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El amante japonés, riassunto, Sintesi del corso di Lingua Spagnola

Riassunto dettagliato, capitolo per capitolo, del libro El amante japonés di Isabel Allende

Tipologia: Sintesi del corso

2020/2021
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Caricato il 04/02/2021

alicedisomma20
alicedisomma20 🇮🇹

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Scarica El amante japonés, riassunto e più Sintesi del corso in PDF di Lingua Spagnola solo su Docsity! Lark House Irina Bazili entró a trabajar en Lark House con 23 años, en 2010. Llevaba danto tumbos entre empleos desde los 15. En la primera entrevista, el director de esa comunidad, Hans Voigt, le hizo ver a Irina que era demasiado joven para un puesto de tanta responsabilidad, pero como tenían que cubrir con urgencia una vacante en el departamento de administración y asistencia, ella podía ser suplente. El director parecía un chiquillo mofletudo con calvicie prematura. La regla era de facilitar la vida a los huéspedes del segundo y tercer nivel; los del primero no le incumbían, y tampoco los del cuarto. Irina tenía acompañar a los residentes a las consultas de médicos, abogados y contadores, ayudarlos con formularios sanitarios, llevarlos de compra; su única relación con los del Paraíso (así era llamado el cuarto piso) era organizar los funerales, los cuales tendían a ser ceremonias ecuménicas algo complicadas. Con respecto a la vestimenta, había que seguir respecto y buen gusto. Una vez concluida la entrevista, el director le mostró las instalaciones; Lark House había sido la propiedad de un magnate del chocolate, que la donó a la ciudad y dejó una dotación para financiarla. No había medidas de seguridad, solo varias cámaras que servían a controlar a los ancianos que podían perderse; de día las puertas permanecían abiertas y solo había un par de guardias desarmados que hacían ronda. Por último, el director le mencionó los dos fantasmas: una mujer joven con un vestido de velos rosados y un niño de unos tres años: es Emily, la hija del magnate del chocolate, la que se murió de pena cuando s hijo se ahogó en la piscina, a finales de los cuarenta. A su primer día de trabajo, Irina recibió las recomendaciones de Lupita Farías, una chaparrita con cara de escultura olmeca, jefa del equipo de limpieza. Lupita conocía íntimamente a cada ocupante. La doctora Catherine Hope, en vez, había sido la primera en darle la bienvenida en nombre de la comunidad; a los 68 años era la más joven de la comunidad y era el alma de la institución. Lark House era una comunidad de abuelitos alegre, feliz. Irina pensó en sus abuelos y se arrepintió de haberlos abandonados. En Lark House se le presentaba la oportunidad de darles a otros lo que no pudo darles a ellos. Desde el comienzo le llamó a la atención Alma Belasco, una mujer del porte aristocrático. Lupita aseguraba que Alma iba a durar muy poco. El Francés Jacques Devine era considerado la estrella de Lark House: le llamaban el francés por su exquisita urbanidad y porque podía bailar. Andaba derecho a los 90 años y era sano de cuerpo, salvo por la artritis común, la presión alta y la sordera. Estaba en el segundo nivel. El francés se prendió de Irina desde el primer momento en que la vio, hasta que trató regalarle un escarabajo de topacio y brillantes. Irina no quiso aceptarlo y esto le causó al abuelito un aumento vertiginoso de la presión arterial, constriñendo a los dos a pasar una noche entera al servicio de urgencia. En vista de que no pudo devolverle el broche a su pretendiente, Irina se lo llevó a Hans Voigt, quien le informó sobre la prohibición de aceptar propinas y regalos; el director recibió el horrendo bicho de topacio para devolvérselo a su legitimo dueño y, entretanto, lo metió en un cajón de la mesa. El problema no se resolvió porque Jacques siguió cortejando a Irina, hasta que le pidió casamiento. Un día, el francés salió un par de veces en taxi sin dar explicaciones; entre los deberes de Irina estaba acompañarlo, pero él salió a hurtadillas. El segundo viaje debió de poner a prueba su resistencia, porque regresó a Lark House tan perdido y frágil que el chofer tuvo que bajarlo del taxi prácticamente en brazos. Después de examinarlo, el medico decidió que Jacques tenía que ter transferido al tercer nivel, donde dispondría de asistencia continua. Al día siguiente, el director se dispuso a comunicar el cambio a Devine, pero fue interrumpido por Jean Daniel, el empleado haitiano, que había encontrado al francés muerto en su cama. El medico propuso una autopsia, pero el director se opuso: ¿para qué indagar sobre la muerte de una persona de 90 años? Al saber lo ocurrido, Irina lloró un buen rato, pero al mismo tiempo no pudo evitar cierto alivio por verse libre de él y vergüenza por sentirse aliviada. Poco después que sus cenizas fueran esparcidas sin aspavientos emocionales, los presuntos herederos comprobaron que todas las posesiones del anciano habían sido legadas a una tal Irina Bazili, la cual no sabía nada hasta el momento en que el director se lo comunicó. Irina no quiso aceptar el dinero, entonces el director, impresionado por el desprendimiento de esa modesta inmigrante la hizo fija; además convenció a los descendientes de Jacques Devine de que le dieran dos mil dólares. Alma Belasco La fantástica herencia del francés hizo así que Alma Belasco se fijó en Irina; la llamó y le ordenó que empezara a trabajar para ella como secretaria. A Irina todo eso la pilló por sorpresa. Le explicó a Alma que disponía de poco tiempo después de su horario en Lark House porque trabajaba también en una cafetería y además bañaba perros a domicilio. Se acordaron y así comenzó una asociación que al poco tiempo iba a convertirse en amistad. A pesar de la imagen de poder y resolución que daba, Alma era una mujer solitaria que vivía en su apartamiento con un gato. Tenía pocos amigos y solía pasar su tiempo libre pintando en su taller, no por pasión sino para no morirse de aburrimiento. Tenía una asistente de nombre Kristen que tenía el síndrome de Down. Alma vendía sus telas a precios exorbitantes, y los ingresos los destinaba a la Fundación Belasco. La Fundación Belasco, creada por su suegro en 1955. Era una fundación que se dedicaba a crear zonas verdes en barrios conflictivo. Esa iniciativa produjo imprevistos beneficios sociales. La Fundación Belasco había sido dirigida en cada generación por el primer descendiente masculino de la familia, una regla tacita que la liberación femenina no cambió, porque ninguna de las hijas se tomó la molestia de cuestionarla; un día le tocaría a Seth, el bisnieto del fundador. A Seth lo sedujo no tanto el aspecto exterior de Irina, sino el misterio de su inteligencia: sentía el deseo de protegerla y colmarla de atenciones. Al principio, su abuela fue el único vinculo que Seth pudo establecer con la muchacha, pero después descubrió el poder de la escritura: le contó que con ayuda de su abuela estaba recreando un siglo y medio de la historia de los Belasco y de San Francisco, desde su fundación hasta el presente. Irina no parecía notar el efecto que ejercía sobre él y lo trataba comuna simple simpatía. El libro era un proyecto ambicioso y llevaba una década comenzado y abandonado; nadie mejor para ayudarlo que Alma, quien disponía de tiempo y todavía no experimentaba síntomas de demencia senil. Alma iba con Irina a la residencia de los Belasco y las dos revisaban sus cajas, que nadie había tocado desde su partida; su antigua habitación permanecía cerrada, solo entraban para limpiar. Alma le pidió a Irina que la ayudara a organizar sus recuerdos: cartas, diarios de vida, recortes de prensa… Alma no quería que nadie metiera nariz en su intimidad. Entonces, Irina empezó a ordenar los efectos personales de Alma, con la excepción de las cartas en sobre amarillos: Alma las hacía desaparecer en cuanto llegaban y Irina tenía instrucciones de no tocarlas. encerronas para pegarle, pero lo sometieron a cuatro años de burla y aislamiento. Nathaniel se sentía feo, desgraciado y solo, tanto que empezó a darle vueltas a la idea de suicidarse. Alma también se sentía triste e inadecuada, pero ella no se permitía el vicio de estudiarse en el espejo buscando defectos ni de lamentarse por su suerte: tenía otras preocupaciones. Entretanto, en Europa había estallado la guerra. Alma ya no recordaba bien su país, su casa o su idioma, pero su familia sí. Así que, sintiéndose abandonada por su primo, Alma buscó refugio en Ichimei, que se convirtió en su único confidente. Los Belascos vivian pendientes de las noticias de Europa, cada vez más confusas y alarmantes. Sabían, porque Samuel Mendel les había informado desde Londres, que los padres de Alma estaban entre ellos. En los primeros tiempos de la ocupación, la familia de Alma perdió sus bienes en Polonia y el acceso a sus cuentas en Suiza y quedaron reducidos a una condición de miseria. Fue entonces que descubrieron que no tenían ni un amigo. Esto fue todo lo que Isaac Belasco logró averiguar; resultaba imposible comunicar con ellos. Irina Bazili En 2013 Irina celebró el tercer aniversario de su empleo con Alma Belasco. Gracias a los cajones que tuvo que ordinar, llegó a conocer su jefa (y también a toda la familia Belasco) a fundo. Las dos llegaron a nivel de confidencia tan alto que podían compartir durante horas el reducido espacio del apartamento sin hablarse ni mirarse, cada una enfrascada en lo suyo. Se necesitaban mutuamente. Seth le había recomendado a su abuela que cuando llegara el momento en que necesitara cuidados, regresara a la casa familiar de Sea Cliff o contratara ayuda permanente, pero Alma no quería ese tipo de ayuda. Catherine Hope, que había conseguido ser amiga de Alma, se había quedado “dependiente” del ayuda tras un incidente en montaña. Cuando se despertó del coma, se sometió a varias operaciones, tras de las cuales se dio cuenta de que nunca volvería a caminar; así empezó su segunda vida. En Lark House, Cathy se convirtió rápidamente en la madre que acogía a los recién llegados, recibía las confidencias, consolaba a los tristes, guiaba a los moribundos y repartía la marihuana. Muchos tenían la receta médica, pero Cathy era generosa también con los que no disponían ni de esa ni del dinero para comprarla de contrabando. Hans Voigt no intervenía, solo exigía que no fumara en los pasillos y áreas comunes. Irina nunca había sido tan tranquila como entonces; claro que no todo era idílico, pero se lo pasaba bien. A pesar de que hubiera tareas que le fastidiaban en Lark House, Irina aprendía mucho de los viejos y de los ancianos. El sueldo de Lark House apenas le habría alcanzado para vivir a una persona normal, pero eran tan humildes las ambiciones y tan módicas las necesidades de Irina que a veces le sobraba dinero. Lark House se había convertido en su hogar. Irina deseaba ser como Alma. Seth Belasco Del mismo modo que Alma se convirtió en la tía adoptiva de Irina, Seth hizo el papel de primo, porque no le resultó el papel de amante que deseaba. A pesar de todo el esfuerzo que él ponía, Irina quedaba silenciosa y distante cada vez que Seth trataba de establecer un enlace con ella. Entretanto, Seth seguía “escribiendo” su libro. Él era el único miembro de la familia que Alma echaba de menos, aunque no lo habría admitido. Con su nieto, Alma se revelaba una narradora fantasiosa: se acordaba casi todo de su infancia en Varsobia como también de la familia Belasco. El bisabuelo Isaac murió en primavera y tuvo dos funerales, porque en el primero no cupo toda la gente que quiso presentarle sus respetos. El mismo día en que se quedó viuda, la bisabuela Lillian perdió la vista. Alma también hablaba de los Fukuda. Los Fukuda Takao Fukuda había vivido en Estados Unidos desde los veinte años, y, como muchos Isei nunca quiso fundirse en el crisol americano. Sus hijos, que habían nacido en California, trataban imitar a los americanos; Takao solo podía controlar a Ichimei. En 1912 Takao había dejado a su familia y emigrado por razones metafísicas, pero ese factor había ido perdiendo importancia en sus evocaciones y a menudo se preguntaba porque había tomado una decisión tan drástica. El abandono de la patria era una traición imperdonable. La familia Fukuda era de tradición militar. A los quince años, Takao descubrió el Oomoto, una nueva religión derivada del sintoísmo y sintió que por fin había encontrado un mapa que guiara sus pasos en la vida, comprendiendo que su destino no podía ser una carrera militar: irse lejos le pareció la única solución. Takao llegó a la costa de California con dos mudas de roba, un retrato de sus padres y la katana que había pertenecido a su familia por siete generaciones. Al desembarcar recibió ayuda inmediata de la minúscula comunidad Oomoto de San Francisco, y a los pocos días obtuvo un empleo de jardinero. En diez años de trabajo horró los ochocientos dólares reglamentarios para encargar una esposa a Japón; la casamentera le ofreció tres candidatas y él se quedó con la primera porque le gustaba su nombre: Heideko. Tuvieron cuatro hijos. Solo al ultimo le dieron un nombre japonés. En la época en la que nació Ichimei, la familia Fukuda sorteaba a duras penas los peores años de la Depresión, pero, afortunadamente, Isaac Belasco llamó a Takao para hacer el jardín de una propiedad que había adquirido en Sea Cliff. Los dos se hicieron amigos; Isaac no era como los otros americanos: él era humilde. Dos años después que Alma llegara a vivir a su casa, Isaac Belasco se asoció con Takao Fukuda para establecer un vivero de flores y plantas decorativas. Lo primero sería comprar unas parcelas a nombre de Isaac, como una forma de hacerle el quite a la ley promulgada en 1913, que impedía a os Isei obtener ciudadanía, poseer tierras o comprar propriedades. Para Takao era una oportunidad única y para Belasco una inversión prudente. Al jardín de los Belascos no llegaban ecos de la campaña de difamación contra los japoneses, a quienes la propaganda acusaba de competir deslealmente con los agricultores y pescadores americanos. Después del ataque a Pearl Harbour, en diciembre de 1941, Roosevelt declaró la guerra a Japón, y Hitler y Mussolini se la declararon a Estados Unidos. Esto comportó una reacción de odio hacia los japoneses que vivían en América, los cuales pasaron a ser sospechosos de espionaje y de colaborar con el enemigo. Roosevelt llegó a firmar la orden de evacuar por razones de seguridad militar, a toda persona de origen japonés de la costa del Pacifico. Cuando en marzo aparecieron en San Francisco los avisos de evacuación japonesa, la familia Fukuda descubrió que ya no podía salir de un radio de 8 kilómetros de sus casa sin un permiso especial y que debían ceñirse al toque de queda nocturno. Las autoridades comenzaron a arrestar a los hombres influyentes, bloquear cuentas bancarias, secuestrar bienes… Apenas Isaac Belasco supo de la evacuación, se presentó donde Takao a ofrecerle ayuda; el socio japonés respondió con una inclinación desde la cintura y solo le pidió que le permitiera enterrar la espada de los Fukuda en el jardín de Sea Cliff. La familia japonesa estaba por irse para siempre. El peligro amarillo Los Fukuda hicieron las maletas y se presentaron a los buses de la vergüenza; debían internarse voluntariamente, de lo contrario serían arrestados y se enfrentarían a los cargos de espionaje y traición en tiempo de guerra. Se unieron a otros cientos de familias que se dirigían a paso lento hacia el Centro de Control Civil, donde habían sido convocados. Se entregaban para demostrar su lealtad a los Estados Unidos y su repudio al ataque del Japón. Era su contribución al esfuerzo de la guerra; a los Fukuda les tocó el campo de Topaz, en Utah, pero eso no lo sabían hasta septiembre; pasarían seis meses esperando en un hipódromo. Los Isei obedecieron a las ordenes sin chistar, pero los Nisei se rebelaron abiertamente, así que fueron separados de sus familias y enviados a Tule Lake, el campo de concentración más riguroso. Takao iba a subir con su familia al bus cuando llegó Isaac Belasco con Alma de la mano; se abrió paso a empujones para abrazar a su amigo y entregarle un sobre con dinero, que Takao intentó inútilmente rechazar, mientras Alma se despedía con Ichimei. “Escríbeme” fue lo último que se dijeron. El hipódromo ofrecía condiciones inaceptables: los cuartos eran sucios, la comida insuficiente, las bañeras no tenían agua caliente para todos ni puertas. Esa noche, Heideko comenzó una lista mental de los pasos que había que seguir para que la estadía en el hipódromo fuera llevadera. En la lista figuraban en primer lugar la dieta y en ultimo (entre paréntesis) cambiar a los intérpretes, que eran odiosos con los evacuados y zalameros con los oficiales americanos. Con el primer rayo del amanecer, pidió a su marido que la ayudara a negociar. En Tanforan, los evacuados se habían organizado: habían elegido por votación a sus representantes, habían organizado una escuela, habían registrado a los adultos por oficio y habilidad. Seis mese más tarde, comenzaron a trasladar a los detenidos en trenes, nadie sabía por adonde. Después de días de viaje, llegaban a Topaz, la Joya del Desierto. Se trataba de una horrenda ciudad, en la cual no había nada verde por ningún lado. Los Fukuda encontraron su lugar. Cada barraca estaba dividida en seis unidades de cuatro por siete metros, una por familia, separados por tabiques de papel de alquitrán. La temperatura oscilaba entre un calor de hoguera en verano y varios grados bajo cero en invierno. Tal como habían hecho en el hipódromo, los japoneses se organizaron rápidamente, y en pocas semanas había escuelas, guarderías infantiles, centros deportivos y un periódico. Ichimei convenció a su padre de que podían plantar vegetales en cajones y pronto varios Isei decidieron formar un jardín decorativo. Cuando llegó el invierno, se entregó una estufa de carbón a cada familia y se distribuyó ropa militar en desuso. La correspondencia entre Ichimei y Alma sufrió tropiezos desde el comienzo: las cartas retrasaban y además las de Ichimei era subjetas a censura. No podía describir el horror en que vivía, pero sí podía hacer dibujos, así Alma se enteraba de la situación. Irina, Alma y Lenny Irina y Alma charlan de Larry Belasco, un hombre de buen corazón, que se había casado joven por la enfermedad de su padre y porque su novia, Doris, estaba embarazada. Larry era el hijo de Alma. Cuando Nathaniel se enfermó, Larry se puso a la cabeza del bufete de los Belasco, y desde el principio lo hizo muy A los ochos años, Alma se había enamorado de Ichimei con la intensidad de los amores de la infancia y de Nathaniel con el amor sereno de la vejez. En su corazón ambos cumplían funciones diferentes y eran igualmente indispensables. A cierto punto de su vida, Alma decidió que quería una instrucción superior y se fue a Boston, donde Nathaniel la estaba esperando. Alma seguía siendo enamorada de Ichimei, a quien escribía en su diario secreto. En principio, Alma no se encontraba bien en Boston: no era acostumbrada al hecho de deberse planchar la ropa, rehacer la cama, limpiar la casa… ni tampoco al clima frío. Había tomado la decisión de volver a California, cuando conoció a Vera Neumann y decidió seguir sus pasos estudiando arte y dibujo en la Universidad. Entonces, aprendió a vivir sola en Boston. Sin embargo, Alma seguía esperando a Ichimei. Resurrección Alma estaba por graduarse. En ese periodo empezó a recibir unas llamadas anónimas: se trataba de una voz masculina con acento extranjero. Alma se sentía observada y seguida; Nathaniel le dijo denunciar a la policía pero ella no le hizo caso. Una noche, de vuelta de una fiesta y borracha, Alguien la socorrió. A las siete de la mañana del sábado, Alma despertó en un lugar que no conocía. Un hombre le dio café y aspirina y se reveló ser su hermano Samuel. Hasta entonces Alma pensaba ser la única sobreviviente de su familia. Samuel le contó su historia, de como consiguió salvarse la vida, de como conoció a su novia y de su hijo. Le dijo que estaba allí en Boston no para ella sino porque tenía una misión y porque la madre de su hijo quería una tía para Baruj. La espada de los Fukuda Takao se estaba muriendo por el cáncer que le estaba destruyendo los pulmones. A punto de morir pidió a su familia que llamara Kemi Morita, su maestra espiritual. La mujer llamó a los espíritus de la madre, el padre y los abuelos de Takao para que lo acompañaran al Otro Lado y también refirió un mensaje para Ichimei: Takao le pidió a su hijo menor que recuperara la espada de la familia. Al regresar de Bosto, Alma comprobó que durante los años de su ausencia la familia Belasco había cambiado mucho: Martha y Sarah eran madres, Nathaniel seguía siendo solitario; Lillian había cambiado poco, pero se le había acentuado la sordera, Isaac había sufrido un ataque de corazón y estaba debilitado, pero la llegada de Alma le trajo un soplo de energía. Isaac tenía un cariño especial para Alma. Isaac le dijo a Alma que Ichimei había llamado, que estaba llegando para hablar con él. Quince días más tarde Ichimei se presentó en la casa de Sea Cliff; Alma estaba esperándolo con el corazón al galope y antes de que alcanzara a tocar el timbre le abrió la puerta y se le echó a los brazos. Ichimei, desconcertado, no sabía como responder a tanta efusividad; Alma lo besó en la boca. Ichimei le contó a Isaac lo de la espada, y el señor Belasco le dio el permiso de desenterrarla. Además, Isaac Belasco le explicó a Ichimei que en 1941 había formado una sociedad con Takao para un vivero de flores y plantas decorativas, y que ahora tocaba a él hacerse cargo de ese negocio. Existía un terreno apropiado en Martínez: se trataba de dos hectáreas de tierra plana, fértil y bien regada, que solo esperaba un trabajador. No le dijo que la sociedad y la compra de la tierra se habían realizado hacia menos de una semana. Los Fukuda regresaron a California y se instalaron en Martínez. El amor En 1955, Alma abandonó el proyecto de volver a Boston: su único propósito en la vida era estar con Ichimei. Los dos amantes se encontraban casi todos los días al anochecer en un motel. En su casa, Alma anunció que estaba tomando clases vespertinas en la Universidad en Berkeley: Para Isaac Belasco habría sido inaceptable que alguien de su familia tuviera relaciones con uno de los Fukuda; el único que estaba en el secreto de Alma era Nathaniel y tampoco lo aprobaba, pero la raza no tenia nada que ver, era una cuestión de carácter. A Ichimei le faltaban esas dosis de ambición y agresividad necesarias en los hombres y que él mismo debió desarrollar a fuerza de voluntad. Huellas del pasado Irina escucha una conversación entre Alma y Lenny. Descubre que Alma e Ichimei siempre han sido amantes clandestinos, a pesar de tener relaciones oficiales, familia e hijos. Siempre se amaron y siguen amándose. No se casaron para evitar complicaciones. También descubre que Lenny tiene un tumor inoperable. Luz y sombra Alma habla de su marido y primo Nathaniel; lo acuerda con cariño, pero dice que el merecía más amor de lo que ella pudo darle. El agente Wilkins El secundo viernes de octubre, Ron Wilkins apareció en Lark House buscando a Irina Bazili; los dos no se habían visto en tres años, pero hablaban por teléfono. El agente llegó a Lark House a media mañana; los dos se sentaron en un banco en el jardín para hablar en paz. Ron llamó ‘Elisabeta’ a Irina, su verdadero nombre. Ron Wilkins venía para decir a Irina que, aunque su caso no era reciente, un buen abogado podía probar que ella había sufrido graves daños como consecuencia de lo ocurrido, pero Irina le recordó que el culpable carecía de bienes que pudieran ser confiscados. Además, ella había cambiado vida, ya no era una víctima, era una persona nueva. Cathy le pidió a Irina que le contara su verdadera historia. Irina tenía una historia oficial de su pasado, que había construido con Ron Wilkins y que usaba para responder a la curiosidad de ajena, cuando era imposible evitarla. A los 15 años los tribunales le habían asignado una psicóloga, que la trató por varios meses, hasta que ella se negó a seguir hablando de lo ocurrido y decidió adoptar otro nombre, irse a otro estado y cambiar de residencia. Tenía 10 años, en 1997, cuando sus abuelos recibieron la carta de su madre que le cambió la vida. Radmila quería que su hija viniera a Estados Unidos. El proceso para conseguir pasajes y pasaporte tomó algunos años, durante los cuales Irina se dio cuenta de la pobreza que la rodeaba. Al llegar a Dallas, Irina se puso de inmediato a aprender ingles y empezó a frecuentar una escuela pública. Jim Robyns era electricista; cuando estaba empleado lo veían muy poco, pero en las largas temporadas de ocio se empapaba de licor y usaba drogas. Desde los primeros días en América, el padrastro le hizo comprender a Irina sus reglas; su madre no lo supo, o fingió no saberlo, hasta dos años más tarde, cuando llegó a su puerta Ron Wilkins y le mostró su paca del FBI. Secretos Una noche Seth llamó a su abuela Alma, pero no la encontró; Irina le dijo que probablemente estaba en otra de sus citas amorosas. Entretanto, Seth había conseguido hablar con su padre de los Fukuda. Larry Belasco tenía 12 años en 1970, cuando sus padres renovaron la casa d Sea Cliff. Según Larry, un día llegó un hombre de rasgos asiáticos: era Ichimei. Larry intuyó que ese hombre y su madre se conocían. Seth presupone que los dos amantes, tras haberse separado cuando Alma y Nathaniel se casaron, se reencontraron en 1962, el año de la muerte de Isaac Belasco. Después de la cena Seth estaba borracho y era incapaz de conducir, por lo tanto Irina lo acogió en su humilde hogar. La confesión Por fin, Irina decidió contar a Seth su historia. A finales del año 2000, Ron Wilkins había colaborado con dos investigadores de Canadá para identificar el origen de cientos de imágenes de una niña de unos nueve años, sometida a tales excesos de depravación y violencia que posiblemente no había sobrevivido. La explotación sexual de niños no era nada nuevo, había existido durante siglos, peor los agentes contaban con una ley, promulgada en 1978 que la declaraba ilegal en Estados Unidos. A partir de ese año, la producción y distribución de foto y películas se redujo; pero, al llegar de Internet, el mercado se expandió nuevamente. El nombre en clave que le dieron al caso de la niña rubia era Alice. Sospechaban que Alice podría ser mayor de lo que parecía; al cabo de 15 meses de colaboración intensiva, Wilkins y los canadienses dieron con el rastro de uno de los coleccionistas, que decidió colaborar con la policía a cambio de un apena menos severa. Haciéndose pasar por aficionado, Wilkins descargó varias fotos de Alice, la modificó digitalmente para que no se le viera la cara y con esas obtuvo acceso a la red pornográfica. Una noche, en noviembre de 2002, Ron Wilkins tocó el timbre de una casa en un barrio de Dallas y Alice le abrió. La identificó a primer vistazo y se sintió aliviado, como antes no estaba seguro de que la niña siguiese siendo viva. Era uno de aquellos periodos afortunados en que Jim Robyns estaba trabajando en otra ciudad y la niña se encontraba sola con su madre. El agente se introdujo en casa; Irina recordaría siempre ese momento. Radmila estaba borracha, pero trató de intervenir diciendo que su hija aun era menor de edad y que entonces las preguntas debían ser dirigidas a ella. Alice/ Irina estaba para cumplir 15 años, la misma edad que la única hija de Wilkins. Aquella noche, Irina se enteró de que todo el mundo la había visto en los juegos privados con su padrastro. Jim le había asegurado que esos juegos con el padre o con tíos eran normales, que muchos niños y niñas participaban en ellos de buena gana, pero le había dicho que tenía que mantener el secreto, que si no se habría quedado sola. A cambio, Jim mandaba dinero a los abuelos de Irina. Luego arrestaron a Radmila, la que tuvo el tiempo de avisar a Jim que le estaban buscando. El escapó a otro país, pero al final Ron consiguió encontrarlo y ponerlo en cárcel. Al oír su historia, los sentimientos de Seth hacia Irina no cambiaron. Tijuana En los meses en que pudieron amarse Alma e Ichimei, en 1955, ella le confesó que era estéril. Lo hizo para conservar la espontaneidad entre las sabanas, pero a cierto punto quedó embarazada. Lo dijo a Nathaniel. Alma sabía que si Ichimei lo supiera seguramente insistiría en casarse y asumir la responsabilidad de la llegaba decidió llamar al taller de flores de los Fukuda, en la esperanza de que fuera su amante a coger el teléfono. Pero siempre respondió Delphine, la mujer de Ichimei. Tras varios tentativos, llegó una carta por parte de Ichimei. Era una carta informativa, formal, que Alma interpretó como lo que era: una despedida y una advertencia tacita de que Ichimei no deseaba más contacto. La vida de Alma y Nathaniel seguía normalmente, su relación de amistad no había cambiado sino se había fortalecido. Los dos eran cómplices y se querían a su manera. Samuel Mendel Alma y Samuel Mendel se encontraron en Paris, en la primavera de 1967. Para Alma era la ultima etapa de un viaje de dos meses en Kioto, mientras para Samuel era la primera vez que volvía a Paris después de la guerra. Para los hermanos ese encuentro sería una romería al pasado. Los hermanos pasaron la noche en un hostal del pueblo y al día siguiente regresaron a Paris a tomar un avión a Varsovia. Buscaron inútilmente las huellas de sus padres. Nathaniel A Nathaniel le vino el cáncer. Aterrada, Alma comprendió cuanto amaba y como necesitaba a Nathaniel y decidió dedicarse a él, hasta que dejó de ver a Ichimei. Los dos se habían reencontrado por casualidad siete años después del funeral de Isaac. Se fueron a comer a un restaurante y empezaron charlando de esto y aquello, sin mencionar ni a Nathaniel ni a Delphine. Ambos tenían 37 años. Al final de la cena, se besaron dulcemente. En los años venideros habrían de mantener su amor en un compartimento separado del resto de sus vidas y lo vivirían a fondo sin permitir que rozara a Nathaniel y Delphine. Durante la enfermedad de Nathaniel, Alma e Ichimei siguieron escribiéndose. Al final, poco antes de morirse, Nathaniel le contó a su mujer de su relación con Lenny, que había sido su pareja durante ocho años. Fue un compañero de Harvard a iniciarlo; Nathaniel descubrió que la homosexualidad era un mundo paralelo, incluyente, promiscuo y todavía discreto. De regreso a San Francisco, se encontró con una naciente cultura gay, que no llegaría a manifestarse abiertamente hasta varios años más tarde. Conoció a Lenny Beal en 1976 en un baño turco para hombres, el lugar más propicio para excesos y menos propicio para iniciar un amor con el de ellos. Alquilaron un estudio en el centro de la ciudad con el compromiso de que solo ellos pondrían los pies allí. Lenny cuidó a Nathaniel hasta que pudo. Después de aquella noche de confidencias, Alma llamó a Lenny y le pidió que viniera a ayudarla, así se conocieron. La enfermedad de Nathaniel no tenía cura; era sida. En su ultimo instante, Nathaniel abrió los ojos,, nublados por el dolor, y movió los labios formando una sola palabra: gracias. Después de cerrarle los ojos a Nathaniel, Lenny se fue. Ahora, en Lark House, los dos se preguntaban porque no se habían puesto en contacto antes, porque no se habían casado. El amante japonés Un sábado Larry Belasco llamó a su hijo Seth para darle la noticia de que el coche de la abuela había patinado en un camino rural y había caído por un barranco de quince metros. Alma estaba en la unidad de cuidado intensivos del Hospital General de Marín, herida gravemente. En el hospital, Irina y Seth encontraron a Alma consciente y lucida. Larry le explicó a Seth que existía la posibilidad de una medida extrema: abrir a Alma en canal, colocar los órganos desplazados en el sitio correspondiente y mantenerla abierta varios días, hasta que bajara la inflamación y se pudiera intervenir, después se podría pensar en operar los huesos rotos. Catherine Hope opinó que una intervención de esa magnitud sería cruel e inútil; sólo cabía mantener a Alma lo más cómoda posible y esperar su fin. Alma, con un fin de voz, pidió que llamar a Kristen y que no le tocaran. Kristen llegó antes que pudo al hospital y Alma pidió a todos que las dejaran solas. Tras varios días de espera, la familia Belasco estaba tan cansada que Irina se ofreció permanecer en el hospital con Alma. Finalmente, Ichimei llegó a despedirse de Alma. Cuando Ichimei se fue, Alma también decidió cerrar sus ojos. Aunque no eran observantes, los Belasco se ciñeron a los ritos funerarios de acuerdo con las instrucciones del rabino. Alma había dicho en muchas ocasiones que quería salir de la cama al cementerio. Bajaron el ataúd a la tierra, junto a la tumba de Nathaniel Belasco, y cuando los familiares se acercaron a cubrirlo con puñados de tierra, Irina dejó caer la gardenia sobre su amiga. Esa noche comenzó el Shiva, los siete días de duelo y retiro. Irina se quedó con la familia. Ichimei no vino. Lo primero que hizo Irina después de la semana de duelo fue ir a Lark House a recoger las cosas de Alma. Alma había preparado su partida con la serenidad que la caracterizaba, se había desprendido de lo superfluo para quedarse solo con lo indispensable. Irina mostró a Seth las cartas de su abuela, divididas en once paquetes. Contenían diez sobres cada uno, excepto el primero, con seis cartas y algunos dibujos. Eran ciento catorce misivas, algunas breves, otras más largas, firmadas por Ichi. Eran todas antiguas y dirigidas a Sea Cliff… ¿dónde estaban las del periodo de Lark House? Seth había indagado: cuando Alma se trasladó a Lark House comenzó a enviarse las cartas a sí misma cada cierto tiempo. Las recibía, las leía y las atesoraba como si fueran frescas. Lo hizo con plena consciencia y con sentido practico para mantener viva la ilusión del gran amor de su vida. También se enviaba las gardenias cada semana. Ichimei había muerto hace tres años por un infarto. No era posible, pensaba Irina: ella había visto a Ichimei la noche de la muerte de Alma. No era posible, pero era la verdad. Análisis: El amante japonés Cuando se hace referencia a El amante Japonés se presume en primera vista por el titulo que podría ser una novela erótica básicamente pero en el contexto los conocedores la literaturas de Isabel Allende concluyen que debe haber algo más, y en efecto así es. Esta historia en primera instancia de amor refleja la resistencia al vivir separados los amantes Alma y el japones Ichimei. Luego hay una exploración por los debates y penurias pasadas por los padres de éste por la segunda guerra mundial igualmente el rechazo a la familia Belasco por ser judía. Asimismo, entra en escena Irina que forma una parte fundamental en la historia porque junto al nieto de Alma el cual se enamora de ella quieren averiguar cuál es el pasado que esconde Alma tan celosamente, es decir que es lo que tiene ese pasado que la hace suspirar y quien es ese hombre japonés de la única fotografía que cuelga en su pared. Aunque se puede apreciar que el protagonismo secundario de Irina va a acompañado de la similitud de su vida con Alma en cuanto a secretos se trata. En este sentido se produce un contacto muy cercano ente las mujeres juventud y vejez lo cual lleva a un desarrollo muy interesante que se van descubriendo a través de la trama y es en su desenlace que se llegan a comprender los nudos alrededor de la lectura. Aunque la escritora no deja que ninguno de sus personajes sea vacío cada uno de ellos tiene una relevante participación dentro de las acciones de la novela. Se maneja también ese realismo mágico que Isabel Allende marca en sus escritos, esa hermosa forma de envolver al lector en un cumulo de sensaciones a través de sus personajes aunque el tema que se trata sea de contextos reales, es decir no fantasiosos. Esta novela está estructurada en 31 episodios los cuales van narrando los vínculos que llevaran a descubrir el secreto de Irina quien fue víctima de pornografía infantil lo cual era su secreto más guardado hasta que se enamoró de Seth. Entonces allí hay una segunda historia de amor con secretos, dolor, perdón y esas emociones profundas que deben entrar en la comprensión del lector para poder llegar a establecer los vínculos. La renuncia al amor por una vida cómoda, la renuncia a los brazos del hombre que amaba con desesperación hicieron de Alma una mujer triste aunque es adverso este sentir porque fue preferir el confort y su vida de siempre a estar con el ser que decía amar, lo quería todo su vida de siempre y a el jardinero, su amante japonés. La amistad vista desde una inmensa complicidad, esa complicidad de vida entre Alma y Nathaniel que terminaría en matrimonio. Años juntos, él sabiendo que ella amaba a Ichimei y sin embargo era su esposo así decidió vivir con ella muere un hijo nace otro y con el tiempo él fallece víctima de una enfermedad. Pero el amor de Alma permanece vivo por su amado Ichimei y jamás abandonó a Nat como le llamaba a su esposo, quien era gay y estaba muy enfermo y entre los dos Lenny el verdadero amor de Nathaniel y Alma la esposa cuidaron a este hombre hasta el final de sus días. Era demasiado dolor para ambos el mejor amigo de Alma y el amor de Lenny poco a poco se desvanecía aquel hombre antes los ojos atónitos de ellos y no se podía hacer nada más. En ese entonces no se sabía que era esa enfermedad con chagas en su piel y una delgadez espantosa que lo hacía ver como un esqueleto ya y era necesario parar el dolor así que se llegó a la eutanasia.
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