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Appunti lezioni Cerron Puga, Schemi e mappe concettuali di Letteratura Spagnola

De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española

Tipologia: Schemi e mappe concettuali

2022/2023

Caricato il 14/03/2024

viviana-di-vita-4
viviana-di-vita-4 🇮🇹

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Scarica Appunti lezioni Cerron Puga e più Schemi e mappe concettuali in PDF di Letteratura Spagnola solo su Docsity! 1 SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 2. INTRODUCCIÓN AL QUIJOTE Después de algunos ensayos poéticos, de haber probado con el teatro y de haber publicado La Galatea en 1585, Cervantes no tiene éxito como escritor hasta 1605, cuando publica la Iª parte del Quijote. LA GALATEA (1585) La Galatea es una novela pastoril de la que escribe solo la Iª parte, que se publica en Alcalá de Henares en 1585, y se reedita en Lisboa en 1590 (cuando todavía no era famoso) y en París en 1611 (cuando ya era famoso); ninguna de estas dos ediciones en el extranjero fueron revisadas por Cervantes. Dice el cura en el escrutinio (capítulo 6) hablando de la obra de Cervantes (que NO se presenta como el autor del texto, lo veremos enseguida): «Muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y sé que es más versado en desdichas que en versos. Su libro tiene algo de buena invención: propone algo, y no concluye nada; es menester esperar la segunda parte que promete: quizá con la emienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega; y entre tanto que esto se ve, tenedle recluso en vuestra posada, señor compadre» (I, 6, p. 86). Cervantes pasa la vida queriendo acabarla, ver las dedicatorias de las Ocho comedias y entremeses: «Luego irá el gran Persiles, y luego Las semanas del jardín, y luego la segunda parte de La Galatea, si tanta carga pueden llevar mis ancianos hombros»; del Quijote II: «Olvidábaseme de decirte que esperes el Persiles, que ya estoy acabando, y la segunda parte de Galatea»; y del Persiles: «Todavía me quedan en el alma ciertas reliquias y asomos de las Semanas del jardín y del famoso Bernardo. Si a dicha, por buena ventura mía, que ya no sería ventura, sino milagro, me diese el cielo vida, las verá, y con ellas fin de La Galatea». FECHA DE COMPOSICIÓN No se sabe con certeza cuándo fue compuesto el Quijote, pero hay elementos internos que sirven de referencia. 1) En el primer parágrafo del prólogo dice que el libro «se engendró en una cárcel» (p. 9), y esto ha hecho pensar que lo empezó en 1592, estando preso en Castro del Río, o en 1597, estando preso en Sevilla, pero la alusión a la cárcel puede ser metafórica. 2) De los libros citados en la Iª parte del Q. (ver el escrutinio del cap. 6) el más moderno es El pastor de Iberia (1591), todos los demás son anteriores, es decir, escribe después de esta fecha. 3) El Entremés de los romances, que podría ser el origen de la novela, circulaba ya en 1592 (aunque se publicó en 1612). Esta obra pone en escena la locura de un villano rico aficionado a los romances que acaba hablando con sus versos. 4) La novela intercalada del Cautivo (I, 39) puede haber sido escrita anteriormente y haber sido incorporada después al Quijote. 2 PRELIMINARES Gracias a los preliminares (que preceden al texto) tenemos una serie de informaciones de gran interés. 1) Título EL INGENIOSO / HIDALGO DON QUI-/XOTE DE LA MANCHA, / Compuesto por Miguel de Cervantes / Saavedra. / DIRIGIDO AL DUQUE DE BEJAR, / Marqués de Gibraleón, Conde de Benalcázar, y Baña-/res, Vizconde de la Puebla de Alcócer, Señor de / las villas de Capilla, Curiel, y / Burguillos./ Año, 1605. / CON PRIVILEGIO, / EN MADRID, Por Juan de la Cuesta./ Véndese en casa de Francisco de Robles, librero del Rey Nuestro Señor. El ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha en la IIª parte se convertirá en Segunda parte del ingenioso cavallero don Quixote de la Mancha porque el personaje ha evolucionado: ha sido hecho caballero (o mejor, cree, haber sido nombrado caballero, lo veremos en el cap. 3). Notar que Cervantes se presenta como autor del texto: Compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra (en la IIª parte dice Por Miguel de Cervantes Saavedra, autor de su primera parte). De esto hablaremos después. En el título se lee el nombre completo del dedicatario, el duque de Bejar. Juan de la Cuesta era el impresor (lo stampatore), tenía su taller en la calle de Atocha (todavía existe el edificio); Francisco de Robles era el editor (il curatore dell’edizione), que es quien firma el contrato, compra el papel y sigue el proceso de impresión. Cervantes colaboró con Robles hasta 1615. 2) Tasa La tasa nos dice lo que costaba un libro El 26-IX-1604 obtiene (estando en Valladolid) la licencia y el privilegio para imprimirlo, y el 20-XII se tasa (se le pone el precio) en 292,5 maravedís (más o menos el precio de dos gallinas y ocho naranjas). Este es el precio del libro sin encuadernar; lo costes de la encuadernación podian ser muy altos si se hacían en piel repujada (lavorata e incisa) con panes de oro (foglie d’oro). 3) Testimonio de las erratas Demuestra que el original (el texto que se usa en la imprenta para componer el libro) corresponde con lo impreso. Es necesaria para la censura. 4) Privilegio real Va firmado “Yo el Rey”, pero en su nombre firma su Secretario de Cámara. Permite que el libro sea impreso en Castilla y prohibe que sea vendido por otros por un periodo de 10 años; pone además las condiciones para reimprimirlo: habrá de ser revisado de nuevo para que no haya habido cambios. Se trata de los aspectos legales ligados a lo que hoy llamamos derechos de autor. El plagio y las ediciones pirata eran práctica común (el Quijote de Avellaneda es un buen ejemplo), y se trataba de defender a los autores. 5) Dedicatoria El texto va dedicado a un gran señor, el Duque de Béjar (la IIª parte al Conde de Lemos), del que se espera obtener un beneficio. Se trata del mecenas que es tan necesario para el escritor como lo es para el artista (pensad en Ariosto y la casa d’Este). A diferencia de Lope de Vega, que tuvo siempre quién le protegiera (y pagara), Cervantes no consiguió tener un protector. Esto es de gran importancia pues le dio gran libertad, y el punto más alto de tal libertad en cuando al final de la IIª parte Cide Hamete (el autor del que hablaremos enseguida), hablando con su pluma (sua penna) le hace decir: «Para mí sola nació don Quijote, y yo para él» La dedicatoria de Cervantes está copiada de la que Fernando de Herrera puso al frente de las Obras de Garcilaso de la Vega con anotaciones (1580), más algún fragmento del prólogo de Francisco de Medina a ese mismo volumen. 5 El buen estilo no hay para qué andéis mendigando sentencias de filósofos, consejos de la Divina Escritura, fábulas de poetas, oraciones de retóricos, milagros de santos, sino procurar que a la llana, con palabras significantes, honestas y bien colocadas, salga vuestra oración y período sonoro y festivo, pintando en todo lo que alcanzáredes y fuere posible vuestra intención, dando a entender vuestros conceptos sin intricarlos y escurecerlos. (p. 18). El buen estilo es un principio fundamental: HAY QUE SABER CONTAR LAS COSAS DE MANERA CLARA, ORDENADA, SEGÚN UN CRITERIO DE BELLEZA CLÁSICA. DE ESTA MANERA LO QUE SE CUENTE (LA INVENCIÓN) AUNQUE NO SEA VERDAD SERÁ VEROSÍMIL, Y LITERARIAMENTE CORRESPONDERÁ A LO VERDADERO (O SEA, A LO QUE ES LA MATERIA DE LA HISTORIA) Y PROVOCARÁ LA ADMIRACIÓN. Finalidad de la historia (narración): la risa, la invención admirable Procurad también que, leyendo vuestra historia, el melancólico se mueva a risa, el risueño la acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invención, el grave no la desprecie, ni el prudente deje de alabarla. En efecto, llevad la mira puesta a derribar la máquina mal fundada destos caballerescos libros, aborrecidos de tantos y alabados de muchos más; que, si esto alcanzásedes, no habríades alcanzado poco (p. 18). No hay una interpretación unívoca del Quijote, sino que cada lector lo leerá a su manera, así como los personajes interpretarán los hechos y las aventuras cada uno a su modo. La interpretación del Quijote ha variado con el tiempo, pero antes de que los románticos lo leyeran entre lágrimas, el testo hacía reir. El narrador concluye presentando a su pareja: el casto DQ y el famoso Sancho: Con silencio grande estuve escuchando lo que mi amigo me decía, y de tal manera se imprimieron en mí sus razones, que, sin ponerlas en disputa, las aprobé por buenas y de ellas mismas quise hacer este prólogo, en el cual verás, lector suave, la discreción de mi amigo, la buena ventura mía en hallar en tiempo tan necesitado tal consejero, y el alivio tuyo en hallar tan sincera y tan sin revueltas la historia del famoso don Quijote de la Mancha, de quien hay opinión, por todos los habitadores del distrito del campo de Montiel, que fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos. Yo no quiero encarecerte el servicio que te hago en darte a conocer tan noble y tan honrado caballero; pero quiero que me agradezcas el conocimiento que tendrás del famoso Sancho Panza, su escudero, en quien, a mi parecer, te doy cifradas todas las gracias escuderiles que en la caterva de los libros vanos de caballerías están esparcidas. Y con esto Dios te dé salud y a mí no olvide. Vale. 7) Elogios en verso del Don Quijote Siguiendo los consejos del amigo gracioso, el autor pone una serie de poesías en alabanza de su libro (compararlos con los epitafios del final en I,52). Algunos héroes de varios libros alaban a los personajes a los que son afines. Décimas y sonetos 1) Urganda la desconocida, Si de llegarte a los bue- Urganda: Amadís I, 11) Décimas de cabo roto (invención de Alonso Álvarez de Soria, propias de la poesía humorística; censuradas por algunos preceptistas) a base de refranes, pp. 21-24. Se refiere al Duque de Béjar, a quien va dirigido el libro. 2) Amadís de Gaula a Don Quijote, Tú, que imitaste la llorosa vida soneto del enamorado Amadís a DQ en la Peña pobre, p. 25. 3) Don Belianís de Grecia a Don Quijote, Rompí, corté,abollé, y dije y hice soneto del colérico (cfr. la crítica del cura en I, 6) p. 26 4) Oriana a Dulcinea, ¡Oh, quién tuviera, hermosa Dulcinea! soneto carnavalesco sobre Dulcinea (mundo al revés), p. 27 5) Gandalín, escudero de Amadís, a Sancho, Salve, varón famoso, a quien Fortuna soneto sarcástico p. 28 6 6) Del Donoso poeta entreverado a Sancho y Rocinante, Soy Sancho Panza escude-. Soy Rocinante el famo- dos décimas de cabo roto; según Bataillon son de Gabriel Lobo Lasso de la Vega, autor de Manojuelo de romances (1601), pp. 29-30 7) Orlando Furioso a Don Quijote, Si no eres par, tampoco le has tenido soneto, p. 31 8) El Caballero de Febo a Don Quijote, A vuestra espada, no igualó la mía soneto, p. 32 9) De Solisdán a Don Quijote, Maguer, señor Quijote, que sandeces soneto arcaizante; Riquer no lo identifica (y Rico tampoco), p. 33 10) Diálogo entre Babieca y Rocinante, ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado? Soneto dialogado leerlo R. Asno se es de la cuna a la mortaja (v. 7) B. Metafísico estáis. R. es que no como (v. 10) 1 SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 3. LECTURA DEL QUIJOTE I, 1-8 Partes del DQ I (1605) El Quijote de 1605 aparece dividido en cuatro partes de muy desigual extensión. Las cuatro partes del Amadís de Gaula parecen haber inspirado la original estructura del Quijote Iª: capítulos 1-8 IIª: capítulos 9-14 IIIª: capítulos 15-27 IVª: capítulos 28-52 Iª parte: capítulos 1-8 Comprende la 1ª salida (caps.1-5) que sería una novelita breve con trama y desenlace propios; siguen el escrutinio de su biblioteca (cap. 6); la 2ª salida con Sancho (cap. 7); la primera aventura con los molinos de viento (cap. 8) y la aventura con el vizcaíno que queda interrumpida (cap. 8). CAPÍTULO 1 Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha 1) Ubicación imprecisa En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. No quiero acordarme = no me acuerdo (non voglio ricordare) Es un principio tradicional de cuento, que se lee también en la Historia del cautivo («En un lugar de las montañas de León» (I, 39), y en la novela ejemplar El celoso extremeño («No ha muchos años que de un lugar de Extremadura») Anticaballerías: lugar casero que contrasta con el exotismo propio de los relatos caballerescos: Bretaña, Gaula, Persia, Contantinopla... La geografía de España existe en la narración (los personajes se mueven teniendo en cuenta las distancias, no vuelan). Esto cambiará en el Persiles, un viaje a través te toda Europa (de Islanda a Roma pasando por España). La indeterminación contrasta con la toponomástica que será siempre detallada: se dice siempre el nombre de cada sitio (como en las caballerías, la ubicación de los lugares es siempre precisa, por más exóticos que sean). Al final, en II, 74, dirá que deja la gloria de ser la patria de don Quijore abierta a todas las ciudades: Este fin tuvo el ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero. 2) Condición y ejercicio de DQ. a) Su hacienda. Lo que come Se empieza por el estómago y las restricciones alimentarias que prescribe la religión: el ayuno y la abstinencia (tema candente en una España en la que habían convivido tres culturas que se definen, en buena parte,por lo que comen y no comen. Y SE NOTE QUE LOS CATÓLICOS SON TAN RESTRICTIVOS COMO LOS ÁRABES Y LOS JUDÍOS). Observar la precisión del menú. 4 2) el cura de su pueblo, hombre docto graduado en Cigüenza (Sigüenza, en la provincia de Guadalajara) Universidad en la que se licenciaban los que no conseguían hacerlo en la de Alcalá, mucho más exigente (aquí hay ironía por parte de Cervantes) 3) Maese Nicolás, el barbero del pueblo, que representa al lector más inculto (o popular) que prefiere don Galaor (el conquistador de mujeres) a Amadís, que es un llorón (hablaremos de ello cuando lleguemos a la penitencia de don Quijote). Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso —que eran los más del año—, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y, así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y, de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva, porque la claridad de su prosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: «La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura». Y también cuando leía: «Los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza...» Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para solo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianís daba y recebía, porque se imaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales Pero, con todo, alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle fin al pie de la letra como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran. Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar —que era hombre docto, graduado en Cigüenza— sobre cuál había sido mejor caballero: Palmerín de Ingalaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mesmo pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada condición para todo, que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga. 5) De tanto leer se le seca el cerebro y enloquece En resolución, él se enfrascó tanto en su letura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. (p. 39) Sigue una lista de caballeros de la literatura empezando por EL CID CAMPEADOR (no circulaba el texto del poema que hoy leemos, sino Crónicas muy fantasiosas y mucho menos históricas), Bernardo del Carpio (que según una leyenda española inventada como contrapartida de la Chanson de Roland, vence al caballero francés, que estaba encantado); el gigante Morgante de Luigi Pulci, Reinaldos de Montalbán, del Orlando innamorato de Boiardo, el traidor Galalón (Ganelón el traidor culpable de la derrota de los francos en Roncesvalles). Esta es la primera lista, habrá más a lo largo del texto, porque encontrarán otros personajes que a su vez son lectores. (Ver en especial los capítulos 6 del escrutinio y el 49, cuando discute con el canónigo). 6) DQ lector que se hace caballero andante Esta acción es el motor de toda la narración: DQ, considerado un LOCO por el narrador, decide convertirse en personaje de libro y se imagina haber conquistado por lo menos el Imperio de Trabisonda (Trebisonda, en Turquía). Recordar esto cuando entre Sancho en acción, porque a él le ofrecerá una insula (o sea, algo que Sancho no sabe ni lo que es). 5 En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo, por lo menos del imperio de Trapisonda (p. 41) 7) Las armas del caballero DQ se da prisa (es impaciente) en vestirse de caballero andante y con sus propias manos se procura lo necesario. Se busca unas armas que son las de sus bisabuelos, o sea personas que han vivido en los tiempos (históricos) de los Reyes Católicos, y las limpia de la ruggine (orín) y de la muffa (moho). Luego se fabrica una celada con un morrión (la celata è una parte dell’armatura che protegge il capo, il morione è un casco di acciaio più leggero) e dei cartoni, e per provar la sua bontà la distrugge con due colpi. Ora notate la ferma volontà di DQ che invece di scoraggiarsi vede il lato positivo del fatto: i suoi colpi sono buoni, ha distrutto la celata (ma notate l’ironia implicita di Cervantes: ha distrutto dei cartoni!) e subito fabbrica un’altra fatta meglio, con delle sbarre di ferro. Notate che NON vuole fare una seconda prova e che «la diputó y tuvo por celada finísima». LE COSE NON SONO QUELLO CHE SONO MA QUELLO CHE DQ VUOLE CHE SIANO. y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del estraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efeto lo que deseaba. Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejor que pudo; pero vio que tenían una gran falta, y era que no tenían celada de encaje, sino morrión simple; mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo un modo de media celada que, encajada con el morrión, hacían una apariencia de celada entera. Es verdad que, para probar si era fuerte y podía estar al riesgo de una cuchillada, sacó su espada y le dio dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana; y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazos, y, por asegurarse deste peligro, la tornó a hacer de nuevo, poniéndole unas barras de hierro por de dentro, de tal manera, que él quedó satisfecho de su fortaleza y, sin querer hacer nueva experiencia della, la diputó y tuvo por celada finísima de encaje (p. 41) 8) El nombre de su caballo Su rocín (ronzino o cavallo di razza inferiore) es todo pelle e ossa pero a DQ le parece que es superior a los famosos caballos de Alejandro Magno (Bucéfalo, que en la versión medieval española se comía a la gente), y del Cid (Babieca, que vence una batalla él solo, llevando al Cid ya muerto encima). De todas manera lo más importante es el nombre que ha de ponerle: tarda cuatro días y al final se decide por Rocinante (Rocín antes = ronzino prima), pero justificándoselo con una complicada explicación (antes/primero). Notad de qué manera tan sutil el narrador, sin dar un juicio de valor sobre lo que dice o hace su personaje, sino a través de sus pensamientos, ironiza. Fue luego a ver su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela, que «tantum pellis et ossa fuit», le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría; porque —según se decía él a sí mesmo— no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y ansí procuraba acomodársele, de manera que declarase quién había sido antes que fuese de caballero andante y lo que era entonces; pues estaba muy puesto en razón que, mudando su señor estado, mudase él también el nombre, y le cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba; y así, después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar «Rocinante», nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo. 9) El nombre del caballero 6 Si ha tardado cuatro días en poner un nombre a su caballo, tardará ocho en ponérselo a sí mismo: don Quijote per su apellido. Aquí hay que notar que son varios los nombres que los autores han dado al personaje después que el personaje se haya dado nombre a sí mismo (después de todo es él quien escribirá su historia saliendo al mundo a vivirla-escribirla). DQ se inspira en el Amadís de Gaula para ser don Quijote de la Mancha Ver arriba Imprecisión del nombre y perspectivismo) Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar «don Quijote»; de donde, como queda dicho, tomaron ocasión los autores desta tan verdadera historia que sin duda se debía de llamar «Quijada» , y no «Quesada», como otros quisieron decir. Pero acordándose que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse «Amadís» a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa , y se llamó «Amadís de Gaula», así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse «don Quijote de la Mancha», con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della. (p. 43) 10) La scelta della dama: Aldonza Lorenzo – Dulcinea del Toboso Con armas, celada, caballo y nombre, se confirma a sí mismo, es decir se arma caballero y puede por tanto cambiar de nombre (recordar que Amadís y los otros caballeros lo hacían). Le falta solamente una dama de quien enamorarse. Lo que significa que NO está enamorado. La dama es esencial para justificar la existencia del caballero: a ella van dedicadas todas las aventuras que supera y las hazañas que cumple (son por tanto mensajes que el caballero envía a su dama). Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma. —Si yo, por malos de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro por ahí con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o, finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quien enviarle presentado, y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora, y diga con voz humilde y rendida: «Yo, señora, soy el gigante Caraculiambro, señor de la ínsula Malindrania, a quien venció en singular batalla el jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante la vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante»? (pp. 43-44) También a la dama hay que darle un nombre (pero primero encontrarla, claro). El narrador nos dice lo contento que se puso DQ cuando pudo darle el nombre, lo de haberla encontrado se queda en segundo plano: se acuerda de una moza labradora de la que un tiempo anduvo enamorado (cioè gli piaceva) anche se... lei ni si era nemmeno accorta. Tiene un nombre muy poco sonoro, Aldonza Lorenzo, y el la bautiza Dulcinea (de dulce, más adelante sabremos por Sancho lo poco dolce que era la ragazza), y añade (con poca fantasía) lo del Toboso, que era el nombre su pueblo. ¡Oh, cómo se holgó nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quien dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni le dio cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla «Dulcinea del Toboso» porque era natural del Toboso: nombre, a su parecer, músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto. (p. 44) CONCLUSIÓN SOCIOLÓGICA E HISTÓRICA Un hidalgo de un pueblo de Mancha (donde hay pocos, mientras en el Norte hay muchos), respetado por su vecinos como tal: («honorado hidalgo del señor Quijana» I, 5); que tiene sentencias judiciales «de posesión y propiedad» (I, 21), y es propietario pues ha vendido hanegas para comprar libros de caballerías (I, 2 —¿Quién duda sino que en los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salida tan de mañana, desta manera?: «Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos [...] —Dichosa edad y siglo dichoso aquel adonde saldrán a luz las famosas hazañas mías, dignas de entallarse en bronces, esculpirse en mármoles y pintarse en tablas, para memoria en lo futuro. ¡Oh tú, sabio encantador, quienquiera que seas, a quien ha de tocar el ser coronista desta peregrina historia! [...] Con estos iba ensartando otros disparates, todos al modo de los que sus libros le habían enseñado, imitando en cuanto podía su lenguaje. Con esto, caminaba tan despacio, y el sol entraba tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si algunos tuviera. DQ sueña con la gloria futura y con el historiador que escribirá sus hazañas, al que prácticamente DICTA el texto: es decir lo que sigue es el principio del libro sobre su vida escrito por el propio personaje a la espera de un SABIO ENCANTADOR que cuente la VERDADERA HISTORIA. Para el narrador son los disparates de un loco al que en pleno julio, con la canícula, se le agudiza su locura Pasa todo un día andando Y NO PASA NADA, cosa que le desespera. Y en este punto el narrador hace una primera digresión de gran importancia PORQUE INTRODUCE LA CUESTIÓN DE LOS AUTORES DEL QUIJOTE, QUE SON MÁS DE UNO. El narrador menciona aventuras que vendrán: la de Puerto Lápice (o del vizcaíno) y la de los molinos de viento que se contarán (en orden inverso) en la 2ª salida (I,8). Es decir, que la historia verdadera que DQ ha empezado a contar YA CIRCULA EN VARIAS VERSIONES (autores hay que dicen...), y el narrador nos propone una que ha encontrado en los Anales (nelle cronache) della Mancha. Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino fue la del Puerto Lápice; otros dicen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha es que él anduvo todo aquel día, y, al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre, y que, mirando a todas partes por ver si descubriría algún castillo o alguna majada de pastores donde recogerse y adonde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad, vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, que fue como si viera una estrella que, no a los portales, sino a los alcázares de su redención le encaminaba. Diose priesa a caminar y llegó a ella a tiempo que anochecía. En la versión que cuenta el narrador, el ensueño de DQ choca con la realidad de la venta, lugar ideal para la transformación grotesca de los hechos, y anuncia el carácter burlesco de la narración. DQ está muerto de hambre [recordad que en las novelas de caballerías en hambre NO existe, mientras en nuestro texto será fundamental, no en vano había sido escrito el Lazarillo], y ve de lejos una venta [encontraremos muchísima veces lo ver de lejos la cosas, y confundirlas] que le parece la estrella de Oriente que guió a los Reyes Magos al portal de Belén. Estaban acaso a la puerta dos mujeres mozas, destas que llaman del partido [prostitutas], las cuales iban a Sevilla con unos arrieros que en la venta aquella noche acertaron a hacer jornada; y como a nuestro aventurero todo cuanto pensaba, veía o imaginaba le parecía ser hecho y pasar al modo de lo que había leído, luego que vio la venta se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata, sin faltarle su puente levadiza y honda cava, con todos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan. Fuese llegando a la venta que a él le parecía castillo, y a poco trecho della detuvo las riendas a Rocinante, esperando que algún enano se pusiese entre las almenas a dar señal con alguna trompeta de que llegaba caballero al castillo. Pero como vio que se tardaban y que Rocinante se daba priesa por llegar a la caballeriza, se llegó a la puerta de la venta y vio a las dos destraídas mozas que allí estaban, que a él le parecieron dos hermosas doncellas o dos graciosas damas que delante de la puerta del castillo se estaban solazando. 3 A la puerta de la venta hay dos prostitutas que van a Sevilla (el puerto único de salida hacia América, la capital de la picaresca, una gran ciudad comparable con Nápoles), pero DQ las confunde con dos damas. Es la primera descripción de lo que DQ ve y de lo que se representa, en adelante lo hará siempre. El narrador lo señala con la fórmula le parecía, le parecieron, de esta manera el lector VE la realidad (en este caso la venta) y SABE de lo que ve DQ en su imaginación. La narración sigue enfrentando realidad/mundo de DQ: un porquero (un porcaro) toca un cuerno, y DQ cree que es un enano que anuncia su llegada, y se acerca. Aquí viene la reacción de los otros, los que ven al extraño personaje que se acerca a ellos Y QUE NO SIENDO PERSONAJES DE LIBRO (del libro de DQ) se sorprenden, o se asustan y tratan de huir. (Esto sucederá muchas veces en las aventuras sucesivas). Además NO ENTIENDEN LO QUE DICE porque habla con arcaísmos (la f inicial ya mencionada en clase) —Non fuyan las vuestras mercedes, ni teman desaguisado alguno, ca a la orden de caballería que profeso non toca ni atañe facerle a ninguno, cuanto más a tan altas doncellas como vuestras presencias demuestran. Gracias a este mecanismo del extrañamiento el relato adquiere profundidad, porque en realidad los personajes de la REALIDAD NO SON LA REALIDAD, sino que son, a su vez, personajes de libro. Esto lo desarrollará Cervantes en adelante, añadiendo cada vez mayor complejidad, por ejemplo cuando empiece a incorporar personajes de OTRAS SERIES novelescas. Volviendo al texto, y a propósito de otras serie, en este caso tenemos un AMBIENTE DE NOVELA PICARESCA, porque el ventero (el huesped, el que hospeda) es un andaluz de Sanlúcar de Barrameda «no menos ladrón que Caco» (o sea, un ladrón de Sanlúcar, que el mismo Cervantes en la novela ejemplar La ilustre fregona dice ser «el finibusterre de la picaresca»), que conoce muy bien el romancero y que es, también él, lector de libros de caballerías. DQ habla citando romances uno detrás de otro, y el ventero responde en el mismo tono, porque también él los sabe, Y SOBRE TODO HA COMPRENDIDO QUE TIPO DE LOCO TIENE DELANTE y le sigue la corriente (seguir la corriente: assecondare) y le habla también con palabras del romancero. DQ rehace el romance de Lanzarote) Nunca fuera caballero de damas tan bien servido como fuera Lanzarote cuando de Bretaña vino: dueñas curaban dél; princesas, del su rocino Nunca fuera caballero de damas tan bien servido como fuera don Quijote cuando de su aldea vino: doncellas curaban dél; princesas, del su rocino Sigue una CENA; es la primera vez que asistimos a una reunión de personajes que COMEN Y HABLAN, un marco canónico desde por lo menos el Banquete o Simposio de Platón. Habrá muchas más a lo largo del texto. En esta el tono es burlesco: cuentan chistes, discuten de cómo se dice esto o lo otro, pero DQ no puede ni comer ni beber porque lleva puesta la celada: una de las señoras tiene que imboccarlo, y el ventero hace una cannuccia para darle el vino, esto es claramente una cita del Lazarillo cuando en el 1º tratado robaba el vino al ciego. pero era materia de grande risa verle comer, porque, como tenía puesta la celada y alzada la visera, no podía poner nada en la boca con sus manos si otro no se lo daba y ponía, y, ansí, una de aquellas señoras servía deste menester. Mas al darle de beber, no fue posible, ni lo fuera si el ventero no horadara una caña, y, puesto el un cabo en la boca, por el otro le iba echando el vino; y todo esto lo recebía en paciencia, a trueco de no romper las cintas de la celada. El capítulo acaba con DQ fatigado (preocupado), porque todavía no es caballero. 4 CAPÍTULO 3 Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo don Quijote de armarse caballero DQ cumple lo que había anunciado (hacerse armar caballero por el primero que se le cruzase por delante) y va a pedir al ventero (que para él es el castellano del castillo) que lo haga: se arrodilla ante él y lo solicita. Lo que sigue es una burla nocturna prepara por el ventero [notar que las escenas nocturnas en el Quijote son muchas], que es un poco socarrón (beffardo), ha entendido que tiene delante un loco, y tiene ganas de divertirse. El ventero se presenta como «caballero andante» partiendo de un equívoco lingüístico: él ha ido por todo el mundo buscando sus aventuras, que son las mismas que buscan los caballeros pero lo que enuncia es claramente un contrafactum (una parodia) porque todas las funciones del caballero son las funciones de un ladrón que ha visitado las cárceles más famosas de España (que enumera), y que se ha dedicado a hacer exactamente lo contario de lo que hace un caballero: huir, robar, engañar, seducir viudas y deshonrar doncellas; era un pícaro que ha hecho fortuna y se ha retirado a su venta. y que él ansimesmo, en los años de su mocedad, se había dado a aquel honroso ejercicio, andando por diversas partes del mundo, buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga, Islas de Riarán, Compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, Playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo y otras diversas partes donde había ejercitado la ligereza de sus pies, sutileza de sus manos, haciendo muchos tuertos, recuestando muchas viudas, deshaciendo algunas doncellas y engañando a algunos pupilos y, finalmente, dándose a conocer por cuantas audiencias y tribunales hay casi en toda España; y que, a lo último, se había venido a recoger a aquel su castillo, donde vivía con su hacienda y con las ajenas, recogiendo en él a todos los caballeros andantes, de cualquiera calidad y condición que fuesen, solo por la mucha afición que les tenía y porque partiesen con él de sus haberes, en pago de su buen deseo. Volveremos a encontrar este procedimiento del contrafactum y del equívoco verbal en la aventura de los galeotes y Ginés de Pasamonte (cap. 22): los presos hablan de una cosa y DQ entiende otra. El ventero (o pícaro retirado), que es un buen lector de libros de caballerías, alecciona al caballero sobre lo que necesita: dinero, camisas, un ESCUDERO (Sancho aparecerá en el cap. 7, en la 2ª salida), ungüentos e hilas (para curar las heridas, como sucede en los libros de caballerías). El ventero se dispone después a celebrar la ceremonia, que tenía su propia liturgia (y que demuestra conocer bien), y le ordena velar las armas, pero como no hay capilla en el castillo, le manada al patio del castillo (al cortile della locanda, de manera que todos puedan verlo y reirse. ES COMO UNA ESCENA TEATRAL: DQ protagonista, y el ventero, las dos mozas distraídas y los huéspedes de público. [Notar que esto sucederá muchas veces a lo largo del texto: lo teatral tiene una importancia creciente, que en la IIª del Quijote será importantísima]. Mientras DQ vela las armas a la luz de la luna, entran a dar de beber a sus mulas dos arrieros (los arrieros son mulattieri), que quitan las armas de DQ de encima de la pila (abbeveratorio); uno detrás del otro son atacados por DQ que, esto hay que notarlo, cuando está tranquilo, sosegado, es de una manera (tranquilo, pacífico), pero cuando se altera, o sea cuando le tocan algo que tenga que ver con las caballerías (en este caso sus armas), se vuelve colérico y agresivo: Contó el ventero a todos cuantos estaban en la venta la locura de su huésped, la vela de las armas y la armazón de caballería que esperaba. Admiráronse de tan estraño género de locura y fuéronselo a mirar desde lejos, y vieron que con sosegado ademán unas veces se paseaba; otras, arrimado a su lanza, ponía los ojos en las armas, sin quitarlos por un buen espacio dellas.[...] —¡Oh tú, quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso andante que jamás se ciñó espada! Mira lo que haces, y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento. No se curó el arriero destas razones (y fuera mejor que se curara, porque fuera curarse en salud), antes, trabando de las correas, las arrojó gran trecho de sí. Lo cual visto por don Quijote, alzó los ojos al cielo y, puesto el pensamiento —a lo que pareció— en su señora Dulcinea, dijo: 2 —Mire vuestra merced, señor, lo que dice —dijo el muchacho—, que este mi amo no es caballero, ni ha recebido orden de caballería alguna, que es Juan Haldudo el rico, el vecino del Quintanar. Pero para DQ basta que haya jurado, porque si no cumple volverá a castigarlo, y se va sin más. Lo que sigue son más palos que el labrador da a Andrés en cuanto pierden de vista a DQ; Y, asiéndole del brazo, le tornó a atar a la encina, donde le dio tantos azotes, que le dejó por muerto. el labrador se queda riendo y Andrés se va llorando, jurando de ir a buscar al valeroso don Quijote de la Mancha y contalle punto por punto lo que había pasado, y que se lo había de pagar con las setenas (p. 66). La escena se interrumpe, y será retomada en el capítulo 31 (p. 365) cuando DQ y Andrés vuelvan a encontrarse y este no se demuestre grato sino agresivo y acabe faltándole al respeto y maldiciéndolo (p. 367, final del cap.). DQ no consigue entender por qué tanta ingratitud, si lo ha defendido. DQ no puede ni imaginar que su acción haya obtenido un resultado completamente opuesto al deseado; no sospecha tan siquiera que en realidad la suya haya sino una acción INJUSTA porque Andrés en efecto robaba las ovejas del labrador, que le estaba castigando (educando) como un padre y un juez, y DQ interrumpe el castigo perjudicando a un buen administrador y favoreciendo a un deshonesto. [Esta es la interpretación de Maurice Molho, con la que concuerdo, pero otros críticos ven en Andrés no un pillo, sino un niño inocente, y en Juan Haldudo un villano rico]. A la acción prototípica sigue una aventura de encrucijada: ve llegar un grande tropel de gente con quitasoles: son seis mercaderes toledanos que van a comprar seda a Murcia (la principal productora de seda de España), acompañados de sus criados, y decide que es una aventura. Se pone delante exigiendo que confirmen lo que dice: —Todo el mundo se tenga, si todo el mundo no confiesa que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la Emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea del Toboso. (p. 68) En esta aventura se adelantan motivos del retrato paródico de Dulcinea (I,31, 358-360) que intenta imponer a los comerciantes. Uno de estos, que era un poco burló y muy mucho discreto, le pide que se la muestre, porque no la conocen, a lo que DQ da una de sus famosas respuestas: hay que creer en lo que él cree, sin necesidad de prueba alguna (es un acto de fe) —Si os la mostrara —replicó don Quijote—, ¿qué hiciérades vosotros en confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender; donde no, conmigo sois en batalla, gente descomunal y soberbia. La aventura acaba mal porque el comerciante se está burlando de DQ y de su Dulcinea, y este se enfurece oyendo tales blasfemia contra la belleza de su amada y arremete contra él, pero Rocinente se cae y con él el caballlero, llega un mozo le quita la lanza, la hace pedazos y le da un montón de palos dejándole medio muerto. CAPÍTULO 5 Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero Apaleado, sin poderse mover, DQ se refugia en su mundo y busca un personaje con el que identificarse. Se acuerda de Valdovinos, sobrino del marqués de Mantua que, herido, se lamenta en el bosque, y mientras recita el romance pasa por allí un vecino suyo, Pedro Alonso, que DQ confunde con otro personaje del romancero, el marqués de Mantua, y le habla en verso; El labrador estaba admirado oyendo aquellos disparates; y quitándole la visera, que ya estaba hecha pedazos, de los palos, le limpió el rostro, que le tenía cubierto de polvo; y apenas le hubo limpiado, cuando le conoció y le dijo: 3 —Señor Quijana —que así se debía de llamar cuando él tenía juicio y no había pasado de hidalgo sosegado a caballero andante—, ¿quién ha puesto a vuestra merced desta suerte? (p. 72) El vecino le llama Quijana (cfr. la indeterminación del nombre en el cap. 1), lo monta en su burro y se lo lleva a casa. El capítulo presenta un punto máximo en la locura de DQ, que vive una suerte de regresión onírica que le lleva al estadio de adolescente que se confía con una presencia paternal protectora, el labrador Pedro Alonso que le cura con respeto y discreción. En este capítulo es donde es más evidente la influencia del Entremés de los romances del que ya hablamos en clase, y que según Ramón Menéndez Pidal habría inspirado los primeros episodios de la novela (este capítulo en particular), y la misma configuración de la locura de DQ (el personaje que enloquece y cree ser un personaje literario). Tendido sobre el jumento (asno, pollino, burro, todos sinónimos) busca una nueva identidad y la encuentra en Abindarráez, caballero moro a quien atribuye un viaje como cautivo. Abindarréz es el protagonista de una novela morisca titulada El Abencerraje y la hermosa Jarifa, INTERCALADA en la novela pastoril La Diana de Jorge de Montemayor (1561). La novela morisca trata de amores entre moros en un mundo cristianos; son amores difíciles por definición (como los amores de la novela sentimental) y lo que la caracteriza es que los moros son tan nobles y como los cristianos y se consecuentemente se comportan a la perfección. Es una novela típicamente española en la que se idealiza con una cierta nostalgia la Granada del pasado (la anterior a la conquista de 1492). [Pero su influencia llega hasta los románticos Tales of the Alahambra del norteamericano Washington Irving (1832)]. En el Abencerraje el moro está yendo a visitar a la amada Jarifa para lo que tiene que atravesar terreno cristiano (como Leandro tiene atravesar el mar a nado para il a ver a Hero), y es apresado por el cristiano don Rodrigo de Narváez; Abindarráez le pide que le deje ir a ver a Jarifa, para demostrale su fidelidad y que no crea que la ha olvidado, y jura por su honor que una vez acabada la visita volverá y se entregará, y así lo hace. El cristiano, conmovido, lo libera y los enamorados pueden reunirse y vivir felices. Pero DQ recuerda mal, porque Abindarráez NO viaja cautivo, pero este detalle nos sirve para entrar en la cabeza de DQ y ver cómo revuelve los archivos de su memoria: lo que busca es un héroe inhabilitado físicamente que dependa de una figura paternal (como él depende en este momento de su vecino) y que combine en sí armas y amores. Lo importante es encontrar el personaje con el que identificarse en cada circunstancia, porque es como si DQ no tuviera una entidad propia, como si para existir tuviera que meterse en el cuerpo (ficticio) de otro. Fijaros en la definición (que se ha hecho proverbial) que DQ da de sí mísmo respondiendo al vecino: —Mire vuestra merced, señor, pecador de mí, que yo no soy don Rodrigo de Narváez, ni el marqués de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino; ni vuestra merced es Valdovinos, ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana. —Yo sé quién soy —respondió don Quijote—, y sé que puedo ser, no solo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron se aventajarán las mías. (p. 73) Cuando llegan a casa encontramos a la sobrina, al ama y al cura, que están preocupados por su desaparición. El cura, al final del capítulo decide quemar los libros de DQ y llama a su amigo el barbero maese Nicolás. Ya hemos visto que el ama dice que son tres los días que ha faltado de casa, mientras el narrador nos ha contado SOLO DOS. Pero ya sabemos que HAY DISTINTAS FUENTES, VARIOS AUTORES, DE MANERA QUE PUEDE NO HABER CONCORDANCIA EN LO NARRADO. ESTAS DISCORDANCIAS NO TIENEN QUE VER CON EL HECHO DE QUE SIENDO UNA FICCIÓN SE PUEDEN CONTAR MENTIRAS (COMO SE HACE EN LAS NOVELAS DE CABALLERÍAS), NO, AQUÍ TODO ES HISTORIA (ERGO ARISTOTÉLICAMENTE TODO VERDAD), SÓLO QUE HAY DISTINTAS FUENTES DE INFORMACIÓN. 4 Esto es importante porque de esta manera Cervantes crea la novela moderna: la literatura adquiere un rango que tenía, una autosuficiencia que es nueva, que tiene sus raíces en el humanismo italiano: «La palabra escrita tiene una vitalidad contagiosa, en la estela de aquellos humanistas para quienes un Virgilio ofrecía personajes tan valiosos como los históricos. En el talante de un Petrarca estaba la semilla del cervantino» (Claudio Guillén, DQ II, p. 32) Por otra parte una cosa importante en la que hay que fijarse es en el uso que Cervantes hace de una NOVELA INTERCALADA en La Diana de Montemayor, novela pastoril que ha sido su fuente de inspiración para escribir La Galatea, porque en los capítulos posteriores, como iremos viendo, CERVANTES SEGUIRÁ EL MISMO PROCEDIMIENTO INTRODUCIENDO UNA SERIE DE NOVELAS INTERCALADAS. CAPÍTULO 6 Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo El capítulo pone fin a la primera salida y es fundamental porque empieza a vislumbrarse el importante papel que tendrá la LITERATURA en la novela (esto se desarrollará en los capítuloa 32 y sobre todo en los 47-50 y en el 1 de la IIª parte de 1615) Mientras don Quijote duerme se hace el escrutinio de su biblioteca Desarrollo de algunos juicios literarios esbozados en I, 1 (cuando habla de las lecturas de DQ, punto 5, pero ampliando el rayo de acción a la poesía heróica, a la lírica amorosa y a la traducción de obras en verso como el Orlando Furioso de Ariosto, es decir a la literatura contemporánea. Sería la librería de Cervantes. Numerosa: más de 100 volúmenes Moderna: de libros de fecha reciente (el último de 1592, cfr. I, 9, p. 106) No muy variada: afición de Quijano por los poemas de tradición épica o ariostesca por las novelas de imaginación poco interés por la picaresca (no menciona ningún ejemplo) No contiene ni romanceros ni cancioneros (a pesar de las referencias a romances en I, 5) obras de devoción (cfr. la biblioteca de Diego Miranda II, 16, p. 754) El examen de la biblioteca, burlonamente acusada por herética o demoníaca, está hecho a imitación del que hacían los censores inquisitoriales (los primeros Índices de libros prohibidos son de mediados de siglo) Denunciadora: la sobrina. Juez eclesiástico: el cura (licenciado) Pero Pérez, asistido por el barbero, maese Nicolás Brazo secular (ejecutor): el ama (se encarga de la diligencia de echar a la hoguera los tomos condenados) Los libros corresponden en parte a la acusación de inmoralidad y mentira que desde antiguo se hacían a las obras de ficción (hemos hablado en clase de Juan de Valdés en su Diálogo de la lengua), pero a este respecto hay que decir que si la corriente crítica contra los libros de caballerías pudo haber influido en la redacción del escrutinio por parte de Cervantes, LA CENSURA NADA HIZO contra su publicación: se siguieron editando y vendiendo en España, y mandando a América. 7 —Lloráralas yo —dijo el cura en oyendo el nombre— si tal libro hubiera mandado quemar, porque su autor fue uno de los famosos poetas del mundo, no solo de España, y fue felicísimo en la tradución de algunas fábulas de Ovidio. Traducción de obras en verso -MATTEO MARIA BOIARDO, Orlando innamorato (1441-1494) -LODOVICO ARIOSTO, Orlando furioso (1511, 1523, 1533, tres traducciones hasta 1605: JERÓNIMO JIMÉNEZ DE URREA (Amberes, 1549 y ss), ed. Segre-Muñiz, Cátedra HERNANDO DE ALCOCER (Toledo 1550) DIEGO VÁZQUEZ DE CONTRERAS (Madrid, 1585) —Ya conozco a su merced —dijo el cura—. Ahí [en el Espejo de caballerías] anda el señor Reinaldos de Montalbán con sus amigos y compañeros, más ladrones que Caco, y los Doce Pares, con el verdadero historiador Turpín, y en verdad que estoy por condenarlos no más que a destierro perpetuo, siquiera porque tienen parte de la invención del famoso Mateo Boyardo, de donde también tejió su tela el cristiano poeta Ludovico Ariosto; al cual, si aquí le hallo, y que habla en otra lengua que la suya, no le guardaré respeto alguno, pero, si habla en su idioma, le pondré sobre mi cabeza. —Pues yo le tengo en italiano —dijo el barbero—, mas no le entiendo. —Ni aun fuera bien que vos le entendiérades —respondió el cura—; y aquí le perdonáramos al señor capitán [se refiere a la traducción de Urrea] que no le hubiera traído a España y hecho castellano, que le quitó mucho de su natural valor, y lo mesmo harán todos aquellos que los libros de verso quisieren volver en otra lengua, que, por mucho cuidado que pongan y habilidad que muestren, jamás llegarán al punto que ellos tienen en su primer nacimiento. Digo, en efeto, que este libro y todos los que se hallaren que tratan destas cosas de Francia se echen y depositen en un pozo seco, hasta que con más acuerdo se vea lo que se ha de hacer dellos, ecetuando a un Bernardo del Carpio que anda por ahí, y a otro llamado Roncesvalles; que estos, en llegando a mis manos, han de estar en las del ama, y dellas en las del fuego, sin remisión alguna.(pp. 80-81). Expurgar (cancellare alcune parole, nomi o passi completi salvando il resto del libro) uno de pastores -JORGE DE MONTEMAYOR, La Diana (Valencia 1558 ó 1559?). Expurgar lo de la sabia Felicia y el agua encantada, y quitar los «versos mayores» uno de caballerías -JERÓNIMO FERNÁNDEZ, Belianís de Grecia (Burgos 1547), escrito por el sabio Fristón que hace desaparecer la biblioteca de DQ y que él quería continuar. La III y IV parte aparecen en 1579. Enterrar en un pozo seco: materia de Francia Espejo de caballerías (como hijo de Boiardo y Ariosto): En parte adaptación en prosa del Innamorato: libros I-II; PEDRO LÓPEZ DE SANTAMARÍA; libro III PEDRO DE REINOSA, publicados juntos en Medina, Francisco Canto, 1586. Recluir en la posada -MIGUEL DE CERVANTES, La Galatea (Alcalá 1585) “propone algo, y no concluye nada”. Hay que esperar una 2ª parte que anunciaba todavía en el Persiles. 8 TODOS LOS LIBROS HABÍAN SIDO PUBLICADOS ANTES DE 1591 1 SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 6. Capítulos 7-8 CAPÍTULO 7 De la segunda salida de nuestro buen caballero don Quijote de la Mancha Mientras don Quijote duerme se concluye el escrutinio de su biblioteca: DQ está soñando y empieza a dar gritos y a pelearse con algunos personajes del ciclo carolingio. Se calma sólo cuando le dan de comer y vuelve a dormirse. Con el escándalo, van al fuego «sin ser vistos ni oídos» un para de poemas épicos, La Carolea y León de España. Cervantes ironiza sobra la manera de trabajar de los censores que a menudo NO leían los libros que condenaban, aluiendo a ellos cuando dice los escrutiñadores, los que hacen el escrutinio: Aquella noche quemó y abrasó el ama cuantos libros había en el corral y en toda la casa, y tales debieron de arder que merecían guardarse en perpetuos archivos; mas no lo permitió su suerte y la pereza del escrutiñador, y así se cumplió el refrán en ellos de que pagan a las veces justos por pecadores. (p. 89) Para sanar la locura del amigo, el cura y el barbero encuentran un remedio: que le murasen y tapiasen el aposento de los libros, y que dijesen que un encantador se los había llevado, y el aposento y todo. Así, cuando dos días después se levanta DQ busca su biblioteca y no la encuentra pregunta al ama dónde está el aposento de los libros (la stanza dei libri, la biblioteca) y ella contesta: —¿Qué aposento o qué nada busca vuestra merced? Ya no hay aposento ni libros en esta casa, porque todo se lo llevó el mesmo diablo. —No era diablo —replicó la sobrina—, sino un encantador que vino sobre una nube una noche, después del día que vuestra merced de aquí se partió [...] aquel mal viejo dijo en altas voces que por enemistad secreta que tenía al dueño de aquellos libros y aposento dejaba hecho el daño en aquella casa que después se vería. Dijo también que se llamaba «el sabio Muñatón». —«Frestón» diría —dijo don Quijote. —No sé —respondió el ama— si se llamaba «Frestón» o «Fritón», solo sé que acabó en tón su nombre. (p. 88-89) ENTRA EN ESCENA EL SABIO ENCANTADOR ENEMIGO DE DQ, AL QUE EN ADELANTE DARÁ LA CULPA DE TODO LO QUE NO LE SALE BIEN. Notad que es la propia sobrina la que explica lo que ha pasado (también ella es lectora de caballerías), y la discordancia en cuanto al nombre del sabio encantador. D.Q. no volverá a leer un libro (ni siquiera el que contará sus hazañas) PORQUE YA NO LE HACE FALTA, LOS LLEVA DENTRO, PUEDE SOÑARLOS y convertir el mundo en una ficción de la que él mismo es protagonista. El entorno escrito que le rodea para él ES VERDAD HISTÓRICA. SANCHO, EL DEUTERAGONISTA. DQ está tranquilo durante 15 días, hablando con el cura y el barbero y contando graciosísimos cuentos. En este punto entra Sancho y con él entra el diálogo, gracias al cual conoceremos el alma de DQ. Sancho estaba anunciado en el cap. 4 no sólo porque el ventero le recomendaba que buscarse un escudero, sino porque es fruto del dinamismo narrativo: EL DESARROLLO DEL DIÁLOGO empieza en la 4 —¡Válame Dios! —dijo Sancho—. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza? La posteridad dará diferentes interpretaciones a esta aventura, que se ha hecho proverbial en distintas culturas (y que es la que más representaciones gráficas tiene): la fuerza de voluntad de David condenado al fracaso; el riesgo desmesurado al servicio de un generoso idealismo la futilidad del sueño, la valentía admirable pero inútil; la prioridad de la motivación sobre el cálculo de los resultados. Por parte de DQ, que desfigura la realidad para acomodarla a sus fantasías caballerescas, es una batalla desigual e individual del héroe con la desaforada personificación del mal: los gigantes son los jayanes (géants) de los libros de caballerías, y puede que esté siguiendo el ejemplo de Galaor en Amadís I, 12, donde éste combate con un jayán y lo decapita. Pero Sancho sabe que son molinos (los molinos existían en España desde antiguo, per este tipo de molino era moderno, había sido importado de Flandes hacia 1575), y se da cuenta también de que su amo no los ha reconocido (si vivían en el mismo pueblo y Sancho sabía reconocerlos, tendría que saber hacerlo también DQ) porque lleva otros molinos en la cabeza: o sea porque tiene la cabeza loca, llena de lo que ha leído. ¿Por qué sigue pues Sancho a DQ, por la ínsula o porque se aburría? Aquí no se acuerda de la ínsula; se ponen a comer (lo que Sancho había llevado de casa) y a beber (empinar el codo: bere dalla fiascha a garganella ) y está contentísimo: lo de buscar aventuras le parece de lo más descansado y de cuando en cuando empinaba la bota, con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero de Málaga. Y en tanto que él iba de aquella manera menudeando tragos, no se le acordaba de ninguna promesa que su amo le hubiese hecho, ni tenía por ningún trabajo, sino por mucho descanso, andar buscando las aventuras, por peligrosas que fuesen. Hay que tener en cuenta que siendo Sancho un labrador, estaba acostumbrado a trabajar duramente, y se entiende que le guste la vida descansada del caballero (si fuera soldado sería otra cosa, le tocaría ir a la guerra), pero, podemos preguntarnos: ¿qué hace un labrador en pleno julio, cuando debería estar recogiendo la cosecha, yéndose de casa alegremente? Naturalmente son las ironías de Cervantes. DQ se fabrica una nueva lanza con un ramo de àrbol, y duermen entre los árboles. Al despertarse Sancho se entristece porque la bota de vino se está vaciando (la bella vita: fare lo scudiere di un finto cavaliere la sera, e fare colazione con vino la mattina). 2) La aventura de Puerto Lápice. El vizcaíno Llegan a Puerto Lápice (en Ciudad Real, recordad que en español un puerto es un passo di montagna, oltra a un porto di mare, puerto de mar). DQ considera que es lugar ideal para meter las manos hasta los codos en esto de las aventuras, pero le advierte que no siendo caballero NO puede ayudarle atacando a sus enemigos. Sancho está de acuerdísimo porque no tiene intención alguna de entrar en batallas (ni la tendrá jamás) —No digo yo menos —respondió don Quijote—, pero en esto de ayudarme contra caballeros has de tener a raya tus naturales ímpetus. —Digo que así lo haré —respondió Sancho— y que guardaré ese preceto tan bien como el día del domingo. (p. 99) Empieza la aventura: como en la anterior, el narrador nos dice lo que ve DQ, luego oímos a DQ, y luego a Sancho. Pero aquí lo que se ve es más complejo porque son grupos distintos de personas que con la DISTANCIA parecen uno: dos frailes de San Benito y el cortejo de una dama vizcaína que va a Sevilla La aventura surge cuando los personajes se enfrentan con ALGO DESCONOCIDO que se les presenta en medio del camino. El objeto o el fenómeno puede ser de origen cierto o incierto, pero hasta que descubrimos de qué se trata, Cervantes usa la perspectiva haciendo que el narrador fucione como una cámara fija que registra el movimiento de las figuras que se van acercando, siempre de manera impresionista, imprecisa, 5 desenfocada, poco a poco más clara, y en ese punto, cuando ya están cerca, DQ ve una cosa (lo que quiere ver, que se corresponde con lo que ha leído) y Sancho otra (lo que sabe por experiencia). En adelante fijarse siempre en cómo describe Cervantes estos acercamientos. En la primera aventura se trataba de algo que veían desde lejos, y el narrador no sabía decir si eran 30 ó 40 los molinos. En esta los dos frailes vienen en dos mulas grandes como dromedarios (pero el narrador usa la hipérbole y lo primero que dice es que son dromedarios, o sea describe lo que parece que son, no lo que son); y vienen (como los mercaderes que iban a Murcia en el cap. 4) con quitasoles y además con antojos de camino (occhiali o maschere di viaggio, per non soffrire la polvere della strada, immaginate gli occhialoni da sci fatti di cuoio), como son benedictinos, llevan un hábito negro. Detrás (pero no con ellos) viene una comitiva con una señora vasca que va a Sevilla para embarcarse hacia América, donde está su esposo, un alto cargo del gobierno de Indias. El narrador nos dice que No vienen juntos, pero desde el punto de vista de DQ son un mismo grupo y él LEE la situación según uno de los libros quemados en el escrutinio, El caballero de la cruz, en el que cuatro gigantes llevan presos en una carreta al emperador, la emperatriz y la princesa, y son desafiados por el infante Floramor (con el que se identifica DQ). Este grupo de personas representa la España contemporánea que está fuera de la acción pero dentro de la novela: Estando en estas razones, asomaron por el camino dos frailes de la orden de San Benito, caballeros sobre dos dromedarios, que no eran más pequeñas dos mulas en que venían. Traían sus antojos de camino y sus quitasoles. Detrás dellos venía un coche, con cuatro o cinco de a caballo que le acompañaban y dos mozos de mulas a pie. Venía en el coche, como después se supo, una señora vizcaína que iba a Sevilla, donde estaba su marido, que pasaba a las Indias con un muy honroso cargo. No venían los frailes con ella, aunque iban el mesmo camino; mas apenas los divisó don Quijote, cuando dijo a su escudero: —O yo me engaño, o esta ha de ser la más famosa aventura que se haya visto, porque aquellos bultos negros que allí parecen deben de ser y son sin duda algunos encantadores que llevan hurtada alguna princesa en aquel coche, y es menester deshacer este tuerto a todo mi poderío. —Peor será esto que los molinos de viento —dijo Sancho—. Mire, señor, que aquellos son frailes de San Benito, y el coche debe de ser de alguna gente pasajera. Mire que digo que mire bien lo que hace, no sea el diablo que le engañe. —Ya te he dicho, Sancho —respondió don Quijote—, que sabes poco de achaque de aventuras: lo que yo digo es verdad, y ahora lo verás. Primero arremete contra los frailes: uno se cae de la mula, y el otro huye a galope de su mula. En este punto volvamos hacia atrás a la aventura injusta de Andrés y y su amo rico, porque aquí la aventura es sacrílega. DQ los llama gente endiablada y descomunal, y ellos responden que no lo son, que son solo dos frailes de San Benito, pero DQ no se lo cree. Es una aventura que ridículiza a los frailes, cosa que es muy propia de la literatura del siglo XVI (y muy perseguida por la censura porque además la crítica de los frailes es cosa de los erasmistas, que para cuando Cervantes escribe son considerados heterodoxos). Y es sacrílega también la reacción ávida de Sancho, que intenta robarle el hábito al fraile: Sancho Panza, que vio en el suelo al fraile, apeándose ligeramente de su asno arremetió a él y le comenzó a quitar los hábitos. Llegaron en esto dos mozos de los frailes y preguntáronle que por qué le desnudaba. Respondióles Sancho que aquello le tocaba a él ligítimamente como despojos de la batalla que su señor don Quijote había ganado. (p. 101) Sancho es un cristiano viejo (nos lo dirá muchas veces), y sabe perfectamente que lo de DQ es una locura, y aun así justifica su intento de robo usando la retórica de DQ: son despojos de la batalla ganada por su señor. Con esta acción (con el comentario de esta acción hecho por el propio personaje) Cervantes nos hace conocer con poquísimas palabras un aspecto fundamental de la psicología de su personaje. Que Sancho reconoce la gravedad de lo sucedido lo veremos al principio del capítulo 10, cuando retome la acción: 6 Paréceme, señor, que sería acertado irnos a retraer a alguna iglesia; que, según quedó maltrecho aquel con quien os combatistes, no será mucho que den noticia del caso a la Santa Hermandad y nos prendan; y a fe que si lo hacen, que primero que salgamos de la cárcel que nos han de sudar el hopo [sudar hasta los pelos] (p. 113) Cuando los mozos de la comitiva de la señora vasca ven lo que está pasando, y que don Quijote estaba desviado de allí hablando con las que en el coche venían, se acercan a soccorrer a los frailes (el 1º ya había huido, el 2º lo hace a toda prisa) y mientras nosotros los lectores estamos mirando la escena de Sancho y los mozos, DQ ha llegado al coche de las señoras y, cambiando de actitud, pasa de ser un caballero colérico a ser un caballero cortés que se presenta y le pide que vaya al Toboso a testificar ante su señora Dulcinea la hazaña que acaba de cumplir para liberarla. (Notad el estilo arcaizante). Don Quijote estaba, como se ha dicho, hablando con la señora del coche, diciéndole: —La vuestra fermosura, señora mía, puede facer de su persona lo que más le viniere en talante, porque ya la soberbia de vuestros robadores yace por el suelo, derribada por este mi fuerte brazo; y por que no penéis por saber el nombre de vuestro libertador, sabed que yo me llamo don Quijote de la Mancha, caballero andante y aventurero, y cautivo de la sin par y hermosa doña Dulcinea del Toboso; y, en pago del beneficio que de mí habéis recebido, no quiero otra cosa sino que volváis al Toboso y que de mi parte os presentéis ante esta señora y le digáis lo que por vuestra libertad he fecho. Aquí entra el escudero vizcaíno que estaba oyendo (como nosotros) lo que dice DQ, y que ha entendido solo lo de volver, y se enfurece. Con este episodio llegamos a un momento decisivo de la narración en el que Cervantes, dando un giro sorprendente, lleva a cabo algo que no se había hecho antes: liberándose de la tradición empieza a jugar con sus personajes como si no fueran suyos e INTERRUMPE LA NARRACIÓN para retomarla después ya veremos cómo. LA PENDENCIA CON EL VIZCAÍNO NACE DEL EQUÍVOCO LINGÜÍSTICO, procedimeento que desarrollará magistralmente en el resto de la novela (y que desde lugo no aparecía en los libros de caballerías). El escudero vasco (que habla un improbable castellano con sintaxis del vascuence o lengua vasca), se siente ofendido por DQ que le dice que no es caballero, y aquí tenemos que notar que Cervantes está aludiendo otra vez (como con la crítica a los frailes) al presente, porque un letrado llamado García de Saavedra había negado en 1588 que TODOS los vascos fueran hidalgos levantando una polvareda y provocando una polémica. Esto tiene que ver naturalmente con la limpieza de sangre, tema obsesivo en la España de los Siglos de Oro: en el Norte no entraron los moros, ergo no ha habido mezclas, esto vale para Asturias, que en efecto fue la única parte no invadida, pero también para Cantabria (“La Montaña”) y Vascongadas o Pais Vasco. Todo esto que don Quijote decía escuchaba un escudero de los que el coche acompañaban, que era vizcaíno, el cual, viendo que no quería dejar pasar el coche adelante, sino que decía que luego había de dar la vuelta al Toboso, se fue para don Quijote y, asiéndole de la lanza, le dijo, en mala lengua castellana y peor vizcaína, desta manera: —Anda, caballero que mal andes; por el Dios que crióme, que, si no dejas coche, así te matas como estás ahí vizcaíno. Entendióle muy bien don Quijote, y con mucho sosiego le respondió: —Si fueras caballero, como no lo eres, ya yo hubiera castigado tu sandez y atrevimiento, cautiva criatura. A lo cual replicó el vizcaíno: —¿Yo no caballero? Juro a Dios tan mientes como cristiano. Si lanza arrojas y espada sacas, ¡el agua cuán presto verás que al gato llevas! Vizcaíno por tierra, hidalgo por mar, hidalgo por el diablo, y mientes que mira si otra dices cosa. —Ahora lo veredes, dijo Agrajes —respondió don Quijote. 2 b) El propio don Quijote se dirige a su cronista esperando que en un tiempo futuro escriba su historia (que él vive en el presente): !O tú, sabio encantador, quienquiera que seas, a quien ha de tocar ser el coronista desta peregrina historia! (I, 2, p. 42) c) El narrador habla de un segundo autor y abre un paréntesis metaliterario, pasando del plural Dejamos (que incluye al lector) al singular Causóme (en 1ª persona otra vez): Dejamos en la primera parte desta historia al valeroso vizcaíno y al famoso don Quijote con las espadas altas y desnudas, en guisa de descargar dos furibundos fendientes, tales, que, si en lleno se acertaban, por lo menos se dividirían y fenderían de arriba abajo y abrirían como una granada; y que en aquel punto tan dudoso paró y quedó destroncada tan sabrosa historia, sin que nos diese noticia su autor dónde se podría hallar lo que della faltaba. Causóme esto mucha pesadumbre, porque el gusto de haber leído tan poco se volvía en disgusto de pensar el mal camino que se ofrecía para hallar lo mucho que a mi parecer faltaba de tan sabroso cuento. Parecióme cosa imposible y fuera de toda buena costumbre que a tan buen caballero le hubiese faltado algún sabio que tomara a cargo el escrebir sus nunca vistas hazañas, cosa que no faltó a ninguno de los caballeros andantes, (I, 9, p. 105) No parece el mismo autor desta historia que hablaba en primera persona, y habiéndose identificado Cervantes en el prólogo como padrastro, induce a pensar que sea el propio Cervantes que se introduce como personaje. 1. Alude a libros contemporáneos (citados en el escrutinio) para decir que la gallarda historia merece ser continuada, y echa la culpa a la malignidad de los tiempos PERO es una historia moderna, contemporánea, fechable después de 1586 (lo sabemos por los libros que menciona, publicados antes de esa fecha) 2. Alaba a su personaje y a sí mismo por haber buscado el final de la historia que dará casi dos horas de pasatiempo y gusto al lector [no se sabe de nadie que haya leído el Quijote en dos horas, salvo qualche fuori corso che si presenta agli appelli strordinari...] y aun a mí no se me deben negar, por el trabajo y diligencia que puse en buscar el fin desta agradable historia; aunque bien sé que si el cielo, el caso y la fortuna no me ayudan, el mundo quedara falto y sin el pasatiempo y gusto que bien casi dos horas podrá tener el que con atención la leyere. Pasó, pues, el hallarla en esta manera: (I, 9, p. 105) 3) EL MANUSCRITO ENCONTRADO. APARECE CIDE HAMETE Estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero; y como yo soy aficionado a leer aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado desta mi natural inclinación tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía y vile con carácteres que conocí ser arábigos. Y puesto que aunque los conocía no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese, y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua le hallara. En fin, la suerte me deparó uno, que, diciéndole mi deseo y poniéndole el libro en las manos, le abrió por medio, y, leyendo un poco en él, se comenzó a reír. [...] En el Alcaná de Toledo (la calle del comercio, una suerte de Porta Portese) un muchacho está vendiendo a un sedero unos cartapacios y papeles viejos. Llevado por su pasión de leerlo todo los mira: están en caracteres arábigos. Busca un morisco aljamiado que los traduzca (cosa fácil en Toledo), y lo primero que hace el morisco es reírse porque lee en una nota al margen que Dulcinea “dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha” (recordar que el cerdo [maiale] es un animal prohibido para los moriscos). Cuando yo oí decir «Dulcinea del Toboso», quedé atónito y suspenso, porque luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de don Quijote. Con esta imaginación, le di priesa que leyese el principio, y haciéndolo ansí, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo. 3 Al oír este nombre, hace traducir el título (que NO es el del texto que leemos nosotros) y aquí aparece en nombre del primer autor, es decir Cide Hamete [el señor Hamid Benengeli o Berenjena (melanzana), como lo llamará Sancho] Compra por medio real lo que al menos valdría seis; regatea (contratta) y se los quita al sedero. Paga al traductor con dos arrobas de pasas y dos fanegas de trigo (para hacer el alcuzcuz [cous-cous]). Comentario: Los libros de caballerías fingen ser traducciones de antiguos libros escritos en lenguas extranjeras o arcaicas (griego, latín, árabe, inglés) hechas por un sabio cronista que ha encontrado en circunstancias siempre excepcionales el manuscrito. Tenemos ejemplos en los textos artúricos (que se fingen crónicas y son pura ficción), traducidos del antiguo britano al latín (Geoffrey de Monmouth) y luego al francés y al inglés (Sir Thomas Malory); en el IV libro del Amadís, las Sergas de Esplandián, que ha aparecido en Constantinopla; en uno de los libros quemados en el escrutinio, el Caballero de la cruz o Lepolemo, escrito en árabe por el sabio Xartón; en las Guerras de Granada de Pérez de Hita, escrita también en árabe por Abén Amín, un moro de Granada. [más detalles en el doc. «Historia y ficción»]. Sigue una descripción de la historia pintada de don Quijote y el vizcaíno (Don Sancho de Azpetia), Sancho y Rocinante, es decir el manuscrito encontrado en Toledo contiene la historia que estábamos leyendo y que se ha quedado interrrumpida. 4) LA HISTORIA VERDADERA Y EL HISTORIADOR MENTIROSO Otras algunas menudencias había que advertir, pero todas son de poca importancia y que no hacen al caso a la verdadera relación de la historia, que ninguna es mala como sea verdadera. Si a ésta se le puede poner alguna objeción cerca de su verdad, no podrá ser otra sino haber sido su autor arábigo, siendo muy propio de los de aquella nación ser mentirosos; aunque por ser tan nuestros enemigos, antes se puede entender haber quedado falto en ella que demasiado [en la verdad]. [...] habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no nada apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición, no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir. (I, 9, p. 110) Es un calco de Cicerón, De oratore, II, IX, 36: «Historia vero testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis», pero, nota Borges (1944), la verdad, cuya madre es la historia «la idea es asombrosa... para él no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió». Insulta a Cide Hamete llamándole galgo (perro), denominación denigrante dada a los moros. (En la comedia Los baños de Argel Halima llama galgos a los cristianos): En ésta sé que se hallará todo lo que acertare a desear en la más apacible; y si algo bueno en ella faltare, para mí tengo que fue por culpa del galgo de su autor antes que por falta del sujeto. La voz de Cide Hamete encuentra su correlativo en narraciones medievales y libros de caballerías: en el Esplandián, por ejemplo, a Helisabad, un personaje del Amadís, el rey Lisuarte le pide que escriba la historia (ver los textos del doc. Amadís-Esplandián): El rey hovo mucho plazer de lo que dixeron y rogó al maestro Helisabad que assí aquello que los dos cavalleros noveles avían dicho, como todo lo ál que a Esplandián acaeciera desde que de la Ínsola Firme partió fasta entonces, lo pussiese en escrito. Sergas, cap. 18, p. 220. Assí nos partimos de aquel lugar; y como yo con gran sobresalto estuviesse del miedo primero, aunque un sueño avía sido y con gran plazer la fin dello, desseando cumplir lo que era mandado no pude por ninguna guisa allí sossegar. E tomando el camino me torné para mi casa, a la cual llegado, apartado de todos, tomando tinta y papel comencé a escrevir aquello que en la memoria traía, como agora oiréis. (cap. 99, p. 550) Elisabad era un personaje que había aparecido en el libro III del Amadís (cap. 72, pp. 1122 1125, 1126) como el maestro que cura las heridas de Amadís cuando con el nombre del Caballero de la Verde espada está en casa de la dueña Grasinda (un capítulo que ha inspirado la aventura de Don Quijote y el vizcaíno). 4 Otros antecedentes de Elisabad se encuentran en el Amadís cuando la maga Urganda lee en un libro el futuro, pide las cartas de sus profecías y pide al rey que se escriba lo que dice (II, cap. 60, pp. 855, 857, 859). Y Ariosto en el canto III hace que Melissa lea a Bradamante el libro che contiene el futuro de su estirpe (de la casa de Este). RILEY, Teoría de la novela, “El recurso a los autores ficticios” pp. 316-327 Edward C. Riley, Teoría de la novela en Cervantes, Madrid, Taurus, 1989 (Cervantes’s Theory of the Novel, 1962; La teoria del romanzo in Cervantes, Bologna, Il Mulino, 1988). El recurrir al artificio de fingir que la obra estaba escrita por un historiador arábigo, Cide Hamete Benengeli, no es sólo una parodia, pues el efecto es producir mayor profundidad. Las ventajas de relatar los acontecimientos a través de terceras personas habían sido puesto de relieve por los tratadistas porque produce objetividad. Cervantes usa muy a menudo en sus novelas los intermediarios o narradores de cuentos (en las Novelas ejemplares y también en el Persiles), pero Cide Hamete ocupa una posición peculiar en la novela porque es periférico respecto a la narración y central en el libro. En conjunto son muchos los agentes [los narradores]: los numeroso autores citados imprecisamente en los primeros capítulos; el traductor morisco aljamiado (I, 9) que no volverá a aparecer; Cide Hamete y por último (al final de la IIª parte del Quijote II de 1605) la pluma de Benengeli. De todos ellos Cide Hamete el más importante: es narrador, intermediario y personaje. Como intermediario a veces se separa de la narración (como el propio Cervantes) para hacer comentarios marginales que tienen como función la de preparar al lector para algo que va a suceder, estimulando su curiosidad (II, 10, 17), o desviar del verdadero autor los posibles ataques de la crítica. Esto se advierte sobre todo en la IIª parte, donde la presencia de Cide Hamete va aumentando, hasta llegar al final (en la última página de la IIª parte) cuando Cide Hamete habla con su pluma pidiéndole que que el libro ha nacido sólo para ella y que él mismo ha nacido para el libro Y el prudentísimo Cide Hamete dijo a su pluma: «Aquí quedarás colgada desta espetera y deste hilo de alambre, ni sé si bien cortada o mal tajada péñola mía, adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte. Pero antes que a ti lleguen, les puedes advertir y decirles en el mejor modo que pudieres: —¡Tate, tate, folloncicos! De ninguno sea tocada, porque esta empresa, buen rey, para mí estaba guardada. Para mí sola nació don Quijote, y yo para él: él supo obrar y yo escribir, solos los dos somos para en uno (II, 74, p. 1223) Es un autor-fantasma (adecuadamente sombrío) que no se materializa (como lo hace en el Esplandián, en la Cárcel de amor, la Lozana andaluza). El autor y los personajes respetan recíprocamente su independencia. Sólo en raras ocasiones cree DQ que Benengeli influya en ellos sobrenaturalmente: -habrá sido el sabio encantador el que haya metido en la cabeza de Sancho el nombre de “Caballero de la Triste figura” (I, 19) -espera que Cide le encuentre un linaje de reyes (I, 21) El propio DQ ha intervenido en la creción de Cide Hamete Como hemos visto, en I, 2 DQ se inventa un cronista. Como Dulcinea, el cronista pertenence a un mundo eminentemente literario que DQ crea para sí mismo. La diferencia es que, al contrario de Dulcinea (a la que NO VEREMOS NUNCA), con la publicación de la Iª parte del Quijote se nos da prueba de la existencia del cronista, que es Cide Hamete 7 a dos reales. Y no he menester yo más para pasar esta vida honrada y descansadamente. Pero es de saber agora si tiene mucha costa el hacelle. –Con menos de tres reales se pueden hacer tres azumbres [unos 6 litros] –respondió don Quijote. –!Pecador de mí¡ –replicó Sancho– ¿Pues a qué aguarda vuestra merced a hacelle y a enseñármele? –Calla, amigo –respondió don Quijote–; que mayores secretos pienso enseñarte y mayores mercedes hacerte; y, por agora, curémonos, que la oreja me duele más de lo que yo quisiera. (pp. 107-108) EL YELMO DE MAMBRINO (cfr I, 21) DQ se encoleriza cuando ve rota su celada. Gradación cómica: 1) jura a Dios hacer lo que hizo el marques de Mantua (aunque no se acuerda) Yo hago juramento al Criador de todas las cosas y a los santos cuatro Evangelios, donde más largamente están escritos [fórmula empleada cuando no se tienen los evangelios a mano], de hacer la vida que hizo el grande marqués de Mantua cuando juró vengar la muerte de su sobrino Valdovinos, que fue no comer pan de manteles ni con su mujer folgar, y otras cosas que, aunque dellas no me acuerdo, las doy aquí por expresadas. (p. 108) 2) Retira el juramento pero hace otro a imitación del Orlando innamorato de BOIARDO y así, anulo el juramento en cuanto lo que toca a tomar dél nueva venganza; pero hágole y confírmole de nuevo a hacer la vida que he dicho, hasta tanto que quite por fuerza otra celada tal y tan buena como ésta a algún caballero. Y no pienses, Sancho, que así a humo de pajas hago esto, que bien tengo a quien imitar en ello; que esto mesmo pasó, al pie de la letra, sobre el yelmo de Mambrino, que tan caro le costó a Sacripante. (p. 108) En el Orlando innamorato aparece el famoso yelmo que Reinaldos de Montalbán había conquistado al rey moro Mambrino, enemigo de Carlomagno (OI, I, IV, 82). Così ragiona il forte saracino e mena della spada tutta fiata; cade Ranaldo tramortito e chino, ché mai talbotta non ha lui provata. Lo elmo affatato, che fu di Mambrino gli ha questa volta la vita campata. Presto baiardo adietro si é voltato, stavi Ranaldo in sul collo abbracciato. Es una fórmula épica: l’elmo fatato che fu d’Almonte, che DQ cita mal porque no es Sacripante quien muere (aunque pelea contra Rinaldo por Angélica y por su caballo en OF II, 3-10), sino Dardinel de Almonte (Dardinello, un fanciullo saracino qu Rinaldo apenas si ve por la rendija de la visera, XVIII, 148; su padre Almonte había sido muerto por Orlando, cf. OI II, 29. 14) desafía a Rinaldo para conquistarlo, pero muere en el intento (OF XVIII, 151-153). Come purpureo fior languendo muore, che’l vomere al passar tagliato lassa; o come carco di superchio umore il papaver ne l’orto il capo abassa: cosí, giú de la faccia ogni colore cadendo, Dardinel di vita passa; passa di vita, e fa passar con lui l’ardire e la virtú de tutti i sui. Para Sancho estos juramentos son «muy en daño de la salud y muy en perjuicio de la conciencia», Sancho ve la realidad, DQ sus libros 8 ...¿Háse de cumplir el juramento, a despecho de tantos inconvenientes e incomodidades, como será el dormir vestido, y el no dormir en poblado,y otras mil penitencias que contenía el juramento de aquel loco viejo del Marqués de Mantua, que vuestra merced quiere revalidar ahora? Mire vuestra merced bien, que por todos estos caminos no andan hombres armados, sino arrieros y carreteros, que no sólo no traen celadas, pero quizá no las han oído nombrar en todos los días de su vida. –Engáñaste en esto –dijo don Quijote–; porque no habremos estado dos horas por estas encrucijadas, cuando veamos más armados que los que vinieron sobre Albraca, a la conquista de Angélica la Bella. (p. 109) Segunda cita de Boiardo: Albracà, Innamorato I, X: el ejército de Agricane (2.200.000 caballeros) va al cerco de Albracà, castillo del rey Galafrone del Catai, donde estaba prisionera Angélica. Sancho sigue a DQ que le promete siempre su ínsula, y acabada la conversación llega el momento en el que el heroico DQ tiene HAMBRE: EL CABALLERO DE CARNE Y HUESO NO ES COMO LOS DE PAPEL Y QUIERE CENAR. Sancho lleva mendrugos de pan (pane secco), cebollas y queso pero, le dice, no es cosa de caballeros. DQ le responde que no entiende nada, que el verdadero caballero puede no comer en un mes, o comer lo primero que tiene a mano. —Alto, pues; sea ansí —dijo Sancho—, y a Dios prazga que nos suceda bien y que se llegue ya el tiempo de ganar esta ínsula que tan cara me cuesta, y muérame yo luego —Ya te he dicho, Sancho, que no te dé eso cuidado alguno, que, cuando faltare ínsula, ahí está el reino de Dinamarca, o el de Sobradisa que te vendrán como anillo al dedo, y más que, por ser en tierra firme, te debes más alegrar. Pero dejemos esto para su tiempo, y mira si traes algo en esas alforjas que comamos, porque vamos luego en busca de algún castillo donde alojemos esta noche y hagamos el bálsamo que te he dicho, porque yo te voto a Dios que me va doliendo mucho la oreja. —Aquí trayo una cebolla y un poco de queso, y no sé cuántos mendrugos de pan —dijo Sancho—, pero no son manjares que pertenecen a tan valiente caballero como vuestra merced. —¡Qué mal lo entiendes! —respondió don Quijote—. Hágote saber, Sancho, que es honra de los caballeros andantes no comer en un mes, y, ya que coman, sea de aquello que hallaren más a mano; y esto se te hiciera cierto si hubieras leído tantas historias como yo, que, aunque han sido muchas, en todas ellas no he hallado hecha relación de que los caballeros andantes comiesen, si no era acaso y en algunos suntuosos banquetes que les hacían, y los demás días se los pasaban en flores. Y aunque se deja entender que no podían pasar sin comer y sin hacer todos los otros menesteres naturales, porque en efeto eran hombres como nosotros, hase de entender también que andando lo más del tiempo de su vida por las florestas y despoblados, y sin cocinero, que su más ordinaria comida sería de viandas rústicas, tales como las que tú ahora me ofreces. Así que, Sancho amigo, no te congoje lo que a mí me da gusto: ni quieras tú hacer mundo nuevo, ni sacar la caballería andante de sus quicios. CONCLUSIÓN Se pone el sol y van a descansar junto a las chozas de unos cabreros. Vamos a salir del mundo de las caballerías para entrar en el pastoril. SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 8. Lecturas complementarias HISTORIA Y FICCIÓN La historia y la ficción pertenecen ambas al reino de la grámatica y emplean los mismos recursos. La diferencia entre ambas parece obvia: la historia transmite lo verdadero, ergo tiene que ser veraz; la ficción refiere sucesos inventados, y por lo tanto el criterio de verdad no tiene valor alguno. 1) Narrador-testigo Método de atestiguar la verdad: la experiencia vivida, el testimonio directo configura un suceso como verdadero E. R. CURTIUS, IX, “Eroi e sovrani”, § 4 “Antigüedad tardía y Edad Media”, cita en la p. 197: DICTIS, Ephemeris belli Troiani (s. IV) DARES, De excidio Troiae historia (s. VI) Con ambos se llega a la última forma de la epopeya homérica y de su continuación, la cíclica. Novedad: convertir la epopeya en novela en prosa (son refundición de las novelas griegas). Se pueden añadir además las cartas de los soldados de Alejandro Magno desde Asia, que dan lugar al ciclo de Alejandro La misma evolución llevaría de la epopeya heróica francesa y de los poemas caballerescos a las versiones en prosa de la tardía Edad Media. Una de sus principales características: LA PRETENSIÓN DE SER REALES Y VERÍDICAS Y DE PROVENIR DE LOS INFORMES DE UN TESTIMONIO OCULAR MACROBIO, Saturnales, IV, VI 13, habla de la adtestatio rei visae como uno de los medios más adecuados para producir el pathos; aparece frecuentemente. Ernest Robert Curtius, Letteratura europea e Medio Evo latino (1948), ed. it. a c. de R. Antonelli, Firenze, La Nuova Italia, 1992 2) Historia: magistra vitae / Ficción: delectare La ficción une lo útil a lo dulce; la historia es magistra vitae. Alfonso X, Partida segunda, título IV, ley 21. Dice Alfonso X en las Partidas (el primer código civil español escrito en lengua vulgar, del siglo XIII) que el deleite (la musica, i romanzi, il gioco degli scacchi) es remedio para los pesares: [El deleite como remedio para los pesares, por ejemplo] oír cantares e sones de estrumentos e jugar axedrez o tablas e otros juegos semejantes destos. E esso mesmo dezimos de las estorias, e de los romanzes e de los otros libros que fablan de aquellas cosas de que los omes reciben alegría e placer Alfonso X, General Estoria, prólogo Dice Alfonso X en el prólogo de la General Estoria (una historia del mundo desde Adán y Eva hasta los padres de Cristo; Alfonso escribe también una Estoria de España) que la historia dice la verdad y que sirve de ejemplo trabaiaronse los sabios omnes de meter en escripto los fechos que son passados pora aver remembrança dellos, como si estonçes fuessen e que lo sopiessen los que avíen de venir assí como ellos. Et fizieron desto muchos libros, que son llamados estorias e gestas, en que contaron de los fechos de Dios, e de los prophetas, gardens. [...] I ask you, Robert, Earl of Gloucester, to do my little bokk this favour. Let it be so emended by your knowledge and your advice tha it must not longer considered as the product of Goeffrey of Monnmouth’s small talent...» ed. Lewis Thorpe, London, Penguin Books, 1966, pp. 51-52 La Historia (que dedica un quinto de su extensión a la figura del rey Arturo, figura del folclore británico desconocida a los historiadores) fue severamente criticada por los historiadores más ortodoxos ya en su siglo, y como obra literaria en el siglo XVI, pero dió lugar a una vasta literatura en toda Europa sin Geoffrey de Monmouth no habría existido la literatura artúrica. b) Sir Thomas Malory, La Morte D’Arthur (Westminster, William Caxton, 1485) Malory concluye mencionando la disparidad de fuentes: English / French books «And some English books maken mention that they went never out of England after the death of Sir Launcelot, but that was but favor of makers. For the French book maketh mention, and is authorised, that Sir Bors, Sir Ector, Sir Blamor, and Sir Bleoberis, went into the Holy Land thereas Jesu Christ was quick and dead, and anon as they had stablished their lands. p. 531 ed. Janet Cowen, intro. John Lawlor Penguin Books, 1966 (1977) 2 vols Y en el epílogo William Caxton (que abrió la primera imprenta de Inglaterra en Westminster, y publicó el texto en 1485) dice «Which book was reduced into English by Sir Thomas Malory, knigth, as afore is said, and by me divided into twenty-one books, chaptered and imprinted, and finished in the abbey Westminster the last day of July the year of Our Lord 1485». c) Prólogo del Amadís Montalvo dice al final del prólogo que se ha encontrado el manuscrito de Las sergas de Esplandián en Constantinopla (el texto entero ese lee en el resumen de la obra) que hasta aquí no es en memoria de ninguno ser visto, que por gran dicha paresció en una tumba de piedra que debaxo de la tierra, en una hermita cerca de Constantinopla, fue hallada, y traído por un úngaro mercadero a estas partes de España, en letra y pargamino tan antiguo, que con mucho trabajo se pudo leer por aquellos que la lengua sabían d) Alonso de Salazar, Crónica de Lepolemo, Valencia, 1521; Toledo, 1563. Crónica de Lepolemo, llamado el caballero de la cruz, hijo del emperador de Alemaña, compuesta en arábigo por Xartón y trasladada al castellano por Alonso de Salazar Presenta un prólogo del interprete, que dice haberlo encontrado en Túnez estando cautivo, y uno del autor moro que ha escrito en lengua Prólogo del interprete Así yo siendo codicioso que este trabajo que puse en el presente libro estando cativo en donde lo hallé, en aquella bárbara lengua arábiga, fuese tenido en aquella posesión que la historia meresce y no desechado por la mala orden de mi traducir, que es peor de hierro, no tuve otro remedio sino enderezarlo a Vuestra Señoría [...] Y diré que más quiero haber sacado mis simplezas a juicio por servir con mi buen deseo a Vuestra Señoría, que no por falta de quien sacase este libro de la escuridad de la lengua en que estaba quedase tan notables hechos en olvido, haciendo escudo que si la orden dél no está a placer de todos, echen la culpa al moro que lo ordenó, pues en mi traducir no he salido de su estilo. No por cierto porque a mi parecer la merezca, pues a su causa tenemos espejo de tan nobles hechos, mas como todos somos inclinados antes a decir mal de lo bueno que no castigar lo malo, no descreo que él por su ordenar y por mi traducir no entremos en el juego de personas que antes lo sabrán decir que no entender ni enmendar. Y estos debrían considerar que en Túnez no había tan limados escriptores de nuestra lengua castellana para que dejara yo de escribirlo, esperando que otros que mejor lo supieran hacer lo comenzasen, que a mi parecer fuera mayor yerro. Prólogo del auctor moro sacado de arábigo en lengua castellana Alabado sea Dios grande por todas las cosas que hace. A ti, el gran soldán Zulema, el mayor y mejor rey moro de tu tiempo, yo Xartón, el menor y más obediente de tus vasallos y mayor en la gana de hacer tu mandamiento, te presento este tratado que me mandaste escrebir porque las obras, a lo menos parte dellas, del buen caballero cristiano que llamaron el Caballero de la Cruz, el cual tú bien has conocido por haberse criado juntamente contigo y en la corte del buen soldán tu padre. Las magníficas obras del cual no fuera yo poderoso de escribirlas, porque fueron muchas como tú bien sabes, mas por cumplir lo que me mandastes y porque me pesara que tales obras fueran olvidadas por falta de quien las pusiese por escripto, me puse a escribir las que pudieron venir a mi noticia para memoria de los que vernán después de nosotros, porque leyéndolas sea espuelas para los buenos caballeros y freno para los malos, aunque también pensé que no era cosa conveniente, siendo tu alteza moro y yo también, ponernos a hacer honra en escribir loores de ningún cristiano, por esto muchas veces estuve para dejarlo de escribir, pero considerando cuán lealmente te sirvo, me convida de escribir y con esto ceso. M. C. Marín Pina, «Motivos y tópicos caballerescos», DQ, II, pp. 859-860 e) Ginés Pérez de Hita, Las guerras civiles de Granada (1595): MARTÍN DE RIQUER cita además Don Florisel de Niquea (traducido del griego por Galerín y del latín por Talistes Campaneo), Don Cirolingio de Tracia (Novarco y Promusis en latín), Don Belianís de Grecia (escrita por Fristón, sabio griego) Pero le interesa sobre todo el Las guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita (1595) «agora nuevamente sacada de un libro arábigo cuyo autor de vista fue un moro llamado Abén Hamín, natural de Granada» 4) La condena de la ficción como historia mentirosa Los libros de caballerías se vieron como fábulas milesias (no esópicas) y fueron condenadas como lecturas vanas y mentirosas, incluso por uno de los personajes del Quijote Alonso López Pinciano, Philosophía antigua poética (1596), ed. A. Carballo Picazo, Madrid, CSIC, 1973, II, pp. 12-13. Ay tres maneras de fábulas: unas, que todas son ficción pura, de manera que fundamento y fábrica todo es imaginación; tales son las Milesias y libros de cavallerías; otras ay que sobre una mentira y ficción fundan una verdad, como las de Esopo, dichas apologéticas, las quales, debaxo de una hablilla, muestran un consejo muy fino y verdadero otras ay que sobre una verdad fabrican mil ficiones, tales son las trágicas y las épicas, las quales siempre, o casi siempre, se fundan en alguna historia, mas de forma que la historia es poca en respecto y comparación de la fábula; y assí de la mayor parte toma la denominación la obra que de la una y otra se haze. Quijote I, 47: Dice el cura: según a mí me parece, este género de escritura cae debajo de aquél de las fábulas que llaman milesias, que son cuentos diparatados, que atienden sólo a deleitar, y no a enseñar Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, Madrid Luis Sánchez, 1611 Cavallería: “Término de cavallero. Libros de cavallerías, los que tratan de hazañas de cavalleros andantes ficciones gustosas y artificiosas de mucho entretenimiento y poco provecho como los libros de Amadís, de don Galaor, del Caballero de Febo y los demás”. 1 SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 9. Lecturas complementarias LA POETICA DI ARISTOTELE ARISTOTELE, Dell’arte poetica, trad. Carlo Gallavoti, Fondazione Lorenzo Valla – A. Mondadori ed., Milano, 1974 Natura del racconto 9, 1-5 9,1. Da quanto si è detto anche risulta evidente che l’opera del poeta non consiste nel riferire gli eventi reali, bensì fatti che possono avvenire e fatti che sono possibili (τὰ δυνατὰ), nell’ambito del verosimile (τὸ ἐἰκòς) o del necessario (τὸ ἀναγκαῖον). Lo storico e il poeta non sono differenti perché si esprimono in versi oppure in prosa; gli scritti di Erodoto si possono volgere in versi, e resta sempre un’opera di storia con la struttura metrica come senza metri. Ma la differenza è questa, che lo storico espone gli eventi reali (τὰ γενόμενα λέγειν), e il poeta quali fatti possono avvenire (οἶα ἄν γένοιτο λέγειν). 9,2. Perciò la poesia è attività teoretica e più elevata della storia: la poesia espone piuttosto una visione del generale (τὰ καθόλου), la storia del particolare (τὰ καθ’ ἒκαστον). Generale significa, a quale tipo di persona tocca dire o fare quei tali tipi di cose secondo il verosimile o il necessario; e di ciò si occupa la poesia, anche se aggiunge il nome di persona. Il particolare invece è che cosa Alcibiade fece o che cosa subì. 9,3. Tutto ciò e evidente ormai nel campo della commedia: costruito il racconto di propria fantasia (διὰ τῶν ε εἰκότων), i poeti comici vi introducono poi quei nomi che càpitano, e non compongono per una persona determinata come fanno i giambografi. Nella tragedia invece vengono ripetuti i nomi storici, e la ragione è che il possibile (το δύνατον) è credibile; non riusciamo a pensare che sia possibile ciò che non avvenne, mentre ciò che avvenne, chiaramente è possibile; non sarebbe avvenuto, se fosse stato impossibile 9,4 [...] In conclusione, è chiaro che il poeta deve essere poeta più dei racconti che dei versi, perché è poeta per la mimesi, (μίμησις) e ciò che imita sono le azioni; e quindi, se anche gli conviene di narrare fatti reali, nondimeno è poeta, perché nulla impedisce che certi fatti reali siano in verità quali è solo verosimile che accadessero, è possibile che accadessero, nella misura in cui il poeta è artefice di quelli. Commento del curatore Carlo Gavalloti (pp. 144-145) 9,3. δυνατά: sono qui annnunciati i termini e concetti che poi trovano larga applicazione nel sèguito del trattato. Ciò che può accadere nelle umane vicende (οἶα ἄν γένοιτο λέγειν), ossia il posssibile (δυνατóν), diventa oggetto accettabile nella mimesi poetica quando corrisponde alla norma del verosimile (ἐἰκòς) oltre che del necessario (ἀναγκαῖον): ved. specialmente 10,2,9-11; 11,1,3 e 8. [altri passi della stessa Poetica] Con ciò è già superata la concezione della mimesi come riproduzione meccanica della realtà. Più oltre, sotto speciali condizioni (24,7,46 e 9,62; 25,1,21-25; 25,14), A. Giustifica nella poesia anche l’impossibile, ἀδύνατον, e l’irrazionale, ἄλόγον; li ammete entrambi proprio allo scopo di un migliore raggiungimento di quello che è il fine, τέλος, e di quello che deve essere l’effetto, ἕργον, della poesia. 9. [...] Qui siamo ben lontani dalla concezione crociana dell’identità di filosofia e storia, [...] ma qui A. intende historia nel senso originario di informazione su fatti accaduti, in quanto avvenimenti di cronaca, e non nel senso di storiografia o critica storica. Potremmo dire che, secondo Aristotele, la historia espone il certo, perché riferisce ciò che è accaduto, invece la poesia costruisce il vero, perché attinge al possibile e al verosimile (r. 8) e quindi all’universale (rr. 10-13), anche quando si riferisce ad avvenimenti reali o 4 Obras de Garcilaso de la Vega con Anotaciones de Fernando de Herrera, Sevilla, Alonso de la Barrera, 1580; ed. Antonio Gallego Morell, Madrid, CSIC, 1973 ALONSO LÓPEZ PINCIANO, Philosophía antigua poética, Madrid, Thomás Iunti, 1596; ed. A. Carballo Picazo, Madrid, CSIC 1973 ALONSO ORDÓÑEZ DAS SEIJAS Y TOVAR, La poética de Aristóteles dada a nuestra lengua castellana, Madrid, Antonio de Sancha, 1778. EDIZIONI IN GRECO E LATINO In greco L’editio princeps (in greco) della Poetica fu curata dal cretense Demetrios Doukas (c. 1480-1527), che era stato accolto a Venezia nella Neakademia di Aldo Manuzio [il più importante stampatore del periodo], con l’aiuto di Girolamo Aleandro e di Erasmo de Rotterdam. Fu raccolta nel vol. I dei Rhetores graeci: Aphthonii sophistae Progymnasmata. Hermogenis Ars rhetorica. Aristotelis Rhetoricorum ad Theodecten libri tres. Eiusdem Rhetorice ad Alexandrum. Eiusdem Ars poetica, Venetiis, in aedib. Aldi, mense Nouembris 1508. Aristotelis De arte rhetorica lib. tres. Ad Alexandrum de rhetorica lib. unus. De poetica lib. unus haec uero omnia quanto potuit studio ac diligentia emendata nuperque excussa, Venetijs : in aedibus Batholomaei Zanetti Casterzagensis : aere vero, et diligentia Ioannis Francisci Trincaueli, 1536 mense Ianuari. Arisotelis De arte rhetorica libri III. Ad Alexandrum De rhetorica lib. I. De poetica lib. I, Venetijs, Ioan. Gryphius excudebat, 1546. Aristotelis De arte poetica. Ad exemplar libri a Petro Victorio correcti. Florentiae, apud heredes Bernardi Iuntae, 1564. In latino GIORGIO VALLA, Varia opera nouissime traducta ... Poetica interprete Georgio Valla Placentino. Rhetoricum ad Alexandrum regem libri duo, Franciscus Filelphus e Graeco in Latinam linguam transtulit. Rhetoricorum ad Theodectem, Georgius Trabezuntius e Graeco in Latinum conuertit ...Rhetorices Hermogenis compendium Hilarione Veronensi interprete. Impressum Venetiis, per Bernardinum Venetum de Vitalibus, 1504 die decimosexto mensis Maii. EGIDIO ROMANO, Rhetorica Aristotelis cum fundatissimi artium & theologie doctoris Egidij de Roma luculentissimis commentarijs nunc primum in lucem editis necnon Alpharabij compendiosa declaratione. Addita eiusdem Aristotelis Poetica cum magni Auerroys in eandem summa nouissime recognite cunctisque erroribus castigate, Venetijs, mandato & impensis heredum nobilis viri domini Octauiani Scoti ciuis Modoetiensis & sociorum, accurata diligentia impresse per Georgium Arriuabenum, 1515. die VI mensis Januarij. ALESSANDRO PAZZI Aristotelis Poetica, per Alexandrum Paccium, in Latinum conuersa. Venetiis, in aedibus haeredum Aldi, et Andreae Asulani, 1536. MAGGI, VINCENZO, BARTOLOMEO LOMBARDO (testo in greco, commento in latino) Vincentii Madii Brixiani et Bartholomaei Lombardi Veronensis In Aristotelis librum De poetica communes explanationes: Madii vero in eundem librum propriae annotationes. Eiusdem De ridiculis: et In Horatii librum De arte poetica interpretatio. In fronte præterea operis apposita est Lombardi in Aristotelis Poeticam præfatio. Venetijs, in officina Erasmiana, Vincentij Valgrisij, 1550. ARISTOTELE Aristotelis Omnia quae extant opera. ... Secundum volumen. Aristotelis De rhetorica, et poetica libri, cum Auerrois in eosdem paraphrasibus, Venetiis, apud Iunctas, 1562 BALDINI, BERNARDINO 5 Liber de arte poetica Aristotelis versibus fideliter, et Latine expressus. Mediolani, apud Paulum Gottardum Pontium, 1576. ANTONIO RICCOBONO, Aristotelis Ars rhetorica ab Antonio Riccobono Rhodigino i.c. humanitatem in Patauino gymnasio profitente latine conuersa. Eiusdem Riccoboni explicationum liber, ... & rhetorica praxis explicatur in orationib. Ciceronis pro Marcello, & pro Milone, ac oratione Demosthenis ad epistolam Philippi ab eodem latina facta. Aristotelis Ars poetica ab eodem in latinam linguam versa. Cum eiusdem de re comica disputatione. Venetiis, apud Paulum Meiettum, 1579. Liber de poetica ab Antonio Riccobono, Latine conuersa. Venetiis, apud Felicem Valgrisium, 1584. Poetica Antonii Riccoboni i.c. humanitatis in Patauino gymnasio explicatoris, Poeticam Aristotelis per paraphrasim explicans, & nonnullas Ludouici Casteluetrij captiones refellens. Eiusdem ex Aristotele Ars comica. Vicetiae : apud Perinum bibliopolam, & Georgium Graecum socios, 1585. Poetica Aristotelis ad Antonio Riccobono Latine conuersa, eiusdem Riccoboni paraphrasis in Poeticam Aristotelis, eiusdem Ars comica ex Aristotele. Cum indice copiosissimo. Patauii, apud Paulum Meietum, 1587. De poetica Aristotelis cum Horatio collatus auctore Antonio Riccobono. Patauij : apud Laurentium Pasquatum, 1599. CARLO SIGONIO, MARCO ANTONIO MAIORAGIO Aristotelis ... Rhetoricorum ad Theodect. libri III Quos Carolus Sigonius, et M. Anton. Maioragius vertebat. De rhetorica ad Alexan. lib. De arte poetica liber. Argumenta distributionis methodicae, et explanationes ex Ioan. Mar. scriptis in tres priores lib. Cum proprio indice. Venetiis, apud Ioachimum Bruniolum, 1584 (Venetiis : apud Nicolaum Morettum, 1584). 1 SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 10. Lecturas complementarias VERDAD Y REALISMO MARIO VARGAS LLOSA Introducción a Edwin Williamson, El Quijote y los libros de caballerías, Madrid, Taurus, 1991 (The Half-way of Fiction, Londres, 1984) Mario Vargas Llosa, uno de los mejores novelistas en lengua española (Premio Nobel de Literatura en 2010), ha escrito páginas inolvidables sobre el arte de escribir novelas, por ejemplo La orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary (1975); La verdad sobre las mentiras. Ensayos sobre la novela moderna (1990); sobre los libros de caballerías (los había leído todos uno por uno en la Biblioteca Nacional de Madrid, apenas llegado a España del Perú) ha escrito una preciosa Carta de batalla por Tirant lo Blanc, publicada como introducción a la traducción castellana hecha por J. F. Vidal Jové de JOANOT MARTORELL y MARTÍ JOAN DE GALBA, Tirant lo Blanc, Madrid, Alianza, 1969 y ediciones posteriores la (última de 2005). Hago un resumen de su prólogo al libro de Williamson, uno de los grandes especialistas en materia caballeresca.1 El Quijote habría enterrado la novela de caballerías: esto dicen comentaristas y exégetas. La aparente burla cervantina se lleva por delante no sólo los libros estereotipados y monótonos, sino también los mejores, como el Tirant lo Blanc, pero Cervantes «no mata» la novela de caballerías, sino que le rinde homenaje «aprovechando lo mejor que había en ella, y adaptando a su tiempo, de la única manera en que era posible –mediante una perpectiva irónica– su mitología, sus ritos, sus personajes, sus valores. El Quijote es la novela de caballerías de una época en la que ya no había caballeros ni la realidad permitía forjarse la ilusión de un orden caballeresco del mundo, pero en la que, sin embargo, este ideal imposible sobrevive todavía, refugiado en dos últimas trincheras: la nostalgia y la locura». (pp. 12-13) Contra el «equívoco» de pensar que Cervantes haya introducido la «verdad» en un género que hasta entonces no había hecho otra cosa que mentir, noción ingenua pero extendida: el criterio de la veracidad de las ficciones reside en la semejanza de la anécdota con la realidad verificable por el lector a través de su experiencia (las ficciones realistas dirían la verdad, las otras mienten). Pero todas las ficciones mienten «La ficción es constitutivamente una mentira, una realidad sustitutoria, fingida con palabras, y cuya verdad esencial está en su engaño: en persuadirnos, mediante artificios formales, en el curso de la lectura, que aquella ilusión que nos comunica no lo es, sino realidad escrita, vida viva, experiencia haciéndose». (p. 14) 1 Para los interesados en la materia, E. Williamson continúa su libro The Half way House of Fiction, en un trabajo más reciente, «La autoridad de don Quijote y el poder de Sancho: el conflicto político en el fondo del Quiote», en Autoridad y poder en el Siglo de Oro. Edición de I. Arellano, C. Strosetzki y E. Williamson. Pamplona, Universidad de Navarra/Madrid – Iberoamericana/Frankfurt am Main: Vervuert. 2009, pp. 241-266, desarrollando de manera convincente una tesis que desmonta la archiconocida (propuesta en su día por Madariaga) quijotización de Sancho y sanchificación de don Quijote; vistos en clave de autoridad (don Quijote) y de poder (Sancho), se delinea, a través de cuatro crisis, la paulatina pérdida de autoridad del caballero y la progresiva toma del poder por parte del escudero. SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 11. LO PASTORIL El género pastoril es esencialmente UTÓPICO: propone un mundo en el que todo está idealizado: el tipo humano, los sentimientos, la naturaleza. Representa una FUGA de la vida urbana que se lleva a cabo bajo un DISFRAZ: el de pastor. BREVE HISTORIA DEL BUCOLISMO El tipo del pastor no es un invento del siglo XVI, viene de muy atrás: TEÓCRITO, Idilios (s. III a.C.). Imitados en el mundo helénico por BIÓN y MOSCO y en el latino por VIRGILIO, de cuyas Églogas nace la localización (los campos de la Arcadia), los amores, las ninfas y muchos motivos líricos; en menor medida influyen las Geórgicas. La canonización literaria de Virgilio ayuda a la fijación del género durante la Edad Media: - pastourelle provenzal > pastorela galego-portuguesa > serranilla del marqués de Santillana - paraliturgia: Officium pastorum, derivado del ciclo litúrgico de Navidad; empieza «Quem quaeritis in praesepe, pastores, dicite?» > identificación entre pastor y cristiano. - BOCCACCIO (1313-1375), Filocolo, Ninfale d’Ameto, Ninfale Fiesolano. GIACOPO SANNAZZARO, Arcadia, escrita entre 1480-1485 y publicada sin el permiso del autor por Pietro Summonte (Nápoles, Sigismondo Mayr 1504), fue de nuevo impresa en 1512 por Aldo Manuzio en Venecia (Aldo se dedicaba a los clásicos, y de prosa contemporánea edita sólo la Arcadia y los Asolani de Bembo). Es un prosimetro (combinación de verso y prosa) de ambiente pastoril, compuesto de un Prólogo, 12 prose con 12 ecloghe intercaladas y un congedo (despedida) titulado Alla Sampogna. Puede considerarse una “seminovela” de caracter autobiográfico pues el protagonista es el propio Sannazaro que bajo el nombre del pastor Sincero cuenta y canta sus penas en Arcadia, región de Grecia a la que ha llegado huyendo de Nápoles y donde ha encontrado un grupo de pastores que viven felices con sus rebaños y sus zampoñas. Idealización del tipo del pastor. Tuvo una enorme importancia para la prosa y la poesía del siglo XVI en toda Europa (y aún después). MARSILIO FICINO, Commentarium in Convivium Platonis de Amore (1496), traducido por él mismo como Sopra l’Amore o ver convito de Platone. Padre del neoplatonismo florentino, movimiento filosófico de fundamental importancia para la literatura del siglo XVI. LO PASTORIL EN ESPAÑA En España la predilección por el modelo pastoril está ligada a los especiales lazos establecidos con Italia por parte de los Reyes Católicos (que persegían los intereses aragoneses) primero, y por emperador Carlos V después. Responde al apogeo de la revolución italianizante (con el petrarquismo, que afina y refina la expresión sentimental, y que, matizada por el neoplatonismo, inunda las letras en general y lo pastoril en particular). Las églogas representadas En la tradición española son canónicos los pastores enamorados de las tres églogas de Garcilaso, pero también hay pastores rústicos, zafios, que se expresan mal o dicen obscenidades, por ejemplo los de las églogas de Juan del Encina y de Lucas Fernández, Diego Sánchez de Badajoz, que hablan con una lengua propia (el sayagués). Estos son los pastores que pueblan el teatro español de los orígenes (primeros años del siglo XVI), que se desarrolla en buena parte en Roma. (A ellos alude Herrera al final del párrafo sobre la égloga, ver el texto). Pero aquí vamos a concentrarnos en la novela pastoril, la que deriva de Sannazaro y se construye sobre la filosofía de Marsilio Ficino. LA NOVELA PASTORIL EN ESPAÑA Juan Bautista Avalle-Arce, La novela pastoril española, Madrid, Itsmo, 19742 Un breve resumen en su introducción a la edición de La Diana de Montemayor citada infra. FELICIANO DE SILVA El nono libro de Amadís de Gaula que es la crónica del muy valiente y esforçado príncipe y caballero de la Ardiente Espada, Amadís de Grecia, hijo de Lisuarte de Grecia, Burgos 1535. El inventor de la moda «anfibia» de caballeros que se meten a pastores es este salmantino en su continuación del Amadís, y aunque en el escrutinio Cervantes la manda quemar, contiene la historia de Silvia y Darinel en la que están dentro ya todos lo elemento de la novela pastoril: el amor desdeñado, el goce de la naturaleza, la desesperación, la soledad y música. Como en la historia de Marcela, ella le desdeña y él decide ir a morir lejos de allí. ALONSO NÚÑEZ DE REINOSO Historia de los amores de Clareo y Florisea, y las tristeza y trabajos de la sin ventura Isea, Venecia, Gabriel Giolioto, 1552 Novela bizantina que parte de la imitación de la novela griega Leucipe y Clitofonte de Aquiles Tacio, acaba en una Ínsula pastoril donde sumergirse en la propia interioridad una vez abandonado el mundo y comulgando con la Naturaleza. Ausencia y soledad de amor Novelita presente en el Inventario de Villegas (1551; Medina del Campo, 1565). Neoplatonismo incipiente. ANTONIO DE TORQUEMADA Coloquios satíricos (Mondoñedo, 1553) El 7º se titula «Coloquio pastoril», y se cuentan los desgraciados amores del pastor Torcato con la pastora Belisa (referencias al templo de Diana y a los vinos de San Martín y Madrigal). GARCILASO DE LA VEGA La voz del pastor. Su vida es la del pastor que “se consagra como encarnación de la erótica y el naturismo renacentistas” (p. xii) JORGE DE MONTEMAYOR Los siete libros de la Diana de Iorge de Monte Mayor, Valencia, Joan Mey, 1558 o 1559; Zaragoza, 1560; Milano, Andrea de Ferrari, 1560 ca., etc (a finales de 1562 circulaban 8 ediciones a las que siguieron 8 entre 1562 y 1570, 12 entre 1570 y 1602 y 4 entre 1602 y 1624). Edición moderna de referencia: La Diana, ed. Juan Montero y Juan Bautista de Avalle Arce, Barcelona, Crítica, 1996. La novela pastoril nace (dice Avalle Arce) «en tierras españolas en estado de perfección» con La Diana de Jorge de Montemayor, músico y poeta portugués que escribía en español y vivió un tiempo en Italia, en el Milanesado (con el favor del duque de Sessa), done murió a principios de 1561. En La Diana son reconocibles los elementos básicos de la modalidad pastoril: unos personajes, los pastores, que viven consagrados a la experiencia del amor en la eterna primavera de un locus amoenus escandiendo el tiempo según el ritmo del Sol en jornadas que van del amanecer al ocaso. La prosa se alterna con el verso. La Diana no depende tanto del bucolismo greco-latino cuanto de la reelaboración que del mismo hacen Sannazaro en la Arcadia y Garcilaso en sus églogas (especialmente en la II); Montemayor recoge también a) la tradición hispánica del villancico pastoril (6 de estas piezas poético-musicales cierran el libro II). b) el modelo bizantino de las aventuras amorosas c) la novella italiana d) la épica ariostesca en verso Montemayor hace de lo pastoril el centro de un universo literario en el que no todos los personajes son pastores, pero todos son enamorados o desamorados que cantan y cuentan sus penas, es decir, exponen casos amorosos. Unos son pastores que se retiran o viven apartados en un locus amoenus, en el campo o la aldea; otros son galanes o damas provenientes de la corte o de palacio. Siendo su objetivo narrar una pluralidad de casos amorosos, tiene que encontrar una estructura apropiada que es la de entrelazar las historias, no simplemente enfilarlas una detrás de otra. El patrón que sigue es el de la novela bizantina (il romanzo greco) basado en el viaje: en el libro II inserta in medias res la historia de Felismena (reescritura de la novella II, 36 de Matteo Bandello) que servirá como hilo conductor al relato pues a su peregrinación se van incorporando diversos episodios y casos amorosos intercalados. La Diana está dividida en siete libros perfectamente simétricos: en los I-III se presentan los casos amorosos de un grupo pastores y no pastores que emprenden una peregrinación hacia el palacio de Felicia; en el IV, que transcurre en el palacio, los pastores beben un «agua encantada» que les hace desenamorarse o enamorarse de nuevo; en los V-VII los pastores salen a buscar las soluciones a sus vidas o viven tranquilamente con su problema ya resuelto. Explicación [atención, porque sirve para Cervantes]: 1) La novela bizantina se desarrolla (siguiendo el modelo homérico de la Odisea) a través del viaje: dos enamorados son separados y después de múltiples peripecias (naufragios, raptos, violencias, incluso muertes aparentes) se reencuentran y reconocen (la anagnórisis) y todo acaba en matrimonio; se alcanza la felicidad amorosa. [Esto es lo que hará Cervantes en el Persiles, su última novela]. 2) Libro I: La Diana empieza en las riberas del Esla (en León) con dos pastores enamorados de Diana, Sireno y Silvano; ella corresponde al primero y detesta al segundo, pero una larga ausencia de Sireno hace que ella se case con otro, Delio, de manera que son dos los pastores que suspiran por Diana. Llega una pastora portuguesa, Selvagia, que cuenta su caso (un amor lesbiano con Ismenia que deriva de la historia di Fiordispina e Bradamante lasciata incompiuta da Boiardo nel Orlando innamorato, III, VIII, 63-ss, y acabada por Ariosto en el Orlando furioso, XXV, 26-70). El libro I termina con una cadena de pastores enamorados (A ama a B, que a su vez ama a C). 3) En el libro II entran tres ninfas perseguidas por tres salvajes (personajes de caracter folclórico- legendario) y es aquí donde llega Felismena, un peregrina de amor vestida de pastora, que actuando como un verdadero caballero salva a las ninfas, que le piden luego les cuente quién es. Felismena cuenta su caso: una historia de amor de ambiente cortesano, en la que entran serenatas, cartas de amor y pajes mensajeros (recursos propios de las novelas sentimentales y caballerescas); las ninfas le piden a Felismena y a los tres pastores que estaban viendo la escena [como hacen los personajes de Cervantes] que las acompañen al palacio de la sabia Felicia, donde encontrarán solución a sus dificultades amorosas. 4) En el libro III la comitiva emprende el viaje (el viaje iniciático es un motivo folclórico antiquísimo: simbiliza la búsqueda de la felicidad y de la autorealización), y llegan a una isla Cervantes sabe muy bien las novedades que está por introducir en su novela, pero NO alude a ello. Dos ejemplos 1) El estatismo inicial, el canto de los dos enamorados de Galatea, Elicio y Erastro se rompe con la violencia: Lisandro mata a Carino (ver texto complementario). Esto rompe con lo bucólico decantado por Herrera (ver texto complementario). Y conocía bien el testo de Herrera, porque lo plagia en el prólogo del Quijote I. Si hay muerte es porque hay vida: son pastores de carne y hueso (la historia de Lisandro es horripilante, sádica); se habla del amor como enfermedad y de médicos que la curen... El triunfo de la muerte adelanta en 50 años a Poussin que la pinta a los pastores murmurando “et in Arcadia ego” ”Con economía y brevedad Cervantes ha dado, sin vacilar, el primer paso hacia la humanización del personaje literario, hacia lo que llamaré la mortalización de los idílicos pastores, que habían habitado, hasta el momento, Arcadias intemporales.” (Avalle-Arce, p. XIX) Aunque hay Dios, la Muerte es el árbitro final: el pastor idealizado y atemporal, característico del género peninsular, se ve momentáneamente reajustado a la conción humana. Gigantesco paso hacia la humanización del arte. Se perfeccionara con don QUIJOTE. 2) A la sangrienta batahola inicial sigue la seráfica aparición de Galatea “nueva Afrodita que surge de la criminosa espuma de mar” (p. XX). Sigue un triángulo imposible (Elicio-Erastro-Galatea) que ha de ser estático e inmovil a causa de su raíz neoplatónica. Pone en marcha el argumento central desarrollando eltópico de la soledad acompañada. ”El jaque mate (¿o fueron tablas?) vendrá muchas jugadas después, alláen el año 1605” (p. XX). La novela se pierde. “Propone algo y no concluye nada” dice en el escrutinio (DQ I, 6). LOPE DE VEGA 1) Arcadia, Madrid, 1598, siguieron 15 ediciones De amor profano. Su primera novela (enamorado del género, pero nunca destacó). Impresa con el escudo de Bernrdo del Carpio y lema “De Bernardo es el blasón, las desdichas mías son” = provoca un pitorreo [pesa in giro] general (Góngora, Cervantes). En el prólogo declara que es autobiográfica (amores con Elena Osorio, 1588); protagonista el duque de Alba, su protector durante el destierro que siguió al escándalo, que no sabe si casar con Catalina Enríquez, hija del duque de Alcalá,o con Mencía de Mendoza, hija del duque del Infantado. Casará con la segunda (subrepticiamente, con escándalo). Novela llena de erudición de centón (Officina de Ravisio Textor; Compendiun naturalis philosophiae de Franz Titelmans; Il saper’ utile e delettevole de Costantino Castriota). Imitación muy de cerca de Sannazzaro (especialmente en el cierre “Belardo a la zampoña”, artificio estructural que repetirá en Los pastores de Belén); pero usa también Montemayor, Gil Polo y Gálvez de Montalvo. Neoplatonismo sui generis, teñido de estoicismo. Anfriso al fina va al Templo del Desegaño: esto recuerda elpalacio de Felicia de Montemayor, pero son niveles distintos. 2) Los pastores de Belén. Prosas y versos divinos, Madrid, 1612, seis ediciones en vida de Lope. Contrafactum, o libro pastoril a lo divino. Fruto de su “conversión” (década de 1610, al acercarse a los 50 años). El 24 enero 1610 ingresa en el Oratorio de la calle del Olivar (convento de los Trinitarios descalzos); el 26 septiembre 1611 en la Orden tercera de San Francisco; en marzo de 1614 toma órdenes menores. Cuatro soliloquios (1612) “Llantos y lágrimas que hizo arrodillado delante de un crucifijo, pidiendo a Dios perdón de sus pecados” (prólogo). Se enamora sin embargo perdidamente de Marta de Nevares, Leonarda (Amarilis, Marcia Leonarda), como dice en una carta al duque de Sessa: “Yo estoy perdido ... y Dios sabe con qué sentimiento mío” Para Marta, que se había quedado ciega, escribirá Las novelas a Marcia Leonarda. GABRIEL DEL CORRAL La Cintia de Aranjuez (1629). El tema está agotado. Atildada cortesanía, “Academia pastoril” CONCLUSIÓN (AVALLE ARCE) «Siempre se ha soñado con un mundo de belleza ideal, sencillez y pureza, y en el momento del Renacimiento ese mundo se expresó en las novelas pastoriles. DE TODOS ESTOS CARAMILLOS Y ZAMPOÑAS NO QUEDA HOY NI EL ECO». (p. XXIII). SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 12. LO PASTORIL. TEXTOS COMPLEMENTARIOS Copio tres textos que ayuden a entender hasta qué punto Cervantes infringe (rompe) el canon bucólico introduciendo la violencia: las Anotaciones a Garcilaso de Herrera, un diálogo renacentista de fray Luis de León dedicado a discutir los nombres de Cristo FERNANDO DE HERRERA Obras de Garcilasso de la Vega con anotaciones de Fernando de Herrera, Sevilla, Alonso de la Barrera, 1580, Ed. Inoria Pepe y José María Reyes, Madrid, Cátedra, 2001, pp. 687-695 (pp. 687-688 y 690-691) Definición de égloga Las églogas, llamadas propriamente églogas de έκλογίζω, verbo griego que en el lenguage romano significa seligo, i en el nuestro escojo, como versos escogidos y bien compuestos, son el más antiguo género de poesía. I aunque la materia della es varia, parece que es más antigua la amatoria. I consta que el verso esámetro sea el primero de todos [...] Llamóse bucólico este género de poesía del nombre de los boyeros, que los latinos apellidan bvbulcos, i βουκόλους los griegos, que es el más aventajado género de pastores; porque, como escrive Elio Donato, tres son los géneros de pastores que tienen dinidad en las bucólicas: los bubulcos, los opiliones (dichos casi como oviliones), que son ovegeros, i los últimos de todos los épolos, que son cabrerizos. La materia d’esta poesía es las cosas i obras de los pastores, mayormente sus amores, pero simples i sin daño, no funestos con rabia de celos, no manchados con adulterios; competencias de rivales pero sin muerte i sangre. Los dones que dan a sus amadas tienen más estimación por la voluntad que por el precio, porque envían mançanas doradas o palomas cogidas del nido. Las costumbres representan el siglo dorado; la dicción es simple, elegante; los sentimientos afetuosos i suaves; las palabras saben al campo y la rustiqueza de l’aldea, pero no sin gracia ni con profunda inorancia i vegez, porque se tiempla sus rusticidad con la pureza de las vozes proprias al estilo. Tal es Virgilio i Garci Lasso i al contrario Battista Mantuano i Iuan de la Enzina, infacetíssimos escritores de églogas... FRAY LUIS DE LEÓN De los nombres de Cristo, Salamanca, Juan Fernández, 1583. Ed. Cristóbal Cuevas, Madrid, Cátedra, 1977, pp. 220-241 (pp. 221) Nombre Pastor [...] Porque lo primero, la vida pastoril es vida sossegada y apartada de los ruydos de las ciudades y de los vicios y deleytes dellas. Es innocente, assí por esto como por parte del tracto y grangería en que se emplea. Tiene sus deleytes, y tanto mayores quanto nascen de cosas más senzillas y más puras y más naturales: de la vista del cielo libre, de la pureza del ayre, de la 1 SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 12. Capítulos 11-14 IIª PARTE: CAPÍTULOS 9-14 CAPÍTULO 11 De lo que le sucedió a don Quijote con los cabreros Los capítulos 11-14 son un paréntesis en la narración de las aventuras de DQ y Sancho. 1) -escenario y ambiente distintos a lo ocurrido y a lo que ocurrirá en los caminos, en tierra llana (aventura de los yangüeses, sucesos de la venta, aventuras de los rebaños, de los batanes, de los galeotes). Ahora están en la sierra, en las chozas [capanne] de unos cabreros. 2) - Don Quijote acepta éste mundo sin alterarlo y el escenario rústico servirá de marco a su discurso retórico sobre la Edad de Oro: a partir de unas bellotas, sontedrá un monólogo sobre los tiempos puros, sin propiedad, honestos, en los que surgió la caballerría andante cuando empezó a nacer la malicia 3) Contrapunto rústico a éste discurso es el romance a Olalla que entona Antonio con su rabel. 4) El capítulo sirve de marco a la narración de los capítulos 12-14 (historia de Marcela y Grisóstomo). 5) El discurso de don Quijote, conjunto de tópicos renacentistas, DEJA CONSTANCIA DE LA DISTANCIA QUE MEDIA ENTRE LITERATURA Y “VIDA” PUESTO QUE SE SE VE CONTRADICHO a) por el romance de Antonio b) por la historia de Marcela y Grisóstomo que viene a continuación (desamor,suicidio) 1) Están en la sierra con los cabreros que viven en chozas (capanne). Llegan de noche. Le dan de cenar lo que están asando y que Sancho huele (cabra) y bellotas, ghiande, y él invita a Sancho (recuerda la Sagrada Cena). Caballería=amor pues todo lo iguala, pero Sancho prefiere comer solo Fue recogido de los cabreros con buen ánimo, y, habiendo Sancho lo mejor que pudo acomodado a Rocinante a su jumento, se fue tras el olor que despedían de sí ciertos tasajos de cabra que hirviendo al fuego en un caldero estaban; y aunque él quisiera en aquel mesmo punto ver si estaban en sazón de trasladarlos del caldero al estómago, lo dejó de hacer, porque los cabreros los quitaron del fuego y, tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas, aderezaron con mucha priesa su rústica mesa y convidaron a los dos, con muestras de muy buena voluntad, con lo que tenían. Sentáronse a la redonda de las pieles seis dellos, que eran los que en la majada había, habiendo primero con groseras ceremonias rogado a don Quijote que se sentase sobre un dornajo que vuelto del revés le pusieron. Sentóse don Quijote, y quedábase Sancho en pie para servirle la copa, que era hecha de cuerno. Viéndole en pie su amo, le dijo: —Porque veas, Sancho, el bien que en sí encierra la andante caballería y cuán a pique [5] están los que en cualquiera ministerio della se ejercitan de venir brevemente a ser honrados y estimados del mundo, quiero que aquí a mi lado y en compañía desta buena gente te sientes, y que seas una mesma cosa conmigo, que soy tu amo y natural señor; que comas en mi plato y bebas por donde yo bebiere, porque de la caballería andante se puede decir lo mesmo que del amor se dice: que todas las cosas iguala. 2 —¡Gran merced! —dijo Sancho—; pero sé decir a vuestra merced que como yo tuviese bien de comer, tan bien y mejor me lo comería en pie y a mis solas como sentado a par de un emperador (p. 119) Los cabreros NO entienden la jerigonza (jerga, gergo) No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes, y no hacían otra cosa que comer y callar y mirar a sus huéspedes, que con mucho donaire y gana embaulaban tasajo como el puño. (p. 120) 2) DISCURSO SOBRE LA EDAD DE ORO (monólogo) DQ pronuncia su primer discurso (seguirán otros en distintos momentos) proyectando sus fantasías sobre el mundo pastoril; demuestra por lo tanto HABER LEÍDO NO SÓLO novelas de caballerías. La capacidad retórica de DQ deja siempre admirados a sus oyentes. —Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto... (p. 121) El discurso propone una larga serie de tópicos sobre la Edad de Oro cuyas fuentes son Ovidio, Metamorfosis, I, 89 ss.;Virgilio Geórgicas, I, 125 ss. 3) Ruptura El narrador explica (con mucho sentido del humor) que han sido las bellotas las causantes del discurso, que por otra parte sobra, está de más (que se pudiera muy bien escusar); los pastores escuchan embobados, y Sancho en silencio come bellotas y bebe vino. Toda esta larga arenga (que se pudiera muy bien escusar) dijo nuestro caballero, porque las bellotas que le dieron le trujeron a la memoria la edad dorada, y antojósele hacer aquel inútil razonamiento a los cabreros, que, sin respondelle palabra, embobados y suspensos, le estuvieron escuchando. Sancho asimesmo callaba y comía bellotas, y visitaba muy a menudo el segundo zaque, que, porque se enfriase el vino, le tenían colgado de un alcornoque. (p. 115) Uno de los pastores, Antonio, («un zagal muy entendido y muy enamorado, y que, sobre todo, sabe leer y escrebir y es músico de un rabel») entona el romance de sus amores con Olalla (escrito por su tío) usando el rabel, instrumento rústico de cuerda y arco con el que acompañan sus quejas los pastores del romancero nuevo. Es un romance pseudoerudito: quiere ser cortesano pero usa un lenguaje rústico —Yo sé, Olalla, que me adoras, puesto que no me lo has dicho [debería decir aunque] [...] 4) Diálogo final DQ-Sancho. Los cabreros curan la oreja de Sancho con romero mascado y sal (esperando el bálsamo de Fierabrás) 5) CONCLUSIÓN Cervantes entra con sus personajes en el mundo pastoril de Teócrito y Virgilio, que gracias a la Arcadia de Sannazaro (Nápoles 1504, escrito entre 1480 y 1485) se había impuesto primero en Italia y 3 después en toda Europa. En España el texto fundamental es La Diana de Jorge de Montemayor (1561), y el mismo Cervantes había publicato una novela pastoril, La Galatea (1565). Característica fundamental del género es la alternancia de prosa y verso (la Arcadia es un prosimetro), y en cuanto a la temática, amorosa, las penas de amor son indispensables pero no así la violencia, que debe dejarse fuera. Cervantes respeta lo primero pero no lo segundo, como veremos enseguida en el próximo capítulo. Ver ahora la lección nº CAPÍTULO 12 De lo que contó un cabrero a los que estaban con don Quijote Entramos en la historia pastoril de Marcela y Grisóstomo (caps. 12-14), que es una historia de amor NO CORRESPONDIDO que ha llevado a la muerte a Grisóstomo. Empezamos pues con un muerto. [Para la violencia en La Galatea de Cervantes ver en la hoja de textos el episodio, la definición que da Herrera de las églogas, lo que dice fray Luis de León a propósito del amor en el nombre Pastor]. La historia se narra en DOS TIEMPOS. En la primera parte de la narración estamos entre cabreros (pastores de cabras, no de ovejas que viven en el monte), y que parecen cabreros REALES; uno de ellos, Pedro, cuenta una primera versión de la historia o sabroso cuento, y DQ opina sobre el modo en el que lo cuenta. La segunda parte es un entierro (por lo tanto una representación) en la que vemos a los protagonistas de la historia narrada por Pedro, que son estudiantes o ricos disfrazados de pastores; son pastores literarios. 1) Un mozo trae noticias: el pastor estudiante Grisóstomo ha muerto de amores por la endiablada Marcela, rica vestida de pastora. Ha dado disposición de que le entierren en el campo, como si fuera moro (escándalo) y va a haber un entierro sonado al que el pastor no piensa faltar. El primer espectáculo de la novela es un entierro (Pedro, el cabrero, pedirá a DQ que asista). —Pues sabed —prosiguió el mozo— que murió esta mañana aquel famoso pastor estudiante llamado Grisóstomo, y se murmura que ha muerto de amores de aquella endiablada moza de Marcela, la hija de Guillermo el rico, aquella que se anda en hábito de pastora por esos andurriales. —Por Marcela, dirás —dijo uno. —Por esa digo —respondió el cabrero—; y es lo bueno que mandó en su testamento que le enterrasen en el campo , como si fuera moro, y que sea al pie de la peña donde está la fuente del alcornoque, porque, según es fama y él dicen que lo dijo, aquel lugar es adonde él la vio la vez primera. Y también mandó otras cosas, tales, que los abades del pueblo dicen que no se han de cumplir ni es bien que se cumplan, porque parecen de gentiles. A todo lo cual responde aquel gran su amigo Ambrosio, el estudiante, que también se vistió de pastor con él, que se ha de cumplir todo, sin faltar nada, como lo dejó mandado Grisóstomo, y sobre esto anda el pueblo alborotado; mas, a lo que se dice, en fin se hará lo que Ambrosio y todos los pastores sus amigos quieren, y mañana le vienen a enterrar con gran pompa adonde tengo dicho. Y tengo para mí que ha de ser cosa muy de ver; a lo menos, yo no dejaré de ir a verla, si supiese no volver mañana al lugar. (pp. 128-129) 2) A petición de DQ, Pedro cuenta el cuento Marcela, rica, huérfana, se ha disfrazado de pastora y se ha ido al campo a vivir como una pastora, y allí enamora a otros pastores (disfrazados como ella), uno de los cuales, Grisóstomo, es el que ha muerto. Variedad de registros lingüísticos: Explicando que Grisóstomo ha venido de Salamanca muy sabio e instruido, Pedro comete errores que DQ corrige: cris por eclipse; éstil por estéril. A Pedro no se le da nada y continúa. Las correcciones lingüísticas de DQ enmarcan el cuento: se dan al principio de la descripción de Grisóstomo, y cuando va a pasar a la de Marcela. 6 Y deste y de aquel, y de aquellos y de estos, libre y desenfadadamente triunfa la hermosa Marcela, y todos los que la conocemos estamos esperando en qué ha de parar su altivez y quién ha de ser el dichoso que ha de venir a domeñar condición tan terrible y gozar de hermosura tan estremada. (p.134). DQ aprecia el cuento despertando los celos de Sancho. Narrador no omnisciente (varios puntos de vista en la narración). DQ aprecia el cuento —En cuidado me lo tengo —dijo don Quijote—, y agradézcoos el gusto que me habéis dado con la narración de tan sabroso cuento. En este punto el narrador, por boca de Pedro, nos informa de que hay otras voces narrantes que descubriremos más adelante: Pedro no conoce todos los aspectos de la historia —¡Oh! —replicó el cabrero—, aún no sé yo la mitad de los casos sucedidos a los amantes de Marcela, mas podría ser que mañana topásemos en el camino algún pastor que nos los dijese. Y por ahora bien será que os vais a dormir debajo de techado, porque el sereno os podría dañar la herida [...] Celos de Sancho (o envidia, que el mismo) porque Pedro le está quitando visibilidad Sancho Panza, que ya daba al diablo el tanto hablar del cabrero, solicitó por su parte que su amo se entrase a dormir en la choza de Pedro. (p. 134) Fijaros en este enfado de Sancho, porque se repetirá: los personajes principales (protagonista y deuteragonista, DQ y Sancho) a veces se quejan (o se indignan) porque se está hablando DEMASIADO de cosas que no les atañaen directamente, O SEA QUE NO SON DE IMPORTANCIA PARA LA NARRACIÓN. Como veréis es un punto de vista propio del lector, no del protagonista. Van a dormir Don Quijote ensaya una imitación de los amantes de Marcela pensando en Dulcinea toda la noche; Sancho duerme como hombre molido a coces. Para Riquer estas coces son las de los yangüeses del cap. XV: supone que el episodio de Marcela se situaba originariamente donde ahora está el I, 25; lo habría cambiado de lugar para no poner juntas las dos intercaladas de Marcela y Cardenio (habría reusltado muy pesado). No toda la crítica está de acuerdo. CONCLUSIÓN Marcela más que la primera feminista parece ser la encarnación de un problema teórico amoroso: ¿cómo tiene que comportarse el objeto deseado por muchos? ¿Debería corresponder a todos? SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 15. Capítulos 13-14 IIª PARTE: CAPÍTULOS 9-14 CAPÍTULO 13 Donde se da fin al cuento de la pastora Marcela, con otros sucesos Lo que en I, 13 había empezado como relato contado por un narrador (Pedro) que se oye, ahora se hace vida que se ve: quienes oían la historia entrarán en la misma, o sea en el entierro. SE TRATA NUEVAMENTE DEL BINOMIO VIDA-LITERATURA TAL FECUNDO EN CERVANTES. Por el camino al entierro viene Vivaldo «persona muy discreta y de alegre condición» (p. 138), quizás el banquero genovés en Sevilla Adam de Vivaldo, amigo de Cervantes (lo celebra en el Canto de calíope, cfr. La Galatea, ed. Avalle Arce, II, 209) cuya función es doble: I) discutir de caballerías con DQ: orígenes de la caballería andante; estrecheces de la vida del caballero; la costumbre de encomendarse a la dama antes que a Dios. Argumentos que empleará de nuevo en el discuros de las armas y las letras (I, 38). II) hacer el elogio fúnebre de Grisóstomo y recoger la acusación que Anselmo lanza contra Marcela: lo que ha empezado como relato se convierte en materia de un proceso con Ambrosio como acusador y autodefensa de Marcela (I, 14). I) El coloquio con Vivaldo enlaza con el tema central de la fabula: la locura de DQ a causa de la lectura de los libros de caballerías 1) DQ y Sancho se ponen en marcha para asistir al sepelio y se cruzan con el entierro de Grisóstomo. Se juntan a la comitiva otros dos gentilhombres con tres mozos. VIVALDO vieron venir hacia ellos hasta seis pastores vestidos con pellicos negros y coronadas las cabezas con guirnaldas de ciprés y de amarga adelfa [...] Venían con ellos asimesmo dos gentiles hombres de a caballo, muy bien aderezados de camino, con otros tres mozos de a pie que los acompañaban. En llegándose a juntar se saludaron cortésmente y, preguntándose los unos a los otros dónde iban, supieron que todos se encaminaban al lugar del entierro y, así, comenzaron a caminar todos juntos. (p. 135) 2) DQ pregunta a Vivaldo qué sabe del caso y le cuenta luego lo que sabe él Preguntóles don Quijote qué era lo que habían oído de Marcela y de Grisóstomo. [...] Finalmente, él contó todo lo que Pedro a don Quijote había contado. (p. 136) 3) DQ se descubre como caballero andante y lo creen loco; es la primera vez que alguien se admira de la locura de DQ. Cesó esta plática y comenzóse otra, preguntando el que se llamaba Vivaldo a don Quijote qué era la ocasión que le movía a andar armado de aquella manera por tierra tan pacífica. A lo cual respondió don Quijote: —La profesión de mi ejercicio no consiente ni permite que yo ande de otra manera. El buen paso, el regalo y el reposo, allá se inventó para los blandos cortesanos; mas el trabajo, la inquietud y las armas solo se inventaron e hicieron para aquellos que el mundo llama caballeros andantes, de los cuales yo, aunque indigno, soy el menor de todos. Apenas le oyeron esto, cuando todos le tuvieron por loco; y por averiguarlo más y ver qué género de locura era el suyo, le tornó a preguntar Vivaldo que qué quería decir caballeros andantes. 4) DQ explica qué es un caballero andante (la cultura caballeresca de DQ) —¿No han vuestras mercedes leído —respondió don Quijote— los anales e historias de Ingalaterra, donde se tratan las famosas fazañas del rey Arturo, que continuamente en nuestro romance castellano llamamos «el rey Artús», de quien es tradición antigua y común en todo aquel reino de la Gran Bretaña que este rey no murió, sino que por arte de encantamento se convirtió en cuervo, y que andando los tiempos ha de volver a reinar y a cobrar su reino y cetro, a cuya causa no se probará que desde aquel tiempo a este haya ningún inglés muerto cuervo alguno? Pues en tiempo deste buen rey fue instituida aquella famosa orden de caballería de los caballeros de la Tabla Redonda, y pasaron, sin faltar un punto, los amores que allí se cuentan de don Lanzarote del Lago con la reina Ginebra, siendo medianera dellos y sabidora aquella tan honrada dueña Quintañona, de donde nació aquel tan sabido romance, y tan decantado en nuestra España, de Nunca fuera caballero de damas tan bien servido como fuera Lanzarote cuando de Bretaña vino. (p. 137) La materia de Bretaña. El rey Arturo convertido en cuervo lo del cuervo lo repite en el Persiles y no se sabe de dónde sale, porque no aparece en la Demanda do Sancto Graal y en su adecuación castellana Demanda del Sancto Grial, con los maravillosos hechos de Lanzarote del Lago. Sobre la supervivencia de Arturo en Avalon o Avalach dice Riquer: Felipe II al casarse con María de Tudor habría jurado que renunciaría al trono inglés si hubiera vuelto Arturo; lo cuenta Julian del Castillo (Historia de los reyes godos, Madrid, 1662), cfr. LOOMIS, pp. 64-71. Sir Thomas Malory cuenta al final de La Morte d’Arthur, ed. Penguin, vol. II, p. 519 Book XXI, Chapter 7: Of the opinion of some men of the death of King Arthur; and how Queen Guenever made her a nun in Almesbury. Yet some men say in many parts of England that King Arthur is not dead but had by the will of Our Lord Jesu into another place; and men say that he shall come again, and he shall win the holy cross. I will not say that it shall be so, but rather I will say here in this world he changed his life. But many men say that there is written upon his tomb this verse: HIC IACET ARTHURUS, REX QUONDAM REXQUE FUTURUS. Los caballeros de la tabla redonda con Lanzarote del lago y Ginebra. aunque la leyenda circula en España desde el XII, la fuente aquí parece el romance que cita a continuación, “Nunca fuera caballero / de damas tan bien servido,” burlesco, porque en el figura la dueña Quintañona como alcahueta. “Esa dueña Quintañona, / esa le escanciaba el vino, / la linda reina Ginebra / se lo acostaba consigo” Romancero, nº 59. Los Amadises, Tirant, don Felixmarte, don Belianís de los dos últimos dice que son casi del presente; en efecto, en el Belianís se habla de la toma de Granada y de la incorporación de Navarra (1512) como de hechos ya pasados. Pues desde entonces de mano en mano fue aquella orden de caballería estendiéndose y dilatándose por muchas y diversas partes del mundo, y en ella fueron famosos y conocidos por sus fechos el valiente Amadís de Gaula, con todos sus hijos y nietos, hasta la quinta generación, y el valeroso Felixmarte de Hircania, y el nunca como se debe alabado Tirante el Blanco, y casi que en nuestros días vimos y comunicamos y oímos al invencible y valeroso caballero don Belianís de Grecia. (p. 137). Explicación de lo que es una aventura Esto, pues, señores, es ser caballero andante, y la que he dicho es la orden de su caballería, en la cual, como otra vez he dicho, yo, aunque pecador, he hecho profesión, y lo mesmo que profesaron Ansí que, señor Ambrosio, ya que deis el cuerpo de vuestro amigo a la tierra, no queráis dar sus escritos al olvido, que si él ordenó como agraviado, no es bien que vos cumpláis como indiscreto; antes haced, dando la vida a estos papeles, que la tenga siempre la crueldad de Marcela, para que sirva de ejemplo, en los tiempos que están por venir, a los vivientes, para que se aparten y huyan de caer en semejantes despeñaderos; (p. 145) 3) Se ponen en círculo y lee. Los demás papeles serán quemados. Son espectadores de un entierro del que han oído hablar y, desviando su camino, han ido a ver lo que pasa, Anoche supimos la muerte de Grisóstomo y que en este lugar había de ser enterrado, y así, de curiosidad y de lástima, dejamos nuestro derecho viaje y acordamos de venir a ver con los ojos lo que tanto nos había lastimado en oíllo. Y en pago desta lástima y del deseo que en nosotros nació de remedialla si pudiéramos, te rogamos, ¡oh discreto Ambrosio!, a lo menos, yo te lo suplico de mi parte, que, dejando de abrasar estos papeles, me dejes llevar algunos dellos. (p. 145) Se ha enlazado la trama principal (las caballerías de DQ) con la historia pastoril que se desarrola como un espectáculo: el entierro con espectadores-actores de las dos series, la caballeresca y la pastoril, y con un personaje externo (Vivaldo) que dialoga con DQ mientras van de camino. CAPÍTULO 14 Donde se ponen los versos desesperados del difunto pastor, con otros no esperados sucesos El Q original primitivo puede haber sido reelaborado y algunos episodios haber sido movidos de sitio durante el proceso de impresión, mientras Cervantes iba corrigiendolas pruebas de imprenta (le bozze); esto afecta sobre todo a los capítulos 11-14. La historia de los cabreros y de Marcela y Grisóstomo en la versión anterior estaba después, con las aventuras de Sierra Morena, poco antes de la penitencia de DQ; durante la corrección de las pruebas se intercala antes del episodio de los yangüeses (actual capítulo 15, pero mencionado en el epígrafe del capítulo 10). Lo hace para equilibrar la narración, porque el interludio rústico-pastoril era demasiado largo. Con las prisas de acabar pronto la correción, Cervantes se olvida de hacer robar a Ginés de Pasamonte el rucio (asino) de Sancho (lo veremos más adelante). ¿Por qué tiene prisa Cervantes? Porque quiere adelantarse a la publicación de dos novelas picarescas que están a punto de salir, el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán (que sale antes, en 1604), y la Pícara Justina de Francisco López de Úbeda (que sale en 1605) En el capítulo 14 se pone fin a la novela intercalada haciendo intervenir a Marcela. Narrativamente se ha ido por lo tanto del pasado al presente. Hay dos ejes discursivos en el capítulo: I) la “Canción desesperada” de Grisóstomo; II) la exculpación de Marcela I) La “Canción desesperada” de Grisóstomo Ya que quieres, cruel, que se publique 8 estrofas con esquema ABCABCCDEEDCFFGHG FFGHG. Según Martín de Riquer la existencia de un masnuscrito en la Biblioteca Colombina de Sevilla con variantes de autor hace pensar que quizás hubiera sido escrita antes de la novela, lo que explicaría lo poco que tienen que ver con la historia de Marcela y Grisóstomo). El propio Ambrosio nota la poca adecuación entre el argumento de la canción y la historia (p. 140), pues Marcela es honrada y no ha dado motivo de celos II) La exculpación de Marcela 1) Aparición de Marcela Marcela aparece como una maravillosa visión (cfr. Rosaura en La vida es sueño): iconografía barroca Y queriendo leer otro papel de los que había reservado del fuego, lo estorbó una maravillosa visión —que tal parecía ella— que improvisamente se les ofreció a los ojos; y fue que por cima de la peña donde se cavaba la sepultura pareció la pastora Marcela, tan hermosa, que pasaba a su fama su hermosura. Los que hasta entonces no la habían visto la miraban con admiración y silencio, y los que ya estaban acostumbrados a verla no quedaron menos suspensos que los que nunca la habían visto. Mas apenas la hubo visto Ambrosio, cuando con muestras de ánimo indignado le dijo: —¿Vienes a ver, por ventura, ¡oh fiero basilisco destas montañas!, si con tu presencia vierten sangre las heridas deste miserable a quien tu crueldad quitó la vida? ¿O vienes a ufanarte en las crueles hazañas de tu condición? ¿O a ver desde esa altura, como otro despiadado Nero, el incendio de su abrasada Roma? ¿O a pisar arrogante este desdichado cadáver, como la ingrata hija al de su padre Tarquino? Dinos presto a lo que vienes o qué es aquello de que más gustas, que, por saber yo que los pensamientos de Grisóstomo jamás dejaron de obedecerte en vida, haré que, aun él muerto, te obedezcan los de todos aquellos que se llamaron sus amigos. (pp. 140-141) 2) Discurso de Marcela (alegato exculpatorio) Frialdad racional. “Summa de bachillería” para muchos críticos. —No vengo, ¡oh Ambrosio!, a ninguna cosa de las que has dicho —respondió Marcela—, sino a volver por mí misma y a dar a entender cuán fuera de razón van todos aquellos que de sus penas y de la muerte de Grisóstomo me culpan; y, así, ruego a todos los que aquí estáis me estéis atentos, que no será menester mucho tiempo ni gastar muchas palabras para persuadir una verdad a los discretos. Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera, que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura, y por el amor que me mostráis decís y aun queréis que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. (p. 153) a) pone en evidencia las contradicciones de los libros de pastores cuando vinculan deterministicamente el concepto de belleza a la filosofía amorosa que rige las historias que se narran b) si se lleva al extremo el neoplatonismo quegobierna los “casos” de amor en las novelas pastoriles, se llegaría al caos Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas hermosuras enamoran: que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad; que si todas las bellezas enamorasen y rindiesen, sería un andar las voluntades confusas y descaminadas, sin saber en cuál habían de parar, porque, siendo infinitos los sujetos hermosos, infinitos habían de ser los deseos. (p. 153) c) frente a la teoría “todo lo hermoso es amable” la vida demuestra que no todas las “hermosuras enamoran: que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad” Y más, que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir «Quiérote por hermosa: hasme de amar aunque sea feo». Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas hermosuras enamoran: que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad; (p. 142) d) Marcela elige la vida pastoril buscando la libertad, no la sujección al modelo pastoril (por lo tanto lo destruye). Unida a la honestidad y al no casarse (lo que proponía Antonio en su romance a Olalla en el cap. 11). pone el problema del matrimonio, los erasmistas y Trento. Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? Cuanto más, que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo, que tal cual es el cielo me la dio de gracia, sin yo pedilla ni escogella. Y así como la víbora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata, por habérsela dado naturaleza, tampoco yo merezco ser reprehendida por ser hermosa, que la hermosura en la mujer honesta es como el fuego apartado o como la espada aguda, que ni él quema ni ella corta a quien a ellos no se acerca. La honra y las virtudes son adornos del alma, sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe de parecer hermoso. Pues si la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma más adornan y hermosean, ¿por qué la ha de perder la que es amada por hermosa, por corresponder a la intención de aquel que, por solo su gusto, con todas sus fuerzas e industrias procura que la pierda? Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos: los árboles destas montañas son mi compañía; las claras aguas destos arroyos, mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras; y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grisóstomo, ni a otro alguno el fin de ninguno dellos, bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. Este general desengaño sirva a cada uno de los que me solicitan de su particular provecho; y entiéndase de aquí adelante que si alguno por mí muriere, no muere de celoso ni desdichado, porque quien a nadie quiere a ninguno debe dar celos, que los desengaños no se han de tomar en cuenta de desdenes. El que me llama fiera y basilisco déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata no me sirva; el que desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida ni los buscará, servirá, conocerá ni seguirá en ninguna manera. Que si a Grisóstomo mató su impaciencia y arrojado deseo, ¿por qué se ha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres? Yo, como sabéis, tengo riquezas propias, y no codicio las ajenas; tengo libre condición, y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a este ni solicito aquel; ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera. (p. 155) Marcela se va y algunos sin hacer caso de lo que ha dicho (el manifiesto desengaño) sienten tal atracción que quieren seguirla pero DQ lo impide: Y en diciendo esto, sin querer oír respuesta alguna, volvió las espaldas y se entró por lo más cerrado de un monte que allí cerca estaba, dejando admirados tanto de su discreción como de su hermosura a todos los que allí estaban. Y algunos dieron muestras (de aquellos que de la poderosa flecha de los rayos de sus bellos ojos estaban heridos) de quererla seguir, sin aprovecharse del manifiesto desengaño que habían oído. Lo cual visto por don Quijote, pareciéndole que allí venía bien usar de su caballería, socorriendo a las doncellas menesterosas, puesta la mano en el puño de su espada, en altas e inteligibles voces dijo: —Ninguna persona, de cualquier estado y condición que sea, se atreva a seguir a la hermosa Marcela, so pena de caer en la furiosa indignación mía. Ella ha mostrado con claras y suficientes razones la poca o ninguna culpa que ha tenido en la muerte de Grisóstomo y cuán ajena vive de condescender con los deseos de ninguno de sus amantes; a cuya causa es justo que, en lugar de ser seguida y perseguida, sea honrada y estimada de todos los buenos del mundo, pues muestra que en él ella es sola la que con tan honesta intención vive. e) DQ actúa por lo tanto de juez cerrando el contencioso y exculpa a Marcela. Sin embargo, el epitafio de Ambrosio la considera culpable: hay más de un punto de vista. Yo por mi parte comparo el paso con Ficino sobre la atracción: Grisóstomo, al ser desdeñado, está muerto, y como tal aparece en la narración. Leer el texto de Ficino 2 Jamás tal creí de Rocinante, que le tenía por persona casta y tan pacífica como yo. En fin, bien dicen que es menester mucho tiempo para venir a conocer las personas, y que no hay cosa segura en esta vida (p. 163) Recordar que en más ocasiones Cervantes hace protagonistas de sus narraciones a los animales, por ejemplo en la novela ejemplar El coloquio de los perros ya mencionada. Es algo que encontramos en la literatura griega ya desde Esopo, que adquiere gran importancia en los diálogos de Luciano de Samosata (autor preferido de los erasmistas). Al final se anuncia la penitencia de Amadís como Beltenebrós (Amadís II, 48, ss) para depurar el alma. Lo desarrollará en el cap. 25. CAPÍTULO 16 De lo que le sucedió al ingenioso hidalgo en la venta que él se imaginaba ser castillo Arrivati alla venta di Juan Palomeque el Zurdo, DQ vive una AVENTURA ERÓTICA narrada como si fuera una acción de entremés, es por lo tanto una escena cómica que va in crescendo. Se trata de una nueva variación sobre el tema de la atracción amorosa: la 1ª era la del aspirante poeta Grisóstomo y la bella Marcela; la 2º la de Rocinante y las jacas gallegas; en la 3ª Cervantes pone a DQ ante un peligro pues se siente atraído por una figura femenina que NO ES DULCINEA sino la confusión de dos doncellas: una bella (la hija del ventero, que él ve como la hija del señor del castillo, inocente y honesta) y una no solo fea sino feísima (la sierva Maritornes, que no es propiamente una doncella, pues como las mozas distraídas de la 1ª venta, tiene tratos amorosos con los arrieros de paso por la venta) 1) A su llegada a la venta, le curan las tres mujeres: la madre (la caridad), la hija adolescente (la belleza, DQ se siente atraído por ella), y la sierva Maritornes (el amor ferino o carnal en términos neoplatónicos: feísima, y muy hidalga pues no falta jamás a su palabra) Tenía el ventero por mujer a una no de la condición que suelen tener las de semejante trato, porque naturalmente era caritativa y se dolía de las calamidades de sus prójimos; y, así, acudió luego a curar a don Quijote y hizo que una hija suya doncella, muchacha y de muy buen parecer, la ayudase a curar a su huésped. Servía en la venta asimesmo una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana. Verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas: no tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar al suelo más de lo que ella quisiera. Esta gentil moza, pues, ayudó a la doncella, y las dos hicieron una muy mala cama a don Quijote en un camaranchón que en otros tiempos daba manifiestos indicios que había servido de pajar muchos años; en la cual también alojaba un arriero, que tenía su cama hecha un poco más allá de la de nuestro don Quijote (p. 168) 2) Sancho inventa una mentira (está aprendiendo a mentir): no le duelen los golpes que le dieron los arrieros, sino los golpes que DQ ha recibido al caerse. La hija se lo cree y lo justifica con un sueño (una pesadilla), la de caer de una torre: de esta joven no sabremos nada más, sólo lo que sueña (entramos por la tanto en su inconsciente). [Nota para los apasionados lectores: el tema lo desarrollará Cervantes en la IIª parte del Quijote, en el episodio de la cueva de Montesinos (capítulos 22-24), donde entramos verdaderamente en el inconsciente de DQ] —No caí —dijo Sancho Panza—, sino que, del sobresalto que tomé de ver caer a mi amo, de tal manera me duele a mí el cuerpo, que me parece que me han dado mil palos. —Bien podrá ser eso —dijo la doncella—, que a mí me ha acontecido muchas veces soñar que caía de una torre abajo y que nunca acababa de llegar al suelo, y cuando despertaba del sueño hallarme tan molida y quebrantada como si verdaderamente hubiera caído. —Ahí está el toque, señora —respondió Sancho Panza—, que yo, sin soñar nada, sino estando más despierto que ahora estoy, me hallo con pocos menos cardenales que mi señor don Quijote. (p. 169) ahí está el toque, Sancho empieza a hablar como DQ, a justificar con palabras lo que quiere o cree creer (cf. DQ cuando dice: «ahí está el punto, que volverse loco un caballero...», I, 25, p. 276). 3 3) Sancho explica a Maritornes qué son caballerías y aventuras. —¿Qué es caballero aventurero? —replicó la moza. —¿Tan nueva sois en el mundo, que no lo sabéis vos? —respondió Sancho Panza—. Pues sabed, hermana mía, que caballero aventurero es una cosa que en dos palabras se ve apaleado y emperador: hoy está la más desdichada criatura del mundo y la más menesterosa, y mañana tendría dos o tres coronas de reinos que dar a su escudero. (p. 169). 4) DQ siente atraído por la doncella pero se acuerda de Dulcinea (a la que no puede ser infiel); así se lo dice a la madre, pero ni ella, ni la hija ni Maritornes entienden una palabra de lo que dice —Creedme, fermosa señora, que os podéis llamar venturosa por haber alojado en este vuestro castillo a mi persona, que es tal, que si yo no la alabo es por lo que suele decirse que la alabanza propria envilece; pero mi escudero os dirá quién soy. Solo os digo que tendré eternamente escrito en mi memoria el servicio que me habedes fecho, para agradecéroslo mientras la vida me durare; y pluguiera a los altos cielos que el amor no me tuviera tan rendido y tan sujeto a sus leyes, y los ojos de aquella hermosa ingrata que digo entre mis dientes que los desta fermosa doncella fueran señores de mi libertad. Confusas estaban la ventera y su hija y la buena de Maritornes oyendo las razones del andante caballero, que así las entendían como si hablara en griego, (p. 170) 5) El trato entre Maritornes la “hidalga” y el arriero. Maritornes ha dado su palabra a un arriero de ir por la noche a su cama, y como la asturiana es hidalga (de sangre limpia, y por lo tanto noble) tieneque cumplir. Notar el doble sentido de los términos usados por Cervantes, que emplea la ironía para describir a Maritornes NO como una vulgar prostituta sino como una especie de noble decaída (así se ve ella) a causa de desgracias y malos sucesos; es decir, Maritornes NO es solo un tipo sino que tiene una personalidad (sabemos más de ella que de la hija del ventero), y notad al final del capítulo que además es generosa, pues paga ella la cuenta de DQ y Sancho Había el arriero concertado con ella que aquella noche se refocilarían juntos, y ella le había dado su palabra de que, en estando sosegados los huéspedes y durmiendo sus amos, le iría a buscar y satisfacerle el gusto en cuanto le mandase. Y cuéntase desta buena moza que jamás dio semejantes palabras que no las cumpliese, aunque las diese en un monte y sin testigo alguno, porque presumía muy de hidalga, y no tenía por afrenta estar en aquel ejercicio de servir en la venta, porque decía ella que desgracias y malos sucesos la habían traído a aquel estado. (p. 157) 6) El arriero que duerme en establo con DQ y Sancho es morisco, pues dice que era pariente de Cide Hamete, HISTORIADOR PUNTUAL. De esta manera nos recuerda que no es el narrador el responsable del nivel ínfimo de lo contado (las cosas mínimas y rateras que se cuentan), sino el historiador. El duro, estrecho, apocado y fementido lecho de don Quijote estaba primero en mitad de aquel estrellado establo, y luego junto a él hizo el suyo Sancho, que solo contenía una estera de enea y una manta, que antes mostraba ser de anjeo tundido que de lana. Sucedía a estos dos lechos el del arriero, fabricado, como se ha dicho, de las enjalmas y de todo el adorno de los dos mejores mulos que traía [...] uno de los ricos arrieros de Arévalo, según lo dice el autor desta historia, que deste arriero hace particular mención porque le conocía muy bien, y aun quieren decir que era algo pariente suyo. Fuera de que Cide Mahamate Benengeli fue historiador muy curioso y muy puntual en todas las cosas y échase bien de ver, pues las que quedan referidas, con ser tan mínimas y tan rateras, no las quiso pasar en silencio; 7) Las imaginaciones de DQ. El descanso y el bienestar de la cura se acrecientan durante la noche ya en la cama (silencio): DQ se imagina caballero-huesped y que la doncella está llegando a amenazar su honestidad y él, pensando en Dulcinea, tiene que rechazarla: Esta maravillosa quietud y los pensamientos que siempre nuestro caballero traía de los sucesos que a cada paso se cuentan en los libros autores de su desgracia, le trujo a la imaginación una de las estrañas locuras que buenamente imaginarse pueden; y fue que él se imaginó haber llegado a un famoso castillo (que, como se ha dicho, castillos eran a su parecer todas las ventas donde alojaba) y que la hija del ventero lo era del señor del castillo, la cual, vencida de su gentileza, se había enamorado dél y 4 prometido que aquella noche, a furto de sus padres, vendría a yacer con él una buena pieza; y teniendo toda esta quimera que él se había fabricado por firme y valedera, se comenzó a acuitar y a pensar en el peligroso trance en que su honestidad se había de ver, y propuso en su corazón de no cometer alevosía a su señora Dulcinea del Toboso, aunque la mesma reina Ginebra con su dama Quintañona se le pusiesen delante (p. 172) 8) DQ y el deseo. Llega la puntualísima Maritornes yendo a la cama del arriero Y LO QUE DICE DQ ES LA EXPRESIÓN MÁS DIRECTA DEL DESEO SEXUAL QUE HARÁ EN TODO EL LIBRO. TAMBIÉN ES LA QUE PRODUCE EL MAYOR EFECTO PARÓDICO. Pensando, pues, en estos disparates, se llegó el tiempo y la hora (que para él fue menguada) de la venida de la asturiana, la cual, en camisa y descalza, cogidos los cabellos en una albanega de fustán, con tácitos y atentados pasos, entró en el aposento donde los tres alojaban, en busca del arriero. Pero apenas llegó a la puerta, cuando don Quijote la sintió y, sentándose en la cama, a pesar de sus bizmas y con dolor de sus costillas, tendió los brazos para recebir a su fermosa doncella. La asturiana, que toda recogida y callando iba con las manos delante buscando a su querido, topó con los brazos de don Quijote, el cual la asió fuertemente de una muñeca y tirándola hacia sí, sin que ella osase hablar palabra, la hizo sentar sobre la cama. Tentóle luego la camisa, y, aunque ella era de arpillera, a él le pareció ser de finísimo y delgado cendal. Traía en las muñecas unas cuentas de vidro, pero a él le dieron vislumbres de preciosas perlas orientales. Los cabellos, que en alguna manera tiraban a crines, él los marcó por hebras de lucidísimo oro de Arabia, cuyo resplandor al del mesmo sol escurecía; y el aliento, que sin duda alguna olía a ensalada fiambre y trasnochada, a él le pareció que arrojaba de su boca un olor suave y aromático; y, finalmente, él la pintó en su imaginación, de la misma traza y modo, lo que había leído en sus libros de la otra princesa que vino a ver el malferido caballero vencida de sus amores, con todos los adornos que aquí van puestos. Y era tanta la ceguedad del pobre hidalgo, que el tacto ni el aliento ni otras cosas que traía en sí la buena doncella no le desengañaban, las cuales pudieran hacer vomitar a otro que no fuera arriero; antes le parecía que tenía entre sus brazos a la diosa de la hermosura. Y, teniéndola bien asida, con voz amorosa y baja le comenzó a decir: —Quisiera hallarme en términos, fermosa y alta señora, de poder pagar tamaña merced como la que con la vista de vuestra gran fermosura me habedes fecho; pero ha querido la fortuna, que no se cansa de perseguir a los buenos, ponerme en este lecho, donde yago tan molido y quebrantado, que aunque de mi voluntad quisiera satisfacer a la vuestra fuera imposible. Y más, que se añade a esta imposibilidad otra mayor, que es la prometida fe que tengo dada a la sin par Dulcinea del Toboso, única señora de mis más escondidos pensamientos; que si esto no hubiera de por medio, no fuera yo tan sandio caballero, que dejara pasar en blanco la venturosa ocasión en que vuestra gran bondad me ha puesto. (p. 173-174) 9) El arriero oye las razones de DQ pero no entiende nada, y celoso lo ataca con furia Maritornes estaba congojadísima y trasudando de verse tan asida de don Quijote, y, sin entender ni estar atenta a las razones que le decía, procuraba sin hablar palabra desasirse. El bueno del arriero, a quien tenían despierto sus malos deseos, desde el punto que entró su coima por la puerta la sintió, estuvo atentamente escuchando todo lo que don Quijote decía, y, celoso de que la asturiana le hubiese faltado la palabra por otro, se fue llegando más al lecho de don Quijote y estúvose quedo hasta ver en qué paraban aquellas razones que él no podía entender; pero como vio que la moza forcejaba por desasirse y don Quijote trabajaba por tenella, pareciéndole mal la burla, enarboló el brazo en alto y descargó tan terrible puñada sobre las estrechas quijadas del enamorado caballero, que le bañó toda la boca en sangre; y, no contento con esto, se le subió encima de las costillas y con los pies más que de trote se las paseó todas de cabo a cabo. (p. 174) 10) La cama se hunde, llega el ventero que sospecha de la puta Maritornes. Ésta se esconde en la cama de Sancho. Evidentemente no es la 1ª vez que hay un escándalo a causa de Maritornes El lecho, que era un poco endeble y de no firmes fundamentos, no pudiendo sufrir la añadidura del arriero, dio consigo en el suelo, a cuyo gran ruido despertó el ventero y luego imaginó que debían de ser pendencias de Maritornes, porque, habiéndola llamado a voces, no respondía. Con esta sospecha se levantó y, encendiendo un candil, se fue hacia donde había sentido la pelaza. La moza, viendo que su amo venía y que era de condición terrible, toda medrosica y alborotada se acogió a la cama de Sancho Panza, que aún dormía, y allí se acorrucó y se hizo un ovillo. El ventero entró diciendo: —¿Adónde estás, puta? A buen seguro que son tus cosas éstas. (p. 175) 7 mandó que le arropasen y le dejasen solo. Hiciéronlo ansí y quedóse dormido más de tres horas, al cabo de las cuales despertó y se sintió aliviadísimo del cuerpo y en tal manera mejor de su quebrantamiento, que se tuvo por sano y verdaderamente creyó que había acertado con el bálsamo de Fierabrás y que con aquel remedio podía acometer desde allí adelante sin temor alguno cualesquiera ruinas, batallas y pendencias, por peligrosas que fuesen. (p. 181) 6) Sancho le pide el resto y sel echa al caletre: DESASTRE. DQ CREE QUE LA CAUSA ES QUE ÉL NO ES CABALLERO. Se desagua por entrambas canales, pone perdido el catre, se duerme y se despierta molido —Yo creo, Sancho, que todo este mal te viene de no ser armado caballero, porque tengo para mí que este licor no debe de aprovechar a los que no lo son. —Si eso sabía vuestra merced —replicó Sancho—, ¡mal haya yo y toda mi parentela!, ¿para qué consintió que lo gustase? 7) Repuesto, DQ decide ir a sus aventuras. Despedida. Mira con ojos lánguidos a la hija del ventero y todos entienden OTRA COSA (que le duelen las costillas), porque a nadie se le ocurre pensar que DQ tenga pensamientos amorosos Estábanle mirando todos cuantos había en la venta, que pasaban de más de veinte personas; mirábale también la hija del ventero, y él también no quitaba los ojos della, y de cuando en cuando arrojaba un sospiro, que parecía que le arrancaba de lo profundo de sus entrañas, y todos pensaban que debía de ser del dolor que sentía en las costillas —a lo menos pensábanlo aquellos que la noche antes le habían visto bizmar. (p. 182) 8) DQ descubre que el castillo es una venta. El ventero pide la cuenta y DQ se ofrece a pagar con algún desagravio pero se niega a pagar en nombre de la caballería. —Muchas y muy grandes son las mercedes, señor alcaide, que en este vuestro castillo he recebido, y quedo obligadísimo a agradecéroslas todos los días de mi vida. Si os las puedo pagar en haceros vengado de algún soberbio que os haya fecho algún agravio, sabed que mi oficio no es otro sino valer a los que poco pueden y vengar a los que reciben tuertos y castigar alevosías. [...] —Señor caballero, yo no tengo necesidad de que vuestra merced me vengue ningún agravio, porque yo sé tomar la venganza que me parece, cuando se me hacen. Solo he menester que vuestra merced me pague el gasto que esta noche ha hecho en la venta, así de la paja y cebada de sus dos bestias como de la cena y camas. —Luego ¿venta es esta? —replicó don Quijote. —Y muy honrada —respondió el ventero. —Engañado he vivido hasta aquí —respondió don Quijote—, que en verdad que pensé que era castillo, y no malo; pero pues es ansí que no es castillo, sino venta, lo que se podrá hacer por agora es que perdonéis por la paga , que yo no puedo contravenir a la orden de los caballeros andantes, de los cuales sé cierto, sin que hasta ahora haya leído cosa en contrario, que jamás pagaron posada ni otra cosa en venta donde estuviesen, porque se les debe de fuero y de derecho cualquier buen acogimiento que se les hiciere, en pago del insufrible trabajo que padecen buscando las aventuras de noche y de día, en invierno y en verano, a pie y a caballo, con sed y con hambre, con calor y con frío, sujetos a todas las inclemencias del cielo y a todos los incómodos de la tierra. (p. 182-183) 9) Discuten. El ventero reclama la cuenta a Sancho que se niega asimilando su discurso al de DQ El ventero, que le vio ir y que no le pagaba, acudió a cobrar de Sancho Panza, el cual dijo que pues su señor no había querido pagar, que tampoco él pagaría, porque, siendo él escudero de caballero andante como era, la mesma regla y razón corría por él como por su amo en no pagar cosa alguna en los mesones y ventas (p. 183-184) 10) Sancho es manteado [lanciato in aria con una coperta presa per i 4 angoli] por unos juerguistas (que tampoco querrían pagar) el episodio demuestra que Cervantes había leído el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, donde Guzmán manteado en Génova (I, III, 1, ed. Cátedra p. 381), Quiso la mala suerte del desdichado Sancho que entre la gente que estaba en la venta se hallasen cuatro perailes de Segovia, tres agujeros del Potro de Córdoba y dos vecinos de la Heria de Sevilla, gente alegre, bienintencionada, maleante y juguetona, los cuales, casi como instigados y movidos de un mesmo espíritu, 8 se llegaron a Sancho, y, apeándole del asno, uno dellos entró por la manta de la cama del huésped, y, echándole en ella, alzaron los ojos y vieron que el techo era algo más bajo de lo que habían menester para su obra y determinaron salirse al corral, que tenía por límite el cielo; y allí, puesto Sancho en mitad de la manta, comenzaron a levantarle en alto y a holgarse con él como con perro por carnestolendas. (p. 184) 11) DQ oye el jaleo (está ya fuera), vuelve pero la venta está cerrada, VE subir y bajar al pobre Sancho. El narrador entra en la psique del personaje (tengo para mí que se riera) Viole bajar y subir por el aire con tanta gracia y presteza, que, si la cólera le dejara, tengo para mí que se riera. (p. 184) 12) Maritornes (compasiva) le ofrece agua, DQ el bálsamo (que rechaza). Pide vino (que paga Maritornes) y se va tan contento de no haber pagado, pero el ventero se ha quedado con sus alforjas, cosa que ni nota. Trujéronle allí su asno y, subiéndole encima, le arroparon con su gabán; y la compasiva de Maritornes, viéndole tan fatigado, le pareció ser bien socorrelle con un jarro de agua, y, así, se le trujo del pozo, por ser más frío. Tomóle Sancho y, llevándole a la boca, se paró a las voces que su amo le daba, diciendo: —Hijo Sancho, no bebas agua; hijo, no la bebas, que te matará. ¿Ves? Aquí tengo el santísimo bálsamo —y enseñábale la alcuza del brebaje—, que con dos gotas que dél bebas sanarás sin duda. A estas voces volvió Sancho los ojos, como de través, y dijo con otras mayores: —¿Por dicha hásele olvidado a vuestra merced como yo no soy caballero, o quiere que acabe de vomitar las entrañas que me quedaron de anoche? Guárdese su licor con todos los diablos, y déjeme a mí. Y el acabar de decir esto y el comenzar a beber todo fue uno; mas como al primer trago vio que era agua, no quiso pasar adelante y rogó a Maritornes que se le trujese de vino, y así lo hizo ella de muy buena voluntad, y lo pagó de su mesmo dinero: porque, en efecto, se dice della que, aunque estaba en aquel trato, tenía unas sombras y lejos de cristiana. Así como bebió Sancho, dio de los carcaños a su asno y, abriéndole la puerta de la venta de par en par, se salió della, muy contento de no haber pagado nada y de haber salido con su intención, aunque había sido a costa de sus acostumbrados fiadores, que eran sus espaldas. Verdad es que el ventero se quedó con sus alforjas, en pago de lo que se le debía; mas Sancho no las echó menos, según salió turbado. (p. 185-186) Acaba en ambiente picaresco. A la venta no volverán hasta la IV parte de la Iª parte (I, 36). SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 17 CAPÍTULOS 18-20 IIIª PARTE: CAPÍTULOS 15-27 CAPÍTULO 18 Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza con su señor don Quijote, con otras aventuras dignas de ser contadas DQ y Sancho hablan de lo sucedido en la venta: DQ lamenta que a causa de los encantadores, no haya podido ayudar a Sancho cuando le manteaba; Sancho, que sabe ver la realidad, dice el nombre y los apellidos de los manteadores y gracias a eso sabemos que el ventero es Juan Palomeque el Zurdo. Sancho no entiende qué tipo de aventuras son las suyas: —Así debe de ser —respondió Sancho—, puesto que yo no lo sé; solo sé que, después que somos caballeros andantes, o vuestra merced lo es (que yo no hay para qué me cuente en tan honroso número), jamás hemos vencido batalla alguna, si no fue la del vizcaíno, y aun de aquella salió vuestra merced con media oreja y media celada menos; que después acá todo ha sido palos y más palos, puñadas y más puñadas, llevando yo de ventaja el manteamiento, y haberme sucedido por personas encantadas, de quien no puedo vengarme para saber hasta dónde llega el gusto del vencimiento del enemigo, como vuestra merced dice. (p. 187) LA AVENTURA DE LOS REBAÑOS 1) Una polvadera provocada por unos rebaños le parece a DQ un ejército, e inmediatamente Sancho descubre otra: ¿Ves aquella polvareda que allí se levanta, Sancho? Pues toda es cuajada de un copiosísimo ejército que de diversas e innumerables gentes por allí viene marchando. —A esa cuenta, dos deben de ser —dijo Sancho—, porque desta parte contraria se levanta asimesmo otra semejante polvareda. (p. 188) 2) El narrador explica que son dos rebaños de corderos y carneros, y que lo que DQ ve es fruto de su fantasía Volvió a mirarlo don Quijote y vio que así era la verdad y, alegrándose sobremanera, pensó sin duda alguna que eran dos ejércitos que venían a embestirse y a encontrarse en mitad de aquella espaciosa llanura. Porque tenía a todas horas y momentos llena la fantasía de aquellas batallas, encantamentos, sucesos, desatinos, amores, desafíos, que en los libros de caballerías se cuentan, y todo cuanto hablaba, pensaba o hacía era encaminado a cosas semejantes. Y la polvareda que había visto la levantaban dos grandes manadas de ovejas y carneros que por aquel mesmo camino de dos diferentes partes venían, las cuales, con el polvo, no se echaron de ver hasta que llegaron cerca. Y con tanto ahínco afirmaba don Quijote que eran ejércitos, que Sancho lo vino a creer y a decirle: —Señor, pues ¿qué hemos de hacer nosotros? —¿Qué? —dijo don Quijote—. Favorecer y ayudar a los menesterosos y desvalidos. Y has de saber, Sancho, que este que viene por nuestra frente le conduce y guía el grande emperador Alifanfarón, señor de la grande isla Trapobana; este otro que a mis espaldas marcha es el de su enemigo, el rey de los garamantas, Pentapolín del Arremangado Brazo, porque siempre entra en las batallas con el brazo derecho desnudo. 3) Doble ceguera de DQ producida por el polvo y por la imaginación. Hiciéronlo ansí y pusiéronse sobre una loma, desde la cual se vieran bien las dos manadas que a don Quijote se le hicieron ejército, si las nubes del polvo que levantaban no les turbara y cegara la vista; enlutados hasta los pies de las mulas, que bien vieron que no eran caballos en el sosiego con que caminaban. Iban los encamisados murmurando entre sí con una voz baja y compasiva. Esta estraña visión, a tales horas y en tal despoblado, bien bastaba para poner miedo en el corazón de Sancho y aun en el de su amo; y así fuera en cuanto a don Quijote , que ya Sancho había dado al través con todo su esfuerzo. Lo contrario le avino a su amo, al cual en aquel punto se le representó en su imaginación al vivo que aquella era una de las aventuras de sus libros (p. 201). Figurósele que la litera eran andas donde debía de ir algún malferido o muerto caballero, cuya venganza a él solo estaba reservada, y, sin hacer otro discurso, enristró su lanzón, púsose bien en la silla, y con gentil brío y continente se puso en la mitad del camino por donde los encamisados forzosamente habían de pasar, y cuando los vio cerca alzó la voz y dijo: —Deteneos, caballeros, o quienquiera que seáis, y dadme cuenta de quién sois, de dónde venís, adónde vais, que es lo que en aquellas andas lleváis; que, según las muestras, o vosotros habéis fecho o vos han fecho algún desaguisado, y conviene y es menester que yo lo sepa, o bien para castigaros del mal que fecistes o bien para vengaros del tuerto que vos ficieron. (p. 201-202) 3) Confusión carnavalesca. DQ parece UN DIABLO Todos los encamisados era gente medrosa y sin armas, y, así, con facilidad en un momento dejaron la refriega y comenzaron a correr por aquel campo, con las hachas encendidas, que no parecían sino a los de las máscaras que en noche de regocijo y fiesta corren. Los enlutados asimesmo, revueltos y envueltos en sus faldamentos y lobas, no se podían mover, así que muy a su salvo don Quijote los apaleó a todos y les hizo dejar el sitio mal de su grado, porque todos pensaron que aquel no era hombre, sino diablo del infierno, que les salía a quitar el cuerpo muerto que en la litera llevaban. (p. 202) 4) Las aventuras de DQ son desventuras para sus víctimas. Es la simple traslación a Segovia del cuerpo de uno muerto en Baeza (Jaen) con 11 sacerdotes. Entre ellos viene el bachiller Alonso López , al que dice: —Pues ¿quién diablos os ha traído aquí —dijo don Quijote—, siendo hombre de Iglesia? —¿Quién, señor? —replicó el caído—. Mi desventura. 5) En vista de que ha sido Dios quien ha matado al muerto (de calenturas) no hay nada que hacer. Se justifica diciendo que los creía DIABLOS —No todas las cosas —respondió don Quijote— suceden de un mismo modo. El daño estuvo, señor bachiller Alonso López, en venir como veníades, de noche, vestidos con aquellas sobrepellices, con las hachas encendidas, rezando, cubiertos de luto, que propiamente semejábades cosa mala y del otro mundo; y, así, yo no pude dejar de cumplir con mi obligación acometiéndoos, y os acometiera aunque verdaderamente supiera que érades los mesmos satanases del infierno, que por tales os juzgué y tuve siempre. (p. 201) 6) Entre tanto, Sancho desvalija a los curas, y a continuación DA A DQ EL NOMBRE DE CABALLERO DE LA TRISTE FIGURA. Diálogo: Sancho da una razón descriptiva (falta de dientes), mientras DQ alude al sabio historiador que escribirá en el futuro Dio luego voces a Sancho Panza que viniese, pero él no se curó de venir, porque andaba ocupado desvalijando una acémila de repuesto que traían aquellos buenos señores, bien bastecida de cosas de comer. Hizo Sancho costal de su gabán y, recogiendo todo lo que pudo y cupo en el talego, cargó su jumento, y luego acudió a las voces de su amo y ayudó a sacar al señor bachiller de la opresión de la mula, y, poniéndole encima della, le dio la hacha; y don Quijote le dijo que siguiese la derrota de sus compañeros, a quien de su parte pidiese perdón del agravio que no había sido en su mano dejar de haberle hecho. Díjole también Sancho: —Si acaso quisieren saber esos señores quién ha sido el valeroso que tales los puso, diráles vuestra merced que es el famoso don Quijote de la Mancha, que por otro nombre se llama el Caballero de la Triste Figura. (p. 205) Con esto se fue el bachiller, y don Quijote preguntó a Sancho que qué le había movido a llamarle «el Caballero de la Triste Figura», más entonces que nunca. —Yo se lo diré —respondió Sancho—, porque le he estado mirando un rato a la luz de aquella hacha que lleva aquel malandante, y verdaderamente tiene vuestra merced la más mala figura, de poco acá, que jamás he visto; y débelo de haber causado, o ya el cansancio deste combate, o ya la falta de las muelas y dientes. —No es eso —respondió don Quijote—, sino que el sabio a cuyo cargo debe de estar el escribir la historia de mis hazañas le habrá parecido que será bien que yo tome algún nombre apelativo como lo tomaban todos los caballeros pasados: cuál se llamaba el de la Ardiente Espada; cuál, el del Unicornio; aquel, el de las Doncellas; aqueste, el del Ave Fénix; el otro, el caballero del Grifo; estotro, el de la Muerte; y por estos nombres e insignias eran conocidos por toda la redondez de la tierra. Y, así, digo que el sabio ya dicho te habrá puesto en la lengua y en el pensamiento ahora que me llamases el Caballero de la Triste Figura, como pienso llamarme desde hoy en adelante; y para que mejor me cuadre tal nombre, determino de hacer pintar, cuando haya lugar, en mi escudo una muy triste figura. —No hay para qué gastar tiempo y dineros en hacer esa figura —dijo Sancho—, sino lo que se ha de hacer es que vuestra merced descubra la suya y dé rostro a los que le miraren, que sin más ni más, y sin otra imagen ni escudo, le llamarán el de la Triste Figura; y créame que le digo verdad, porque le prometo a vuestra merced, señor (y esto sea dicho en burlas), que le hace tan mala cara la hambre y la falta de las muelas, que, como ya tengo dicho, se podrá muy bien escusar la triste pintura. Rióse don Quijote del donaire de Sancho; pero, con todo, propuso de llamarse de aquel nombre, en pudiendo pintar su escudo o rodela como había imaginado. (p. 191) 7) EXCOMUNIÓN DE DQ «NO ENTIENDO ESE LATÍN» pero entiende. Es el texto canónico que excomulga a quien golpea a un clérigo. Recordar que Cervantes fue excomulgado dos veces por haber requisado la cosecha a los frailes. —Olvidábaseme de decir que advierta vuestra merced que queda descomulgado por haber puesto las manos violentamente en cosa sagrada, iuxta illud, «Si quis suadente diabolo», etcétera —No entiendo ese latín —respondió don Quijote—, mas yo sé bien que no puse las manos, sino este lanzón; cuanto más que yo no pensé que ofendía a sacerdotes ni a cosas de la Iglesia, a quien respeto y adoro como católico y fiel cristiano que soy, sino a fantasmas y a vestiglos del otro mundo. Y cuando eso así fuese, en la memoria tengo lo que le pasó al Cid Ruy Díaz, cuando quebró la silla del embajador de aquel rey delante de Su Santidad del Papa, por lo cual lo descomulgó, y anduvo aquel día el buen Rodrigo de Vivar como muy honrado y valiente caballero. (p. 206) 8) Primer refrán de Sancho (el muerto al hoyo y el vivo al bollo, con variantes) —Señor, vuestra merced ha acabado esta peligrosa aventura lo más a su salvo de todas las que yo he visto; ... El jumento está como conviene; la montaña, cerca; la hambre carga: no hay qué hacer sino retirarnos con gentil compás de pies, y, como dicen, váyase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza. (p. 206) 9) Hambientos, sentados en un prado verde, se comen la comida de los clérigos. La última desgracia: falta el vino y tendidos sobre la verde yerba, con la salsa de su hambre, almorzaron, comieron, merendaron y cenaron a un mesmo punto, satisfaciendo sus estómagos con más de una fiambrera que los señores clérigos del difunto —que pocas veces se dejan mal pasar— en la acémila de su repuesto traían. Mas sucedióles otra desgracia, que Sancho la tuvo por la peor de todas, y fue que no tenían vino que beber, ni aun agua que llegar a la boca; y, acosados de la sed, dijo Sancho, viendo que el prado donde estaban estaba colmado de verde y menuda yerba, lo que se dirá en el siguiente capítulo. (p. 207) Puede que haya habido una censura que explique la repentina vuelta del bachiller a excomulgar a DQ. Se debe notar que es la segunda vez que Sancho roba a hombres de iglesia: la primera intentaba quitarle los hábitos a un fraile benedictino, ahora roba la comida de los clérigos (que comen mucho y son siempre gordos en las representaciones). Una parte de la crítica ve un substrato erasmista en la educación de Cervantes que se hace patente en esta forma de anticlericalismo (divertido). CAPÍTULO 20 De la jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso caballero en el mundo como la que acabó el valeroso don Quijote de la Mancha AVENTURA DE LOS BATANES Aventura nocturna ni vista ni oída: los oyen pero no los ven. Los batanes son instrumentos de elaboración de telas o pieles; mazos de madera cubiertos de cuero que con la fuerza del agua golpean el tejido o cuero sobre el que se ha extendido tierra batán, greda en polvo o en pasta. 1) La noche oscura; el ruido misterioso Era la noche, como se ha dicho, escura, y ellos acertaron a entrar entre unos árboles altos, cuyas hojas, movidas del blando viento, hacían un temeroso y manso ruido, de manera que la soledad, el sitio, la escuridad, el ruido del agua con el susurro de las hojas, todo causaba horror y espanto, y más cuando vieron que ni los golpes cesaban ni el viento dormía ni la mañana llegaba, añadiéndose a todo esto el ignorar el lugar donde se hallaban. (p. 2018) 2) DQ, que ha nacido para emular a los caballeros, decide partir —Sancho amigo, has de saber que yo nací por querer del cielo en esta nuestra edad de hierro para resucitar en ella la de oro, o la dorada, como suele llamarse. Yo soy aquel para quien están guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos. Yo soy, digo otra vez, quien ha de resucitar los de la Tabla Redonda, los Doce de Francia y los Nueve de la Fama, y el que ha de poner en olvido los Platires, los Tablantes, Olivantes y Tirantes, los Febos y Belianises con toda la caterva de los famosos caballeros andantes del pasado tiempo, haciendo en este en que me hallo tales grandezas, estrañezas y fechos de armas, que escurezcan las más claras que ellos ficieron. [...] Así que aprieta un poco las cinchas a Rocinante, y quédate a Dios, y espérame aquí hasta tres días no más, en los cuales si no volviere puedes tú volverte a nuestra aldea, y desde allí, por hacerme merced y buena obra, irás al Toboso, donde dirás a la incomparable señora mía Dulcinea que su cautivo caballero murió por acometer cosas que le hiciesen digno de poder llamarse suyo. (p. 208) 3) Súplicas de Sancho. Sancho llora de miedo y empieza a rogarle que no se vaya imitando el estilo de DQ, pero como ve que no funciona decide empezar a usar el engaño: ata las patas de Rocinante (que llama pies, porque lo humaniza siempre) que solo puede moverse a saltos —Señor, yo no sé por qué quiere vuestra merced acometer esta tan temerosa aventura. Ahora es de noche, aquí no nos vee nadie: bien podemos torcer el camino y desviarnos del peligro, aunque no bebamos en tres días; y pues no hay quien nos vea, menos habrá quien nos note de cobardes (p. 209) Viendo, pues, Sancho la última resolución de su amo y cuán poco valían con él sus lágrimas, consejos y ruegos, determinó de aprovecharse de su industria y hacerle esperar hasta el día, si pudiese; y así, cuando apretaba las cinchas al caballo, bonitamente y sin ser sentido ató con el cabestro de su asno ambos pies a Rocinante, de manera que cuando don Quijote se quiso partir no pudo, porque el caballo no se podía mover sino a saltos. Viendo Sancho Panza el buen suceso de su embuste, dijo: 4) Prosigue el engaño a la manera tradicional, o sea CONTANDO UN CUENTO, QUE ES EL CUENTO DE NUNCA ACABAR. Aquí hay que acordarse del marco de Las 1001 noches donde Sherezade se salva la vida contando cada noche un cuento al sultán dejando siempre abierto el final para poder proseguirlo la noche siguiente. De esta manera Sancho empieza a hacer el papel de la mujer engañadora en la pareja (en muchos de los cuentos de tradición oriental, como en muchas novelle de Boccaccio y otros el tema de la mujer engañadora es recurrente). La tradición cuentística oriental tiene una gran tradición en la España medieval, recordar las colecciones anónimas Calila e Dimna y el Sendebar o Libro de los engaños, y El conde Lucanor de don Juan Manuel —No hay que llorar —respondió Sancho—; que yo entretendré a vuestra merced contando cuentos desde aquí al día, si ya no es que se quiere apear y echarse a dormir un poco sobre la verde yerba, a uso de caballeros andantes, para hallarse más descansado cuando llegue el día y punto de acometer esta tan desemejable aventura que le espera. (p. 211) 5) Sancho, abrazado al muslo izquierdo de DQ le cuenta un cuento. SITUACIÓN CÓMICA Paso al estilo directo; teórico explica los principios de los cuentos; cita los Dichos de Catón o Dicta Catonis, famoso porque era un libro de lectura para las escuelas. —Pero, con todo eso, yo me esforzaré a decir una historia que, si la acierto a contar y no me van a la mano, es la mejor de las historias; y estéme vuestra merced atento, que ya comienzo. «Érase que se era, el echádmelos a las barbas uno a uno, o todos juntos, y cuando yo no diere con todos patas arriba, haced de mí la burla que quisiéredes. (p. 219-220) 14) Hacen las paces. Lo sucedido es risible, pero no a todos puede contarse. Sancho recuerda el refrán “Quien bien te quiere te hará llorar” —A lo menos —respondió Sancho— supo vuestra merced poner en su punto el lanzón, apuntándome a la cabeza, y dándome en las espaldas, gracias a Dios y a la diligencia que puse en ladearme. Pero vaya, que todo saldrá en la colada; que yo he oído decir: «Ese te quiere bien que te hace llorar»; y más, que suelen los principales señores, tras una mala palabra que dicen a un criado, darle luego unas calzas, aunque no sé lo que le suelen dar tras haberle dado de palos, si ya no es que los caballeros andantes dan tras palos ínsulas, o reinos en tierra firme. (pp. 220-221) 15) DQ exige silencio a Sancho: los escuderos de libro NO hablan, pone como ejemplo a Gandalín, escudero de Amadís, y otros [...] y está advertido de aquí adelante en una cosa, para que te abstengas y reportes en el hablar demasiado conmigo: que en cuantos libros de caballerías he leído, que son infinitos, jamás he hallado que ningún escudero hablase tanto con su señor como tú con el tuyo. Y en verdad que lo tengo a gran falta, tuya y mía: tuya, en que me estimas en poco; mía, en que no me dejo estimar en más. Sí, que Gandalín, escudero de Amadís de Gaula, conde fue de la Ínsula Firme, y se lee dél que siempre hablaba a su señor con la gorra en la mano, inclinada la cabeza y doblado el cuerpo more turquesco. [...] De todo lo que he dicho has de inferir, Sancho, que es menester hacer diferencia de amo a mozo, de señor a criado y de caballero a escudero. Así que desde hoy en adelante nos hemos de tratar con más respeto, sin darnos cordelejo, porque de cualquiera manera que yo me enoje con vos, ha de ser mal para el cántaro. Las mercedes y beneficios que yo os he prometido llegarán a su tiempo; y si no llegaren, el salario a lo menos no se ha de perder, como ya os he dicho. (p. 221). 16) Sancho pregunta cuánto era el salario de un escudero. Se menciona el testamento —No creo yo —respondió don Quijote— que jamás los tales escuderos estuvieron a salario, sino a merced; y si yo ahora te le he señalado a ti en el testamento cerrado que dejé en mi casa, fue por lo que podía suceder... (p. 222) Sancho por primera vez engaña a DQ porque teme que se vaya dejándolo solo: ata las patas de Rocinante, y DQ cree que es obra del cielo. Es preparación de lo que hará con respecto a Dulcinea (I, 31, II, 10). Para entretenerlo, le cuenta el cuento de nunca acabar de la Torralba (cf. Las 1001 noches). Discuten sobre cómo lo cuenta. Empieza a ser como las mujeres engañadoras de la tradición cuentística oriental y de las novelle. Así entra la serie de lo tradicional y folclórico. Sancho empieza a ser un personaje literario que discute de literatura (de cómo cuenta) con su señor, y es capaz de imitar su discurso dobre la Edad e Oro porque su cultura es ORAL y está acostumbrado a retener en la memoria lo que oye.Se va perfilando como el personaje literario que será en la II parte. Pero Sancho se propasa pasa cuando, agarrado al muslo de DQ (y cagado), imita el discurso de la Edad de Oro y DQ lo pone en su sitio. Sancho llora de miedo y comprende el valor de la ironía. 1 SAPIENZA UNIVERSITÀ DI ROMA LETTERATURA SPAGNOLA (LAUREA TRIENNALE III / I) Prof.ssa María Luisa Cerrón Puga De Cervantes a Galdós: obras maestras de la literatura española 2019-2020 I) CERVANTES PADRE DE LA NOVELA MODERNA: LECTURA DEL QUIJOTE I. Lección nº 18 CAPÍTULOS 21-23 IIIª PARTE: CAPÍTULOS 15-27 CAPÍTULO 21 Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero LA CONQUISTA DEL YELMO DE MAMBRINO (LA BACÍA DEL BARBERO) Es una de las pocas aventuras que le salen bien a DQ: conquista una bacía de barbero (vasija de metal brillante con una escotadura por donde mete la barba el afeitado, bacinella) que cree ser el yelmo de Mambrino (I, 10) que lo identifica con un héroe carolingio (Reinaldos de Montalbán ha matado al rey moro Mambrino ya antes del Innamorato, donde es citado como elmo fatato (fórmula épica). En el Furioso XVIII Reinaldos mata a Dardinel d’Almonte, no a Sacripante, como dice DQ), pero le da un aspecto ridículo. DQ se consuela de la pérdida de la celada por el vizcaíno, como recordaba Sancho antes de la aventura de los rebaños: «jamás hemos vencido batalla alguna, si no fue la del vizcaíno, y aun de aquella salió vuestra merced con media oreja y media celada menos» (I, 18, p. 187) Distinta percepción de la realidad (perspectivismo): lo que ve DQ (el yelmo de Mambrino, forjado por Vulcano); lo que ve Sancho (la bacía); lo que ve el barbero atacado (una fantasma) 1) Distinta percepción de la realidad. Sancho no puede hablar (lo ha prometido en la anterior aventura de los batanes) y por tanto no puede explicar lo que ve. Para el yelmo de oro cfr. Amadís III, 68 (combate sin hacerse conocer con Lisuarte contra los Siete Reyes) En esto comenzó a llover un poco [...] De allí a poco, descubrió don Quijote un hombre a caballo que traía en la cabeza una cosa que relumbraba como si fuera de oro, y aun él apenas le hubo visto, cuando se volvió a Sancho y le dijo: —Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: «Donde una puerta se cierra, otra se abre». Digo esto porque, si no me engaño, hacia nosotros viene uno que trae en su cabeza puesto el yelmo de Mambrino, sobre que yo hice el juramento que sabes. —Mire vuestra merced bien lo que dice y mejor lo que hace —dijo Sancho—, que no querría que fuesen otros batanes que nos acabasen de abatanar y aporrear el sentido. —¡Válate el diablo por hombre! —replicó don Quijote—. ¿Qué va de yelmo a batanes? —No sé nada —respondió Sancho—, mas a fe que si yo pudiera hablar tanto como solía, que quizá diera tales razones, que vuestra merced viera que se engañaba en lo que dice. —¿Cómo me puedo engañar en lo que digo, traidor escrupuloso? —dijo don Quijote—. Dime, ¿no ves aquel caballero que hacia nosotros viene, sobre un caballo rucio rodado, que trae puesto en la cabeza un yelmo de oro? —Lo que yo veo y columbro —respondió Sancho— no es sino un hombre sobre un asno pardo, como el mío, que trae sobre la cabeza una cosa que relumbra. (p. 223) 2) El narrador pone de manifiesto que lo que ve DQ es fruto de su imaginación Es, pues, el caso que el yelmo y el caballo y caballero que don Quijote veía era esto: que en aquel contorno había dos lugares, el uno tan pequeño, que ni tenía botica ni barbero, y el otro, que estaba junto a él, sí; y, así, el barbero del mayor servía al menor, en el cual tuvo necesidad un enfermo de sangrarse, y otro de 2 hacerse la barba, para lo cual venía el barbero y traía una bacía de azófar [latón]; y quiso la suerte que al tiempo que venía comenzó a llover, y porque no se le manchase el sombrero, que debía de ser nuevo, se puso la bacía sobre la cabeza, y, como estaba limpia, desde media legua relumbraba. Venía sobre un asno pardo, como Sancho dijo, y esta fue la ocasión que a don Quijote le pareció caballo rucio rodado y caballero y yelmo de oro, que todas las cosas que veía con mucha facilidad las acomodaba a sus desvariadas caballerías y malandantes pensamientos. (p. 224) 3) combate (aventura) muy breve. El barbero ve a DQ como un FANTASMA. Huye, como todos los contrincantes de DQ El barbero, que tan sin pensarlo ni temerlo vio venir aquella fantasma sobre sí, no tuvo otro remedio para poder guardarse del golpe de la lanza sino fue el dejarse caer del asno abajo; y no hubo tocado al suelo, cuando se levantó más ligero que un gamo y comenzó a correr por aquel llano, que no le alcanzara el viento. Dejóse la bacía en el suelo, con la cual se contentó don Quijote, y dijo que el pagano había andado discreto... (p. 209) 4) Sancho PONE EN DUDA lo que dice DQ y pone precio a la bacía, y después SE RÍE, y MIENTE a DQ, que no soporta las burlas. Para Sancho es una bacía. En esta disparidad de visiones se sientan las bases del PERSPECTIVISMO —Por Dios que la bacía es buena y que vale un real de a ocho como un maravedí Y, dándosela a su amo, se la puso luego en la cabeza, rodeándola a una parte y a otra, buscándole el encaje, y, como no se le hallaba, dijo: —Sin duda que el pagano a cuya medida se forjó primero esta famosa celada debía de tener grandísima cabeza; y lo peor dello es que le falta la mitad. Cuando Sancho oyó llamar a la bacía «celada», no pudo tener la risa, mas vínosele a las mientes la cólera de su amo y calló en la mitad della. —¿De qué te ríes, Sancho? —dijo don Quijote. —Ríome —respondió él— de considerar la gran cabeza que tenía el pagano dueño deste almete, que no semeja sino una bacía de barbero pintiparada. (p. 225) 5) Vuelve sobre la bacía o yelmo en el cap. 22, al final de la próxima aventura de los galeotes. Primero dice que el estudiante ha roto la bacía: No se pudo escudar tan bien don Quijote, que no le acertasen no sé cuántos guijarros en el cuerpo, con tanta fuerza, que dieron con él en el suelo; y apenas hubo caído, cuando fue sobre él el estudiante y le quitó la bacía de la cabeza y diole con ella tres o cuatro golpes en las espaldas y otros tantos en la tierra, con que la hizo pedazos. (p. 247) Pero en el cap. 25 DQ desmiente que la haya hecho pedazos, y pronuncia una sentencia FUNDAMENTAL para definir el RELATIVISMO y el PERSPECTIVISMO del Quijote: quello che a te sembra una cosa a me sembra altra e a un altro sembrerà ancora un’altra cosa (ver la lección 20. El perspectivismo de Cervantes). Pero dime, Sancho, ¿traes bien guardado el yelmo de Mambrino, que ya vi que le alzaste del suelo cuando aquel desagradecido le quiso hacer pedazos pero no pudo, donde se puede echar de ver la fineza de su temple? A lo cual respondió Sancho: —Vive Dios, señor Caballero de la Triste Figura, que no puedo sufrir ni llevar en paciencia algunas cosas que vuestra merced dice, y que por ellas vengo a imaginar que todo cuanto me dice de caballerías y de alcanzar reinos e imperios, de dar ínsulas y de hacer otras mercedes y grandezas, como es uso de caballeros andantes, que todo debe de ser cosa de viento y mentira, y todo pastraña, o patraña, o como lo llamáremos. Porque quien oyere decir a vuestra merced que una bacía de barbero es el yelmo de Mambrino, y que no salga de este error en más de cuatro días, ¿qué ha de pensar sino que quien tal dice y afirma debe de tener güero el juicio? La bacía yo la llevo en el costal, toda abollada, y llévola para aderezarla en mi casa y hacerme la barba en ella, si Dios me diere tanta gracia que algún día me vea con mi mujer y hijos. —Mira, Sancho, por el mismo que denantes juraste te juro —dijo don Quijote— que tienes el más corto entendimiento que tiene ni tuvo escudero en el mundo. ¿Que es posible que en cuanto ha que andas conmigo no has echado de ver que todas las cosas de los caballeros andantes parecen quimeras, necedades y desatinos, y que son todas hechas al revés? Y no porque sea ello ansí, sino porque andan entre nosotros siempre una caterva de encantadores que todas nuestras cosas mudan y truecan, y las vuelven según su gusto y según
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