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Riassunto cap. 34 a 38 Nueva Gramatica de la Lengua Española, Sintesi del corso di Linguistica Spagnola

Riassunto dei capitoli 34, 35, 36, 37, 38 del Manual de la Nueva Gramatica de la Lengua Española

Tipologia: Sintesi del corso

2020/2021

Caricato il 16/06/2019

melania_gregori
melania_gregori 🇮🇹

4.6

(13)

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Scarica Riassunto cap. 34 a 38 Nueva Gramatica de la Lengua Española e più Sintesi del corso in PDF di Linguistica Spagnola solo su Docsity! Lengua Española III: • Complemento directo: El complemento directo u objeto directo (“¿quién?” o “¿qué?”) es una función sintáctica que corresponde a un argumento dependiente del verbo. De hecho, forma con él un grupo verbal y aporta información necesaria para conformar la unidad de predicación del verbo (transitivo). Ej. “Abro la ventana”, “la ventana” es complemento directo del verbo y sin ese la frase no tiene sentido. La función de complemento directo puede ser desempeñada por sustantivos y grupos nominales, pronombres o subordinadas sustantivas. • Complemento indirecto: El complemento indirecto u objeto indirecto (“¿a quién?” o “¿para quién?”) es una función sintáctica desempeñada por los pronombres átonos de dativo o por grupos preposicionales con preposición a que pueden ser sustituidos por un pronombre dativo “Javier pidió a su amiga las llaves – Le pidió las llaves”, aunque tal vez pueden ir juntos “A él le gustaron...” (construcciones de doblado). Desde el punto de vista semántico, los complementos indirectos designan el receptor, el destinatario, el experimentador, el beneficiario y otros participantes en una acción, un proceso o una situación nombrada conjuntamente por el verbo y el objeto directo. Entre sus características podemos decir que es un complemento del predicado, pueden ser sustituidos por los pronombres personales átonos (le,les) y pueden dividirse en argumentales o no-argumentales. • Complementos indirectos argumentales y no-argumentales: Se interpretan como complementos indirectos argumentales los que designan al destinatario de una acción “Concedieron un premio literario a tres jóvenes escritores” y también los llamados experimentantes, que se refieren al individuo que experimenta la noción que el verbo designa “Me gustan las manzanas”. Se suelen considerar complementos indirectos no argumentales— los llamados dativos de interés que desempeñan un papel semántico no central en la predicación. Estos complementos designan el individuo que se ve beneficiado o perjudicado por la acción o el proceso que se menciona, como en “Me buscaron un albergue”. También se consideran no argumentales los dativos posesivos o simpatéticos, que hacen referencia a la persona o la cosa a la que se atribuye algo, muy a menudo en una relación de posesión o de inclusión “A la casa se le mojó el tejado”, así como los dativos éticos y los aspectuales, que permiten integrar en el verbo un elemento igualmente ajeno a él, pero afectado en alguna medida por la noción que expresa el predicado “No se me ponga nerviosa” o “Se comió toda la carne”. Los complementos indirectos no argumentales pueden suprimirse sin que la gramaticalidad de la secuencia se vea, por lo general, afectada. • Duplicación pronominal: Es obligada la duplicación del complemento directo o el indirecto cuando estos complementos están representados por pronombres personales tónicos precedidos de la preposición a. Cuando el pronombre personal tiene la función de objeto o complemento del verbo, se emplea la forma átona. Los pronombres personales tónicos solo desempeñan en el español actual las funciones de complemento directo o indirecto si están duplicados por los correspondientes pronombres átonos. El pronombre átono puede subsistir sin el pronombre tónico que lo duplica, pero no al contrario. “La vieron a ella.” • Complementos de régimen: Es una función sintáctica u oracional que viene introducida por una preposición que es exigida o impuesta por el verbo y transmite una información que es básica para completar o precisar la significación del verbo. Aunque puede ir con cualquier preposición, las que habitualmente suelen introducir este tipo de complemento son de, con, a y en, lo importante es que siempre tiene que ser introducido por una preposición exigida por el verbo. “Piensa mucho en su novio”. Aunque admite la sustitución por los personales tónicos (yo, tú, mí, él…) o los demostrativos neutros (esto y eso), siempre permanece la preposición: Confía en sus amigos / Confía en ellos. • Predicado nominal: El predicado puede ser nominal o verbal. El predicado nominal tiene como núcleo un verbo atributivo o copulativo: ser, estar, parecer, y otros que funcionan como atributivos. La función del verbo atributivo es señalar una cualidad al sujeto: “La casa es roja”. En los predicados nominales no se trata de indicar la acción realizada por el sujeto, sino que se califica o identifica al sujeto. Una particularidad de este verbo copulativo es que no siempre concuerda con el sujeto, sino que a veces concuerda con el atributo cuando éste es un sustantivo en plural: “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla”. El predicado verbal tiene como núcleo un verbo predicativo, que indica acciones o procesos del sujeto: “Mi padre compra tomates”. Las oraciones atributivas tienen un predicado nominal y las oraciones predicativas tienen un predicado verbal. • Adjetivos intencionales y relacionales: Los adjetivos que se refieren a un conjunto de propiedades y las vinculan de una cierta manera son los relacionales “Puerto marítimo” / “Vaca lechera” / “Paseo campestre”. Los adjetivos relacionales como aquellos que «no son calificativos, es decir, no denotan cualidades o propiedades de los sustantivos, sino que establecen conexiones entre esas entidades y otros dominios o ámbitos externos a ellas». • Atributo: Es la función sintáctica que expresa una cualidad, propiedad, estado o circunstancia del sujeto a través de los verbos copulativos ser, estar y parecer. Concuerda con el verbo en el número (singular o plural), y con el sujeto en número y persona (excepto si el atributo es un adverbio o sintagma preposicional): Juan es camarero / María es camarera. Desde el punto de vista de naturaleza del predicado, las oraciones con ser, estar o parecer que contienen un atributo se clasifican como oraciones atributivas o copulativas. En estas oraciones, el verbo y el atributo forman, junto a cualquier sintagma que no esa el sujeto, el predicado nominal. El atributo es una función oracional que puede ser desempeñada por cualquier clase de sintagma: A) sintagma nominal (sn) [Luis es el arquitecto.]; B) sintagma adjetivo o adjetival (SAdj) [Su hija es alta. Ellos están tristes.]; C) sintagma preposicional (SPrep) [Tus vecinos son de Madrid.]; D) sintagma adverbial (SAdv) [Mi padre está bien.]. Para identificar el atributo, la pregunta al verbo es ¿qué?, la prueba más fiable es comprobar que se puede sustituir en todos los casos (masculino y femenino, singular y plural) por el pronombre LO. Si el sintagma no es nominal, también admite (sobre todo con el verbo estar) la pregunta ¿cómo? y la sustitución por el adverbio ASÍ. El complemento de régimen es la función sintáctica que desempeñan los grupos preposicionales argumentales, exigidos semánticamente por los predicados, por ej. “Depender de sus amigos”. Pueden estar seleccionados por sustantivos y adjetivos. La elección de la preposición que introduce el C. REG. es motivada por factores semánticos e históricos. El C. REG. PREP. puede también quedar sobrentendido. Los C. REG. PREP. son compatibles con el C.D. “Llenó el vaso de agua”: en estos casos el C. REG. PREP. puede ser implícito (“Llenó el vaso”) o el C.D.. Pocos verbos seleccionan dos C. REG. PREP., como comprometerse (a algo con alguien). El C. REG. PREP. puede alternar con el sujeto con algunos predicados que denotan suficiencia: no cambia el significado, pero sí la concordancia del verbo “Me bastas tú –Me basta contigo”. En general los verbos pronominales se construyen solo con C. REG. PREP., pero algunos pueden alternar C. REG. PREP. con C.D., provocando diferencias semánticas más grandes (acabar de, por, con, en) o menos grandes (acercarse a – hasta). Los C. REG. PREP. pueden ser introducidos por elementos no verbales. Muchos sustantivos, derivados de verbos (oler – olor a humo). El sustantivo derivado puede cambiar la preposición elegida por el verbo o admitir otras. También los adjetivos pueden introducir C. REG. PREP., a veces son derivados de verbos (carecer – carente de). La preposición a introduce C. REG. PREP. de verbos que denotan destino o límite de una acción, como los verbos de movimiento (aproximarse, sustantivos relacionados como caída, enviar) también figurado, como emociones dirigidas (amor, miedo), verbos, sustantivos o adjetivos que denotan percepción física (oler, olor), verbos que indican adecuación (acostumbrarse, habituarse), verbos que introducen nombres de juegos, deportes (jugar a). La preposición ante introduce C. REG. PREP. que denota presencia (comparecer ante el juez), verbos que manifiestan reacción física o emotiva causada por algo (palidecer ante la noticia) o que expresan la ausencia de esta reacción (callar). La preposición con suele introducir complementos de compañía y de instrumento (pasear con), con verbos que denotan acciones que generalmente se hacen en grupos (bailar, jugar). La preposición contra introduce C. REG. PREP. con verbos que designan acciones dirigidas a algo o alguien con intención agresiva (tirar, protestar contra), acciones conjuntas (combatir), que denotan faltas (crimen, delito). La preposición de es seleccionada por verbos que designan origen o límite inicial de un movimiento físico o figurado (aislarse, salir), verbos cuyos complementos se construyen con nombres de disciplinas, materias acerca de los cuales se da un juicio o se posee información (conocer, escribir, hablar). La preposición en es seleccionada por grupos preposicionales de sentido locativo, como verbos de movimiento hacia el interior (entrar), verbos que designan estados o cambios de estado (convertirse), verbos que denotan acciones impetuosas (estallar, prorrumpir). La preposición entre solo introduce grupos sintácticos que designan grupos de individuos, conjunto de sustancias, sustantivos que denotan relaciones entre entidades (contrato, cooperación), el movimiento que puede producirse en un espacio entre extremos o sustantivos que denotan el espacio que hay entre dos cosas (frontera). La preposición para introduce complementos de finalidad y de beneficio, C. REG. PREP. con verbos que indican movimiento físico o figurado, en alternancia con hacia (ir, salir, partir), con verbos que denotan utilidad (aprovechar), necesidad (exigir), suficiencia (bastar). La preposición por introduce complementos circunstanciales de lugar o causa, complementos que denotan origen de sensaciones, emociones (verbos como llorar, adjetivos como contento, sustantivos como llanto). La preposición sobre se acompaña de verbos que denotan acciones que requieren una superficie (deslizarse) o indican el destino de un movimiento (caer), y que expresan prominencia (triunfar) o presión, influencia (gravitar). Bajo introduce compl. de lugar (pasear bajo la lluvia); desde se utiliza a menudo en alternancia con de; hasta es introducida por verbos de movimiento (ir). El atributo en las oraciones copulativas El atributo es la función desempeñada por varios grupos sintácticos o palabras que denotan propiedades o estados de cosas. Los verbos ser, estar y parecer se llaman verbos copulativos porque ligan o vinculan el predicado con el sujeto. Los atributos se pueden dividir, en función de los grupos semánticos que forman, en: adjetivales (“Está muy claro”), nominales (“La falta de agua es el problema”), preposicionales (“Este jamón es de España”), adverbiales (“Estoy aquí”). Los atributos adjetivales pueden ser desempeñados por adjetivos calificativos y relacionales, mientras no se usan mucho como atributos los adjetivos intencionales y modales, que suelen preceder el sustantivo (“Su futuro marido” y no “Su marido es futuro”). Los atributos nominales se acompañan con los verbos ser, parecer, hacerse, resultar y volverse, mientras rechazan el verbo estar. Los atributos preposicionales pueden alternar con adjetivos calificativos (“El tejido es de algodón – algodonoso”). El uso del adverbio es más raro: el adverbio así puede sustituir a los adjetivos (“Es triste” > “Es así”). Con estar y los semicopulativos se nota la alternancia entre atributo adjetival y adverbial (“La fiesta estuvo muy buena – bien”). Las oraciones copulativas se suelen dividir en: oraciones copulativas caracterizadoras, que expresan características de personas o cosas (“Ella es rubia, médico”) y oraciones copulativas identificativas o específicas que identifican personas o cosas (“El problema es la falta de agua”, en que se identifica el problema). El uso de ser y estar en las oraciones copulativas es muy debatido en español. Una clásica distinción supone que ser se combina con atributos que designan características permanentes de los sujetos, mientras que estar con propiedades transitorias. No obstante, algunos predicados nominales se combinan con ser aun cuando designen propiedades transitorias “Ella es estudiante de tercero” y con estar, aunque indiquen propiedades no alterables “Está muerto”. En la frase “Ella es alta” no se describe un estado permanente, sino más bien una característica del sujeto, mientras en “Ella está alta” se quiere enfatizar el resultado de un cambio de estado. Por eso, ser designa características propias del individuo, que no surgen como efecto de un cambio, mientras que estar designa propiedades del sujeto relativamente a una situación concreta. El verbo ser no se una con el sentido de “existir”: en cambio, se usa estar para especificar el lugar que ocupa alguien o algo. Se usa ser cuando el sujeto denota acciones o sucesos “La clase es aquí”, con expresiones atributivas introducidas por una preposición elegida por el sujeto “La clase es desde las 8 hasta las 10”. Eligen ser los adjetivos de relación (digital, económico, musical), aunque algunos de ellos se pueden usar como adjetivos calificativos, permitiendo la alternancia. También admiten alternancia los adjetivos que designan propiedades físicas sujetas a alteración (“Su cara es – está roja”). Eligen ser muchos adjetivos que denotan rasgos valorativos de las personas o cosas (ser o estar amable, cortés, fiel): el uso de estos adjetivos con estar indican comportamientos particulares o circunstanciales. Muchos adjetivos que comparten la raíz léxica con los verbos correspondientes eligen estar (descalzo, desnudo), pero los adjetivos de forma participal eligen ser (conocido). Algunos adjetivos eligen ser si se habla del carácter o temperamento de alguien, mientras estar si se describe un estado circunstancial. El verbo parecer es copulativo cuando se construye con un grupo nominal, adjetival o preposicional (Él parece un buen profesor – Él parece seguro de sí – Él no parece de aquí). Cuando se forma con una oración subordinada sustantiva, para muchos ‘parecer’ se puede sustituir por ‘lo’ y ‘eso’ (“Parece un buen profesor – Lo parece – Eso parece”). El atributo en las construcciones semicopulativas Los verbos semicopulativos vinculan un sujeto con un atributo y añaden contenido. A diferencia de los copulativos pueden funcionar también como verbos principales o plenos. El atributo es necesario con los semicopulativos (en “Se puso enfermo”, enfermo es obligatorio). Los semicopulativos pueden clasificarse en verbos de cambio, que denotan el proceso de pasar a un estado, verbos que expresan permanencia, resistencia o continuidad de un estado de cosas y los verbos de manifestación o presencia. Entre los verbos de cambio: El verbo devenir, se usa con atributos nominales e adjetivales. El verbo hacerse expresa cualidades caracterizadoras de personas o cosas. Alterna con ser pero no con estar (Hacerse – Ser famoso). Se puede utilizar también con algunos adjetivos que admiten estar, siempre que no rechacen ser (“Se hizo fácil”). Hacerse(le) a alguien + atributo adjetival expresa la forma en que alguien percibe una propriedad (“El viaje se me hizo eterno”). Con grupos nominales definidos que se costruyen con adjetivos nominalizados, hacer tiene sentido de comportamentos fingidos (“Hacerse el simpático – tonto”). El verbo ponerse se combina con muchos adjetivos, adverbios y locuciones que aceptan también estar. Designa estados episódicos (Ponerse colorado, alegre). Con volverse se unen adjetivos que denotan estados que permanecen durante cierto tiempo (Volverse loco, tonto). Quedar(se) se usa para designar procesos que desembocan en estados transitorios, con predicados que se construyen con estar (Quedarse vacío, dormido) Los verbos resultar y salir se construyen como semicopulativos de cambio de estado, experimentación, manifestación o constatación. Entre los verbos del grupo 2, que expresan permanencia, persistencia o continuidad de un estado de cosas (andar, conservarse, continuar, ir, permanecer, seguir) “El hombre permaneció en silencio – continúa enfermo”. Los principales verbos del grupo 3, que expresan manifestación o presencia, son encontrarse, mostrarse, revelarse, aparecer. Las construcciones absolutas son unidades bimembres de predicación que establecen una relación atributiva entre un elemento nominal y un atributo, sin que hay un verbo entre ellos. Por ejemplo, la frase “Terminada la guerra fría...” tiene un atributo (el participio terminada) y un sujeto de predicación (la guerra fría). un arrumaco, una caricia, una onfesión, un gesto, una pregunta, una señal, etc.; poner (a alguien o a algo) pegas, peros, etc. Sin embargo, también es común la construcción «dativo átono + [verbo (semi)copulativo + adjetivo]»: “Los jueces les eran hostiles” o también “La información me fue útil”. Los pronombres dativos que aparecen están seleccionados por los adjetivos hostil y útil respectivamente, pero como los adjetivos carecen de la propiedad de albergar pronombres átonos, se crea el predicado complejo «verbo (semi)copulativo + adjetivo», al que se incorpora el pronombre átono. Entonces, los pronombres dativos pueden incidir sobre un verbo que no los selecciona semánticamente. Los adverbios locativos proporcionan estructuras muy similares. Estas construcciones dan lugar a alternancias entre los complementos del adverbio introducidos por la preposición de y los complementos de dativo, como en “Anda detrás de él” frente a “Le anda detrás”. Estas construcciones son características de los verbos de movimiento: “Una mujer denunció que mientras caminaba por la calle le cayeron al lado dos baldosas de mármol de tamaño pequeño”. Son muy numerosas las locuciones verbales que contienen o que exigen complementos indirectos. No se consideran locuciones, sin embargo, las construcciones formadas con verbos de apoyo como antes. Las locuciones verbales de complemento indirecto se pueden dividir en tres grupos: • el primero formado por aquellas que contienen complementos indirectos fijos, en el sentido de constituidos por grupos nominales que no alternan con otros, como en buscarle cinco (o tres) pies al gato, dar tres cuartos (también cuartos o un cuarto) al pregonero, darle vueltas a la cabeza, echar(le) guindas al pavo, pedir(le) peras al olmo, verle las orejas al lobo. • el segundo grupo constituido por perífrasis que se construyen con un complemento directo fijo (a veces con otros complementos o con un sujeto: caérsele la baba a alguien, hacérsele la boca agua a alguien) y un complemento indirecto variable de carácter argumental como bailar el agua (a alguien), complicar la vida (a alguien), dar alas (a alguien), dar o meter caña (a alguien), dar carrete (a alguien), dar curso (a algo), dar de lado (a alguien), dar ejemplo (a alguien), dar guerra (a alguien), dar gusto (a alguien), dar la {lata} (a alguien), dar la mano (a alguien), dar la razón (a alguien), dar paso (a algo o a alguien), echar una mano (a alguien), tomar el pelo (a alguien), etc. • al tercer grupo pertenecen las locuciones que contienen otra variable sintáctica, además de la correspondiente al objeto indirecto. Esta otra variable puede ser el complemento directo como en echar(le) en cara (algo a alguien); un complemento del nombre como en hacer(le) (a alguien) el honor (de algo); un complemento preposicional como en ir (a alguien con algo); un predicativo adjetival o adverbial como en caer (a alguien de cierta forma) {antipático ~ bien ~ simpático}. Complementos indirectos duplicados Es habitual en español que los complementos indirectos formen construcciones llamadas de doblado o de duplicación. El grupo preposicional que ejerce la función de complemento indirecto aparece reproducido en ellas mediante un pronombre átono de dativo, como en Les gusta a ellas. La duplicación del complemento indirecto es obligada en algunos casos, mientras que en otros resulta opcional. • es obligatoria si el grupo preposicional se forma con pronombres personales tónicos. Se obtienen así contrastes como “Di el dinero a los muchachos ~ *Di el dinero a ellos”. También es obligatoria en las construcciones de tópico inicial, que se denominan dislocadas “A sus hijos, les lanzó ayer un buen sermón” donde no se omite si se desea mantener la estructura sintáctica. • El pronombre puede o no aparecer en las construcciones de foco inicial “¡A poca gente (le) habrá ado don Luis tantas oportunidades como a ti!” En muchos casos, la ausencia de duplicación se asocia con un registro más elevado Intervienen también otros factores en la presencia o ausencia de duplicación. Así, predomina la ausencia del pronombre dativo en las construcciones con complementos indirectos que se interpretan como destinatarios de una acción: “Entregaron a Alex un canasto”. El pronombre átono raramente se omite, en cambio, con los que se interpretan como experimentadores, como se aprecia en el contraste “{Le duelen ~ *Duelen} las muelas a Inés”, salvo la excepción de los grupos verbales formados con verbos de apoyo: “Esas películas {dan ~ le dan} miedo al niño”. Se ha observado que la presencia del pronombre invita a interpretar la completitud del evento, y también que contribuye a que se interprete que la situación descrita afecta en mayor medida al destinatario o implica algún cambio de estado en él. Así, en “Acerqué la silla a Marisa” se entiende que se mueve una silla hacia la posición que ocupa cierta persona, mientras que en “Le acerqué la silla a Marisa” puede entenderse igualmente que se hace algo en provecho de esa persona sin que se conozca el destino del movimiento que se menciona. Cuando los complementos indirectos designan al que experimenta algo, es más fácil prescindir del pronombre átono si aquel está representado por cuantificadores indefinidos, como en “Esas medidas no (les) gustan a todos”. Algo similar ocurre con las oraciones genéricas “Estas novelas interesan poco a la gente”. Los complementos indirectos de interés (§ 35.4.1a) y los simpatéticos rara vez se construyen con la sola presencia del grupo preposicional. No resulta natural suprimir el pronombre átono en “Les había encontrado casa a las tres familias”. Los dativos éticos aparecen de forma característica como pronombres átonos “La niña se me puso nerviosa”, pero a veces admiten la construcción de doblado “La niña se le puso nerviosa a la profesora”. En las construcciones reduplicadas, los pronombres átonos concuerdan con los tónicos o con el grupo nominal al que se refieren. Sin embargo, es frecuente emplear el dativo le en correspondencia con un grupo preposicional construido con sustantivos en plural: “Y poco a poco voy cogiendo complejo de que soy la que sobro…De que te sobro a ti, y le sobro a mis padres y a todos. 35.3 Complementos indirectos seleccionados o argumentales Los complementos indirectos argumentales se pueden clasificar con varios criterios. Debe tenerse en cuenta, ante todo, si el verbo al que modifican es o no es el que los selecciona semánticamente. En el primer caso, si es el verbo que selecciona semánticamente los C.I. argumentales, se obtienen predicados simples, como en “Le entregó el dinero” (donde le es complemento de entregar). Mientras que, en el segundo caso donde no lo es, se obtienen predicados complejos, asì el pronombre le en “Le anduvo cerca” incide sobre el predicado complejo andar cerca, pero está seleccionado por el adverbio cerca y se interpreta como argumento suyo. El mismo análisis se extiende a “Te será fácil”, y otros casos en los que se incorpora a un predicado complejo un argumento de su segundo componente. Desde el punto de vista semántico, los complementos argumentales se pueden clasificar con dos criterios estrechamente interrelacionados: • la interpretación del complemento • la clase semántica a la que corresponde el verbo al que complementan De acuerdo con el primer criterio, se distinguen cinco tipos fundamentales de complementos indirectos argumentales: • los que designan el destinatario de una acción o un proceso: “Le entregaron el dinero”; • los que designan el depositario de cierta experiencia, sea o no sensorial (experimentador o experimentante): “Le gustaba madrugar”; • los que expresan el punto de origen de una acción o un movimiento: “Se nos apartó”; • los que denotan el término de esas acciones:“Le fue a su mamá con el cuento”; • los que expresan la ubicación (con sentido de ‘lugar en donde’) de alguna cosa: “Le puso flores a la mesa. Si se atiende al significado de los verbos que se construyen con complementos indirectos argumentales, el primer grupo que cabe establecer es el de los que denotan transferencia. El complemento indirecto expresa en estos casos el receptor o el destinatario de dicho proceso, y suele concurrir con un objeto directo que designa la entidad transferida. • A ese grupo de verbos pertenecen: ceder, conceder, confiar, dar, dejar, devolver, entregar, enviar, legar, llevar, mandar, ofrecer, otorgar, pagar, prestar, proporcionar, regalar, remitir, retribuir y traer. • los verbos de comunicación también se consideran, en sentido amplio, verbos de transferencia, donde la noción transferida es la información que se suministra: anunciar, avisar, comunicar, contar, contestar, decir, dictar, escribir, explicar, exponer, manifestar, notificar, referir, repetir, replicar, revelar, sugerir, transmitir. • los verbos que expresan demanda se han considerado igualmente un subgrupo de los verbos de transferencia: pedirle {dinero ~ una respuesta} se transfiere cierta petición, demandar, encargar, exigir, implorar, pedir, preguntar, recabar, reclamar, requerir, rogar, solicitar, suplicar, urgir. • constituyen un subgrupo los verbos llamados de intercambio, como alquilar, arrendar, comprar o vender. Además de los verbos que expresan transferencia, poseen complementos indirectos argumentales los que denotan asignación o atribución de algo, como: achacar, adjudicar, asignar, atribuir, corresponder, imputar, otorgar o reconocer. “Si asistía a una operación cardíaca, le achacaban un coqueteo con el médico. Son también argumentales los complementos indirectos de los verbos de afección (llamados a veces psicológicos) que designan muy diversas inclinaciones o reacciones de tipo sensorial o anímico “Le picaba la barba”. Pertenecen a este grupo, entre otros, los verbos aburrir, agradar, alegrar, asombrar, asustar, atraer, cansar, complacer, desagradar, disgustar, divertir, doler, encantar, entristecer, entusiasmar, extrañar, gustar, herir, interesar, irritar, molestar, ofender, pesar, preocupar, sorprender. El complemento indirecto de los verbos de afección designa el individuo que experimenta algo, mientras que en el esquema sintáctico más común, la causa de la sensación o el sentimiento suscitado está representada por el sujeto “Le [complemento indirecto] encantaban los boleros” [sujeto]. Se construyen también con complementos indirectos argumentales los verbos que indican acaecimiento (ocurrir, pasar, suceder), atingencia o pertinencia (atañer, concernir, corresponder, importar, incumbir), daño o provecho (beneficiar, convenir, dañar, perjudicar), necesidad, adecuación o suficiencia (bastar, faltar o hacer falta, restar, sobrar), pertenencia (pertenecer) y utilidad (servir). Los complementos indirectos de estos verbos se refieren a individuos que participan de forma no activa en muy diversos procesos que les afectan o que los involucran. Están, pues, cercanos a los llamados experimentadores. Complementos argumentales de término, origen y ubicación Los complementos indirectos que se estudian bajo este epígrafe suelen alternar con complementos de régimen, como se advierte en los siguientes pares: “Se acercó a ella ~ Se le acercó” (dirección, destino o término); “Se apartó de ellos ~ Se les apartó” (origen, procedencia o fuente); “Eché sal en la ensalada ~ Le eché sal a la ensalada” (ubicación). Los verbos que seleccionan complementos indirectos que indican dirección, destino o término pueden pertenecer a varios grupos semánticos, entre los que destacan especialmente los siguientes: • Aproximación: acercar(se), aproximar(se), como en “Se nos acercó”, en alternancia “Se acercó a nosotros” • Igualdad o similitud: asimilar(se), comparar(se), parecer(se) “Se les equiparan” con “Se equiparan a ellas” • Adición o contacto: unir(se), juntar(se), agregar(se), como “Se les unió” en alternancia con “Se unió a ellos” 36.El complemento de régimen preposicional El complemento de régimen (o de régimen preposicional) es la función sintáctica que desempeñan los grupos preposicionales argumentales, es decir, aquellos exigidos semánticamente por los predicados: depender de sus amigos traducir al español dependencia de sus amigos traducción al español dependiente de sus amigos traducible al español Los segmentos subrayados son los complementos de régimen de un verbo, un sustantivo y un adjetivo, respectivamente. A diferencia de otras funciones sintácticas (complemento directo, sujeto), los complementos de régimen pueden estar seleccionados por sustantivos (dependencia, traducción) y por adjetivos (dependiente, traducible). Estos paradigmas se obtienen a menudo cuando las voces proceden de verbos, de forma que heredan el régimen preposicional de estos (las preposiciones de y a). La elección de la preposición con la que se introduce el complemento de régimen suele estar motivada por factores semánticos además de por razones históricas. Dos predicados relativamente próximos en su significado pueden manifestar regímenes distintos: confiar en, pero fiarse de; extenderse a (o hasta), pero abarcar con objeto directo. La proximidad semántica se refleja en algunos casos en que las preposiciones reproducen el prefijo que contiene el predicado que las rige:interponerse entre, desligarse de, colaborar con. Algunos predicados eligen una única preposición (disentir de, renuncia a, carente de, propenso a), mientras que otros son compatibles con varias y es frecuente con predicados que introducen complementos que denotan materia/asunto (hablar {de ~ sobre ~ acerca de ~ a propósito de} la política), destino/dirección (viajar {a ~ hacia ~ hasta} algún sitio) y destinatario (su actitud {con ~ hacia ~ ante ~ respecto de} la gente). A veces es necesario que los de régimen estén presentes: “Cuidaba de su madre” o “Ya sabía de tu aversión a la informática” mientras que otras veces los de régimen pueden quedar sobrentendidos: “No te empeñes” o “Siempre fue una persona fiel”. Cuando los complementos de régimen de los verbos son compatibles con el complemento directo, puede quedar implícito el complemento de régimen: “Llenó el vaso” o el complemento directo: “Amenazó con dimitir”. Unos pocos verbos seleccionan dos complementos de régimen, como comprometerse (a algo con alguien) o traducir (de una lengua a otra) o coincidir (con alguien en algo) o ir (desde un sitio hasta otro), y la mayor parte de esos verbos denotan movimiento o transferencia desde un punto de partida a un término. La distinción entre los complementos de régimen y los complementos circunstanciales (adjuntos) permite analizar los dos sentidos de expresiones como escribir sobre una máquina, en la que se habla o del lugar en el que alguien se apoya para escribir (interpretación de complemento circunstancial) o bien del tema sobre el que versa un escrito (interpretación de complemento de régimen). Se obtiene una ambigüedad similar en pensar en el tren y en otros muchos casos parecidos. A pesar de que los complementos de régimen se consideran argumentales, son numerosos los casos en los que sus límites con los adjuntos se tornan imprecisos. Los complementos argumentales de ubicación “Puso el libro en la mesa” están relacionados con los complementos circunstanciales y con los de régimen, pero no corresponden propiamente a ninguno de los dos grupos. Se diferencian de los de régimen en que las preposiciones que los encabezan no están seleccionadas por el predicado, por lo que se alternan libremente “Puso el libro {en/sobre/bajo} la mesa”. Se distinguen de los circunstanciales en que el significado que aportan está exigido por el verbo, por lo que se entiende que el grupo preposicional que introduce es argumental. El límite entre los complementos de régimen y los circunstanciales tampoco es nítido con los verbos caber, pernoctar o residir, que presentan mayor necesidad de un complemento locativo que otros como apoyarse, tenderse o veranear. El complemento de régimen puede alternar con el sujeto con algunos predicados que denotan suficiencia. No se obtienen cambios notables en el significado, pero sí en la concordancia con el verbo: “Me bastas tú ~ Me basta contigo”. El complemento de régimen alterna con el sujeto tanto en las construcciones pronominales como en las no pronominales. Por lo general, los verbos pronominales se construyen solo con complemento de régimen (arrepentirse de, inmiscuirse en, referirse a), pero unos pocos también admiten alternativamente complemento directo o complemento de régimen: encontrarse a/con alguien; quedarse algo ~ quedarse con algo. La alternancia es más frecuente, sin embargo, entre la variante pronominal y la no pronominal del mismo verbo: en la mayoría de los casos se obtienen diferencias semánticas muy marcadas (empeñar algo ~ empeñarse en algo; fijar algo ~ fijarse en algo; negar algo ~ negarse a algo; despedir a alguien ~ despedirse de alguien); en otras alternancias, en cambio, la diferencia de significados es más sutil (olvidar un nombre ~ olvidarse de un nombre; lamentar el error ~ lamentarse del error). El complemento de régimen y el complemento directo pueden alternar con significados próximos, aunque no idénticos, en las construcciones no pronominales. Así, “tratar un asunto” (estudiarlo) no equivale exactamente a “tratar de un asunto” (debatirlo). También se oponen “Esperemos que salgan” (mantengamos la esperanza) y “Esperemos a que salgan” (aguardemos); “Pienso que voy a aprobar el curso” (lo creo) y “Pienso en que voy a aprobar el curso” (considero la posibilidad); “No entiendo eso” (no comprendo) y “No entiendo de eso” (no sé), etc. La cercanía de significados es mayor en otros casos: acertar (con) la respuesta, cuidar a (o de) alguien, hablar (en) español, pagar (por) los servicios recibidos, responder o contestar (a) una pregunta, saber (de) música, soñar (con) un mundo mejor. 36.2 Complementos de régimen no verbales Complementos de régimen de sustantivos Muchos sustantivos derivados de verbos con complemento de régimen mantienen este complemento, y aun la preposición que lo introduce: {oler ~ olor} a rosas; {confiar ~ confianza} en la gente; {aspirar ~ aspiración} a un futuro mejor; {salir ~ salida} de la ciudad. No es infrecuente, sin embargo, que el sustantivo derivado rechace el régimen del verbo (Me amenazó con dispararme, pero *su amenaza con dispararme) o que admita otras preposiciones: su interés {por ~ en ~ hacia ~ en relación con} ello, frente a interesarse {por ~ en} ello. Admiten también complementos de régimen de sustantivos no derivados de verbos, como en “monumento a la Constitución”. Los complementos de los sustantivos no siempre son complementos de régimen. Complementos de régimen de adjetivos Los adjetivos también introducen complementos preposicionales (reacio a responder, pendiente de la hora, enfermo del corazón), a veces como herencia del verbo: carecer/ carente de; dividir/divisible {por ~ entre}. Solo se suelen considerar complementos de régimen los que están exigidos semánticamente por el predicado. Algunos adjetivos rechazan casi siempre la omisión de su complemento, mientras que otros admiten que este quede implícito. En tales casos es frecuente interpretar el complemento en sentido genérico (si se dice de alguien que es fiel, desleal o diferente, se suele entender ‘en relación con los demás en general’) o bien de forma anafórica por remisión a un contexto previo en el que se ha introducido la información omitida: “Esa calle tampoco es paralela”. 36.3 Alternancias preposicionales La selección de la preposición (que puede ser una o más de una) está relacionada con la clase semántica a la que pertenecen los predicados que requieren complementos de régimen. Las alternancias preposicionales conllevan unas veces un cambio notable en el significado, y otras solo una leve modificación o, incluso, no afectan al sentido. Así, el verbo acabar puede ir con de, por, con y en y sus complementos con significados muy diversos. Entre las alternancias que no se observan cambios semánticos notables cabe señalar: a ~ hacia (mirar); a ~ hasta (acercarse); de ~ por (avergonzarse); a ~ en (entrar); a ~ con (unir); a ~ para (ofrecerse). La alternancia depende en ocasiones de la categoría gramatical que sigue a la preposición. 36.4 Valores de los complementos de régimen La preposición A introduce complementos de régimen de los predicados que denotan: destino, así como el límite de alguna acción dirigida o finalidad (Vino a pedirme trabajo) • movimiento, sean verbos (aproximar(se), ascender, ir(se), llegar, salir, saltar, venir, volver(se), etc.) o sustantivos relacionados con ellos (ascenso, caída, descenso, ida, llegada, salida, salto, vuelta). • desplazamiento físico o figurado de cosas o personas (conducir, echar, enviar, lanzar, mandar, tirar) • acción dirigida a un punto (apuntar, asomarse, dirigir, encaminar) • expresan de diversas maneras orientación (El balcón da a la plaza) o destino (predestinar a alguien al fracaso, condenar a su hijo a la pobreza) • manifiestan de modo traslaticio nociones de dirección y destino, como aludir o referirse, así como en los sustantivos y adjetivos derivados • percepción física o algunos de sus efectos, sean verbos (oler a rosas, saber a limón), sustantivos (tufo a podrido, gusto a canela) o adjetivos (suave al tacto, sordo a sus quejas) • costumbre, adecuación o limitación (acostumbrar(se), adaptar(se), adecuar(se), ajustar(se), habituar(se), limitar(se), responder), así como de los sustantivos y adjetivos derivan de ellos • los verbos que introducen sustantivos que designan juegos, deportes y otras competiciones: jugar al ajedrez, ganar/perder al mus, a veces en alternancia con el complemento directo (jugar tenis) • ayuda, intención, tendencia o influencia (atreverse, ayudar, comprometerse, decidirse, disponerse, forzar, invitar, obligar, prestarse o tender), también con sustantivos (afición, compromiso, contribución, invitación o tendencia) y adjetivos (atento, presto, pronto, propenso y propicio) • resistencia u oposición, como enfrentar(se), negarse, oponer(se) o resistir(se) • dejación (ceder, rendirse, renunciar, sucumbir) • acciones o procesos que requieren la participación de parejas o grupos, y a menudo expresan contacto o agregación de elementos (abrochar, atar, coser, ligar, mezclar, sumar, unir. Prefieren a, en cambio, adherir, adjuntar, agregar, añadir, ceñir, prender) • semejanza (parecerse, equivaler, comparar(se)) o los adjetivos (diferente, distinto, equivalente) • Los adverbios demostrativos de lugar incorporan semánticamente la preposición a, no expresa “enviarlo allí” (*enviarlo a allí), mientras que los relativos e interrogativos la admiten: “Iré donde/adonde tú vayas”. También forman parte de este grupo los sustantivos que designan emociones o sentimientos dirigidos a algo o alguien (amor, lealtad, miedo, odio, recelo, respeto, temor), o diversas manifestaciones de contacto con personas o cosas (beso, bofetada, empujón, paliza). Toman el mismo régimen los adjetivos que expresan la ausencia de tales nociones (ajeno, extraño, indiferente). Cabe añadir la larga relación de sustantivos que expresan obstáculo o resistencia y que se construyen también con a. Pertenecen a ella, entre otros, arancel, impedimento, impuesto, negativa, objeción, pega, rechazo, reparo, repudio, repulsa, reticencia, tasa, traba. La preposición ante introduce complementos circunstanciales cuando equivale a ‘delante de’, pero puede introducir también complementos de régimen con ciertos predicados que denotan: • presencia (comparecer ante el tribunal, presentarse ante el juez) • acción interpuesta (mediar, interceder) o elevada a persona con autoridad (presentar recurso) • reacciones físicas o emotivas causadas por algo (palidecer ante la noticia, indignación ante su actitud, postura ante ese tema) • ausencia de reacción o respuesta en esas mismas situaciones (callar, contenerse, no inmutarse) • dejación o fracaso (capitular, ceder, claudicar, retirarse, retroceder) Los adjetivos que designan reacciones y tomas de postura se construyen asimismo con ante, a veces en alternancia con a: absorto, indefenso, indiferente, insensible, reticente. La preposición con suele introducir: • verbos que introducen la misma preposición designan acciones impetuosas (estallar en llanto, prorrumpir en sollozos) • verbos que indican aumento o disminución en la magnitud en la que se produce algún cambio (mejorar en calidad, crecer en sabiduría, ahorrar en calefacción), así como los adjetivos que se asimilan a ellos (superior en bondad, rico en vitaminas) • designa el ámbito, la especialidad o el asunto al que se aplica la noción designada por un predicado con algunos verbos de pensamiento (pensar, meditar, con ambos en alternancia con sobre), de disposición hacia las personas o las cosas (confiar, creer, dudar, vacilar), o de semejanza y diferencia (coincidir, estar de acuerdo, diferenciar(se), distinguir(se), parecerse). La preposición entre suele admitir: • grupos sintácticos que designan grupos de individuos o conjuntos (entre los papeles) • sustancias que se puedan concebir como agregados de corpúsculos (entre la harina) • verbos diferenciar o distinguir, así como otros que contienen el prefijo inter- (intercalar, interceder, internarse, interponerse) • sustantivos que denotan relaciones simétricas entre grupos de entidades (contrato, cooperación, debate, diálogo, encuentro, mezcla, negociación, paralelismo, parentesco, pleito, pugna, vínculo) o bien comparación entre ellas (desequilibrio, igualdad, (in)compatibilidad, similitud) • grupos sintácticos que expresan también el movimiento que puede realizarse en el espacio delimitado por dos o más extremos (viaje entre las montañas) • verbos que indican variación o vacilación (fluctuar, oscilar, titubear, vacilar), así como otros que denotan selección, distribución o prominencia La preposición para encabeza: • complementos de régimen seleccionados por verbos que indican movimiento físico (ir, salir, partir, volver, como en ir para/hacia Barcelona), o figurado (Fue cuando estudiaba para perito agrícola) • predicados de orientación prospectiva vinculados a las nociones de utilidad o propósito (servir, preparar(se), aprovechar), o a las de necesidad (exigir, necesitar, requerir, indispensable, obligado; condición, exigencia, requisito), suficiencia (bastar, ser suficiente) • expresiones de condición no satisfecha, con sujetos cuantificados (Faltan dos para la docena) • sustantivos que introducen los nombres de instrumento (máquina, herramienta, lentes, sierra, etc.), como en “lentes para ver de cerca” La preposición por introduce: • complementos circunstanciales de lugar o de causa • complementos seleccionados que denotan el origen de sensaciones, emociones o sentimiento (alegrarse por/de, inquietarse por/de, llorar por/de), adjetivos (ávido, contento, triste) o sustantivos (ilusión, llanto, preocupación, respeto) • verbos que expresan movimiento no direccional (caminar, merodear, pasear, vagar) • complementos preposicionales que especifican el canal por el que se difunde una información (Me enteré por la radio) o el medio de transporte de algo (enviar la mercancía por barco) • predicados que denotan dispersión (esparcir, derramarse, desparramar), pero también los que expresan lo propio o distintivo de algo o alguien (caracterizar(se) • complementos que indican la parte por la que es asido o manipulado algo (sujetar a alguien por la solapa) • los complementos que manifiestan el criterio empleado en una clasificación (ordenar los libros por tamaños) La preposición sobre acepta: • complementos que designan la superficie o la parte superior de alguna cosa • complementos regidos cuando acompañan a verbos que denotan acciones que requieren una superficie (deslizarse, resbalar) o indican el destino de algún movimiento (abalanzarse, caer, encaramarse, marchar y subirse) • expresiones que denotan una materia o un asunto (debatir, escribir, hablar, indagar, investigar, pensar, tratar) • verbos que expresan prominencia (predominar, triunfar), o bien presión, atracción o influencia (gravitar, incidir, influir, pesar, presionar) y los sustantivos derivados de estos verbos o asociados con ellos por su significado (arancel, artículo, impuesto, incógnita, ley, libro, novela, posición, tasa, teoría o ventaja). La preposición bajo introduce complementos circunstanciales de lugar (vivir bajo un puente, pasear bajo la lluvia). No obstante, el estado de cosas denota físicamente puede interpretarse de modo traslaticio con los verbos cobijar, proteger, amparar o resguardar (Tal vez adivinan la tragedia que se cobija bajo toda diferencia radical) Cabe decir lo mismo respecto de la preposición tras con los verbos parapetarse y escudarse, en ambos casos alternando con en. Los complementos encabezados por la preposición hacia pueden asimilarse a los complementos de régimen —a menudo en alternancia con otras— cuando modifican a predicados que implican dirección o destino, sean reales o figurados. A este grupo pertenecen muchos verbos que denotan movimiento (dirigir(se), ir, moverse, viajar), cambio de dirección (doblar, girar, volver(se)) o acción orientada a un punto (apuntar, arrojarse, atraer, inclinar(se), mirar, volcar(se)). A ellos se agregan muchos sustantivos que expresan algún tipo de desplazamiento (camino, vía, transición). El mismo régimen se extiende a un grupo de sustantivos que denotan sentimientos y actitudes manifestados en relación con las personas o las cosas (admiración, afecto, amistad, cariño, lealtad, odio, respeto, etc.), así como a algunos adjetivos (crítico, hostil). La preposición hasta aparece introducida por verbos de movimiento (ir, trasladar(se), viajar), pero también por ciertos predicados de estado (extenderse o abarcar). Los límites de estos complementos con respecto a los circunstanciales son imprecisos cuando el término designa el final de alguna situación o estado de cosas (contar hasta diez, continuar hasta el final, esperar hasta las dos, permanecer hasta el domingo).
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