Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa d, Apuntes de Filología hispánica

Asignatura: Literatura del siglo XIX, Profesor: Profesor Equis, Carrera: Enfermería, Universidad: Nebrija

Tipo: Apuntes

2013/2014

Subido el 30/07/2014

_gt__gt__gt__gt__gt_
_gt__gt__gt__gt__gt_ 🇪🇸

4.4

(3)

51 documentos

1 / 18

Toggle sidebar

Documentos relacionados


Vista previa parcial del texto

¡Descarga Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa d y más Apuntes en PDF de Filología hispánica solo en Docsity! Revista de Filología Románica ISSN: 0212-999-X 2009, vol. 26 187-204 187 Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa de 1755 Rocío PEÑALTA CATALÁN Universidad Complutense de Madrid rociopenalta@filol.ucm.es RESUMEN El 1 de noviembre de 1755, un terremoto destruyó la ciudad de Lisboa. Este hecho, que había acabado con una de las ciudades más prósperas de Europa, conmocionó a toda la civilización occidental, que trató de buscar explicaciones religiosas, filosóficas o científicas al fenómeno. Voltaire, uno de los pensadores más influyentes de la época, dedicó dos obras fundamentales al terremoto: el Poema sobre el desastre de Lisboa y el Cándido. En ambos textos, Voltaire ataca a los filósofos optimistas portavoces de la teoría del tout est bien, que explican la catástrofe, que había causado miles de víctimas humanas y cuantiosas pérdi- das materiales, como la intervención de un Dios justo y benevolente. Palabras clave: Voltaire, terremoto de 1755, Lisboa, Poema sobre el desastre de Lisboa, Cándido Voltaire: une réflexion philosophique-littéraire sur le tremblement de terre de Lisbonne de 1755 RESUME Le premier novembre 1755, un tremblement de terre a détruit la ville de Lisbonne. Ce fait, qui avait ruiné une des villes les plus prospères de l’Europe, a commotionné toute la civilisation Occidentale, qui a es- sayé de trouver des explications religeuses, philosophiques ou scientifiques au phénomène. Voltaire, un des penseurs les plus influents de l’époque, a consacré deux ouvrages fondamentaux au tremblement de terre: Poème sur le désastre de Lisbonne et Candide. Dans les deux textes, Voltaire attaque aux philoso- phes optimistes défenseurs de la théorie du tout est bien, ceux qui expliquent la catastrophe, qui avait causé des milliers de victimes humaines et des considérables pertes matérielles, par l’intervention d’un Dieu juste et clément. Mots clés: Voltaire, tremblement de terre de 1755, Lisbonne, Poème sur le désastre de Lisbonne, Candide. 1. El terremoto de 1755: destrucción y reconstrucción de Lisboa El sábado 1 de noviembre –día de Todos los Santos– de 1755 un terremoto asoló la ciudad de Lisboa. El temblor comenzó hacia las nueve y media de la ma- ñana y tuvo una duración de entre seis y diez minutos, según las distintas versio- nes (Kendrick 1956:24; Chantal s/a:21). Tras el primer movimiento, hubo otros dos temblores apenas unos minutos más tarde. La primera sacudida produjo un ruido sordo que alarmó a todos los habitantes de la ciudad e hizo temblar los edificios. Después de una breve pausa, siguió un segundo temblor, más devastador que el primero, que en poco más de dos minutos Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 188 hizo que se derrumbaran tejados, muros y fachadas de iglesias, palacios, casas y tiendas con un espantoso estruendo. Enseguida se produjo un tercer temblor que vino a completar el desastre. Entonces, una espesa nube de polvo se posó sobre las ruinas de la ciudad. El día había amanecido claro y brillante, pero en unos momentos, el cielo se oscureció. Cuando el polvo empezó a asentarse diez o quince minutos más tarde, la gente que se arrastraba entre las ruinas pudo observar que el fuego había co- menzado a arder en varios puntos de la ciudad y que un gran incendio amenazaba con arrasar lo que quedaba de Lisboa. Y mientras estas hogueras se iban exten- diendo, se produjo un sorprendente y terrible acontecimiento en los muelles del Tajo, una hora después de la triple sacudida del terremoto. Las aguas del río se estremecieron y crecieron amenazadoramente y cayeron, en tres grandes y altísi- mas olas, sobre la orilla; rompiendo, con su poderoso impacto, en tierra firme, entre el puerto de Alcântara y el Terreiro do Paço. Según las descripciones de aquellos que presenciaron los hechos desde la orilla o desde los barcos anclados en el Tajo, de repente, cerca de las once de la maña- na, enormes olas comenzaron a romper sobre la ribera norte del río. Las naves se desgajaron violentamente de sus anclas, chocaron entre sí y contra el muelle. Tampoco las ligeras estructuras de los embarcaderos resistieron el embate de las olas de quince o veinte pies de alto que, por tres veces, rompieron a lo largo de toda la ribera del Tajo, desde Lisboa hasta su desembocadura; así como contra la costa sur, hasta Cascais y Cabo Raso, y en la costa oeste, al menos hasta Ericeira. Parece ser que las olas chocaron con toda su violencia contra la zona baja del distrito de São Paulo en Lisboa y contra el Terreiro do Paço, y aquí la fuerza del agua fue tal que dañó seriamente algunos edificios de la Alfándega –como la Aduana– y completó la destrucción del Cais de Pedra, un magnífico malecón alicatado de mármol, recién construido por João V, cuyas piedras ya habían sido arrancadas y desplazadas en parte por el terremoto. Aquí, más de cien personas, que se habían refugiado en lo que parecía un lugar seguro, un espacio abierto que facilitaba la huída a través del río, fueron arrastradas por las olas y perecieron ahogadas. Después de la tercera ola, las aguas fueron perdiendo poco a poco la fuerza hasta que el río volvió a serenarse (Kendrick 1956:33). Por si aún no habían sufrido bastante los lisboetas, muchos de los cuales habí- an muerto aplastados bajo los escombros, quemados en los incendios o ahogados a causa del maremoto, al terremoto siguieron varias réplicas que fueron interpre- tadas como el anuncio de un desastre mayor aún por llegar, que podría terminar de destruir lo poco que quedaba en pie de la ciudad en cualquier momento. En el exterior, las personas que habían logrado escapar de los edificios derrumbados no podían huir, pues los escombros bloqueaban las calles y el miedo las paralizaba al sentir cada nuevo temblor. Por lo que parece, estos temblores no fueron demasia- do fuertes, pero uno de ellos, que se produjo hacia las once de la mañana –justo antes de que las gigantescas olas se abatiesen sobre los muelles y la orilla–, causó graves daños en la zona oeste de Lisboa, provocando el derrumbe de la iglesia de Santa Caterina –situada sobre una colina, cerca del río– y del extremo oriental de Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 191 pide a sus amigos y conocidos noticias sobre el terremoto, sobre las pérdidas humanas y materiales, sobre la reconstrucción de la ciudad, etc. Este interés se debe a que el autor de Cándido había invertido dinero en el comercio con las indi- as, fletando algunos buques que debían hacer la travesía del océano Atlántico partiendo desde Cádiz2. Mon cher correspondant, j’imagine que de peur des nouveaux tremblements de terre il est bon que je me hâte de vous envoyer une lettre de change de Cadix du 28 octobre pour 5082 livres tournois 15 que je gardais inutilement. Vous la met- trez avec mes autres guenilles; et tout prospérera entre vos mains. Peut-être avez vous à la réception de ma lettre quelques détails de cet horrible événement. Fai- tes-moi part je vous prie de ce que vous saurez, et surtout rassurez mon amitié sur les craintes que j’ai que vous n’ayez perdu beaucoup dans ce désastre. (Vol- taire 1978:6203) Vous devez, mon cher Monsieur, avoir plus d’affaires et plus d’embarras que jamais: on dit que tous les négociants de l’Europe craignent le contrecoup de la secousse de Lisbonne, que toutes les lettres présentées à Londres ont été protes- tées, et qu’à Lyon plusieurs manufacturiers qui avaient envoyé des étoffes à Lis- bonne perdent beaucoup. Vous soutenez avec une philosophie digne de vous la perte particulière que vous avez faite: vous savez quel tendre intérêt je prends à tout ce qui vous regarde. Faites-moi transcrire je vous prie les nouvelles les plus intéressantes si vous en avez le temps, et si cela ne dérange pas vos occupations. (Voltaire 1978:628.6294) Es difícil calcular el número de personas fallecidas en el terremoto de Lisboa. Las primeras versiones proponen cifras exorbitantes. Las cifras oficiales, sin em- bargo, son ridículas5. Los cálculos que más parecen aproximarse a la realidad se sitúan en torno a las 20.000 ó 30.000 víctimas6. Después de la desbandada de los primeros días, en la que cientos de personas huyeron de la ciudad para refugiarse en el campo, lejos de edificios altos que aún pudieran derrumbarse, y de la confu- sión general causada por el terremoto, las parroquias empezaron a reagruparse. En cualquier caso, resultaba prácticamente imposible calcular cuántas personas __________ 2 Aunque los mayores daños se registraron en Lisboa, toda la zona suroeste de la Península Ibérica y el norte del continente africano sufrieron los efectos del terremoto. “[...] On ne sait que trop à Genève le désastre de Lisbonne et du Portugal: plusieurs familles de négociants y sont intéressées. Il ne reste pas actuellement une maison dans Lisbonne; tout est englouti ou embrasé. Vingt villes ont péri. Cadix a été submergé par la mer. La petite ville de Conil à quelques lieues de Cadix détruite de fond en comble”. Carta del 1 de diciembre de 1755 dirigi- da a Charles Palissot de Montenoy (Voltaire 1978:624-625). 3 Carta dirigida a Jean-Robert Tronchin el 26 de noviembre de 1755. 4 Carta dirigida a Jean-Robert Tronchin el 3 de diciembre de 1755. 5 “Uns propõem 80.000, o que é muito. Oficialmente anunciou-se 8000, o que é pouco” (cfr. Chantal s/a:45). 6 Kendrick (1956:34) habla de entre diez y quince mil fallecidos para una población de unos 275.000 habitantes; Armiño (2006:831), sin embargo, propone la cantidad de 30.000. Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 192 habían muerto. Algunos no habían vuelto aún a la ciudad, temerosos de que se produjeran nuevos temblores, o se habían reunido con los miembros de otra pa- rroquia, o estaban refugiados en otro campamento o sepultados bajo las ruinas, o habían sido arrastrados al fondo del océano por la gran ola que inundó la ribera del Tajo. Lo cierto es que, hasta ese momento, la población de la ciudad no había sido censada de manera fiable, por lo que no se conocía el número total de los habitantes de Lisboa en 1755. Tampoco había medios para averiguar el número de visitantes y extranjeros que se encontraban entonces en la ciudad, y la mayoría de los documentos y registros municipales que podrían haber servido para realizar algún tipo de recuento habían ardido. Las pérdidas materiales también fueron considerables. Algunos de los princi- pales edificios de la ciudad quedaron reducidos a ruinas. Se destruyeron por com- pleto cientos de casas y tiendas más pequeñas. “De los veinte mil edificios lisboe- tas, no había ciertamente tres mil que pudiesen ser habitados sin peligro”7, asegura Suzanne Chantal (s/a:46). El balance de los daños causados por el terre- moto muestra que la destrucción fue total desde el Tajo hasta Rossio, es decir, la parte más habitada y activa de la ciudad. Fue también considerable en las inme- diaciones del Castelo de São Jorge, de São Vicente y de Graça, atenuándose hacia la zona del convento de la Esperanza y de Campo Pequeno. El fuego incrementó enormemente los daños causados por el terremoto. El Pa- lacio Real y el nuevo edificio de la Ópera –cuya construcción había concluido en marzo de ese mismo año–, numerosos edificios gubernamentales y la magnífica Iglesia Patriarcal podrían haber sobrevivido –pues el terremoto no había causado daños irreparables en estas construcciones– de no haber sido consumidas por el incendio. Esta misma circunstancia es aplicable a otras muchas iglesias y edificios notables; aunque esto no cambia el hecho de que el terremoto, por sí mismo, ya había causado enormes daños y acabado trágicamente con la vida de miles de personas. El gigantesco incendio se propagó rápidamente, y sólo se extinguió una sema- na después del terremoto. Arrasó el área central de la ciudad y parte de las colinas adyacentes8. Fue este incendio, como indicábamos, el que trajo consigo las mayo- __________ 7 La traducción es mía. 8 Kendrick (1956:31-32) recoge testimonios de la época y detalla minuciosamente cómo se fue propagando el incendio por toda la ciudad. “The contemporary accounts say it started almost at once in various parts of the ruins, for example in the Carmo and in the Trindade convents, and also in the palace of the Marquês de Louriçal in the Largo da Anunciada on the east side of the Avenida; but it quickly became a general conflagration, spreading from the top of Rossio towards the river, and also over the western and southern slopes of the castle hill, and, on the other side of the Cidade Baixa, right over the Carmo ridge down to the Rua do Alecrim and beyond this up to the top of the hill on which stands the Chagas church. Taking a line along the shore of about a mile from the church of São Paulo near the Cais do Sodré sta- tion to the east end of the Rua Cais de Santarem, the fire burnt up the whole of central Lisbon north of it, on the west up to, though not including S. Roque, in the centre up to the top of Rossio, and on the east right up to the southern wards of the castle”. Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 193 res pérdidas materiales. Muchas de las riquezas que albergaba la ciudad podrían haber sido recuperadas de entre los escombros, pero las llamas no respetaron ni pinturas, ni mobiliario, ni tapices, ni alhajas de iglesias, palacios o casas principa- les; tampoco las magníficas bibliotecas, ni las mercancías almacenadas en las tiendas, por lo que las pérdidas en joyas, plata y sedas fueron tremendas. Algunos comerciantes de la Rua Nova dos Mercadores y de la Rua da Confeitaria rescata- ron lo que pudieron de sus locales semiderruidos, y lo arrastraron hasta el Terreiro do Paço, donde comenzaron a apilar los bienes que habían logrado salvar tras el terremoto. Pero el fuego terminó por extenderse hasta la plaza, quemando el botín recuperado. Se estima que los comerciantes extranjeros perdieron bienes por valor de 48 millones de dólares españoles de la época9. Los más afectados fueron los ingleses, seguidos por los alemanes. A pesar de todas las pérdidas, los negociantes británicos supieron sacar prove- cho de la desgracia de Lisboa, y así lo previó Voltaire en una de sus cartas: “Il ne reste pas actuellement une maison dans Lisbonne; tout est englouti ou embrasé. […] À l’égard des Anglais ils y gagneront plus à la longue qu’ils n’y perdront: ils vendront chèrement tout ce qui sera nécessaire pour le rétablissement du Portu- gal” (Voltaire 1978:624-625). Por otro lado, la destrucción de la antigua ciudad facilitó la modernización de Lisboa, gracias a los planes de reconstrucción del Marquês de Pombal. Como señala José Augusto França, No século XVIII português, o único acontecimento verdadeiramente original foi o terramoto de 1755 –e o nascimento de uma nova cidade que disso foi conse- quência. Esta é a última das antigas cidades da Europa e a primeira das cidades modernas. (apud. Ferreira 1987:75) Efectivamente, el “modelo pombalino” supuso un reordenamiento socio- urbanístico de la capital del país después de la catástrofe de 1755. Los principios urbanísticos orientadores de este proceso de reestructuración territorial –que arti- culaba la racionalidad ilustrada de la época con la funcionalidad del tejido urba- no– ilustran perfectamente una “modernidad urbana” que se mantendrá como dominante cultural a lo largo de los años (Ferreira 1987:77-78). . __________ 9 Cfr. Kendrick (1956:32). “The losses in goods suffered by the foreign traders were esti- mated at 48,000,000 Spanish dollars (about ₤12,000,000 sterling), of which 32,000,000 was the British share; next in the list come the Hamburg merchants whose losses were estimated at 8,000,000 dollars”. Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 196 que todo ocurre para bien, pues así lo ha dispuesto un Dios justo10. Pero el opti- mismo recibe un duro golpe ante la noticia del terremoto de Lisboa, en el que miles de inocentes habían perdido la vida, en el que una ciudad entera había que- dado reducida a polvo. A pesar de todo, los filósofos optimistas siguen mante- niendo que tout est bien, y que si la Providencia ha dispuesto que el terremoto tuviese lugar justo en Lisboa y en ese momento preciso se debe a que era un hecho “necesario” en el mejor de los mundos posibles. Inmanuel Kant también reflexionó sobre este hecho y extrajo algunas conclu- siones interesantes que se encuadran en esta corriente optimista. En esta época, al inicio de su carrera, sus ideas aún se encontraban próximas a la filosofía de Leib- niz. Cuando la noticia del terremoto de Lisboa llegó a Konigsberg, los alemanes se sintieron alarmados y llenos de compasión hacia los portugueses; sin embargo, Kant, desde el primer momento, se sintió más interesado en el suceso como un problema científico que como una tragedia que había destruido una ciudad y aca- rreado una gran pérdida de vidas. Publicó tres breves artículos sobre el tema en 1756, revisando diversas teorías acerca de las causas de los terremotos y regis- trando todos los fenómenos derivados del seísmo de 1755. En estos textos incluye incluso una nota sobre el aspecto beneficioso de los terremotos, que los hombres rechazan sin considerar siquiera si pueden reportarnos algún beneficio. Sostiene Kant que el fuego subterráneo que causa los terremotos también da origen a baños y manantiales calientes; la vegetación se beneficia de la liberación de sustancias subterráneas cuando la tierra se mueve; los vapores sulfurosos que emanan del suelo tienen un efecto higiénico y purificador. Añade, además, que quizá, sin este fuego subterráneo, el mundo no sería un lugar lo suficientemente cálido como para albergar vida y que, aunque ocasionalmente pueda provocar algún daño im- portante, es probable que no pudiésemos subsistir sin él, por lo que deberíamos estar agradecidos (cfr. Kendrick 1956:131-132). 3. Voltaire y el terremoto de Lisboa En cuanto escuchó la noticia de la catástrofe que había tenido lugar en Lisboa, Voltaire empezó a trabajar en el Poème sur le désastre de Lisbonne, cuya primera versión estuvo terminada el 7 de diciembre de 1755 (Kendrick 1956:119). La idea central del poema ya había sido planteada por su autor en la carta, ya mencionada, que dirige al doctor Tronchin el 24 de noviembre de ese mismo año. En el prefa- cio al poema, Voltaire manifiesta que su propósito es poner en evidencia la insen- satez del optimismo derivado del Essay on Man (1734) de Alexander Pope; un optimismo que él denomina “la filosofía del tout est bien”. __________ 10 El optimismo derivado de las teorías de Leibniz defendía que incluso las desgracias más terribles contribuían, de alguna manera, al bien colectivo y universal. “All is for the best in the best of all possible worlds. Even an earthquake” (Kendrick 1956:19). Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 197 Si, lorsque Lisbonne, Méquinez, Tétuan, et tant d'autres villes, furent englouties avec un si grand nombre de leurs habitants au mois de novembre 1755, des phi- losophes avaient crié aux malheureux qui échappaient à peine des ruines: “Tout est bien; les héritiers des morts augmenteront leurs fortunes; les maçons gagne- ront de l'argent à rebâtir des maisons; les bêtes se nourriront des cadavres ente- rrés dans les débris: c'est l'effet nécessaire des causes nécessaires; votre mal par- ticulier n'est rien, vous contribuerez au bien général”; un tel discours certainement eût été aussi cruel que le tremblement de terre a été funeste. (Vol- taire 1756a) Ante estas desgracias, Voltaire considera que la presencia del mal en la tierra es innegable, y que no es razonable la postura de aquellos que pretenden demos- trar que todo sucede para bien. Es evidente, “le mal est sur la terre”. Mucho antes de que se produjera el terremoto, Voltaire ya había perdido la fe en ese optimismo general y, ahora, siente la responsabilidad moral de demostrar ante la audiencia europea, conmovida por los hechos, que es necesario rechazar la doctrina del tout est bien. Los acontecimientos han demostrado que el hombre es un ser débil e indefenso, ignorante de su destino, que se encuentra expuesto a terribles amena- zas. Por lo tanto, ese optimismo incondicional debería ser reemplazado por el simple “deseo aprensivo” (Kendrick 1956:121) de que la Providencia nos guíe a través de este peligroso mundo hasta un estado feliz. Voltaire plantea el nuevo límite del pensamiento optimista: “Un jour tout sera bien” (Voltaire 1756a: v. 218). La noticia del terremoto había causado un tremendo impacto en toda Europa. Los hombres, asustados, se preguntaban cuál era su verdadero papel en el esque- ma universal creado por Dios; cual era la naturaleza real de la Providencia bajo cuya protección creían vivir; cual era, en definitiva, su relación con Dios. Sin embargo, ante la incapacidad para asumir la crudeza de las respuestas, los euro- peos vuelven rápidamente a los placeres frívolos –la danza, el teatro, la lotería–, tratando de olvidar el terremoto lo antes posible, por lo que Voltaire se lamenta: Lisbonne, qui n’est plus, eut-elle plus de vices Que Londres, que Paris, plongés dans les délices? Lisbonne est abîmée, et l’on danse a Paris. (Voltaire 1756a: vv. 21-23) Una vez en circulación, el Poème sur le désastre de Lisbonne fue ampliamente leído y debatido, pues se trataba del comentario de uno de los pensadores más influyentes de Europa acerca de un desastre que había impresionado profunda- mente a toda la civilización occidental. Al haberlo escrito inmediatamente des- pués del terremoto, Voltaire, inevitablemente, había basado su poema en los pri- meros informes del suceso, caracterizados por el sensacionalismo y la truculencia. Sin embargo, Voltaire no necesitaba recurrir al dramatismo exagerado para causar el efecto deseado. Sabía perfectamente que las primeras narraciones sobre el te- rremoto que llegaban a Suiza y que circulaban por toda Europa precisarían de una revisión posterior: “Au reste on dit que la moitié de cette ville est encore sur pied. Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 198 On commence toujours par faire le mal ou le bien plus grand qu’il n’est”, comenta en una carta del 16 de diciembre dirigida a François-Louis Allamand (Voltaire 1978:636-637). A pesar de todo, el poeta se muestra profundamente conmovido por la suerte de los lisboetas, tan alejada de ese optimismo generalizado de la época. A los filósofos que consideraban que aquél era el mejor de los mundos posi- bles se dirige Voltaire pidiéndoles que contemplen las ruinas de Lisboa, una ciu- dad trágicamente destruida, y que piensen en el espantoso destino de las miles de víctimas del terremoto. ¿Pueden los filósofos seguir considerando –al oír los gri- tos de los portugueses, al observar el sufrimiento y la muerte– que todo forma parte de la providencia dispuesta por un Dios benevolente? Todos esos cadáveres, ¿son los cuerpos de pecadores, justas víctimas de la ira de Dios a causa de sus crímenes? Aux cris demi-formés de leurs voix expirantes, Au spectacle effrayant de leurs cendres fumantes, Direz-vous: “C’est l’effet des éternelles lois Qui d’un Dieu libre et bon nécessitent le choix?” Direz-vous, en voyant cet amas de victimes: “Dieu s’est vengé, leur mort est le prix de leurs crimes?” Quel crime, quelle faute ont commis ces enfants Sur le sein maternel écrasés et sanglants? Lisbonne, qui n’est plus, eut-elle plus de vices Que Londres, que Paris, plongés dans les délices? (Voltaire 1756a: vv. 13-22) “Tout est bien, dites-vous, et tout est nécessaire”, continúa el poeta, pero ¿realmente sería el universo un lugar peor si Lisboa no hubiese sido destruida? Y, si necesariamente han de producirse estas catástrofes, ¿por qué no suceden en medio del desierto? Voltaire trata de explicar que sus lamentos y quejas no están motivados por el orgullo: “Je respecte mon Dieu, mais j’aime l’univers” (Voltaire 1756a: v. 56). Voltaire duda que las afirmaciones de los optimistas sirvan de consuelo a las desgraciadas víctimas del terremoto: que todo ha sucedido para el bien general, que Lisboa será reconstruida y volverá a ser una ciudad populosa de nuevo, que Inglaterra y otros países europeos se enriquecerán gracias a la destrucción de Lis- boa, que todas las desgracias responden a una suerte de “ley general” benéfica, que la muerte de toda esa gente cumple un papel determinado en el plan maestro de Dios. Les tristes habitants de ces bords désolés Dans l’horreur des tourments seraient-ils consolés Si quelqu’un leur disait: “Tombez, mourez tranquilles; Pour le bonheur du monde on détruit vos asiles; D’autres mains vont bâtir vos palais embrasés, D’autres peuples naîtront dans vos murs écrasés; Le Nord va s’enrichir de vos pertes fatales; Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 201 gunta, como si sintiese que su concesión al pensamiento ortodoxo hubiese ido demasiado lejos11; o bien, habría antepuesto el calificativo “fragile” a “l’espérance”, después de que, “presionado por su amiga, la leibniziana duquesa de Saxe-Gotha, y por sus amigos los pastores suizos, hubiera incrustado el térmi- no ‘esperanza’ en el último verso del poema” (Armiño (ed.) 2006:32). 4. El fin del optimismo: Cándido y el terremoto de Lisboa El Poème sur le désastre de Lisbonne es prácticamente un prólogo al Cándido. Ambas obras pertenecen a la misma etapa creativa de Voltaire, y se relacionan ideológica y cronológicamente. El terremoto de la capital portuguesa había sumi- do a Voltaire en una angustia que se proyectaría en varios de sus cuentos de ma- nera obsesiva. El Poema sobre el desastre de Lisboa resume la consternación de Voltaire y su ataque a los portavoces de la teoría del “todo está bien”. “Hay que confesarlo: el mal existe sobre la tierra” es el verso que encierra el núcleo ideoló- gico del poema. Aunque en su cuento Zadig Voltaire ya había dado cuenta de la existencia del mal, en el poema sobre el terremoto esa conciencia del mal adquie- re una intensidad mayor, más próxima a las conclusiones del Cándido, que marca- rán al Voltaire anciano. Las analogías entre los temas que obsesionan a Voltaire en su correspondencia y en Cándido han servido para datar el inicio de la escritura definitiva de la obra en las primeras semanas de 1758 (Armiño (ed.) 2006:32), aunque la idea venía gestándose desde 1755. En Cándido, Voltaire resume tres años señalados por terribles acontecimientos. A la noticia del terremoto de Lisboa de 1755 le sigue, en 1756, el inicio de la Guerra de los Siete Años; guerra que, además de provocar numerosas víctimas, altera la economía europea y perjudica los intereses econó- micos de Voltaire –“Alemania se convirtió en un abismo que engullía la sangre y el dinero de Francia”, dirá en Précis du siècle de Louis XV (Voltaire, apud. Armi- ño (ed.) 2006:823)–. Un año después, se produce un atentado contra la vida de Luis XV; en París y en Versalles comienza la campaña de persecución contra los filósofos, y se interrumpe la edición de la Enciclopedia. Contemporáneos eran también para Voltaire el dominio de los jesuitas en el Paraguay, los reyes destro- nados y el despotismo turco que aparecen reflejados en la novela; pero, sobre todo, la filosofía de Leibniz, la de la armonía preestablecida, que concebía este mundo como el mejor de los posibles, en contradicción flagrante con los hechos (Munárriz 1967:12-13). El violento contraste entre ideas y hechos queda ejemplificado con Pangloss, el preceptor de Cándido. Pangloss encuentra explicación para todo gracias al principio de que “nada puede ser mejor”, ya que, de lo contrario, sería de otro modo. De esta manera, Voltaire caricaturiza el método deductivo con grotescos __________ 11 “Mais pouvait-il encore ajouter l’espérance?” (George R. Havens, Modern Language Notes, 1929, apud. Kendrick 1956:127). Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 202 silogismos, con el fin de demostrar que es absurdo buscar la explicación de lo que sucede fuera de este mundo que nos rodea; remitirse a un orden superior para explicar y justificar las incongruencias que se producen a diario (Pujol 1999:150). […] apenas entraron en la ciudad, llorando la muerte de su bienhechor, cuando sintieron temblar la tierra bajo sus pies; el mar se alzó espumante en el puerto y destrozó los buques allí anclados. Torbellinos de llamas y cenizas cubrieron ca- lles y plazas; las casas se derribaron, removidas en sus cimientos, y bajos sus ruinas perecieron treinta mil seres humanos de todas edades y condiciones. […] Pangloss los consolaba diciéndoles que las cosas no podían pasar de otra mane- ra; ni ser mejores de lo que eran. El volcán de Lisboa no podía estar en otra par- te, ya que es imposible que las cosas no estén donde se encuentran, y así todo es- tá bien. (Voltaire 2003:60-62) Es la sátira la que sustenta las aventuras de todos sus personajes. El viaje ini- ciático de Cándido, su aprendizaje del mundo y de la vida son los de un antihéroe. Al igual que los protagonistas de la novela picaresca, Cándido es hijo de unos padres cuyo limitado estatus les ha impedido entroncar legítimamente con los barones de Thunder-ten-tronck. Expulsado del paraíso que para él era el castillo de esa baronía, el joven Cándido se verá arrojado al mundo, y sus viajes le lleva- rán hasta puntos concretos donde Voltaire tenía depositados sus intereses, tanto ideológicos como económicos: desde el ejército búlgaro en guerra hasta las re- ducciones jesuitas en Paraguay, pasando por Lisboa y su terremoto, Cádiz, Bue- nos Aires, el legendario país de Eldorado, Surinam y sus esclavos negros. El viaje de regreso lo llevará a París, a Venecia y, finalmente, a Constantinopla, donde se dedicará a “cultivar su huerto”, después de haber adquirido una finca donde reúne a todos los personajes con los que ha navegado en medio de temporales y desgra- cias (Armiño (ed.) 2006:822). Llegamos así a la moraleja del relato. En este mundo absurdo, imprevisible e inexplicable, dominado por las ambiciones más sórdidas, por la intolerancia, por la vanidad, por el egoísmo, por la crueldad y la maldad, la solución no es buscar explicaciones filosóficas a lo que no tiene explicación, sino hallar un rincón pací- fico, propone Voltaire, donde trabajar sin pensar, pues, como dice Martín, “es la única manera de hacer la vida soportable” (Voltaire 2003:150). El fin de los per- sonajes de Cándido es bien poco brillante, todos han conocido tiempos mejores, y terminan su vida pobres, maltrechos, envejecidos, en algún rincón de una tierra extranjera, entregados a menesteres humildes, sin esperanzas de recuperar la en- cumbrada posición que ocuparon y recordando con nostalgia los paraísos que perdieron para siempre (Pujol 1999:154). En Cándido, El blanco directo y confesado de sus ataques será el optimismo metafísico de Leibniz y de su discípulo Wolf, y sus laberínticas sutilezas dialécticas; pero en el fondo el verdadero objetivo de esta crítica quizá sea hacer una amarga correc- ción al optimismo inveterado del propio Voltaire. Lo que satiriza propiamente no son unos nuevos “libros de caballerías”, algo exterior y que le es ajeno, sino Rocío Peñalta Catalán Voltaire: una reflexión filosófico-literaria sobre el terremoto de Lisboa… Revista de Filología Románica 2009, vol. 26 187-204 203 que objetiviza en un tema impersonal y del dominio público unas contradiccio- nes que le desgarran a él mismo y a todo el conjunto de la sociedad en que vive. (Pujol 1999:149) Se dice que el terremoto de Lisboa trajo consigo el final de una era, en el sen- tido de que el optimismo popular característico de la primera mitad del siglo XVIII no sobrevivió al desastre (Kendrick 1956:139). Después del terremoto, el pesimismo se convirtió en un estado de ánimo habitual y comprensible; aunque los inquebrantables filósofos optimistas continuaban alimentando la idea de que el hombre, bajo la providencia de Dios, recorre un camino tendente a la perfección y la felicidad. El desastre de Lisboa quebró la confianza de los europeos en la teoría del tout est bien, y las dos obras de Voltaire inspiradas en este suceso, el Poème sur le désastre de Lisbonne y el Cándido, influyeron decisivamente en este cam- bio ideológico. Bibliografía ARMIÑO, Mauro (ed.) (2006): Voltaire. Cuentos completos en prosa y verso. Madrid: Siruela. CHANTAL, Suzanne (s/a): A vida quotidiana em Portugal ao tempo do terramoto. Tradução de Álvaro Simões. Lisboa: Libros do Brasil. FERREIRA, Vítor Matias (1987): A cidade de Lisboa: de capital do império a centro da metrópole. Lisboa: Publicações Dom Quixote. KENDRICK, Thomas Downing (1956): The Lisbon Earthquake. London: Met- huen & co. Ltd. MUNÁRRIZ, Jesús (1967): “Introducción”, en VOLTAIRE, Cándido. Traduc- ción de Leandro Fernández de Moratín. Madrid: Ciencia Nueva. PUJOL, Carlos (1999): Voltaire. Madrid: Palabra. STERNLEUW, Fredric Christian (1958): 1755: Breve testemunho dum sueco. Edição bilingüe. Tradução do original sueco por João José Pereira da Silva Duarte. Instituto Ibero-Americano de Gotemburgo, Suécia. Lisboa: Casa Portuguesa. VOLTAIRE (1756a): Poème sur le désastre de Lisbonne [en línea]. En: Wiki- source. San Francisco: Wikimedia Foundation, septiembre de 2007. En: http://fr.wikisource.org/wiki/Po%C3%A8me_sur_la_Loi_naturelle [Consulta: marzo de 2009]. VOLTAIRE (1756b): Poème sur la loi naturelle [en línea]. En: Wikisource. San Francisco: Wikimedia Foundation, septiembre de 2007. En: http://fr.wikisource.org/ wiki/Po%C3%A8me_sur_la_Loi_naturelle [Consul- ta: marzo de 2009]. VOLTAIRE (1978): Correspondance IV (1754-1757). Édition de Théodore Bes- terman. Bibliothèque de la Plèiade, NRF. Paris: Gallimard.
Docsity logo



Copyright © 2024 Ladybird Srl - Via Leonardo da Vinci 16, 10126, Torino, Italy - VAT 10816460017 - All rights reserved