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Conquista y Romanización de Astures y Cántabros: Guerra, Política Exterior y Colonización, Esercizi di Storia

La guerra entre roma y los pueblos cántabros y astures en la península ibérica, liderada personalmente por augusto entre los años 26 y 27 a. C. Se explora la importancia estratégica, el prestigio personal de augusto y las posibles motivaciones económicas detrás de este conflicto. Además, se detalla la organización militar y administrativa de la región después de la conquista.

Tipologia: Esercizi

2023/2024

Caricato il 04/02/2024

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oscar-vigon-rodriguez 🇮🇹

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Scarica Conquista y Romanización de Astures y Cántabros: Guerra, Política Exterior y Colonización e più Esercizi in PDF di Storia solo su Docsity! Conquista y romanizaciòn de los astures LA CONQUISTA ROMANA DE HISPANIA Segunda fase (197 a.C.-29 a.C.) Los romanas conquistaron el centra y el ceste de la Peninsula. Vencieron 3 lusitanos y a celtiberos, que resis- tieron hasta la caida de Numancia. En esta etapa también ocuparon las Islas Baleares. Tercera fase (29 a.C.-19 a.C.) Roma ocupò el norte de la Peninsula tras vencer a cantabros y astures. + "Amala Asturica Augusta (may {Astorga) Salmaritica (Salamanca) Toletum (Toledo) Ceurigeros LusttaNOS Emotita Augusta «arbrida) parte de los valles del Ebro y del Guadalquivir. MI rie 2182.019780) DI feta c-29a.0) MI ife (2920-1920) LUSITANOS Pueblo preromano = Ciudad importante a La guerra contra cántabros y astures “En Occidente, casi toda Hispania estaba pacificada excepto la que baña el Océano Citerior y toca a las montañas de la extremidad del Pirineo. Aquí se agitan dos pueblos muy fuertes aún no sometidos, los cántabros y los astures” (Floro, II, 33-46). La guerra contra cántabros y astures tuvo enormes resonancias en Roma. Fue la única contienda dirigida personalmente por el emperador Augusto que vino a la península Ibérica entre los años 26 y 27 a. C. “En el año 726 de la fundación de la ciudad (Roma), siendo cónsules el emperador Augusto por sexta vez y Marco Agripa por segunda vez, entendiendo que a poca cosa se reducía lo hecho en Hispania durante doscientos años si permitía que los cántabros y los astures, los dos pueblos más fuertes de Hispania, se portasen a su albedrío, abrió las puertas del Templo de Jano y salió en persona con un ejército hacia Hispania” (Orosio, 6, 21, 1). Las causas del conflicto Las guerras cántabras y, en consecuencia, la conquista del norte peninsular deben entenderse como el resultado de la aplicación de una política exterior planificada por Augusto que tenía como objetivo atender a los problemas externos del Imperio y lograr una paz duradera en todos los dominios romanos. En Hispania uno de los obstáculos para esa pacificación eran los pueblos asentados entre el Duero y la cornisa cantábrica que, al decir de las fuentes, molestaban con incursiones de robo y pillaje a sus vecinos meseteños ya sometidos a Roma. La historiografía moderna señala también como móvil de la guerra la necesidad de Augusto de prestigiarse ante la opinión pública romana con Después de la toma de Lancia, Cariso debió dirigirse a la zona del Bierzo y allí, en algún lugar de las proximidades de los ríos Sil y Cabrera, se desarrolló el episodio de Mons Medullius. Los romanos rodearon el monte con un foso de quince millas y establecieron un duro asedio. Los sitiados prefirieron su muerte a la rendición, quitándose la vida con sus propias armas y con el veneno extraído de las plantas de la zona. Entre el año 24 a. C. y el 19 a. C. continuaron las revueltas y los ataques intermitentes a los campamentos romanos establecidos al sur de la cordillera Cantábrica, hasta que finalmente Augusto envió a su mejor general, Agripa, que, al decir de las fuentes, reavivó la moral de las tropas y empleó métodos drásticos de ajusticiamiento, arrasando el país. Los protagonistas: ejército, armas y combate Los romanos participaron en esta guerra con un ejército basado en la unidad de la infantería llamada legión, ayudada por la caballería y las tropas auxiliares. Las legiones que participaron en las guerras cántabras se agrupaban en dos ejércitos: el de la Citerior, dirigido por Augusto, y el de Lusitania, comandado por Carisio. Es difícil calcular el número total de efectivos que participaron en esat contienda, pero se sabe que las legiones I Augusta, II Augusta, IV Macedónica, V Alauda, VIO Victrix, VIII Hispana y X Gérmina formaron una auténtica frontera al sur de la cordillera Cantábrica. Existen dificultades para identificar los campamentos de la primera fase de la guerra. A pesar de las propuestas realizadas por distintos autores, desde Schulten hasta nuestros días, no ha sido localizado aún el lugar donde estuvo el campamento principal de Augusto, que las fuentes sitúan apud Segisama. Tampoco sabemos con certeza si los campamentos más antiguos, como Herrera de Pisuerga, Asturica Augusta, Rosinos de Vidriales, etc. se ocuparon en los primeros momentos o pertenecen ya a la redistribución de fuerzas militares que, según Estrabón (III, 3, 8 y III, 4, 20), tuvo lugar en tiempos de Tiberio, quien mantuvo tres legiones en territorio de cántabros y astures. El ejército romano avanzaba sobre el territorio enemigo luchando de forma disciplinada en batallas campales desarrolladas preferentemente en llanura. Empleaban como armas el pilum o lanza, la espada y el puñal. Protegían su cuerpo con un enorme escudo rectangular y llevaban casco de bronce. Las fuentes explican muy bien que los pueblos norteños combatían en forma de guerrilla, evitando el combate en campo abierto. Era una guerra de desgaste a base de emboscadas y utilizando armas arrojadizas. Esta táctica se veía favorecida por la compleja geografía del terreno y por la dispersión del poblamiento. Las armas empleadas por los cántabros y astures eran inferiores a las de los romanos. Usaban la jabalina, el hacha de doble filo, la espada corta, el puñal y la falcata ibérica También se conoce el uso de un pequeño escudo de cuero o madera llamado caetra, así como el empleo de casco de cuero y corazas de lino muy gruesas. Pacificación y romanización Después del Bellum Asturicum sabemos por el historiador Dión Casio que Carisio licenció a los soldados de las legiones V y X, con las que fundó la colonia de Emerita Augusta (Mérida) que se convertiría en la capital de la provincia Lusitania. Con soldados licenciados de esta contienda también se fundaron otras ciudades como Caesaraugusta (Zaragoza). Igualmente se produjo una fuerte emigración de astures, primero forzosa y después voluntaria, que se integraron en las unidades militares auxiliares del ejército romano (Alae y Cohortes). Estas unidades llevaban el apelativo de Asturum indicativo del lugar donde se reclutaron las tropas en el momento de la formación de la unidad. Los indígenas que formaban parte de estas unidades mejoraban su posición social alcanzando la ciudadanía romana. Algunos autores consideran que el retorno de veteranos del ejército a su tierra natal pudo constituir un importante elemento de romanización. Uno de los testimonios más característicos de estos enrolamientos es la inscripción de Pintaius encontrada en Bonn (Alemania), referente a un astur que fue signífero o portaestandarte de la Cohorte V de los astures. En esta inscripción de tipo funerario consta su categoría, alcanzada por sus méritos militares, así como su procedencia del Castellum Intercatia de la región astur transmontana. Consecuencia inmediata de la conquista de la conquista del norte peninsular por los romanos fue el sometimiento y ocupación del territorio Que se encuadró en una organización político-administrativa precisa. Durante su estancia en Hispania Augusto dividió el territorio hispano en tres provincias: la Citerior, con capital en Tárraco (Tarragona); la Baetica, con capital en Corduba (Córdoba); y la Lusitania, con capital en Emerita Augusta (Mérida). Los cántabros quedaron incluidos en la Citerior, mientras que los astures y galaicos pasaron a formar parte de la Lusitania. Unos años más tarde, bajo el reinado del propio Augusto, se modificaron las fronteras y los astures y galaicos se integraron en la Citerior, quedando fijada la frontera norte de la provincia Lusitania en el Duero. Más tarde se instaura la división de cada una de las provincias de Hispania en conventus. El territorio de los astures quedó englobado en el Conventus Asturum, con capital en Asturica Augusta (Astorga). En tiempos de Caracalla (212-217) se creó la Provincia Nova Citerior Antoniniana, que
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