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Opere di Fray luis de leon, Dispense di Letteratura Spagnola

Opere di Fray luis de leon - Con analisi

Tipologia: Dispense

2019/2020

In vendita dal 02/04/2022

hdmario
hdmario 🇮🇹

4.8

(14)

29 documenti

Anteprima parziale del testo

Scarica Opere di Fray luis de leon e più Dispense in PDF di Letteratura Spagnola solo su Docsity! Fray Luis de León i CANCIÓN DE LA VIDA SOLITARIA* ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido; que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo * Títuio: los manuscritos de la familia ¡avellanos traen «Vida retirada». En ¡a princeps de Quevedo no lleva título, lo mismo que otras composi- ciones en esa familia. ' Cfr. Boscán «Respuesta de Boscán a Diego de Mendoca», w. 175-6: «Assí que yo ni quiero ya ni puedo / tratar sino de vida descansada» (ed. Riqoer-Comas-Molas, I, pág. 358). 2 huye: transitivo, cfr. XVI,I4; mundanal ruido: cfr. el pasaje citado de Arias Montano: «turbis hominum strepituqae remoras»; naturalmente «ruido» puede tener los significados alegóricos que se quiera, cfr. R. Se- nabre (1978, págs. 19-21). y* escondida senda: cfr. Hor. Ep. 1,18,101-103: «quid te tibi reddat ami- cum, / quid puré trariquiilet, bonos an dulce lucelium / an secretum iter et fallentis semita vitae». Horacio pone ante los ojos del joven Lolio los diversos medios que pueden hacer que «viva consigo», que sea «amigo de sí mismo» y alcance un ánimo tranquilo: frente a la vida de los honores y la riqueza contrapone el camino «apartado» (secretas) y la «senda de una vida escondida» (semita fallentis vitae). Entiendo que en Fray Luis, «escondida» (fallentis) tiene valor proléptico, pues la «senda» lleva a una vida oculta, retirada. Es la vida tetirada de sabor estoico-epicúreo a la que se dedicará Horacio en su propia granja según rezan los versos que si- guen (104-112). Naturalmente, el pensamiento sincretista de Fray Luis ve en esto una oculta sabiduría cristiana. Interpretaciones en ese sentido pueden encontrarse en Woodward (1954, pág. 22) y R. Senabre (1978, págs. 15-18). 6"8 Cfr. Hor. Epod., 2,6-7: «forumque vitat el saperba civium / poten- tiorum limina». se admira, fabricado del sabio Moro, en jaspes sustentado! No cura si la fama canta con voz su nombre pregonera, ni cura si encarama la lengua lisonjera lo que condena la verdad sincera. ¿Qué presta a mi contento, si soy del vano dedo señalado; si, en busca deste viento, ando desalentado, con ansias vivas, con mortal cuidado? ¡Oh monte, oh fuente, oh río! ¡Oh secreto seguro, deleitoso!, roto casi el navio, 10 15 20 810 Cfr. Hor. Od, 11,18,1-5: «Non ebur ñeque aureum / mea renidet in domo lacunar, / non trabes Hymetiae / premunt columnas ultima recisas / África»; y la traducción de Fray Luis: «Aunque de marfil y oro / no está en mi casa el techo jaspeado / con la iabor del moro, / ni las vigas de Himetia han sustentado / columnas muy labradas»; Estacio, Sylv. 13,35-36: «Auratasne trabes an Mauros undique postes / an picturata lu- centia marmora vena»; el léxico es garcilasiano, como señala Macrí, Egl, 1,277-78: «¿Do ¡a coluna que el dorado techo / con presunción graciosa sustenta.?»; y Son. XI,3: «de relucientes piedras fabricadas». t r l2 pregonera: es hipérbaton = «voz pregonera»; cfr. Ovidio, Her., XVII.207: «Non ita contemno volucris praeconia famae». 16 presta: prestar es «ayudar, assistir y contribuir al logro de alguna cosa» (Dice. Aut.). 17 Cfr. Hor. IV,32: «quod monstror dígito praetereuntium», 18 viento: es la opinión del vulgo; cfr. Hor. Ep. 1,0,37: «non ego ven- tosae plebis suffragisvenor». Horacio considera a Ja plebs como un vien- to que hoy va en una dirección y mañana en otra (cfr. Od. 1,1,7 y 1,5,11-12: «nescius aurae / fallacis», y Séneca, Hippolytus, 488). 19 desalentado: sin aliento. 21 Lázaro Carreter (1984,302) lo pone en relación con Petrarca, Canz, LXXI,37-38: «O poggi, o valli, o fiumi, o selve, o campi, / o testimon de la mia grave vita,» y las imitaciones posteriores como Bernardo Tasso «O fiumi, o rivi, o fonti». " !0 Cfr. tópicos paralelos en Tibulo 1,1,43-52 (E. Sarmiento, 1970,20). 2Í secreto: latinismo, de lecretum, 'lugar apañado', 'lugar más íntimo de un santuario'; cfr. «Imitación del Petrarca» (v.29): «en un lugar secre- to y deleitoso»; si se toma como adjetivo, «seguro» podría tener un sig- nificado cercano a XVIII.5. a vuestro almo reposo huyo de aqueste mar tempestuoso. Un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero; no quiero ver el ceño vanamente severo de a quien Ía sangre ensalza, o el dinero. Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido; no los cuidados graves, de que es siempre seguido e! que al ajeno arbitrio está atenido. Vivir quiero conmigo; 25 30 35 2t almo: cfr. XIII,1. 26~30 Son los rasgos contrarios de la vida del tirano o del avaro: «sue- ño» (cfr. XVIJ2-13 o V,22), «alegre» (XVI,Í7), «ceño severo» (V,24); «la sangre» es el linaje (cfr. la nota a XXH,15-18). 31"» Cfr. Garcilaso, Egl. 2,67-69: «Y las aves sin dueño / con canto no aprendido / hinchen el aire de duice armonía», que depende de Pro- percio 1,2,14: «et volucres nulla dulcius arte canant» (Lázaro Carreter, 1984, pág. 304). }6'<0 Son ¡deas de sabiduría estoico-epicúrea; Hor. Ep. 1,18,107-110: «et mihi vivam / quod superest aevi, si quid superesse volunt di: / ... neu flui- tem dubiae spe pendulus horae.». Todos los males para el estoico vienen de confiar en lo que nos es ajeno, «el ajeno arbitrio»". Sólo lo que está en nosotros puede llevarnos a la tranquilidad de ánimo y a la vida feliz: «Id autem unum bonum est, quod numquam defringitur. Is est, inquam, beatus quem nulla res minoren) facit; tenet summa, et ne ulíi quidem nisi sibi innixus» (Séneca, Ad lúe., 92,2). Sóio apoyándose en sí mismo, sibi innixus, «viviendo consigo» (cfr. Cicerón, Cato Maior, XIV.49: «At illa quanti sunt!... secura esse secumque, ut dicitur, vivere»). puede el hom- bre alcanzar el bien (cfr. Rico, 1981, pág. 244). Fray Luis glosa también esta idea en Los Nombres de Cristo (pág. 589): «El bien de la segunda (manera de paz), que es vivir concertada y pacíficamente consigo mismo, sin que el miedo nos estremezca, ni ia afición nos inflame, ni nos saque de nuestros quicios la alegría vana ni la tristeza, ni menos el dolor nos envilezca y encoja»; y después, apoyándose en cita del Profeta Miqueas, y entreverando saber pagano con verdad cristiana, vuelve (pág. 606): «así de todo aqueste amontonamiento de bien nace aqueste gran bien, que es gozar el hombre de sí y poder vivir consigo mismo, y no tener miedo de entrar en su casa». Es un tema difundido en el siglo xvi, cfr. Aldana, «Epís- tola a Montano»: «Pienso torcer de ia común carrera / ...entrarme en el secreto de mi pecho / y platicar en él mi interior hombre, / do va, do está, si vive, o qué está hecho» (ed. E. Rivers, vv. 415-20). gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo. Del monte en la ladera, por mi mano plantado, tengo un huerto, que con la primavera, de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto; y, como codiciosa por ver y acrecentar su hermosura, desde la cumbre airosa una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura; y, luego sosegada, el paso entre íos árboles torciendo, el suelo, de pasada, de verdura vistiendo y con diversas flores va esparciendo. 40 45 50 55 3910 cfr VIII,35. La misma idea aparece en la «Epístola de don Diego de Mendosa a Boscán», vv. 25-33 (ed. Riquer, 1,343): «El que teme y des- sea están sugetos / a una misma mudanca, a un sentimiento: / d'entram- faos son los actos imperfetos. / Entrambos sienten un remordimiento, / maravíllanse entrambos de que quiera, / a entrambos turba un miedo el pensamiento. / Si se duele, si huelga, o si spera, / si teme, todo es uno, pues están / a esperar mal, o bien d'una manera,»; y B. Arias Montano, Rhetoricoram libri, Valencia, 1775, pág. 165: «procul omnis amor, odium procul omne, / spesque metusque (recelo), atque omnis opum vesana cu- pido (celo)». Son los cuatro «afectos» de la ética estoica: f\5ovf\, Xúirn ('dolor' o 'afliccio'); feítiOuuia ('deseo') y cpópoc, ('miedo'), cfr. M. Poh- lenz, La Stoa, í, Florencia, 1967, págs. 298-299. 4r45 Cfr. Cicerón, Cato Maior, XVII1,59: «Mukae etiam istarum arbo- rum mea manu sunt satae.» El placer de cultivar por propia mano es un tópico de la literatura de alabanza de aldea y del apartamiento; cfr E. Sar- miento (1970, pág. 22) que remite, entre otros textos, a Tíbulo 1,1,7-8 y G. A, Davies (1964, pág. 212) que subraya' el paralelo entre Virg. G. IV.142-143 y vv. 42-45 de Fray Luis. 45 Hor. 111,16,30: «Segetis certa fides meae», 'esperanza cierta de mies propia'. 46"" Cfr. expresiones semejantes en Los Nombres de Cristo (ed. C Cuevas, pág. 247): «se conciben las fuentes y los principios de los ríos, y nasciendo de allí y cayendo en los llanos después y torciendo el passo por El aire el huerto orea y ofrece mil olores al sentido; los árboles menea con un manso ruido, que del oro y del cetro pone olvido. Ténganse su tesoro los que de un faiso leño se confían; no es mío ver el lloro de ios que desconfían, cuando el cierzo y el ábrego porfían. 60 65 ellos, fertilizan y hermosean las tierras» (citado por R. Senabre, 1978, pág. 30). Cfr. también Horacio en varias de las descripciones de su gran- ja, Sat. 11,6,1-3: «Hoc erat in votis: modus agri non ita magnus, / hortus ubi et recto vicinus iugis aquae fons / et paulum silvae super his foret»; Od. 111,16,29-30: «Purae rivus aquae, silvaque iugerum / paucorum...». Hay también ecos de Garcilaso, Egl. 1,239-224: «corrientes aguas, puras, cristalinas; / árboles que os estáis mirando en ellas; / verde prado de fres- ca sombra lleno; / yedra que por los árboles caminas, / torciendo el p'aso por su verde seno.»; Egl. 2,476: «a la pura fontana fue corriendo»; So». 25,4: «y esparziste por tierra fruta y flores»; Caá. 3,7-9: «do siempre pri- mavera / parece en la verdura / sembrada de las flores;» 56-60 cfr Petrarca, Trionfo d'Amore, IV,103-105: «Nel merzo é un om- broso e verde colle / con si soavi odor, con si dotó acque / ch'ogni mas- chio pensier deííalma rolle»; Exposición del Cantar de los Cantares (IV,16): «¡Sus! ¡Vueia, cierzo y ven tú ábrego! Orea este mi huerto y haz que se esparzan sus olores» y comenta (F. García, pág. 132): «Venga e! ábrego, y sople en este huerto mío con un airecico templado y suave, para que con el calor se despierte el olor, y con el movimiento ít lleve y de- rrame por mil partes, por manera que gocen todos de su suavidad y de- leite.» 19 con un manso ruido: cfr. Garcilaso, Can. 3,1: «con un manso ruido» y Egl. 2,65. 61 Cfr. Tibulo 1,1,1: «Divitias alius fulvo sibi congerat auro». 62'65 Los peligros de la navegación son un tópico clásico, cfr. Hor. 1,3,10-11 (y el comentario de Nisbet-Hubbard): «qui fragilem truci / com- misit pelago ratem / primus, nec timuit praecipitem Africam / decer- tantem Aqtiilonibus». El Áfricas equivale al ábrego y el Aqtúlo al cierzo o viento del norte. Véase también 111,29,57-9: «Non est meum, si mugíat Africis / malus procellis, ad miseras preces / decurrere (el lloro) et votis pacisci.» 62 leño: 'navio' como lignum; es cultismo ya arcaico, cfr. E. Bustos, págs. 135 y ss. La combatida antena cruje, y en ciega noche el claro día se torna; al cielo suena confusa vocería, y la mar enriquecen a porfía. A mí una pobrecüla mesa, de amable paz bien abastada, me baste; y la vajilla, de fino oro labrada, sea de quien la mar no teme airada. Y mientras miserable- mente se están los otros abrasando con sed insaciable del peligroso mando, tendido yo a la sombra esté cantando; a la sombra tendido, de hiedra y lauro eterno coronado, puesto el atento oído al son dulce, acordado, del plectro sabiamente meneado. 70 75 80 85 66 70 Vuelve sobre los mismos versos de Horacio 111,57-61: «si mugiat Africis / malus (la...antena) procellis, ad miseras preces / decurrere et vo- tis pacisci (al cielo... confusa vocería) / ne... addant avaro divitias mari (la mar enriquecen a porfía)»; véase también Virg. Aen. 1,87-89: «Inse- quitur clamorque vinim stridorque rudentum. / Eripiunc súbito nubes cae- lumque diemque / Teucrorum ex oculis; ponto nox incubat atra»; y V,451: «it clamor cáelo»; cfr. también XIV, 53-54. 71'" Hor. 111,29,14-16: «Mundaeque parvo sub lare pauperum / cenae sine auiaeis et ostro / soilicitam explicuere frontera»; Tibulo 1,1,37: «Ad- ! sitis, divi, neu vos e paupere mensa / dona nec e puris spernite fictili- I bus./ ... Hoc mihi contingat. Sit dsves iure, furorem / qui maris et tristes ferré potest pluvias». 73"74 la vajilla: Hor. Sat. 11,2,4: «discite, non Ínter knces mensasque n¡- tentis»; y e contrario cfr. los «puris... fictilibus» de Tibulo 1,1,38. 75 la mar no teme airada: cfr. Epod. 2,6: «ñeque horret iratum mare» y Od. 1,3,11: «nec timuit praecipitem Africum». 7677 Tmesis. Imita un procedimiento frecuente en griego, y, como he- lenismo, también en poesía latina. Se trata de la división de una palabra compuesta sea dentro del verso, sea al final formando encabalgamiento. Probablemente el modelo más directo es Horacio (cfr. Od. 1,25,11-12). Lo emplea también Fray Luis en la traducción de la oda í,14 (Cfr. A. Quilis, «Los encabalgamientos en '-mente'»). 81 A la sombra tendido: cfr. Garcilaso, Egl. 2,51-52: «A la sombra hol- gando / de un alto pinu». 82 si Cfr. Hor. Od. 1,1,29-30: «Me doctarum hederae praemia frontium / dis miscent superis.» Entiendo que «el plectro sabiamente meneado» no es el de Fray Luís, sino el de Dios que inspira, con el platónico furor, los versos del poeta, cfr. 111,21-25 y las notas al Vatum.
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