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ULCERAS POR PRESION Y SINDROME DE INMOVILIDAD, Resúmenes de Medicina

ULCERAS POR PRESION Y SINDROME DE INMOVILIDAD

Tipo: Resúmenes

2023/2024

Subido el 23/04/2024

diego-monar-3
diego-monar-3 🇪🇨

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¡Descarga ULCERAS POR PRESION Y SINDROME DE INMOVILIDAD y más Resúmenes en PDF de Medicina solo en Docsity! CONCEPTO: Las úlceras por decúbito o úlceras por presión son lesiones prevenibles que se encuentran con frecuencia en personas mayores, desnutridas e inmovilizadas, especialmente aquellas con múltiples comorbilidades. Estas lesiones generalmente se desarrollan sobre prominencias óseas cuando la hipoperfusión y necrosis local inducida por la presión pueden provocar la pérdida de varias o todas las capas de piel. El diagnóstico es principalmente clínico, pero se requieren estudios de laboratorio e imágenes para evaluar complicaciones o factores de riesgo que puedan retrasar la curación (p. ej., niveles de azúcar en sangre no controlados, hipoalbuminemia). DIAGNÓSTICO: Evaluación inicial  Identifique los factores predisponentes (consulte “Etiología”) y evalúe el estado nutricional y el estado de la piel, especialmente en otras áreas de riesgo .  Confirme que la lesión es secundaria a una presión focal prolongada. [4]  Determinar la aparición de la úlcera y si ha cambiado de tamaño o profundidad.  Evalúe si hay socavamiento y túneles en el tejido circundante, así como la presencia de tejido necrótico y drenaje.  Documente el estadio de la úlcera de decúbito.  Considere el diagnóstico diferencial de las úlceras de decúbito que pueden necesitar estudios adicionales Diagnóstico  Evaluar factores predisponentes, como:  Glucosa en sangre y HbA1C para evaluar la diabetes  Albúmina sérica para evaluar la desnutrición  Detección de complicaciones  CBC , PCR : la leucocitosis y ↑ PCR sugieren una complicación infecciosa.  Hisopo de herida: no se recomienda de forma rutinaria; considerar en pacientes con sospecha de infección/ colonización por MRSA . [7]  Hemocultivos : Considerar en pacientes con úlceras profundas y signos de sepsis .  Imágenes (p. ej., rayos X , tomografía computarizada o resonancia magnética ): considere si se sospecha osteomielitis o una afectación ósea subyacente. PROCESO DE FORMACIÓN: ETAPA 2 ETAPA 3 ETAPA 4 NO ESTADIFICABLE. Se describió que la úlcera tenía mal olor, lo que indica bacteriemia. El hemocultivo y la muestra quirúrgica confirmaron la afectación de Escherichia coli, Enterococcus faecalis y P. loescheii. ZONAS DE LA LESIÓN: Ubicación típica: sobre prominencias óseas, como el sacro , isquion , talón , trocánter mayor, maléolo lateral , codos. ALTERACIONES ANATOMOFISIOLÓGICAS: Estrés mecánico → hipoperfusión local (Una reducción en el flujo sanguíneo a un órgano, que resulta en un deterioro de la función) → necrosis isquémica (Una lesión tisular irreversible que resulta en muerte celular e inflamación. Generalmente causado por inflamación y daño celular (oncosis) debido a isquemia tisular) Presentación inicial  Área focal de eritema que no palidece con/sin edema  Evidencia de disminución de la perfusión cutánea (aumento del tiempo de llenado capilar )  Doloroso , a menos que haya pérdida sensorial (p. ej., debido a una lesión de la médula espinal ) [6] Úlceras avanzadas: pérdida de varias o todas las capas de piel y/o tejido subcutáneo.  Escaras y/o esfacelos pueden cubrir el lecho de la herida.  Exposición del tejido subyacente, incluidos músculos y huesos.  Pueden presentarse signos de infección de la herida (p. ej., drenaje purulento u olor desagradable). SX DE INMOVILIDAD El síndrome de inmovilidad es uno de los síndromes geriátricos más frecuentes, aunque muchas veces es ignorado. Se define como una forma común de presentación de la enfermedad, originada por cambios fisiopatológicos en múltiples sistemas condicionados por el envejecimiento y el desuso, manifestándose como deterioro funcional con limitación de la capacidad de movilización, siendo multifactorial y potencialmente reversible en función de la etiología. Se considera que, a partir de los 65 años, un 18% de los individuos tiene problemas para movilizarse sin ayuda y, de los mayores de 75 años, un 50% tiene problemas para salir de casa y el 20% queda confinado en ella. ETIOLOGÍA: El síndrome de inmovilidad tiene un origen multifactorial, donde los factores predisponentes (físicos, psicológicos y sociales) no sólo desencadenan la enfermedad, sino que la agravan, destacando: debilidad muscular, rigidez, dolor, alteración del equilibrio y trastorno mental. A los cambios intrínsecos del envejecimiento de órganos y sistemas, hay que añadir los cambios producidos por enfermedades (insuficiencia cardíaca y respiratoria, osteoporosis, diabetes, ictus, demencia, depresión, etc.) y los provocados por factores extrínsecos iatrogénicos (inmovilización prescrita, fármacos, sobreprotección, medidas de restricción física, etc.), ambientales (hospitalización, barreras arquitectónicas, ausencia de ayudas técnicas, etc.) y sociales (soledad, escaso soporte social y familiar, etc.). El riesgo de comorbilidad aumenta con la edad, lo que lleva al paciente geriátrico a la inmovilidad, ya sea por disminución paulatina de su movilidad para amoldarse a una situación más tolerable, aunque suponga pérdida funcional, o por un proceso agudo que requiera hospitalización y que resultará agravado a su vez por la inmovilidad (“cascada de acontecimientos”); de hecho, el 50% de los ancianos con inmovilidad por un proceso agudo fallece en 6 meses. COMPLICACIONES: El síndrome de inmovilidad conlleva consecuencias en el estado general y la capacidad de autonomía y funcionalidad (actividades de la vida diaria, AVD) de la persona mayor, incluso puede comprometer la vida. La gravedad de estas consecuencias dependerá del grado y duración del síndrome; en cualquier caso, acabarán llevando a la fragilidad y dependencia. Entre ellas, destacan: En el sistema cardiovascular: hipotensión ortostática, disminución de la tolerancia al ejercicio, reducción del volumen circulante y de la reserva funcional cardíaca, disnea, trombosis venosa profunda, tromboembolismos, etc. En el sistema respiratorio: disminución de la capacidad vital respiratoria, neumonías por aspiración, aumento de producción de moco y disminución de movilidad ciliar, que junto al menor reflejo tusígeno dificulta la expulsión de secreciones bronquiales produciendo infección respiratoria, etc. En el sistema musculoesquelético: debilidad muscular, atrofia por desuso, contracturas, rigidez y deformidad articular, retracciones tendinosas, posturas viciosas, osteoporosis que aumenta el riesgo de fracturas, etc. En el sistema nervioso y a nivel psicológico: deprivación sensorial por falta de estímulos, mayor deterioro cognitivo, cuadros de síndrome confusional, alteración del equilibrio y coordinación con miedo a caídas, trastorno de la atención, falta de motivación, depresión, etc. En el sistema digestivo: pérdida de apetito, trastorno de la deglución y enlentecimiento digestivo, reflujo gastroesofágico, estreñimiento e impactación fecal, etc. En el sistema genitourinario: retención urinaria, incontinencia, cálculos, infecciones urinarias, etc. En el sistema endocrino: pérdida de minerales y oligoelementos, mayor resistencia a la insulina con tendencia a la hiperglucemia, deficiencias inmunológicas y alteración de su respuesta, etc. En la piel: áreas cutáneas dolorosas y eritematosas, maceración y atrofia, úlceras por presión (principal complicación de la inmovilidad), etc. En el área social: aislamiento de la sociedad, incapacitación para el propio cuidado, agotamiento del cuidador, institucionalización, etc. PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO: Es necesario realizar una valoración geriátrica integral por un equipo multidisciplinar, con el fin de detectar a los pacientes geriátricos en riesgo de desarrollar inmovilidad e implementar las acciones necesarias para prevenir la instalación del síndrome de inmovilidad y, si este se ha instaurado, programar intervenciones para intentar revertirlo o tratar las complicaciones ya establecidas y prevenir la instauración de otras nuevas. La prevención e identificación precoz del síndrome de inmovilidad es fundamental. Se distinguen tres grandes apartados en su tratamiento: cuidados generales, rehabilitación o aproximación progresiva al movimiento y uso de ayudas técnicas, y adaptación del entorno. La educación para la salud ayuda al mantenimiento de un adecuado nivel funcional, basándose en: ejercicio físico, cambios posturales, cuidados básicos de la piel, efectos secundarios de la medicación y recursos técnicos de movilización y protección, principalmente. Una vez establecida la inmovilidad, es importante iniciar cuanto antes los cuidados específicos de prevención y/o tratamiento de las complicaciones orgánicas, psicológicas y sociales, y la adaptación del entorno
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