entre los arqueólogos académicos, con formación y dedicación histórica, filológica y artística, y los responsables de museos, interesados por la cultura material. En general, la asociación de textos y arte figurativo ha favorecido la imagen de una cultura egipcia estable e inmutable durante milenios. Desde los 70 el interés de los investigadores se centra en los edificios civiles por una parte y en detectar y valorar la existencia de una red urbana por otra. En Egipto no es posible hacer arqueología del paisaje al modo que se entiende en otras zonas, ya que las crecidas del Nilo y la explotación intensiva del terreno fértil, en el que se ha vivido en todas las épocas, modifican drásticamente el entorno prácticamente todos los años. Sin embargo, ha sido posible comprobar que el Egipto faraónico contaba con pocas pero grandes ciudades, que articulaban y controlaban un territorio amplio. De este modo, la Arqueología ha permitido cambiar la visión tradicional de una civilización egipcia sin ciudades. 3.2 Arqueología Clásica. La Arqueología Clásica es una de las ramas con mayor tradición dentro de las arqueologías históricas desde sus mismos orígenes. Se trata de una especialidad claramente definida por un criterio de carácter cultural. Entendemos a simple vista por Arqueología Clásica el estudio de las manifestaciones materiales de Grecia y de Roma, consideradas como clásicas. El mundo clásico es aparentemente una realidad histórica incontestable y bien definida, si bien los límites (geográficos, cronológicos) son lo bastante amplios e indefinidos, como para abarcar una realidad multicultural de enorme complejidad. Como especialización profesional y académica, la definición de sus límites parece en principio clara, con subdivisiones en culturas y períodos que responden a las divisiones académicas más convencionales de la Historia, ancladas en la tradición universitaria del s. XIX. Planta del barrio de trabajadores en Tell El-Amarna Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 18 grandes ciudades y centros de culto de la Antigüedad y obtener obras de arte en los yacimientos más destacados. Episodios como la compra a las autoridades turcas de los mármoles del Partenón por el embajador inglés Lord Elgin; o los descubrimientos de Schliemann en Troya, Micenas y Tirinto guiados por la Iliada son especialmente representativos de esta situación. Hasta muy avanzado el s. XIX no se aplica de manera sistemática el concepto científico de la Arqueología ligado a la ciencia positivista. Pero a partir de entonces las excavaciones a gran escala de los grandes yacimientos griegos corren ya a cargo de profesionales respaldados por los Institutos Arqueológicos de sus países respectivos (Delos y Delfos se investigan por iniciativa francesa desde 1877 y 1879 y el Mausoleo de Halicarnaso por arqueólogos ingleses desde 1867) En lo que se refiere a los grandes yacimientos romanos, la propia Roma se convierte en terreno propicio para investigadores de todas las procedencias y las provincias más romanizadas del Imperio, como Hispania, Galia o el Norte de África, empiezan a despertar gran interés por sus espectaculares restos monumentales. Desde esa época y a lo largo de la primera mitad del siglo XX se producirán avances sustanciales en el conocimiento de la cultura material griega y romana. El interés por los temas artísticos es claramente predominante en esta etapa, desde las cuestiones de identificación de obras, estilos y talleres tanto en las artes mayores como en las cerámicas decoradas o la glíptica, hasta cuestiones de fondo dependientes del propio concepto que se tiene de la cultura clásica. En paralelo, el trasfondo teórico historicista favorece los estudios sobre fenómenos coloniales, difusión de técnicas y materiales, etc., con un profundo interés por sus aspectos económicos. Los estudios sobre cerámica tendrán un papel decisivo en esta línea de trabajo. En las últimas décadas, las relaciones de la Arqueología Clásica con las corrientes metodológicas de los últimos treinta años han sido bastante problemáticas. Buena parte de la culpa la tienen los propios arqueólogos clásicos de formación más tradicional, ligados al prestigio de los textos y el "gran arte" y poco dispuestos a aceptar esos nuevos modelos teóricos como punto de partida. Sin embargo, una visión más consciente y autocrítica obliga a replantear el contenido de la Arqueología Clásica, a definir su estatuto y objetivos como disciplina científica y el modo de presentarla ante los futuros arqueólogos como un campo con entidad propia y una imagen válida de la historia de Grecia y de Roma, y de las regiones en las que se ejerció su influencia. Una de las respuestas posibles es la reinterpretación histórica y social de los temas tradicionales. Dentro de la línea tradicional se ha producido en los últimos años una interesante renovación, como ya se ha visto en apartados anteriores, en cuanto al enfoque con el que se analiza la obra de arte, lo que permite profundizar en su interpretación como documento histórico, más allá de la pura descripción. Además, la Arqueología Clásica no puede limitarse a confirmar o desmentir textos, ni a trabajar únicamente en los aspectos y etapas ignorados por las fuentes escritas, por lo que en la actualidad se han ampliado los objetos de estudio de esta disciplina. De hecho, temas característicos de la historia política tradicional con base textual son el objeto de estudios arqueológicos, que se ocupan por ejemplo de la municipalización romana a través de la organización del espacio en las ciudades o analizan el poder imperial mediante imágenes. Incluso, algunas de las nuevas propuestas metodológicas encuentran buena acogida entre especialistas en mundo clásico, Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 19 como ocurre en el caso de lo que se denomina Arqueología Espacial o incluso con planteamientos antropológicos subyacentes a la Arqueología de la Muerte. Con esos planteamientos y sin abandonar realmente ningún campo de estudio, en la actualidad los temas de atención preferente se centran por una parte en los estudios territoriales, con especial interés por las pautas de implantación, la arqueología rural, las relaciones de la ciudad con el campo circundante, etc. Se plantean las cuestiones relativas a las colonizaciones (tanto griega como romana) como procesos de interacción, con atención al sustrato cultural. Y se afrontan los aspectos ideológicos con la imagen como fuente primordial aunque no única. 3.3 Arqueología Medieval. El concepto de Edad Media fue creado por los Humanistas como parte de su concepto de la Historia. Entre la gloriosa Edad Antigua y su presente Edad Moderna existía una obligada transición caracterizada por la oscuridad. Durante mucho tiempo esta consideración negativa se extendió a sus restos materiales y artísticos, que no fueron considerados dignos de estudio o imitación. Nos encontramos aquí ante una parcelación puramente cronológica, en la que se incluiría el estudio de todas las culturas comprendidas entre las invasiones germánicas, con la caída definitiva del poder de Roma en el s. V a.C., y los inicios del Renacimiento en el s. XV, con fechas significativas como 1453 (toma de Constantinopla por los turcos) y 1492 (descubrimiento de América). El concepto de Edad Media parte de una óptica totalmente “eurocéntrica" y se ocupa en su mayor parte de fenómenos que afectan de forma directa a Europa. El ámbito de aplicación comprendería toda Europa, aunque también el Asia y África musulmanas relacionadas con Europa. No parece, sin embargo, adecuado hablar de Arqueología Medieval refiriéndose, por ejemplo, a la de América precolombina, aunque por cronología una buena parte de su Historia se desarrolla durante nuestra Edad Media. Por tanto, manteniendo la referencia cronológica europea, la Arqueología Medieval abarca el estudio de al menos tres grandes ámbitos bien diferenciados: las huellas de los reinos cristianos de Europa occidental y central; el Imperio bizantino en toda la mitad E. de Europa y sus áreas de expansión; y el mundo musulmán que unifica culturalmente (con importantes matices regionales, como es lógico) desde Persia hasta la P. Ibérica. Todo ello se desarrolla sobre un sustrato romano que deja huellas prolongadas durante siglos y con rasgos muy diferentes según la zona geográfica, según el ámbito rural o urbano, etc. La Arqueología Medieval es una especialidad de arraigo muy reciente en toda Europa, especialmente en España. A principios del s. XIX, la estrecha vinculación del Romanticismo con los nacionalismos de raíz burguesa conservadora se traduce, desde nuestra perspectiva, en un nuevo interés por la Edad Media como origen de las naciones europea. La base filosófica de este nacionalismo se sitúa en el idealismo alemán de origen romántico (Schiller, Goethe), con su búsqueda del espíritu de los pueblos (Volkgeist) a través de su cultura. Este concepto había sido definido por Herder como desarrollo objetivo de las posibilidades del alma colectiva, incluyendo artes, tradiciones, lengua, folklore y por tanto también los objetos característicos. En esa línea los estudios nacionales encuentran terreno abonado, continuando una tradición historiográfica de exaltación de la identidad nacional, que por ejemplo en España se remontaría al siglo XV y que reconoce una "esencia hispana" capaz de sobrevivir a todos los dominios extranjeros, desde el romano al árabe. Ese interés es aún más intenso en los países del N. de Europa, sin un Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 20 pasado romano, pero con abundantes restos de los pueblos germánicos "bárbaros", los vikingos o la cultura carolingia. Mapa de Europa en el año 1000 d.C. Sin embargo, en el s. XIX y primera parte del XX no se puede hablar propiamente de Arqueología Medieval. Como consecuencia de la perspectiva explicada, el enfoque de los estudios es por una parte el clásico de la Historia documental ocupada en acontecimientos políticos y por otra el característico de la Historia del Arte. Además, el concepto restringido que se tenía de la Arqueología hasta mediados del s. XX, que la consideraba como un método necesario sólo para estudiar la Prehistoria y la Antigüedad, hizo que no se prestase atención a la Edad Media desde el punto de vista arqueológico. Sólo en países donde por razones políticas y culturales la Alta Edad Media se vinculaba más a la Antigüedad Tardía que a los períodos posteriores, se aplicaron análisis arqueológicos. Así ocurre con el estudio de la cultura visigoda en España y algo parecido se da en Italia, con una importante orientación religiosa y artística. Pero el desarrollo de una auténtica Arqueología Medieval es consecuencia directa de la ampliación del concepto de Arqueología a partir de los años 60, que permite aplicar sus métodos y planteamientos a todas las épocas. Italia es uno de los países pioneros y España uno de los que más tarde se incorpora a su práctica. La Arqueología Medieval, como la de los períodos históricos más recientes, nace y se desarrolla como actividad científica en pleno debate metodológico sobre la renovación de la Arqueología. Sin embargo, los arqueólogos medievalistas sufren la desconfianza de los historiadores medievalistas "tradicionales", partidarios de una historia con base textual, por lo que la Arqueología quedaría también en este caso subordinada. Sin embargo, la documentación escrita sobre la Alta Edad Media europea, básicamente entre los ss. VIII-XIII, es escasa y limitada en contenido y fuentes de procedencia ya que, sobre todo para los terrenos que más interesan en principio al arqueólogo, suele reducirse a documentación de los monasterios y de unas "cancillerías reales" aún muy rudimentarias. Además, esa información es parcial, con frecuencia interesada, excluye a capas amplísimas de la sociedad y numerosas actividades "poco interesantes" para los autores de los textos, por lo que todas esas “lagunas” pueden ser bien cubiertas por el estudio de los restos arqueológicos. Ante esa situación, junto a los tradicionales estudios sobre restos materiales, Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 23 Los investigadores norteamericanos son quienes más directamente practican una Arqueología Postmedieval e Industrial de corte antropológico. Esto es consecuencia de la orientación general de la Arqueología norteamericana, pero también tiene una explicación en sus propias circunstancias culturales, como ya se ha indicado. Ciertamente un trabajo de esta clase tiene tanto o más de Sociología que de lo que habitualmente consideramos Arqueología. Sin embargo, no resultaría extraño si las viviendas o las instalaciones artesanales investigadas fuesen antiguas en lugar de modernas y tampoco podemos olvidar que la orientación actual de la Arqueología de cualquier período tiene mucho de sociológica. Además los arqueólogos suelen perder de vista un aspecto muy interesante: la capacidad de la Arqueología de la época contemporánea para servir como “banco de pruebas metodológico”. La Arqueología antropológica actual suele partir de modelos teóricos que le sirven como hipótesis de partida. Estas hipótesis se contrastan con los datos materiales conservados y la interpretación resultante puede confirmar el modelo previo o no. En todo caso, el arqueólogo propone una interpretación de culturas pasadas que los interesados no van a desmentir. Sin embargo, en el caso contemporáneo se puede contrastar la interpretación propuesta por medios exclusivamente arqueológicos con la realidad social. Si en estos casos interpretación y realidad coinciden se puede considerar que el proceso de razonamiento ha sido correcto y por tanto se puede aplicar a documentos del pasado con ciertas garantías de que la interpretación va a ser verosímil. En España, estos estudios aún no han tomado especial atención como ocurre en los casos anglosajones, restringiéndose prácticamente sus estudios a la excavación obligada de los niveles correspondientes en los yacimientos urbanos. Este panorama en la última década ha cambiado en algo, empezando a hacerse sistemáticos algunos proyectos de investigación sobre Arqueología Industrial. 4. La aplicación de la perspectiva antropológica: las Arqueologías “temáticas”. La aplicación en Arqueología de enfoques antropológicos desde la segunda mitad del s. XX ha conllevado una reorganización profunda de la disciplina y a pesar de las controversias despertadas en su momento, el interés de estos enfoques difícilmente puede dudarse a estas alturas. Los arqueólogos interesados por el comportamiento de las sociedades se ocupan del estudio de las distintas facetas de dichas culturas: organización social, economía, creencias, medio ambiente, etc., buscando los rasgos comunes a través del tiempo y las culturas que pueden elevarse al rango de norma. En consecuencia, han surgido y se han desarrollado otras Arqueologías que no atienden a la sucesión cronológica y cultural. Los campos de atención pueden ser muy diversos y esto se plasma en los nombres atribuidos a las correspondientes especialidades, que podríamos considerar más bien Arqueologías “temáticas” para distinguirlas de las histórico-culturales: Arqueología del Paisaje o del Territorio, Arqueología de la Muerte, Arqueología Social, Arqueología de la Producción, Arqueología del Género, etc. El campo de estudio puede llegar a diversificarse hasta extremos poco razonables, presentando como “arqueologías” lo que no son sino temas concretos dentro de una especialidad más amplia. Algunas de ellas surgen del propio empuje de la New Archaeology, en los últimos 60 y los 70. Otras se han desarrollado en épocas más recientes como derivación, ramificación o contraposición de las primeras, respondiendo también a planteamientos teóricos posteriores. Los investigadores que han comenzado a desarrollar estas tendencias han sido prehistoriadores especializados en distintos períodos, arqueólogos protohistoriadores, Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 24 clasicistas, medievalistas, etc. con la colaboración en muchos casos de antropólogos, geógrafos, químicos, físicos, etc… que han favorecido un verdadero trabajo interdisciplinar entre esos grupos de investigación. Entre estas arqueologías temáticas hay categorías muy diversas. Unas pretenden ser auténticas teorías sociales, interpretaciones del hombre y la sociedad a través del registro arqueológico, como la Etnoarqueología, la Arqueología Ecológica, la de la Muerte... Se trata de aplicaciones concretas de los enfoques teóricos generales, es decir, “teorías de alcance medio” en el lenguaje de la New Archaeology. Otras son en realidad herramientas metodológicas que pueden aplicarse a temas diferentes, como la Arqueología Espacial o la Arqueología Experimental, e incluso desde distintas perspectivas teóricas. Por ejemplo, los estudios sobre simbología del poder, de la religión, de la muerte, etc. pueden responder a planteamientos teóricos estructuralistas o a sus derivados más recientes, atentos al modo en que los restos materiales expresan construcciones mentales. En cambio desde la óptica materialista se presentarían como resultado y a la vez justificante de relaciones económicas, no de significados mentales. Algunas son simples campos de estudio dentro de temas más amplios, como la "Arqueología del Género (femenino)" o la "Arqueología hidráulica", que puede considerarse una hiper-especialización dentro de una Arqueología de la agricultura, sub-especialidad a su vez de una Arqueología económica, o bien tecnológica. De nuevo la interpretación dada a los datos dependerá de la orientación teórica del investigador. Evidentemente, hablar de parcelas temáticas no significa establecer en Arqueología compartimentos estancos. Si seguimos encuadrando la Arqueología dentro de la Historia, como uno de sus métodos más peculiares y expresivos, la especialización histórica se hace inevitable porque las características de todas las sociedades en todos los períodos no son las mismas. Pero si la Historia es un continuo donde determinados fenómenos se producen a largo plazo aunque tengan manifestaciones concretas en períodos más cortos, conocer y entender una determinada etapa obliga a tener presentes sus antecedentes y sus consecuencias. Por ejemplo, realizar estudios de contenido económico sin conocer las fuentes de abastecimiento de recursos en relación con las posibilidades del medio natural tendría tan poco sentido como dedicarse en exclusiva a la “Arqueología de Género” sin conocer el mecanismo de funcionamiento de una sociedad en su conjunto. Además, conocer con mayor profundidad los rasgos propios de un período o cultura es compatible sin duda con afrontar su estudio desde perspectivas antropológicas, o geográficas, o sociológicas, o cognitivas... De hecho, la situación ideal sería la de estudios realizados en colaboración por especialistas en diferentes épocas que compartiesen un determinado enfoque metodológico, permitiendo así mostrar un determinado fenómeno cultural con sus cambios y adaptaciones Como el número de Arqueologías “temáticas” es innumerable nos detendremos en estas páginas en el análisis sucinto de algunas de las modalidades más arraigadas en nuestro entorno. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 25 4.1 Arqueología de la Muerte. El enterramiento como reflejo de la sociedad. La Arqueología de la Muerte estudia los restos funerarios como retrato de la sociedad de los vivos. El hombre practica el enterramiento deliberado desde el Paleolítico Superior, ya con seguridad, y los comportamientos funerarios, en su complejidad creciente, pueden considerarse una expresión de la sociedad. El arqueólogo obtiene del estudio de las necrópolis información en una serie de terrenos: el topográfico, teniendo en cuenta su posición respecto al poblado, la existencia de uno o varios cementerios, su posición en el paisaje, la existencia o no de límites, la posición relativa de las tumbas, otras estructuras de tipo utilitario, religioso, etc. En cuanto a las tumbas en sí, se tiene en cuenta su tipología, el uso individual o colectivo, la preparación del cadáver, las alteraciones por violaciones o por causas naturales, etc. En cuanto al contenido de la tumba, se analizan los objetos del ajuar, análisis de la tierra, pólenes, etc. El estudio antropológico –huesos del cadáver- resulta fundamental a la hora de establecer edad, sexo, raza, patologías, dieta, e incluso la realización de determinadas actividades que propiciaran o no el desarrollo físico, aunque esta información es más fácil de obtener de los enterramientos por inhumación que de las cremaciones. En la práctica tradicional la excavación de las necrópolis se consideraba una práctica "ventajosa", ya que permite obtener en un terreno reducido gran cantidad de objetos, generalmente de selección cuidada (lo que se entierra con un difunto está destinado a perdurar) y bien conservados por el carácter cerrado del depósito. Esto facilita establecer cronologías relativas, secuencias tipológicas y reconocer conjuntos materiales que pueden asociarse a determinados pueblos. El propio ritual se considera un elemento más de esa cultura. Sin embargo, con la perspectiva antropológica de la Nueva Arqueología, el objetivo deja de ser el reconocimiento de la cultura material en las tumbas considerándose la práctica funeraria como expresiva de las conductas sociales de la comunidad objeto de estudio. El difunto es analizado en su carácter de "persona social": es decir, en función del papel que desempeña en la sociedad y los rasgos del mismo que se consideran significativos y por ello se seleccionan y perpetúan en su enterramiento. Binford plantea tres amplias propuestas, como hipótesis de partida a contrastar con los datos: - existe una relación entre la complejidad social y la del ceremonial funerario. - en sociedades poco complejas, el estatuto de la persona se distingue mediante cualidades personales como edad, sexo y posibilidad de realizar diversas tareas; en las más complejas, las diferencias se basan en los sistemas que dividen y organizan la sociedad (parentesco, riqueza, etc.). Necrópolis del barrio alfarero de Villa Victoria en San Roque (Cádiz), asociada a la ciudad hispanorromana de Carteia. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 28 restos de animales y de las armas utilizadas; antiguas explotaciones mineras, instalaciones identificables como salinas o pesquerías, etc. Sobre el sector industrial-artesanal la mejor fuente de información arqueológica son los propios productos manufacturados, indicativos del grado de desarrollo tecnológico y la especialización de las comunidades en determinados materiales especialmente abundantes en su área, o especialmente demandados en el mercado interior y exterior, más allá de la producción de bienes básicos para la vida cotidiana (vestido, calzado, herramientas y mobiliario básicos, etc.) que en buena medida se desarrolla en el propio ámbito doméstico. Los objetos sin embargo informan menos acerca de los aspectos propiamente económicos de la actividad artesanal: organización de los talleres, régimen de trabajo, cauces de distribución tanto de la materia prima como de las manufacturas, etc. Los ejemplos de talleres artesanales excavados o de herramientas y maquinaria conservadas son muy escasos en comparación con la producción conocida. A veces el problema reside en que una pequeña instalación semidoméstica es difícil de identificar, como también lo son las destinadas a elaborar productos perecederos como los tejidos que además se producen mayoritariamente en la propia casa. Con frecuencia la única huella de actividad textil son las fusayolas empleadas para hilar y las pesas de telar. Muy diferente es el caso de las grandes instalaciones industriales para la producción de cerámica o la elaboración de conservas de pescado a gran escala, actividades que requieren una infraestructura estable relativamente compleja (hornos, piletas, lavaderos, grandes patios y almacenes etc.) que suele conservarse. La documentación arqueológica con respecto a la distribución y el comercio, quizás la más abundante, puede concretarse en tres aspectos: por una parte, los propios lugares de hallazgo de los productos, indicativos de su radio de mercado y la capacidad de expansión de sus productores; por otra las instalaciones necesarias, desde almacenes a puertos, pasando por archivos, mercados y tiendas, aunque el comercio local se desarrolla en muchas sociedades simplemente en plazas al aire libre con tenderetes desmontables; y por último, los envases utilizados para transportar los productos, en particular los alimentos, que al ser habitualmente de cerámica se conservan en buen estado y permiten un análisis muy pormenorizado respecto a la clase de productos, las redes de distribución, orígenes y destinos principales, etc. Precisamente el análisis de los contenedores cerámicos, las ánforas, es uno de los más desarrollados tradicionalmente a la hora de estudiar la economía desde el punto de vista arqueológico, hasta el extremo de que el interés por la tipología, las marcas, los alfares, etc. puede llegar a desplazar la atención del verdadero producto comercializado (aceite, vino, trigo, salazones de pescado...). Planta del alfar romano de El Palomar en El Puerto de Santa María. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 29 4.4 Arqueología del Culto. Dentro del estudio de las mentalidades, el análisis arqueológico de la religión en sus manifestaciones materiales ha contado con numerosos adeptos. Estas huellas pueden referirse a la expresión simbólica de contenidos y a las ceremonias litúrgicas públicas y privadas. Entre ellas destacan los lugares de culto, sean o no edificios, con todos los objetos ceremoniales y votivos incluidos en ellos, así como las representaciones de dioses, que no siempre tienen una utilidad estrictamente religiosa, pero siempre informan del concepto que determinada cultura tiene de sus dioses y el aspecto con el que los imagina. Afrontar su estudio lleva a plantear el valor que los testimonios arqueológicos, incluidas las imágenes, tienen a la hora de reconstruir e interpretar una religión antigua, con lo que esto conlleva sobre la posibilidad de adentrarnos en formas de pensamiento de una sociedad. Sobre ese tema existen puntos de vista muy diferentes, dependiendo de la posición teórica y metodológica propia de cada época y de cada arqueólogo. Así, en la visión más tradicional de corte positivista, partidaria de acumular datos a partir de los cuales establecer generalizaciones, se recurría a reunir listas heterogéneas de inscripciones e imágenes de todo tipo que se refiriesen de cualquier modo a una divinidad o a una zona en estudio, textos alusivos más o menos contemporáneos e indicios literarios y/o arqueológicos de lugares de culto. Con ello se consideraba al menos esbozada una panorámica general del culto a determinada divinidad, o de las creencias de una comunidad, sin que con frecuencia quedase efectivamente probada la relación de muchos de los testimonios aducidos con una creencia o una práctica cultual. En última instancia, las referencias textuales o la epigrafía votiva acababan siendo la fuente básica de documentación. No es de extrañar que ese planteamiento haya conducido a posturas muy escépticas sobre la posibilidad de conocer una religión por medios arqueológicos. La postura opuesta se plantea desde diferentes puntos de vista. Es cierto que el estudio arqueológico de una religión antigua plantea tantas dificultades como posibilidades de interpretación. Las creencias no siempre tienen expresión material, pueden plasmarse en rituales que no dejan huellas de este tipo y no son accesibles al arqueólogo, a no ser que se encuentren reproducidos en imágenes o textos. Por otro lado, las prácticas religiosas pueden desarrollarse en espacios concretos o mezclarse con otras actividades, de manera que sus restos no son siempre fáciles de distinguir. Ha sido una tentación muy extendida la de identificar como "rituales" o “votivos” todos los restos de interpretación difícil, provocando errores que no siempre pueden detectarse si realmente no tenemos criterios claros para distinguir qué pertenece a la esfera religiosa y qué no en una determinada sociedad. Esto es lo que se propone una especialidad derivada de los planteamientos de la Nueva Arqueología, la Arqueología del Culto. Desde este punto de vista, se considera Planta del Templo de Isis en Baelo Claudia. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2016-2017 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 30 accesible estudiar por métodos arqueológicos el ritual, su carácter de reflejo de una sociedad y su influencia en la vida de ésta, aunque no tanto el sistema completo de creencias que lo sustenta ni desde luego, las conciencias individuales. Las posibilidades se centran en dos aspectos. - La iconografía y el aspecto material de las imágenes responden normalmente al concepto que cada cultura tiene de sus dioses y de la forma de relacionarse con ellos: dioses distantes y terribles, dioses todopoderosos pero benévolos, dioses tan sobrehumanos en sus poderes como humanos en sus comportamientos, entidades sobrenaturales meramente espirituales y figuras encarnadas entre los mortales, etc. Aunque pueden establecerse matices, en general podemos distinguir entre religiones anicónicas como la judía o la islámica; otras donde el aniconismo es simplemente una tendencia que lleva a representar a los dioses pero no en los ámbitos más sagrados, como la fenicia; y otras donde la representación figurada de los dioses es habitual, aunque también en ellas habría que distinguir entre imágenes antropomórficas, monstruosas, simbólicas, etc. A partir de las imágenes pueden reconstruirse algunos mitos, jerarquías de dioses, su aspecto y atribuciones. Figuras que se repiten en determinados lugares, siempre con la misma vestimenta o llevando los mismos símbolos, quizás de un tamaño diferente al resto de las figuras que las acompañan, pueden interpretarse con bastante probabilidad como imágenes de divinidades que se pueden diferenciar unas de otras. Si además los encontramos representados realizando distintas acciones o acompañados por otros personajes, podemos considerar que nos narran aspectos de su vida y hechos. - En cuanto al ritual religioso, pretende captar la atención de los participantes hacia la divinidad presente en distintas formas, manifestando el poder de ésta y requiriendo de celebrantes y asistentes la celebración de determinados sacrificios y ofrendas. De acuerdo con estos objetivos, es posible identificar como ámbitos religiosos determinados lugares geográficos o edificios con una estructura arquitectónica especial. La distribución de un espacio cultual y los objetos que se encuentran dentro de él ayudan a reconstruir el desarrollo de ciertas ceremonias: tamaño o ubicación de un edificio, puntos focales al fondo o en el centro de un espacio más o menos amplio, pensado o no como lugar de reunión, colocación o no de figuras en ellos, decoraciones que no son las domésticas o que repiten ciertos motivos, etc. Además pueden contar con instalaciones como mesas para realizar sacrificios, consumir sus restos, cumplir con abluciones, y los objetos necesarios para todo ello. Suelen encontrarse símbolos que se repiten con insistencia: imágenes de la divinidad, acumulaciones de objetos similares como vasijas cerámicas, figurillas de terracota o bronce, etc. que pueden interpretarse como exvotos, objetos que no son los de uso doméstico, o bien objetos domésticos fuera Escultura griega que representa a la diosa Deméter con sus atributos.
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