Baixe Transtornos Genéticos e outras Manuais, Projetos, Pesquisas em PDF para Farmácia, somente na Docsity!
MUTACIONES Síndrome de Martan
TRASTORNOS MENDELIANOS Síndromes de Ehlers-Danlos
TRASTORNOS ASOCIADOS A
RAROS ANN DEFECTOS DE LAS PROTEÍNAS
MONOGÊNICOS DE LOS RECEPTORES
Trastornos autosómicos Hipercolesterolemia familiar
Srsfgagitas TRASTORNOS ASOCIADOS
Trastormos autosômicos A DEFECTOS ENZIMÁTICOS
recesivos S
de
Trastornos ligados al Cursa ade as de CoPeRIe
cromosoma X
BASES BIOQUÍMICAS Y (Gangliosidosis GM):
MOLECULARES DE LOS Déficit de la subunidad a
poco )RNOS MONOGÉNICOS de /o hexosaminidasa
“P NEN Ê Enfermedad de Niemann-Pick:
| Defectosenzimáticosy sus HposAyB
consecuencias | Enfermedad de Gaucher
Defectos de los receptores js jdosis
y de los sistemas de rias é
poda Enfermedades por depósito
de glucógeno
Alteraciones de la estructura, (Glucogenosis)
función o cantidad de
Arne. PrOtSÍNAS nO Onzimáticos | Alcaptonuria (Ocronosis)
Reacciones adversas a los TRASTORNOS ASOCIADOS A
fármacos determinadas DEFECTOS DE LAS PROTEÍNAS
genéticamente REGULADORAS DEL
TRASTORNOS ASOCIADOS A CRECIMIENTO CELULAR
DEFECTOS DE LAS PROTEÍNAS Neurofibromatosis:
ESTRUCTURALES tipos 1y2
Los trastornos genéticos son mucho más frecuentes de lo que
Enfermedad de Tay-Sachs
MULTIFACTORIAL
MUTACIONES POR REPETICIÓ!
DE TRIPLETES: SÍNDROME
DEL CROMOSOMA X
FRÁGIL
CARIOTIPO NORMAL E S
f Mestable de
TRASTORNOS nucleótidos
CITOGENÉTICOS MUTACIONES DE LOS GENES
TRASTORNOS CITOGENÉNICOS NTE SHEA
QUE AFECTAN À LOS
AUTOSO NAS HEREDITARIA DE LEBER
Trisomía 21 (síndrome de Down) IMPRIMACIÓN DEL GENOMA
Otras trisomías Síndrome de Prader-wil
Síndrome de deleción y síndrome
eromosómica 22q11 de Angelman
TRASTORNOS CITOGENÉTICOS MOSAICISMO GONADAL
QUE AFECTAN A LOS Ê
CROMOSOMAS SEXUALES DIAGNÓSTICO
Síndrome de Klinefeiter MOLECULAR
Sindrome xvY DIAGNÓSTICO DE LAS
Síndrome de Tumer ENFERMEDADES
Mujeres multi-X GENÉTICAS
Hermatroditismo y ;
Pseudohermalrodilismo DIAGNÓSTICO DIRECTO
DEL GEN
RICOS DIAGNÓSTICO INDIRECTO
DEL DNA: ANÁLISIS
CON HERENCIA DE LIGAMIENTOS
NO CLÁSICA
enfermedades cardiovasculare
e deben a inte
hipertensión,
como la ateroesclerosis y la
ciones complejas entre los ge-
se supone. Se calcula que la frecuencia de las enfermedades
hereditarias a lo largo de toda la vida es de 670 por 1000". En
esta cifra se incluyen no sólo los trastornos genéticos «clási-
cós»y sino también er câncer y tas enfermedades vasculares,
las dos causas que más muertes producen en el mundo occi-
dental. Ambas tienen componentes genéticos importantes. Las
nes y el ambiente, y hoy se sabe que la mayoría de los cánce-
res son consecuencia de la acumulación de mutaciones en las
células somáticas (Capítulo 8).
Las enfermedades hereditarias que se observan en la prácti-
ca clínica representan solamente la punta de un iceberg, es de-
149
150 mM Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
cir, aquellas que, con errores genotípicos menos extremos,
permiten el desarrollo embrionario completo y el nacimiento
de un ser vivo. Se calcula que el 50 % de los abortos espontá-
neos que ocurren durante los primeros meses del embarazo
tienen una anomalía cromosómica demostrable; además, hay
numerosos errores menos importantes y otros muchos que si-
guen escapando a nuestras posibilidades de identificación. Al-
rededor del 1 % de los recién nacidos son portadores de una
anomalía cromosómica grave, y un 5 % aproximadamente de
las personas menores de 25 afios padecen una enfermedad se-
ria que tiene un componente hereditario importante ; Cuántas
mutaciones más permanecen ocultas?
La contestación a esta pregunta quizá pueda darse en un fu-
turo no demasiado lejano gracias al Proyecto del genoma hu-
mano. Hacia el afio 2005, este proyecto intentará descifrar la
secuencia completa de los 3000 millones de pares de bases del
DNA humano. Dentro de este fondo común de nucleótidos se
encuentra el código genético de los 100 000 genes humanos
que tenemos aproximadamente y sus elementos reguladores.
Gracias a este laborioso esfuerzo multinacional se aclarará la
«arquitectura genética» de los seres humanos y se obtendrá la
tabla periódica de los biólogos”.
Gran parte de los progresos de la genética médica derivan
de los avances espectaculares logrados por la biología mole-
cular, entre ellos las técnicas del DNA recombinante. Los de-
talles de estas técnicas son bien conocidos y no se repetirán
aquí, pero merecen citarse algunos ajemplos del impacto que
han tenido en medicina las técnicas del DNA recombinante.
E Bases moleculares de la enfermedad humana. En general,
se han utilizado dos técnicas para aislar y caracterizar los
genes afectados (Fig. 6-1). El método de la clonación clási-
ca o funcional se ha empleado con éxito para estudiar va-
rios errores congénitos del metabolismo, como la fenilceto-
nuria y los trastornos de la síntesis de la hemoglobina. Se
sabe que todas estas enfermedades hereditarias tienen en
común un gen cuyo producto y su correspondiente proteína
son anormales. Cuando se conoce la proteína alterada, se
pueden emplear varios métodos para aislar el gen normal,
clonarlo y averiguar finalmente los cambios moleculares
que le afectan en los pacientes que padecen la enfermedad.
Como en muchos procesos patológicos habituales causados
por un solo gen, como ocurre en la fibrosis quística, no ha-
bía pistas sobre la naturaleza del producto del gen defec-
tuoso, en esos casos se utilizó otra técnica Ilamada de clo-
nación posicional, o del «gen candidato». Para empezar, en
esta estrategia se hace caso omiso de las pistas bioquímicas
del fenotipo y, en su lugar, se procura adscribir topográfica-
mente el fenotipo de la enfermedad a un lugar de un determi-
nado cromosoma. Esta localización cartográfica se consigue
si la enfermedad se asocia a un cambio citogenético caracte-
rístico (p. ej., el síndrome del cromosoma X frágil, que se ex-
pone más adelante) o si se realizan análisis de ligamientos.
En este último método, se averigua la localización aproxima-
da del gen por su ligamiento a «genes marcadores» que son
conocidos y que se encuentran muy cerca del locus de la en-
fermedad. Una vez localizado dentro de unos límites bastan-
te estrechos, el siguiente paso consiste en clonar varios frag-
mentos del DNA del segmento del genoma que interesa.
Seguidamente, se puede utilizar la expresión del DNA clona-
do in vitro, y la identificación de los productos proteínicos
SS RES
"| CLONACIÓN CLONACIÓN
FUNCIONAL POSICIONAL
À S
S
Figura 6-1 E
Representación esquemática de las estrategias que se utilizan en la clonación
funcional y posicional. La clonación posicional comienza al relacionar el fe-
notipo clínico con las alteraciones bioquímico-proteínicas, seguidas por el
aislamiento del gen mutante. La clonación posicional, Ilamada también méto-
do del gen candidato, comienza averiguando la localización (cartografia) y
efectuando la clonación del gen alterado mediante análisis de los ligamientos
genéticos, sin conocer el producto del gen. La identificación del producto del
gen y del mecanismo por el que produce la enfermedad van seguidos del ais-
lamiento del gen mutante.
para reconocer la proteína anómala codificada por los genes
mutantes. Este método se ha usado satisfactoriamente en va-
rias enfermedades, como la fibrosis quística, la neurofibro-
matosis, la distrofia muscular de Duchenne (proceso heredi-
tario caracterizado por debilidad muscular progresiva), la
poliquistosis renal y la enfermedad de Huntington.
Otro método eficaz para estudiar la patogenia molecular
de las enfermedades humanas (tanto hereditarias como ad-
quiridas) consiste en crear modelos de la enfermedad en los
roedores (ratón, rata). Se pueden obtener dos clases de rato-
nes mutantes: los transgénicos y los de genes inactivados o
«no expresados» **. En los primeros, se introduce un DNA
humano clonado molecularmente en la línea de células ger-
minales de unos ratones adecuados inyectándolo en el óvu-
lo. La descendencia transgénica expresa el DNA humano y,
muchas veces, presenta la enfermedad humana. Así, por
ejemplo, los ratones transgénicos del c-myc humano, un
gen asociado al cáncer, desarrollan tumores y proporcionan
un modelo de ratón útil para estudiar la carcinogénesis (Ca-
pítulo 8). En el otro modelo de ratón, «se inactivan» las dos
copias de un gen del ratón, sustituyendo los genes normales
por genes inactivos. Por ejemplo, se pueden hacer desapa-
recer los dos alelos del gen del receptor de las lipoproteínas
de baja densidad (LDL), y el ratón resultante, desprovisto
entonces del receptor de las LDL, padece hipercolesterole-
mia y ateroesclerosis, imitando a lo que ocurre en la enfer-
medad humana de la hipercolesterolemia familiar (véase
más adelante).
Figura 6-4 =
Alelo HEXA anormal
La inserción de cuatro bases en el gen de la he- :
xosaminidasa A de la enfermedad de Tay-Sachs
provoca una mutación del marco de lectura. Esa
mutación es la principal causa de la enfermedad
de Tay-Sachs que padecen los judíos ashkenazis o
(De Thompson MW, et al: Thompson and Alelo del Tay-Sachs
Thompson Genetics in Medicine, Sth ed. Phila- .
delphia, WB Saunders, 1991, p 135.)
detención (mutación de terminación de la cadena), Finalmen-
te, algunas mutaciones puntuales pueden provocar la forma-
ción de proteínas anormales sin alterar ningiún paso de la sín-
tesis proteica.
Las mutaciones aparecen espontáneamente durante la repli-
cación del DNA. Algunas influencias ambientales, como las
radiaciones, sustancias químicas y los virus, aumentan la tasa
de las llamadas mutaciones espontáneas. El poder mutágeno de
los agentes ambientales está relacionado con su actividad can-
cerígena, por lo que se estudiará en el Capítulo 8, Neoplasias.
Dejando este tema, prestamos atención nuevamente a los
tres grupos principales de trastornos genéticos: 1) entidades
relacionadas con genes mutantes con intensos efectos, 2) en-
fermedades de herencia multifactorial (poligénica), y 3) tra
tornos cromosómicos. Al primer grupo pertenecen much:
procesos que son bastante raros, como las enfermedades por
depósito y los errores congénitos del metabolismo, conse-
cuencia todos ellos de la mutación de un solo gen que tiene
muchas consecuencias. Como la mayoría de estas entidades
sigue el modelo clásico de la herencia mendeliana, se Ilaman
también trastornos mendelianos. El segundo grupo compren-
de algunas de las enfermedades más frecuentes del ser huma-
no, como la hipertensión y la diabetes mellitus, y se Ilaman
multifactoriales porque dependen de factores genéticos y am-
bientales a la vez. El componente genético consiste en la su-
mación de los pequeiios efectos causados por numerosos ge-
nes; y la contribución ambiental, que puede ser mayor o
menor, es necesaria en algunos casos para que la enfermedad
se exprese. El tercer grupo lo componen enfermedades secun-
darias a mutaciones genómicas o cromosómicas y que, por
tanto, se asocian a cambios de número o a alteraciones estruc-
turales de los cromosomas.
s8 39 40
Alelo de la
globina p — Tr Gin Arg
normal qe
IuATG TO IMETATG EI A a GI
ii
yo
FUI
LI A Cc (Sis AoB To AG |
Alelo de la —— "Thy DETENCIÓN
globina e
Figura 6-5 m
Mutación puntual que provoca la terminación prematura de la síntesis de una
cadena. Secuencia parcial del mRNA de la cadena de la globina B mostrando
los codones de los aminoácidos 38 al 40, Una mutación puntual en el codón
39 (C — U) cambia el codón de la glutamina (Glu) por un codón de termina-
ción y, seguidamente, se detiene la síntesis de la proteína en el aminoácido 38.
1 = Ago
.. CGT ATA
Capítulo é TRASTORNOS GENÉTICOS E 153
Ile
— Ser —- Tyr —- Gly - Pro — Asp -..
TCC TAT GCC CCT GAC
'
a
-. CGT ATA TCT ATC CTA TGC CCC TGA C...
- — Arg — lle — Ser — lle — Leu — Cys - Pro — Detención
Marco de lectura alterado
A estas categorias clásicas puede afiadirse un grupo hetero-
géneo de trastornos de un solo gen con patrones de herencia
no clásico, en el que se incluyen trastornos secundarios a mu-
taciones de los tripletes de repetición, aquellos que se produ-
cen por mutaciones en el DNA mitocondrial, y aquellos en los
que la transmisión se ve influida por imprimación genómica o
mosacicismo gonadal. Las enfermedades de este grupo están
causadas por mutaciones en un solo gen, pero no siguen el
patrón de herencia mendeliano. Se exponen más adelante, en
este mismo capítulo.
TRASTORNOS MENDELIANOS
Todos los trastornos mendelianos son la consecuencia de
mutaciones expresadas de un solo gen que produce grandes
consecuencias. No es necesario que detallemos aquí las le-
yes de Mendel, pues todos los estudiantes de biologia, y
posiblemente todos los guisantes, las conocen desde muy
jóvenes. Haremos solamente unos comentarios de interés
médico.
El número de trastornos mendelianos conocidos ha aumen-
tado en proporciones monumentales. En una edición reciente
de La herencia mendeliana en el hombre, su autor, McKusick”,
ha citado más de 5000 procesos que siguen las leyes de
Mendel *, Se calcula que toda persona es portadora de cinco a
ocho genes nocivos. La mayoría de ellos son recesivos y por
eso no tienen efectos fenotípicos serios. Alrededor del 80 al
85 9% de esas mutaciones son familiares. El resto correspon-
den a mutaciones nuevas, adquiridas de novo, por el sujeto
afectado.
Algunas mutaciones autosómicas expresan el efecto nocivo
parcialmente en los heterocigotos y plenamente en los homo-
cigotos. La anemia de células falciformes se debe a la tu-
ción de la hemoglobina normal (HbA) por hemoglobina S
(HbS). Cuando una persona es homocigótica para el gen mu-
tante, toda la hemoglobina es de tipo anormal HbsS, e incluso a
tensiones normales de oxígeno en la atmósfera, el trastorno se
expresa plenamente (es decir, se produce la falciformación de
todos los hematíes y aparece la anemia hemolítica). En un he-
terocigoto, sólo una parte de la hemoglobina es HbS (el resto
sigue siendo HbA) y, por tanto, la falciformación de los hema-
tíes y, posiblemente, la hemólisis sólo ocurre cuando el sujeto
se expone a una tensión baja de oxígeno. Esto se conoce como
rasgo falciforme, para distinguirlo de la anemia plenamente
desarrollada de células falciformes.
Hay una versión instalada de este libro en World Wide Web (http://www.
ncbi.nlm.nih.gov/Omim/).
154 E Copítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
- le — le — Phe — Gly — Val —
DNAnormal ...T ATC ATC TIT GGT GIT...
AF508
DNAdelaFQ ... TATO AT --T Gar am
- le — Ile Gly - val —
Figura 6-6 =
La deleción de tres bases en el alelo de la fibrosis quística (FQ) común da lu-
gar a la síntesis de una proteína que ha perdido el aminoácido 508 (fe-
nilalanina). Como la deleción es un múltiplo de tres, no existe mutación del
marco de lectura. (De Thompson MW, et al: Thompson and Thompson Gene-
tics in Medicine, 5th ed. Philadelphia, WB Saunders, 1991, p 135.)
Aunque la expresión de los genes suele describirse como
dominante o recesiva, hay casos en que los dos alelos de una
pareja de genes se expresan por completo en el heterocigoto
(proceso que se Ilama codominancia). Los antígenos de histo-
compatibilidad y de grupos sanguíneos son unos buenos ejem-
plos de herencia codominante.
Un solo gen mutante puede provocar muchos efectos finales
(es lo que se Ilama pleiotropismo) y, a la inversa, las mutaciones
de varios loci genéticos pueden producir un mismo rasgo hereda-
do (heterogeneidad genética). La anemia de células falciformes
puede servir como ejemplo de pleiotropismo. En este proceso
hereditario, la mutación puntual de un gen no sólo da lugar a la
HbS que predispone a la hemólisis de los hematíes, sino que ade-
más los hematíes anormales tienden a obstruir los pequerios va-
sos y a provocar, por ejemplo, fibrosis esplénica, infartos de va-
rios órganos y lesiones óseas. Las numerosas alteraciones de los
distintos órganos diana dependen, todas ellas, del defecto princi-
pal en la síntesis de la hemoglobina. Por otro lado, la sordera in-
fantil grave, una entidad clínica aparentemente homogénea, se
debe a una cualquiera de las 16 clases distintas de mutaciones au-
tosómicas recesivas que pueden causarla. El conocimiento de la
heterogeneidad genética no sólo es importante para el consejo
genético, sino también para comprender la patogenia de algunos
procesos frecuentes, como la diabetes mellitus.
Patrones de transmisión de los trastornos
monogénicos
Las mutaciones que afectan a un solo gen siguen habitual-
mente uno de estos tres patrones de herencia: autosómica do-
minante, autosómica recesiva y ligada al cromosoma X. Las
reglas generales que rigen la transmisión de los procesos mo-
nogénicos son bien conocidas y no se repetirán aquí; se resu-
men únicamente algunos hechos destacados. Los procesos
monogénicos que siguen un modelo de herencia no tradicional
se describirán más adelante.
TRASTORNOS AUTOSÓMICOS DOMINANTES
Los trastornos autosómicos dominantes se manifiestan en
el estado heterocigótico, donde al menos uno de los padres
del caso índice suele estar afectado; el proceso afecta tanto
a varones como a mujeres, y ambos pueden transmitirlo.
Cuando una persona afectada contrae matrimonio con otra
no afectada, todos los hijos tienen una posibilidad entre dos
(50 %) de padecer la enfermedad. Además de esta norma ge-
neral, los procesos autosómicos dominantes se caracterizan
por lo siguiente:
E Algunos pacientes con un proceso autosómico dominante
no tienen padres afectados, y la enfermedad que padecen se
debe a mutaciones nuevas que afectaron al óvulo o al es.
permatozoide del que proceden. Sus hermanos no están
afectados ni están más expuestos a sufrir la enfermedad. La
proporción de pacientes que padece la enfermedad como
consecuencia de una mutación nueva depende de los efec-
tos de la enfermedad sobre la capacidad de reproducción.
Si una enfermedad reduce mucho la capacidad reproducto-
ra, cabe esperar que la mayoría de los casos se deban a mu-
taciones nuevas. Parece que las células germinales de los
padres que son relativamente mayores sufren muchas mu-
taciones nuevas.
E La manifestaciones clínicas pueden ser modificadas por
una penetrancia disminuida y una expresividad variable.
Algunos individuos heredan el gen mutante pero son feno-
típicamente normales. Es lo que se Ilama penetrancia redu-
cida. La penetrancia se expresa en términos matemáticos:
así, una penetrancia del SO % indica que la mitad de los
portadores del gen expresan el rasgo. Al contrario que la
penetrancia, si un rasgo aparece en todos los individuos
que Ilevan el gen mutante, pero ese rasgo se expresa de for-
ma diferente en unos u otros, el fenómeno se Ilama expresi-
vidad variable. Por ejemplo, las manifestaciones de la neu-
rofibromatosis de tipo 1 van desde unas manchas café con
leche en la piel hasta abundantes tumores cutáneos y defor-
midades esqueléticas. Los mecanismos subyacentes de la
penetrancia reducida y de la expresividad variable no se co-
nocen del todo, pero lo más probable es que se deban al
efecto de otros genes o a factores ambientales capaces de
modificar la expresión fenotípica del alelo mutante. Por
ejemplo, el fenotipo de un paciente con anemia de células
falciformes (debida a la mutación del locus de la globina B)
depende en parte del genotipo del locus de la globina o,
porque este último influye en la cantidad total de hemo-
globina que se forma (Capítulo 14). Ejemplo de la in-
fluencia de los factores ambientales es la hipercolesterole-
mia familiar. La expresión de esta enfermedad bajo la
forma de una ateroesclerosis está condicionada por el apor-
te dietético de lípidos (véase más adelante).
E En muchos casos se retrasa la edad de comienzo: los sínto-
mas y signos del proceso no aparecen hasta la edad adulta
(como en la enfermedad de Huntington).
La mejor manera de revisar los mecanismos bioquímicos
de los procesos autosómicos dominantes es tener en cuenta la
naturaleza de la mutación y la clase de proteína alterada. La
mayoría de las mutaciones dan lugar a una síntesis disminuida
del producto de un gen o a la formación de una proteína inac-
tiva. La consecuencia de estas mutaciones con pérdida de fun-
ción depende de la clase de proteína alterada. Si la mutación
afecta a una proteína que actúa como una enzima, los hetero-
cigotos suelen ser normales. Gracias a que puede compensarse
hasta un 50 % de la actividad enzimática que se pierde, las
mutaciones de genes que codifican proteínas de carácter enzi-
mático no se manifiestan por una herencia de tipo autosómico
dominante. En cambio, hay dos clases importantes de proteí-
nas no enzimáticas que se alteran en los procesos autosómicos
dominantes:
- Proteínas que actúan regulando las complejas vías metabó-
licas que están sujetas a inhibición por un mecanismo de
retroalimentación: los receptores de membrana, como el
receptor de la LDL, nos proporcionan un ejemplo adecua-
do; en la hipercolesterolemia familiar (que se expondrá con
detalle más adelante) la pérdida del 50 % de los receptores
de las LDL produce una elevación secundaria del coleste-
rol, que predispone a la ateroesclerosis de los heterocigotos
afectados.
2. Proteínas estructurales esenciales, como el colágeno y los
componentes del citoesqueleto de la membrana de los he-
matíes (p. ej., la espectrina). No se conocen bien los meca-
nismos bioquímicos que hacen que una reducción del 50 %
de las concentraciones de esas proteínas produzcan un feno-
tipo anormal. En algunos casos, especialmente cuando un
gen codifica una subunidad de una proteína multimérica, el
producto del alelo mutante puede interferir el ensamblaje
de un multímero funcionalmente normal. Por ejemplo, la
molécula de colágeno es un trímero formado por tres cade-
nas de colágeno dispuestas en espiral. Cada una de esas
tres cadenas debe ser normal para que se mantenga el en-
samblaje y la estabilidad de la molécula de colágeno. Aun-
que sólo exista una cadena de colágeno mutante, no pueden
formarse los trímeros normales y, por tanto, aparece un dé-
ficit intenso de colágeno. En este caso, el alelo mutante se
lama dominante negativo, porque disminuye el funciona-
miento de un alelo normal. Un ejemplo de este efecto son
algunas formas de la osteogénesis imperfecta, caracteriza-
da por un déficit intenso de colágeno y por anomalías es
queléticas graves (Capítulo 28).
Menos frecuentes que las mutaciones con pérdida de función
son las mutaciones con ganancia de funciones. Como su nom-
bre indica, en este tipo de mutaciones, la proteína producida por
un alelo mutante adquiere propiedades que normalmente no po-
see la proteína nativa. La transmisión de los trastornos debidos
a mutaciones por ganancia de función es casi siempre de tipo
autosómico dominante, como ocurre con la enfermedad de
Huntington (Capítulo 30). En esta enfermedad, la mutación por
repetición de tres nucleótidos que afecta al gen de Huntington
(véase más adelante) da lugar a una proteína anormal. Dicha
proteína mutante, la huntingtina, es tóxica para las neuronas, y
por eso incluso los heterocigotos presentan déficit neurológicos.
En resumen, hay dos clases de mutaciones y dos grupos de
proteínas que intervienen en la patogenia de las enfermedades
autosómicas dominantes. Las mutaciones con pérdida de fun-
ción más frecuentes son las que afectan a las proteínas regula-
doras y a las subunidades de las proteínas estructurales multi-
méricas, actuando estas últimas a través de un efecto negativo
dominante. Las mutaciones con ganancia de funciones son
menos frecuentes; confieren propiedades tóxicas a las proteí-
nas normales y por eso afectan a la función de otras proteínas
codificadas por el gen mutante.
En la Tabla 6-1 se citan los trastornos autosómicos domi-
nantes más frecuentes. Muchos de ellos se estudian en los ca-
pítulos que les corresponden, y algunos que no se describen en
otra parte se comentan al final de este capítulo porque son
ejemplos de algunos principios importantes de la genética.
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS E 155
Sistema Trastono
Nervioso Enfermedad de Huntington
Neurofibromatosis*
Distrofia miotónica
Esclerosis tuberosa
Urinario Poliquistosis renal
Gastrointestinal Poliposis coli familiar
Esferocitosis hereditaria
Enfermedad de von Willebrand
Hematopoyético
Esquelético Síndrome de Marfan*
Síndrome de Elers-Danlos (algunas variedades)*
Osteogénesis imperfecta
Acondroplasia
Metabólico Hipercolesterolemia familiar*
Porfiria aguda intermitente
* Estudiados en este capítulo. Hay otros procesos que se describen en los correspon-
dientes capítulos de este texto.
TRASTORNOS AUTOSÓMICOS RECESIVOS
La herencia autosómica recesiva es la que produce el mayor
número de procesos mendelianos. Como los procesos autosómi-
cos recesivos sólo aparecen cuando los dos alelos del locus de
un determinado gen son mutantes, estos procesos presentan
las siguientes características: 1) el rasgo no suele afectar a los
padres, pero los hermanos pueden padecer la enfermedad;
2) los hermanos tienen una posibilidad entre cuatro de resultar
afectados (es decir, el riesgo de repetición del proceso es del
25 % en cada nacimiento); y 3) si el gen mutante es poco fre-
cuente entre la población, hay muchas probabilidades de que
el probando sea el producto de un matrimonio consanguíneo.
A diferencia de las enfermedades autosómicas dominantes,
los trastornos autosómicos recesivos suelen caracterizarse por
siguientes rasgos:
E La expresión del defecto tiende a ser más uniforme que en
los procesos autosómicos dominantes.
BM Es frecuente la penetrancia completa.
E El proceso suele ser de comienzo precoz.
E Aunque los procesos recesivos pueden deberse a mutaciones
nuevas, es raro descubrirlos clínicamente. Como el individuo
con una mutación nueva es un heterocigoto asintomático,
pueden transcurrir varias generaciones antes de que los des-
cendientes de esa persona formen pareja con otros heteroci-
gotos y tengan una descendencia afectada por la enfermedad.
E En muchos casos, las proteínas enzimáticas están alteradas
y han perdido su función. Los heterocigotos sintetizan las
mismas cantidades de enzima normal que de enzima defec-
tuosa. En general, el «margen de seguridad» natural permi-
te que las células que contienen la mitad solamente de la
dotación habitual de la enzima funcionen normalmente.
Entre los trastornos autosómicos recesivos se encuentran ca-
si todos los errores congénitos del metabolismo. Más adelante
se comentan las diversas consecuencias de las carencias enzi-
máticas. Los procesos patológicos más frecuentes se citan en
la Tabla 6-2. La mayoría de ellos se describen en otra parte; y
algunos modelos, en este mismo capítulo.
158 E Copítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
causar un exceso de los productos M; y M>. En tales casos,
pueden aparecer lesiones tisulares si el precursor o los pro-
ductos intermedios de la vía alternativa son tóxicos a eleva-
das concentraciones. Por ejemplo, en la galactosemia, el
déficit de galactosa-1-fosfato uridiltransferasa (Capítulo
10) provoca la acumulación de galactosa y la lesión tisular
secundaria. El déficit de fenilalanina hidroxilasa (Capítulo
10) produce acumulación de fenilalanina, La acumulación
excesiva de sustratos complejos dentro de los lisosomas
como consecuencia del déficit de las enzimas de la degra-
dación es responsable de un grupo de procesos Ilamados
enfermedades de depósito lisosómico.
2. Un defecto enzimático puede causar un bloqueo metabóli-
co con producción de menor cantidad de un producto final
que puede ser indispensable para el funcionamiento normal
del organismo. Por ejemplo, el déficit de melanina puede
deberse a la carencia de tirosinasa, que es necesaria para la
síntesis de la melanina a partir de su precursor, la tirosina.
Esto da lugar a una afección Ilamada albinismo. Si el pro-
ducto final es un inhibidor, por el mecanismo de la retroali-
mentación, de las enzimas que intervienen en las primeras
reacciones (en la Fig. 6-7 se observa que el producto inhibe
ala enzima 1), el déficit del producto final puede favorecer
la formación excesiva de productos intermedios y de sus
catabolitos, algunos de los cuales pueden ser lesivos a ele-
vadas concentraciones. Un ejemplo excelente de enferme-
dad en la que opera este mecanismo subyacente es el sín-
drome de Lesch-Nyhan (Capítulo 28).
3. Falta de inactivación de un sustrato lesivo para los tejidos.
El mejor ejemplo es el déficit de on-antitripsina (04-AT).
Los pacientes con déficit hereditario de q4-AT en el suero
no son capaces de inactivar la elastasa de los neutrófilos en
los pulmones. La actividad de esta proteasa da lugar a la
Enzima 1
Producto
intermedio 1
Enzima 2
Producto —>» MI —» M2
intermedio 2
Enzima 2
Figura 6-7 =
Esquema de una posible vía metabólica en la que un sustrato se convierte en un
producto final mediante una serie de reacciones enzimáticas. M1, M2 = produc-
tos de una vía secundaria.
destrucción de la elastina de las paredes de los alvéolos
pulmonares provocando finalmente un enfisema pulmonar
(Capítulo 16).
DEFECTOS DE LOS RECEPTORES
Y DE LOS SISTEMAS DE TRANSPORTE
Hay muchas sustancias con efectos biológicos que tienen
que atravesar activamente la membrana celular. Este transporte
a través de la membrana se consigue generalmente mediante
dos mecanismos: por endocitosis mediada por un receptor, o
gracias a una proteína de transporte. Un ejemplo de defecto ge-
nético del sistema de transporte mediado por receptores es el
de la hipercolesterolemia familiar, en donde una síntesis o fun-
cionamiento escasos de los receptores de las LDL provoca un
transporte defectuoso de esas lipoproteínas al interior de las cé-
lulas y, secundariamente, una síntesis excesiva de colesterol
por la acción de mecanismos intermedios complejos. En la fi-
brosis quística, hay un defecto del transporte de los iones de
cloro en las glándulas exocrinas, en los conductos de las glán-
dulas sudoríparas, en los pulmones y el páncreas. Por mecanis-
mos mal conocidos, el escaso transporte del cloro provoca le-
siones graves en los pulmones y el páncreas (Capítulo 10).
ALTERACIONES DE LA ESTRUCTURA,
DE LA FUNCIÓN O DE LA CANTIDAD
DE PROTEÍNAS NO ENZIMÁTICAS
Es frecuente que los defectos hereditarios responsables de al-
teraciones de las proteínas no enzimáticas produzcan muchos
efectos secundarios, como ocurre en la anemia de células falci-
formes. Todas las hemoglobinopatías, de las que la anemia de
células falciformes es el mejor ejemplo, se caracterizan por de-
fectos estructurales de la moléeula de la globina. A diferencia
de las hemoglobinopatías, las talasemias se deben a mutaciones
de los genes de la globina que afectan a la cantidad de cadenas
de globina que se sintetizan. En las talasemias hay menos canti-
dad de cadenas de globina ar o de globina À estruturalmente
normales (Capítulo 14). Otros ejemplos de proteínas estructura-
les que son genéticamente defectuosas son el colágeno, la es-
pectrina y la distrofina que, respectivamente, dan lugar a la oste-
ogénesis imperfecta (Capítulo 28), la esferocitosis hereditaria
(Capítulo 14) y las distrofias musculares (Capítulo 29).
REACCIONES ADVERSAS A LOS FÁRMACOS
DETERMINADAS GENÉTICAMENTE
Algunos déficit enzimáticos determinados genéticamente
sólo se descubren cuando el individuo afectado toma ciertos
medicamentos. Este campo especial de la genética, Ilamado
farmacogenética, tiene una considerable importancia clínica”,
El ejemplo clásico de un trastorno causado por un fármaco en
los individuos susceptibles es el que ocurre en el déficit de la
enzima G6PD. En circunstancias normales, este déficit no
produce nada anormal, pero al administrar, por ejemplo, el an-
tipalúdico primaquina, se produce una anemia hemolítica in-
tensa (Capítulo 14).
Después de esta visión general de las bases bioquímicas de
los trastornos hereditarios monogénicos, describiremos algu-
nos ejemplos que se han seleccionado teniendo en cuenta el
defecto subyacente.
Trastornos asociados a defectos
de las proteínas estructurales
En la Tabla 6-4 se citan algunas enfermedades que están
causadas por mutaciones de los genes que codifican las pro-
teínas estructurales. Muchas de ellas se estudian en otra parte
del texto. Aquí se describen tan sólo el síndrome de Marfan y
los síndromes de Ehlers-Danlos, porque ambos afectan al teji-
do conjuntivo y, por tanto, se manifiestan en muchos órganos
y sistemas.
SÍNDROME DE MARFAN
El síndrome de Marfan es un trastorno de los tejidos conec-
tivos del organismo que produce principalmente alteraciones
esqueléticas, oculares y del sistema cardiovascular. Se cal-
cula que su prevalencia oscila entre 1 por 10 000 a 1 por
20 000. Un 70 a 85 % de los casos aproximadamente son fa-
miliares y se transmiten con carácter autosómico dominante.
El resto son formas esporádicas y se deben a mutaciones re-
cientes.
Patogenia. El síndrome de Marfan se debe a un defecto
hereditario de la glucoproteína extracelular Ilamada fibrilina.
Como se sefialó en el Capítulo 4, la fibrilina es el principal
componente de las microfibrillas que forman la matriz extra-
celular. Estas fibrillas forman un andamiaje sobre el que se de-
posita la tropoelastina que debe formar las fibras elásticas.
Aunque las microfibrillas están muy repartidas por todo el
cuerpo, abundan especialmente en la aorta, los ligamentos y
las zónulas ciliares del cristalino que mantienen fijo a éste; es-
tos tejidos son los que principalmente resultan afectados en el
síndrome de Marfan.
La fibrilina se presenta en dos formas homólogas: fibrilina 1
y fibrilina 2, que son codificadas por genes distintos: FBNI y
FBN2, situados en los cromosomas 15921 y 5g3, respectiva-
mente. Las mutaciones del FBNI producen el síndrome de
Marfan, mientras que las mutaciones del gen relacionado
FBN2 son menos frecuentes y dan lugar a la aracnodactilia
con contracturas congénitas, un proceso autosómico domi-
nante caracterizado por alteraciones esqueléticas. El análisis
de las mutaciones ha revelado que en los pacientes con síndro-
me de Marfan existen más de 70 mutaciones distintas del gen
FBNI1 , La mayoría de ellas son mutaciones de sentido equi-
vocado que dan lugar a la producción de una fibrilina 1 anor-
mal. En los heterocigotos, se supone que la fibrilina 1 mutante
destruye el ensamblaje de las microfibrillas normales, posible-
mente al interactuar con los productos del alelo normal. Este
mecanismo de acción, como se sefialó anteriormente, se Ilama
dominante negativo. La importancia de la fibrilina | en el
mantenimiento de la integridad estructural de la matriz extra-
celular se ha confirmado obteniendo ratones en los que el
FBNI ha sido inactivado. Estos ratones presentan lesiones es-
tructurales de la aorta que son similares a las observadas en el
síndrome de Marfan ".
MORFOLOGIA. Las alteraciones esqueléticas son la
manifestación más llamativa del síndrome de Mar-
fan. Normalmente, el paciente suele tener una esta-
tura sorprendentemente alta: y unos miembros muy
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS mM 159
largos, lo mismo “que los dedos de las manos y los
ples que, además, son afilados. Como la estatura
elevada depende sobre todo de la porción inferior
del cuerpo, el cociente vértex-pubis/pubis-suelo es
bastante inferior al que le corresponde por la edad.
raza y sexo, Los ligamentos de las articulaciones de
manos y: pies son laxos, y esto da la Impresión de
unas articulaciones que gozan de doble movimien-
to; generalmente, el paciente se puede tocar la mu-
Reca con el pulgar realizando una hiperextensión de
ese dedo, Suele haber dolicocefalia (cráneo alarga-
do), siendo muy prominentes las eminencias fronta-
les:y los rebordes supraorbitarios. Como Abraham
Lincoln tenía muchos de estos rasgos físicos, se s0s-
pecha que pudo haber padecido el sindrome de
Marfan: A veces, existen algunas deformidades de
la columna, como clfosis, escoliosis, rotación, o desti-
zamiento de las vértebras dorsales o lumbares, Clási-
comente, el tórax es deforme, manifestândose por
un pecius excavatum (con esternón muy hundido) o.
un tórax en quilla.
Las lesiones oculares adoptan muchas formas. La
más característica es la subluxación bilateral (gene-
ralmente hacia arriba o hacia abajo) del cristalino,
conocida como ectopia lentis. Esta anomalia es tan
tara en las personas que no padecen este trastorno
que su hallazgo debe hacer sospechar siempre de
un sindrome de Marfan.
Las lesiones cardiovasculares son las que más
amenazan la vida en este proceso, Las dos más fre-
cuentes son el prolapso de la válvula mitral y, más.
importante aún, la dilatación de la aorta ascenden-
te debida a necrosis quística de la media. En el estu-
dio histológico, los cambios de la media son prácti-
camente: idênticos a los que: ofrece este mismo.
proceso cuando no se asocia al sindrome de Marfan
(vêase la sección sobre disección aórtica, Capítu-
lo: 13). La pérdida del sostén de la capa media pro-
voca dilatación progresiva del anillo valvular aóriico
y de la raiz de la aorta, que origina una insuficiencia
aórtica grave, La debilidad de la media predispone
también a desgarros de la íntima, seguidos de un he-
matoma intramural que separa las capas de la me-
dia produciendo una disecclón aórtica. Después de
dejar separadas las capas dela media a una distan-
cla considerable, a veces hacia la raiz de la aorta o
hacia las arterias ilíacas, la hemorragia a veces rom-
pe la pared aórtica. Esta catástrofe es la causa de la
muerte de un 30 a 45 % de estos individuos.
tas lesiones de la válvula mitral son más frecuen-
tes, pero su importancia clínica es menor que la de
las lesiones aórticas. Al perder su tejido conjuntivo de
sostén, las valvas mitrales se vuelven blandas y ondu-
lantes, formando la llamada válvula fláccida (Capi-
fulo 13). Las lesiones valvulares, unidas al alarga-
miento de las cuerdas tendinosas, suelen producer
regurgitación mitral. La tricúspide y, raras veces, las
válvulas aórticas pueden presentar lesiones pareci-
dos, La ecocardiografia facilita mucho el reconoci-
miento' de las alteraciones cardiovasculares y, por
fanto, es sumamente valiosa para diagnosticar el sin-
drome: de Marfan. Muchas muertes por este proceso.
se deben ala rotura de una disección aórtica, segui-
a en orden de frecuencia por la insuficlencia car-
faca.
160 E Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
Aunque las lesiones que acaban de describirse son típicas
del síndrome de Marfan, hay que insistir en que existen mu-
chas variaciones en la expresión clínica de este trastorno here-
ditario. Los pacientes con lesiones oculares o cardiovasculares
muy acusadas pueden tener pocas alteraciones esqueléticas,
mientras que otros con cambios importantes del hábito corpo-
ral puede que no tengan lesiones oculares. La variabilidad de
la expresión clínica puede darse dentro de una misma familia,
pero la variabilidad entre unas familias y otras es mucho más
acusada y más frecuente. Por eso, el diagnóstico clínico del
síndrome de Marfan debe basarse en unos criterios bien defi-
nidos 2,
Para explicar la expresión variable del síndrome de Marfan
se ha lanzado la hipótesis de que este proceso puede ser gené-
ticamente heterogéneo. Sin embargo, con una sola excepción,
todos los estudios realizados hasta la fecha indican que la cau-
sa de esta enfermedad está en las mutaciones del gen FBNI,
situado en el cromosoma 15921.1 “. De ahí que la mejor ma-
nera de explicar la expresividad variable sea atribuyéndola a
las mutaciones de unos alelos situados en el mismo locus. Co-
mo en las distintas familias del síndrome de Marfan se han en-
contrado tantas mutaciones diferentes del gen FBNI, no es
posible el diagnóstico génico directo en este proceso. Sin em-
bargo, la enfermedad se puede diagnosticar antes de que apa-
rezcan los síntomas analizando los polimorfismos de longitud
de los fragmentos de restricción (RFLP). Más adelante se des-
criben los princípios básicos de estos dos métodos diagnósti-
cos por medio del DNA.
SÍNDROMES DE EHLERS-DANLOS
Los síndromes de Ehlers-Danlos (SED) comprenden un
grupo clínica y genéticamente heterogéneo de trastornos que
se deben a algún defecto de la síntesis o la estructura del co-
lágeno "*. Otros procesos causados por mutaciones que alteran
la síntesis del colágeno son: la osteogénesis imperfecta (Capí-
tulo 28), el síndrome de Alport (Capítulo 21) y la epidermóli-
sis ampollosa (Capítulo 27).
La herencia de los SED se produce siguiendo tres modelos
mendelianos. Esto no debe extrafiar, porque la biosíntesis del
colágeno es un proceso complejo que puede alterarse por erro-
res genéticos capaces de afectar a cualquiera de los numerosos
genes o enzimas estructurales del colágeno, necesarios para
las modificaciones posteriores a la transcripción del colágeno.
Como las alteraciones del colágeno son fundamentales en la
patogenia de los SED, es preciso revisar la estructura y la sín-
tesis del colágeno (Capítulo 4). Hay al menos 14 clases gené-
ticamente distintas de colágeno, que tienen una distribución
algo característica en los tejidos *, Como se verá seguidamen-
te, la heterogeneidad clínica y las diversas formas de transmi-
sión de los SED se pueden explicar, hasta cierto punto, basán-
dose en la clase específica de colágeno implicado y en la
naturaleza de los defectos moleculares.
Teniendo en cuenta las manifestaciones clínicas y el tipo de
herencia, se distinguen al menos 10 variedades de SED. Se sa-
le del ámbito de este libro estudiar cada forma por separado, y
el lector interesado debe consultar las excelentes revisiones
que las describen detalladamente !5. Aquí, en cambio, resumi-
remos primero las manifestaciones clínicas más importantes y
comunes a la mayoría de las variedades de este proceso, y lue-
go estableceremos una correlación entre algunas manifesta-
ciones clínicas y los defectos moleculares de la síntesis o la
estructura del colágeno que constituyen la base de estos pro-
cesos.
Como cabría esperar, los tejidos ricos en colágeno, como la
piel, ligamentos y articulaciones, resultan afectados en la ma-
yorfa de las variedades de SED. Como las fibras de colágeno
anormal carecen de la suficiente resistencia elástica, la piel se
vuelve hiperextensible, y las articulaciones adquieren gran
movilidad. Gracias a esto, el paciente puede realizar contor-
siones grotescas, como doblar el pulgar hacia atrás hasta tocar
el antebrazo y flexionar la rodilla hacia adelante hasta formar
casi un ángulo recto. Se cree que la mayoría de los contorsio-
nistas padecen alguna forma de SED. La predisposición a las
luxaciones articulares es, sin embargo, uno de los precios que
hay que pagar por este virtuosismo. La piel es extraordinaria-
mente distensible, sumamente frágil y muy sensible a los trau-
matismos. Las agresiones poco importantes producen grandes
defectos y la reparación quirúrgica o cualquier intervención se
realiza con muchas dificultades al faltar la resistencia elástica
normal. El defecto fundamental del tejido conjuntivo puede
causar graves complicaciones de los órganos internos, entre
ellas: la rotura del colon y de las grandes arterias (SED de
tipo IV), la fragilidad del globo ocular con estallido de la cór-
nea y desprendimiento de retina (SED de tipo VI) y la hernia
diafragmática (SED de tipo 1).
Sólo se conocen las bases bioquímicas y moleculares de es-
tas alteraciones en algunas formas de SED, que se describen
brevemente porque ofrecen algunas ideas sobre la sorprenden-
te heterogeneidad clínica de los SED. Probablemente, la for-
ma mejor caracterizada es el tipo VI, la variedad autosómica
recesiva más frecuente de los SED. Se debe a mutaciones del
gen que codifica la lisil hidroxilasa, una enzima necesaria para
hidroxilar los residuos de lisina durante la síntesis del coláge-
no. Los pacientes afectados tienen niveles escasos de esta en-
zima. Como la hidroxilisina es esencial para el entrecruza-
miento de las fibras colágenas, el déficit de lisil hidroxilasa
provoca la formación de un colágeno que carece de la estabi
dad estructural normal. En este proceso sólo se afecta el colá-
geno de los tipos I y III, mientras que la hidroxilación de los
tipos II, IV y V es normal. No se conoce bien la base molecu-
lar de esta diferencia de hidroxilación.
EI SED de tipo IV se debe a alteraciones del colágeno de
tipo HI. Genéticamente esta forma es heterogénea, pues hay al
menos tres clases distintas de mutaciones que efectan al gen pro
«tl del colágeno de tipo III y que pueden dar lugar a esta varie-
dad. Algunas de ellas alteran la velocidad de síntesis de las cade-
nas pro od (II), otras afectan a la secreción del procolágeno de
tipo III, y otras por último dan lugar a la síntesis de un coláge-
no de tipo III estructuralmente anormal. Algunos alelos mutan-
tes se comportan como dominantes negativos (véase la descrip-
ción de los procesos autosómicos dominantes), y por eso
producen efectos fenotípicos graves. Estos estudios moleculares
aportan una base racional para conocer la forma de transmisión
y las manifestaciones clínicas que caracterizan a esta variedad.
En primer lugar, como el SED IV se debe a mutaciones que
afectan a una proteína estructural (y no a una proteína enzimáti-
ca), cabría esperar una herencia de tipo autosómico dominante.
En segundo lugar, como se sabe que los vasos sanguíneos y el
intestino son ricos en colágeno de tipo III, una alteración de este
colágeno justificaria las complicaciones graves (p. ej., la rotura
espontánea) que sufren estos órganos.
coenzima A (HMG CoA) reductasa, que es la enzima limi-
tante de la síntesis del colesterol.
E El colesterol activa a la acilcoenzima A: colesterol acil-
transferasa, que favorece la esterificación y el depósito del
exceso de colesterol.
E El colesterol inhibe la síntesis de receptores de las LDL,
protegiendo así a las células de una acumulación excesiva
de colesterol.
Como se sefialó anteriormente, la hipercolesterolemia fami-
liar se debe a mutaciones del gen que especifica al receptor de
las LDL. Los heterocigotos con hipercolesterolemia familiar
poseen solamente un 50 % del número normal de receptores
de LDL de alta afinidad, puesto que sólo tienen un gen nor-
mal, Como consecuencia de este defecto del transporte, dismi-
nuye el catabolismo de las LDL por la vía dependiente de los
receptores, y los niveles de colesterol en plasma aumentan
aproximadamente al doble. Los homocigotos carecen prácti-
camente de receptores de LDL normales en su células y tienen
unos niveles circulantes de LDL mucho mayores. Además de
la depuración defectuosa de las LDL, tanto los homocigotos
como los heterocigotos presentan un aumento de la síntesis de
LDL. El mecanismo de síntesis excesiva de LDL que contri-
buye a la hipercolesterolemia también se debe a la falta de re-
ceptores de las LDL (véase Fig. 6-8). Recuérdese que la IDL,
el precursor inmediato de las LDL del plasma, utiliza también
los receptores hepáticos de las LDL (apoproteína B-100 y re-
ceptores E) para realizar su transporte al interior del hígado.
En la hipercolesterolemia familiar, al disminuir el transporte
hepático de las IDL, se desvía una mayor proporción de las
IDL del plasma hacia el fondo común de las LDL del plasma.
El transporte de las LDL mediante receptores de limpieza
de desechos parece estar, en parte al menos, a cargo de las cé-
lulas del sistema mononuclear fagocítico. Los monocitos y los
macrófagos poseen receptores para las LDL de composición
química alterada (p. ej., acetilados u oxidados). Normalmente,
la cantidad de LDL transportada por el sistema de limpieza de
desechos es menor que la mediada por los mecanismos depen-
dientes de receptores de las IDL. Sin embargo, ante una hiper-
colesterolemia, hay un considerable aumento de los movi-
mientos del colesterol-LDL, mediados por receptores de
retirada de desechos, por parte de las células del sistema
mononuclear fagocítico y, posiblemente, por las paredes vas-
culares, Este aumento es responsable de la aparición de los
xantomas y contribuye a la patogenia de la ateroesclerosis pre-
matura.
Se ha comprobado que la genética molecular de la hiper-
colesterolemia familiar es sumamente compleja. En el hom-
bre, el gen receptor de las LDL, situado en el cromosoma 19,
es sumamente largo: contiene 18 exones y 5 dominios que
cubren una distancia de alrededor de 45 kb. Se conocen más
de 150 mutaciones que afectan a las LDL y que consisten en
inserciones, deleciones, así como mutaciones sin sentido y
de sentido equivocado. Se han clasificado en cinco grupos
(Fig. 6-10): las mutaciones de tipo I son bastante raras y pue-
den causar ausencia completa de la síntesis de la proteína del
receptor (alelo nulo). Las mutaciones de tipo II son bastante
frecuentes; codifican las proteínas del receptor que se acumu-
lan en el retículo endoplásmico porque no pueden trasladarse
al complejo de Golgi. Las mutaciones de tipo II afectan a la
región de unión a las LDL del receptor; las proteínas codifica-
TRASTORNOS GENÉTICOS mm 163
Capítulo 6
Figura 6-10 n
Clasificación de las mutaciones del receptor de las LDL basada en la función
anormal de la proteína mutante. Estas mutaciones alteran la síntesis del recep-
tor durante su transporte por el retículo endoplásmico hasta el complejo de
Golgi, la unión a los ligandos de la apoproteína, la aglomeración en las depre-
siones cubiertas y el proceso de reciclaje en los endosomas. Cada una de esas
mutaciones es heterogénea a nivel del DNA. (Modificado con autorización de
Hobb HH, et al: The LDL receptor lecus in familial hypercholesterolemia:
mutational analysis of a membrane protein. Annu Rey Genet 24:133-170,
1990. O 1990 by Annual Reviews.)
das pasan a la superficie celular pero no se unen al receptor o
lo hacen escasamente. En las mutaciones de tipo IV se codifi-
can proteínas que se sintetizan y trasladan eficazmente a la su-
perficie celular, se unen normalmente a las LDL, pero no se
encuentran en las fositas o invaginaciones cubiertas y, por tan-
to, las LDL no son internalizadas. Las mutaciones de tipo V
codifican proteínas que se expresan en la superficie celular, y
pueden fijar a las LDL e internalizarlas, pero los pasos ácido-
dependientes de separación del receptor y unión a las LDL no
se producen. Los receptores quedan atrapados en el endoso-
ma, donde son degradados y, por tanto, no se reciclan y no
vuelven a la superficie celular.
Tras el descubrimiento del papel esencial de los receptores
de LDL en la homeostasis del colesterol, se han podido dise-
fiar racionalmente algunos fármacos que reducen el colesterol
del plasma aumentando el número de receptores de las LDL”.
Una estrategia cuya eficacia está comprobada se basa en la
propiedad de ciertos fármacos (estatinas) de impedir la sínte-
sis intracelular del colesterol inhibiendo a la enzima HMG
CoA reductasa . Esto, a su vez, favorece la síntesis de recep-
torees de las LDL (véase Fig. 6-9). En la actualidad, se está
intentando crear y desarrollar una terapia génica para este pro-
ceso. Con esa finalidad, se han obtenido ratones con recepto-
164 Copítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
res inactivados, los cuales, al igual que los pacientes con hi-
percolesterolemia familiar, tienen niveles elevados de coleste-
rol y ateroesclerosis acelerada *. Introduciendo en el paciente
genes íntegros del receptor de las LDL por medio de vectores
virales se consigue que desciendan los niveles de colesterol, y
se obtiene un modelo útil en la terapia génica.
Trastornos asociados a defectos
enzimáticos
ENFERMEDADES DE DEPÓSITO LISOSÓMICO
Los lisosomas son componentes esenciales del «aparato di-
gestivo intracelular», pues poseen una batería de enzimas hidro-
líticas dotadas de dos propiedades especiales: pueden actuar en
el medio ácido de los lisosomas y forman un grupo especial de
proteínas secretorias que, a diferencia de casi todas las demás,
son secretadas en una organela intracelular, pero no en los líqui-
dos extracelulares. Esta última propiedad exige un proce-
samiento especial, que tiene lugar en el aparato de Golgi y que
revisamos brevemente. Al igual que las demás proteínas
secretorias, las enzimas lisosómicas (o hidrolasas ácidas, como
a veces se las llama) se sintetizan en el retículo endoplásmico y
se trasladan al aparato de Golgi. Una vez allí, sufren varias mo-
dificaciones postraduccionales, una de las cuales merece espe-
cial mención. Consiste esa modificación en la fijación de los
grupos manosa-6-fosfato terminales a algunas cadenas laterales
de los oligosacáridos. Los residuos de manosa fosforilados pue-
den considerarse como «las sefias de un destinatario» y son re-
conocidas por los receptores específicos que están situados en
la superfície interna de la membrana de Golgi. Las enzimas li-
sosómicas se unen a esos receptores y se separan, por tanto, de
otras muchas proteínas secretorias situadas dentro del complejo
de Golgi. Seguidamente, pequefias vesículas de transporte Ile-
nas de enzimas unidas a los receptores abandonan el aparato de
Golgi y se fusionan con los lisosomas. Por tanto, las enzimas se
dirigen hacia sus moradas intracelulares, y las vesículas vuelven
al complejo de Golgi (Fig. 6-11). Como se verá más adelante,
los errores genéticamente determinados de este notable meca-
nismo de clasificación selectiva pueden dar lugar a una forma
de enfermedad de depósito lisosómico.
Las hidrolasas ácidas de los lisosomas catalizan el desdo-
blamiento de diversas macromoléculas complejas. Estas gran-
des moléculas pueden proceder del recambio metabólico de
las organelas intracelulares (autofagia) o pueden adquirirse
del exterior de las células por fagocitosis (heterofagia). En el
déficit hereditario de una enzima funcional lisosómica, el ca-
tabolismo del sustrato resulta incompleto y provoca la acumu-
lación del metabolito insoluble parcialmente degradado dentro
de los lisosomas. Las organelas donde se acumulan estas
macromoléculas incompletamente digeridas se agrandan y su
número aumenta lo bastante para dificultar el funcionamiento
celular normal, dando lugar a las Ilamadas enfermedades de
depósito lisosómico (Fig. 6-12). Cuando se descubrió este
grupo de enfermedades se pensó que se deberían exclusiva-
mente a mutaciones causantes de una síntesis reducida de las
enzimas lisosómicas («síndromes por falta de enzimas»). Pero
en los afios siguientes, las investigaciones sobre la patología
molecular de las enfermedades de depósito lisosómico han lo-
grado descubrir otros defectos ”. Algunos de ellos son:
Figura 6-11 n
Síntesis y transporte intracelular de las enzimas lisosómicas.
E La síntesis de una proteína catalíticamente inactiva que
presenta una reacción inmunológica cruzada con la enzima
normal: en tal caso, los niveles de esa enzima, determina-
dos por radioinmunoanálisis, son aparentemente normales.
Defectos del procesamiento postraduccional de la proteína
enzimática: a este grupo pertenece el déficit de unión al
«marcador» manosa-6-fosfato, cuya ausencia impide a la
enzima seguir su camino correcto hacia el lisosoma. En lu-
gar de ello, la enzima es secretada fuera de la célula.
EE Falta de un activador de la enzima o de una proteína protectora.
E Ausencia de una proteína activadora del sustrato: en algu-
nos casos, faltan o son defectuosas las proteínas que reac-
cionan con el sustrato y facilitan su hidrólisis.
E Falta de una proteína transportadora, necesaria para la sali-
da del material digerido de los lisosomas.
Por tanto, es evidente que el concepto de enfermedades de
depósito lisosómico se ha ampliado e incluye ahora la ausen-
cia de cualquier proteína esencial para la función normal de
los lisosomas.
Figura 6-12 m
Dibujo esquemático que ilustra la pato-
genia de las enfermedades por depósito
lisosómico. En el ejemplo escogido, un
sustrato complejo es degradado normal-
mente por una serie de enzimas lisosó-
micas (A, B y C) hasta formar un pro-
ducto final soluble, Si hay déficit o
funcionamento anormal de una de las
enzimas (p. ej. la B), el catabolismo es
incompleto y los productos intermedios
insolubles se acumulan en los lisosomas.
Las enfermedades de depósito lisosómico comprenden va-
rios procesos característicos y diferenciables (Tabla 6-5). En
general, la distribución del material acumulado y, por tanto,
los órganos afectados, depende de dos factores relacionados
entre sí: 1) el sitio donde se encuentra la mayoría de la sustan-
cia que va a ser degradada, y 2) el lugar donde se produce nor-
malmente la mayor parte de esa degradación. Por ejemplo, el
cerebro es rico en gangliósidos y, por tanto, una hidrólisis de-
fectuosa de los gangliósidos, como ocurre en las ganglio-
sidosis GM, y GM», hace que se depositen principalmente en
el interior de las neuronas y aparezcan síntomas neurológi-
cos, Los defectos de la degradación de los mucopolisacáridos
afectan prácticamente a todos los órganos porque los mucopo-
lisáridos están ampliamente distribuidos por el organismo.
Como las células del sistema mononuclear fagocítico son es-
pecialmente ricas en lisosomas y participan en la degradación
de diversos sustratos, es frecuente que los órganos en los que
abundan las células fagocitarias, como el bazo y el hígado, au-
menten de tamafio en algunas enfermedades de depósito liso-
sómico. El número cada vez mayor de procesos de esta cla-
se puede dividirse racionalmente en varios grupos, basándose
en la naturaleza bioquímica del metabolito que se acumula, lo
que permite formar subgrupos tales como las glucogenosis, las
esfingolipidosis (lipidosis), las mucopolisacaridosis (MPS) y las
mucolipidosis (Tabla 6-5). Sólo una de las numerosas gluco-
genosis existentes se debe al déficit de una enzima lisosómica,
y por eso este grupo de enfermedades de depósito se estudiará
más adelante. Ahora nos ocuparemos de los procesos más fre-
cuentes que pertenecen al resto de los grupos.
Enfermedad de Tay-Sachs (Gangliosidosis Mo:
déficit de la subunidad a de la hexosaminidasa)
Las gangliosidosis GM; son tres enfermedades de depósito
lisosómico causadas por la incapacidad para catabolizar los
gangliósidos GM,. La degradación de estos gangliósidos re-
quiere tres polipéptidos que se codifican en tres loci distintos
TRASTORNOS GENÉTICOS m 165
Capítulo 6
(Fig. 6-13). Las consecuencias fenotípicas de las mutaciones
que afectan a estos genes son bastante parecidas, porque se de-
ben a la acumulación de los gangliósidos GM,. Sin embargo, el
defecto enzimático subyacente es diferente en cada una de ellas.
La enfermedad de Tay-Sachs, la forma más frecuente de gan-
gliosidosis GM;, se debe a mutaciones que afectan al locus de
la subunidad q, que está situado en el cromosoma 15, y provo-
ca un déficit intenso de hexosaminidasa A. Esta enfermedad es
especialmente prevalente entre los judíos, sobre todo en los ori-
ginarios de Europa oriental (ashkenazis), en quienes se ha des-
crito una frecuencia de portadores de 1 por cada 30 personas”.
MORFOLOGIA. Prácticamente en inguno de: Ea
dos examinados, incluidos los leucocitos y. el plasma,
- se encuentra hexosaminidasa A; así que los gangliósi-
dos (GM, se acumulan en muchos tejidos (p. e)., cora-.
“ Zón, hígado, bazo), pero el cuadro clínico está domi-
destrus prog
lón de la microglia y depósito de ao coma
“ los fagocitos del tejido cerebral. Algo parecido ocurre
“enel cerebelo y en las neuronas de los ganglios basa-
les, del tronco encefálico, de la médula espinal, de los -
“-gangilios de las raíces dorsales, así como en las neuro-
“nos Gel sistema nervioso autónomo. Los células om S
168 E Copítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
Figura 6-14
Células ganglionares en la enfermedad de Tay-Sachs. A, Con el microscopio
óptico se observa una gran neurona con una evidente vacuola de lípidos. (Cor-
tesía del Dr. Arthur Weinberg, Department of Pathology, University of Texas,
Southwesten Medical Center, Dallas, TX.) B, Imagen parcial de una neurona
con el microscopio electrónico que presenta lisosomas muy marcados en for-
ma de ovillo. Arriba se observa parte del núcleo. (Microfotografia electrónica
por cortesfa del Dr. Joe Rutledge, University of Texas Southwestem Medical
Center, Dallas, TX.)
nan un aspecto esponjoso al citoplasma (Fig. 6-15).
Enlos cortes por congelación del tejido en fresco, las
vacuolas se tihen con los colorantes de la grasa, co-
mo el Sudán negro By el oil red O. Mediante micros-
copia electrónica se confirma que las vacuolas son.
lisosomas hinchados: secundariamente, y suelen
contener cuerpos membranosos cltoplásmicos pare-
cidos por su aspecto a las láminas concêntricas de
mielina. A veces, los lisosomas adoptan la forma de
una empalizada de láminas paralelas, dando lugar
aos llamados cuerpos cebra,
Los fagocitos espumosos cargados de. lípidos se
encuentran en el bazo, higado, ganglios linfáticos,
amigdalas, aparato digestivo y en los pulmones. La
afectación del bazo produce habitualmente una es-
plenomegalia masiva, que supone a veces hasta 10
veces el peso del bazo normal, pero la hepatome-
galia no suele ser tan acusada. Todos los ganglios lin-
fáticos presentan en general un aumento de tama-
ho de moderado a Intenso.
La afectaclón cerebral y ocular merecen especial
atención. Las circunvoluciones cerebrales están en-
cogidas y: los surcos. ensanchados. La afectación
neuronal es difusa, alcanzando a todas las zonas del
sistema nervioso. La lesión histológica predominante.
es la vacuolización y balonamiento de las neuronas
que, con el tiempo, causan la muerte de las células y.
la pérdida de sustancia cerebral, De un tercio a la
mitad de los afectados presenta una mancha reti-
niana de color rojo cereza, de aspecto y origen pa-
recidos a la de la enfermedad de Tay-Sachs, salvo.
que aqui el metabolito acumulado es la esfingomielina.
Al nacer ya puede haber manifestaciones clínicas, pero es
casi seguro que son evidentes a los 6 meses de edad. Los lac-
tantes suelen tener un típico abdomen prominente, debido a la
hepatoesplenomegalia. Una vez aparecen los síntomas, van se-
guidos de retraso progresivo del crecimiento, vómitos, fiebre y
adenopatías generalizadas, además de un deterioro creciente de
la función psicomotora. La muerte Ilega como una liberación,
generalmente durante el primer o segundo afio de vida.
Figura 6-15 m
Hiígado en la enfermedad de Niemann-Pick. Hepatocitos y células de Kupffer
de aspecto esponjoso y vacuolado debido al depósito de lípidos. (Cortesfa del
Dr. Arthur Weinberg, Department of Pathology, University of Texas South-
western Medican Center, Dallas, TX.)
El diagnóstico se confirma por análisis bioquímicos deter-
minando la actividad de la esfingomielinasa en biopsias de hí-
gado o de la médula ósea. El gen de la esfingomielinasa ha
sido clonado, y se puede identificar a los portadores y a los in-
dividuos afectados por los tipos A y B por análisis con sondas
de DNA.
Enfermedad de Gaucher
La enfermedad de Gaucher es un grupo de trastornos auto-
sómicos recesivos causado por las mutaciones del gen que co-
difica la glucocerebrosidasa ”. Este proceso es la enfermedad
de depósito lisosómico más frecuente. El gen afectado codifi-
ca la cerebrosidasa, una enzima que normalmente separa resi-
duos de glucosa de la ceramida. Como consecuencia de ello,
los glucocerebrósidos se acumulan en las células fagocitarias
principalmente pero, en algunas formas, también en el sistema
nervioso central. Los glucocerebrósidos se forman constante-
mente en el catabolismo de los glucolípidos, procedentes so-
bre todo de las membranas celulares de los leucocitos y hema-
tíes viejos. Se distinguen tres subtipos clínicos de la
enfermedad de Gaucher. El más frecuente, que da cuenta del
99 % de los casos, es el tipo I, o forma crónica no neuronopá-
tica, en el que el depósito de glucocerebrósidos se limita a los
fagocitos mononucleares de todo el cuerpo sin afectar al cere-
bro. En esta forma predominan las manifestaciones espléni-
cas y esqueléticas. Esta afección aparece principalmente en
judíos de origen europeo. Los pacientes tienen niveles bajos,
pero detectables, de actividad de la glucocerebrosidasa. Existe
una reducción, aunque no importante, de la esperanza de vida.
El tipo II, o enfermedad de Gaucher neuronopática aguda, es
la forma cerebral aguda del lactante, que no tiene predilec-
ción por la raza judía. En los tejidos de estos pacientes no
existe prácticamente ninguna actividad glucocerebrosidasa
detectable. También hay hepatoesplenomegalia en esta forma
de la enfermedad de Gaucher, pero el cuadro clínico está do-
minado por las alteraciones progresivas del sistema nervioso
central que conducen a la muerte prematuramente. A veces se
distingue una tercera forma, el tipo III, que es intermedia entre
los tipos 1 y II. Suele tratarse de pacientes jóvenes que tienen
las manifestaciones generales características del tipo I, pero
además presentan una afectación progresiva del sistema ner-
vioso central, que suele comenzar hacia el segundo o tercer
decenio de la vida. Estas formas peculiares tienen carácter fa-
miliar, y se deben a distintas mutaciones alélicas del gen es-
tructural de la enzima.
MORFOLOGIA. En todas las formas de enfermedad
de Gaucher, los glucocerebrósidos se acumulan en
enormes cantidades dentro de las células fagocita-
rias de todo el cuerpo, Estos fagocitos hinchados,
conocidos como células de Gaucher, se encuentran
en el bazo, higado, médula ósea, gangiios linfáticos,
amígdalas, timo:y placas de Peyer. Pueden verse cé-
lulas parecidos en los tabiques alveolares y espacios
aéreos del pulmón. A diferencia de las enfermeda-
des por depósito de lípidos ya estudiadas, las células
de Gaucher rara vez presentan vacuolas, y en su lu-
gar tienen un citoplasma fibrilar que se ha compara-
do al papel de seda arrugado (Fig. 6-16). Las células
de Gaucher suelen ser grandes y miden a veces has-
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS m 169
ta 100 um de diâmetro; tienen uno o más núcleos os-
euros y excêntricos. La tinción con el ácido peryódi-
co de Schiff (PAS) suele ser intensamente positiva.
Con el microscopio electrónico, se descubre que el
aspecto fibrilar del citoplasma se debe a unos lisoso-
mos alargados, estirados y cargados de lípidos, que
se depositan formando pilas de doble capa?
AI acumularse las células de Gaucher se produ-
cen varias lesiones anatómicas macroscópicas. En la
variedad de tipo |, el bazo aumenta de tamano, lle-
gando a veces a pesar 10 kg. Su aspecto es unifor-
memente pálido o tiene una superficie moteada
debida a acumulaciones focales de células de Gau-
cher, Hay adenopatias pequenas a moderadas en
todo el cuerpo. Las células de Gaucher que se acu-
mulan en la médula ósea pueden causar paquefias
erosiones óseas localizadas, o grandes masas blan-
das de color gris y aspecto tumoral que producen
deformidades esqueléticas o destruyen el hueso en
cantidad suficiente para provocar fracturas. En los
pacientes con afectación cerebral, las células de
Gaucher aparecen en los espacios de Virchow-Ro-
bin, y las arteriolas están rodeados de células adven-
ticiales hinchadas: No hay depósito de lípidos en las
neuronas, pero éstas aparecen arrugadas y sufren
una destrucción progresiva. Se supone que los lípi-
dos que se acumulan en las células fagocitarias que
rodean a los vasos sanguíneos producen, de algún
modo, efectos tóxicos sobre el tejido nervioso.
La evolución clínica de la enfermedad de Gaucher depende
del tipo clínico. Los síntomas y signos del tipo I aparecen por
vez primera en la vida adulta, y se deben a la esplenomegalia
o a la efectación ósea. Lo más frecuente es que haya pancito-
penia o trombocitopenia secundarias a hiperesplenismo. Si los
espacios medulares se ensanchan mucho, aparecen fracturas
patológicas y dolores óseos. Aunque la enfermedad tiene un
curso progresivo en el adulto, es compatible con una larga vi-
da. En los tipos II y III, predominan los trastornos funcionales
del sistema nervioso central, con convulsiones y deterioro
mental progresivo, pero también se afectan otros órganos, co-
mo el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos.
Los homocigotos pueden diagnosticarse determinando la
actividad de la glucocerebrosidasa en los leucocitos de la san-
gre periférica o en los extractos de fibroblastos cutáneos cul-
tivados. Como hay una superposición considerable entre las
concentraciones de la enzima en los sujetos normales y en los
heterocigotos, la identificación de los portadores no puede
hacerse mediante esos análisis. En cambio, para detectar a los
heterocigotos se puede utilizar, en principio, la identificación
de las mutaciones específicas. Ahora bien, como hay más de
30 mutaciones alélicas que pueden causar la enfermedad de
Gaucher, tampoco se puede utilizar una sola prueba genética.
Como ocurre con todas las enfermedades de depósito liso-
sómico, el tratamiento de la enfermedad de Gaucher es difí-
cil. La terapéutica sustitutiva con enzimas recombinantes es
eficaz pero sumamente cara. Como el defecto fundamental
reside en las células fagocitarias mononucleares que derivan
de las células primitivas de la médula ósea, se ha intentado
como solución el trasplante de médula ósea. En el futuro, los
esfuerzos se dirigirán a corregir el déficit enzimático median-
TRASTORNOS GENÉTICOS
170 m Capítulo 6
Figura 6-16
Médula ósea en la enfermedad de Gaucher. A, Células de Gaucher con abundante citoplasma granular cargado de lípidos. B, Microfotografía electrónica de las cé-
lulas de Gaucher con los lisosomas distendidos y alargados. (Cortesfa del Dr. Mathew Frieze, Department of Pathology, University of Texas Southwestern Medi-
cal Center, Dallas, TX.)
te una transferencia del gen normal de la glucocerebrosidasa
a las células del paciente. Se ha obtenido un modelo de la en-
fermedad de Gaucher en el ratón mediante la rotura selectiva
(inactivación) del gen de la glucocerebrosidasa múrida *. Po-
siblemente se compruebe la utilidad de este modelo animal
en el diseio de una terapéutica génica para la enfermedad de
Gaucher.
Mucopolisacaridosis
Las mucopolisacaridosis (MPS) son un grupo de síndromes
íntimamente relacionados que se deben a déficit determinados
genéticamente de las enzimas lisosómicas que intervienen en
la degradación de los mucopolisacáridos (glucosaminoglu-
canos). Desde el punto de vista químico, los mucopolisacári-
dos son carbohidratos complejos de cadena larga que se unen a
las proteínas y forman los proteoglucanos. Abundan en la sus-
tancia fundamental del tejido conjuntivo. Los glucosaminoglu-
canos que se acumulan en las MPS son: el dermatán sulfato,
heparán sulfato, queratán sulfato y condroitín sulfato”. Las en-
zimas que intervienen en la degradación de estas moléculas ac-
túan separando a los azúcares terminales de las cadenas de
polisacáridos que se encuentran a lo largo de un polipéptido o
proteína central. Cuando la separación del azúcar terminal no
puede realizarse, el resto de la cadena polisacárida no puede
seguir degradándose, y esas cadenas se acumulan en los
lisosomas de diversos tejidos y órganos del cuerpo, producien-
do alteraciones somáticas y neurológicas graves.
Se han descrito varias formas clínicas de MPS, clasificadas
numéricamente desde la MPS 1 a la MPS VII. Cada una de
ellas se debe al déficit de una enzima distinta. Todas las MPS,
salvo una, se heredan con carácter autosómico recesivo; la ex-
cepción, conocida como síndrome de Hunter, es recesiva liga-
da al cromosoma X. Dentro de cada grupo (p. ej., la MPS 1,
que se caracteriza por el déficit de o-1-iduronidasa), existen
subgrupos que se deben a alelos mutantes diferentes situados
en el mismo locus genético. Así, la intensidad del déficit
enzimático y la gravedad del cuadro clínico suelen variar in-
cluso dentro del mismo grupo.
En general, las MPS son trastornos que afectan a muchos
órganos, entre ellos: hígado, bazo, corazón y vasos sanguíne-
os. La mayoría de ellos se asocian a rasgos faciales toscos,
opacidades corneales, rigidez articular y retraso mental. A
menudo, hay un aumento de la excreción urinaria de los mu-
copolisacáridos acumulados.
MORFOLOGIA. Los mucopolisacáridos suelen acumu-
larse en las células fagocíticas mononucleares, célu-
las endoteliales, fibras musculares lisas de la íntima y.
en los fibroblastos de todo el cuerpo, Por eso se afec-
tan a menudo el bazo, el hígado, la médula ósea, los
gangiios linfáticos. los vasos y el corazón.
Microscópicamente, las células afectadas están
hinchadas y tienen un citoplasma de aspecto claro
de donde procede el nombre de células balonadas.
Elcitoplasma claro puede considerarse formado por
numerosas vacuolas que, con el microscopio electró-
nico, aparecen como lisosomas hinchados y. llenos
de una sustancia finamente granulosa y PAS positiva
que, bioquimicamente, corresponden a mucopoli-
sacáridos. Se encuentran parecidos cambios lisosó-
micos en las neuronas de los síndromes caracteriza-
dos por afectación del sistema nervioso central, Sin.
embargo, además, algunos lisosomas neuronales ha
sido sustituidos por cuerpos cebra laminados, que se.
parecen a los observados en la enfermedad de Nie-
mann-Pick. Son rasgos comunes a todas las MPS: la
hepatoesplenomegalia, las deformidades esqueléti-
cas, las lesiones valvulares y los depósitos suben-
doteliales en las arterias, 7 enlas coro-
narias, y las lesiones cerebrales, En muchos de los
síndromes. más crónicos, las: lestones coronarias.
subendoteliales dan lugar a isquemia miocárdica.
Por tanto, el infarto de miocardio y la insuficiencia
cardíaca son causas importantes de muerte.
De las siete variedades conocidas, se describen aquí sólo
dos síndromes bien caracterizados. El síndrome de Hurler, o
MPS I H, debido al déficit de ot-1-iduronidasa, es una de las
NORMAL
Distintos tejidos
Glucólisis
Glucosa 2 Energia
Pá -
çe)
ENFERMEDAD POR DEPÓSITO DE GLUCÓGENO (TIPO HEPÁTICO)
Glucemia baja
“ ENFERMEDAD POR DEPÓSITO DE GLUCÓGENO
(TIPO MIOPÁTICO)
Ce lieto IIS
Glucosa 7 scasa
Es
CS a
Figura 6-18 =
Arriba: esquema simplificado del metabolismo del glucógeno en el hígado y
los músculos esqueléticos. En el centro: consecuencias del déficit hereditario
de las enzimas hepáticas que intervienen en el metabolismo del glucógeno.
Abajo: consecuencias de un déficit hereditario de las enzimas que metaboli-
zan el glucógeno en los músculos esqueléticos.
vando la lesión. La columna vertebral, especialmen-
te, los discos intervertebrales, son los principales sítios,
afectados, pero más tarde pueden afectarse las rodi-
llas, hombros y caderas, Las pequenas articulaciones
de las manos y los pies suelen quedar respetadas.
Aunque el defecto metabólico existe desde el nacimiento, la
artropatía degenerativa aparece lentamente y no suele manifes-
tarse clínicamente de una forma evidente hasta el cuarto decenio
de la vida. Aunque no amenaza la vida, la enfermedad puede ser
muy invalidante. La incapacidad puede ser tan extrema como la
que producen las formas graves de artrosis (Capítulo 28) de los
ancianos, con la diferencia de que la artropatía de la alcaptonu-
ria aparece a edades mucho más tempranas.
Trastornos asociados a defectos
de las proteínas que regulan
el crecimiento celular
El crecimiento y diferenciación normal de las células están
regulados por dos clases de genes: los protooncogenes y los
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS mm 173
genes de supresión tumoral, cuyos productos estimulan o inhi-
ben el crecimiento celular (Capítulos 4 y 8). Ya se sabe con
certeza que las mutaciones de estas dos clases de genes son
importantes para la patogenia de los tumores. En la inmensa
mayoría de los casos, las mutaciones causantes de cáncer
afectan a las células somáticas y por tanto no son transmitidas
por la línea de las células germinales. Sin embargo, en un 5 %
aproximadamente de todos los cánceres, las mutaciones que
se transmiten por la línea germinal contribuyen a la aparición
del cáncer. La mayoría de los cánceres familiares se heredan
con carácter autosómico dominante, pero también se han des-
crito algunos procesos recesivos. Este tema se estudia con
gran detalle en el Capítulo 8, Aquí se ofrece un ejemplo de
dos neoplasias familiares frecuentes.
NEUROFIBROMATOSIS: TIPOS 1 Y 2
Las neurofibromatosis comprenden dos trastornos autosó-
micos dominantes que afectan aproximadamente a 100 000
personas en EE.UU. Se conocen como neurofibromatosis de
tipo 1 (anteriormente Ilamada enfermedad de von Reckling-
hausen) y neurofibromatosis de tipo 2 (antes llamada neurofi-
bromatosis del acústico). Aunque sus manifestaciones clínicas
coinciden en parte, estas dos entidades son genéticamente dis-
tintas *,
La neurofibromatosis de tipo 1 es un trastorno relativamen-
te común, con una frecuencia de casi 1 por 3000 nacimientos.
Un 50 % aproximadamente de los pacientes tienen una histo-
ria familiar clara compatible con una transmisión autosómica
dominante, y el resto parecen corresponder a mutaciones nue-
vas. En los casos familiares, la expresividad del proceso es
muy variable, pero la penetrancia es del 100 %. La neurofibro-
matosis de tipo 1 tiene tres caraçterísticas importantes: 1) nu-
merosos tumores nerviosos (neurofibromas) esparcidos por
todas partes, sea en la superficie del cuerpo o en su interior;
2) muchas lesiones cutáneas pigmentadas, algunas de las
cuales son manchas café con leche; y 3) hamartomas pigmen-
tados del iris, Ilamados también nódulos de Lisch. Estas mani-
festaciones cardinales pueden ir acompaiiadas de una serie
desconcertante de otras anomalías (que se citan más adelante).
MORFOLOGIA. Los neurofibromas aparecen o están
unidos a los troncos nerviosos de cualquier punto de
la piel, incluidas las palmas de las manos y plantas
de los pies, y también se les encuentra en cualquier.
sitio Imaginable del interior del cuerpo, incluidos los
nervios craneales, En las personas con neurofibroma-
tosis de tipo 1 se encuentran tres clases de neurofi-
bromas: cutáneos, subcutáneos y. plexiformes. Los.
neurofibromas cutáneos o dérmicos son. lesiones
blandas, sesiles o pediculadas, cuyo número varia
desde unos pocos à muchos clentos, Los neurofibro-
mas subcutáneos crecen inmediatamente por de-
bajo de la piel; forman masas firmes y redondeadas
que, a menudo, son dolorosas. Los neurofibromas:
cutâneos y subcutáneos pueden ser: lesones meno-
res de 1 cm de diámetro: lesiones pedunculados de
mediano tamano; o masas voluminosas con muchos
lóbulos péndulos de 20 cm o más de diámetro máxi-
mo. Esta última variedad, conocida como: neurofi-
174 E Copítulo 6
TRASTORNOS GENÉTICOS
Categoria
clinicopatológica Tipo específico enzimático Alteraciones morfológicas Manifestaciones clínicas
Tipo hepático Hepatorrenal: Glucosa-6- Hepatomegalia: depósitos de Pacientes no tratados: retraso del crecimiento y
enfermedad fosfatasa glucógeno intracitoplásmico desarrollo; hepatomegalia y nefromegalia.
de von Gierke y pequeiias cantidades de Hipoglucemia por falta de movilización de la
(tipo 1) lípidos; glucógeno glucosa que, a menudo, produce convulsiones.
intranuclear Hiperlipidemia e hiperuricemia debidas al
Nefromegalia: depósitos de deterioro del metabolismo de la glucosa;
glucógeno intracitoplasmático muchos pacientes presentan gota y xantomas
en las células corticales del cutáneos. Tendencia a sangrar por disfunción
epitelio tubular plaquetaria. La mayoría de los pacientes
tratados sobreviven y presentan complicaciones
tardías, p. ej., adenomas hepáticos
Tipo miopático Síndrome de Fosforilasa Afecta sólo al músculo Calambres dolorosos con el ejercicio intenso.
McArdle muscular esquelético: depósito de Mioglobinuria en 50 % de casos. Comienzo en
(tipo V) glucógeno, sobre todo de la edad adulta (> 20 aiios). Falta de elevación
localización subsarcolémica del lactato en sangre venosa después del
ejercicio muscular. Compatible con una
longevidad normal
Otros tipos Glucogenosis Glucosidasa Hepatomegalia ligera: Cardiomegalia masiva, hipotonfa muscular e
generalizada: lisosómica balonización de los insuficiencia cardiorrespiratoria a los 2 afios.
enfermedad de (maltasa lisosomas por el glucógeno, Hay una forma más leve del adulto con
Pompe (tipo 1) ácida) con aspecto translúcido del afectación exclusiva de la musculatura
citoplasma
Cardiomegalia: glucógeno en el
sarcoplasma y unido a la
membrana
Músculo esquelético: iguales que
los del corazón (véase
Cardiomegalia)
esquelética y que se manifesta como una
miopatfa crónica
Figura 6-19
Enfermedad de Pompe (enfermedad por depósito de glucógeno, tipo ID). A, Miocardio normal con citoplasma eosinófilo abundante. B, Paciente con enfermedad
de Pompe (a igual aumento) cuyas fibras miocárdicas, Ilenas de glucógeno, se aprecian como espacios claros. (Cortesía del Dr. Trace Worrell, Department of Pa-
thology, University of Texas Southwestern Medical Center, Dallas, TX.)
broma plexiforme, afecta difusamente al tejido sub-
cutáneo y contiene muchos nervios engrosados y.
tortuosos: la piel que los cubre suele: estar hiperplg-
mentada. Estos neurofibromas pueden crecer enor-
memente, y provocar un sorprendente aumento de
tamaho de un miembro o de otra parte del cuerpo.
En el interior del cuerpo pueden encontrarse tumo-
Tes parecidos, y en general las leslones situadas en
“profundidad suelen ser grandes. Microscópica-
mente, los neurofibromas muestran una prolifera-
ción de todos los elementos de los nervios periféri-
cos: neuritas, células de: Sehwann: y: fibroblastos,
Habitualmente, estos componentes están dispersos
en un estroma mixoide y laxo: donde adoptan um
patrón: desordenado, En él predominan las células
de Schwann alargadas y serpenteantes, con sus nú-
cleos deigados y fusiformes. Esta estructura desorde-
nada y laxa permite distinguir a estos tumores nervio-
sos “de los sehwannomas. Estos últimos, formados
totalmente por células dle Schwann, no sufren prácti-
“camente nunca la transformación maligna, mientras
que los neurofibtomas plexiformes se malignizan en
cerca del 5 % de los pacientes con neurofibromato-
sis de tipo 1”, La transformación maligna es más fre-
cuente en los tumores plexiformes grandes unidos a
los principales troncos nerviosos: del cuello o: los
miembros. En'cambio las lesiones superficiales, a pe-
sar- de su famaho, raras veces se malignizan.
Las pigmentaciones cutáneas, el segundo: ele-
mento importante de este sindrome, aparecen en
más clel 90 % de los pacientes. Casi slempre se trata.
de máculas de color castaho claro o café con le-
che, de bordes generalmente lisos y localizadas con
frecuencia sobre los troncos nerviosos. Suelen ser re-
dondas u ovaladas, con su eje mayor paralelo al
nervio cutáneo subyacente. Las personas normales
pueden tener algunas manchas café con leche, pe-
to es una máxima clínica que si un adulto: presenta
seis O más manchas de más de 1.5 cm de diámetro,
es probable que padezca una neurofibromatosis 1.
Los nódulos de Lisch (hamartomas: pigmentados.
del iris) se encuentran en más del 94 % de los paclen-
tes de: 6 o más anos de edad, No producen ningún.
sintoma; pero son útiles para confirmar e! diagnós-
tico. S
Se han descrito otras muchas alteraciones asociadas en
estos pacientes. Quizá la más frecuente (observada en un 30 a
50 % de los casos) sean las lesiones esqueléticas, que adoptan
una morfología variable, como: 1) defectos o erosiones óseas
debidas a neurofibromas contiguos al hueso, 2) escoliosis, 3)
lesiones quísticas intraóseas, 4) quistes óseos subperiósticos,
y 5) pseudoartrosis de la tibia. Los pacientes con neurofibro-
matosis de tipo 1 tienen un riesgo de dos a cuatro veces mayor
de padecer otros tumores, especialmente, tumores de Wilms,
rabdomiosarcomas, meningiomas, gliomas del nervio óptico y
feocromocitomas. Los niãos afectados están expuestos a en-
fermar de leucemia mieloide crónica.
Algunos pacientes con esta afección tienen un cociente in-
telectual (CI) normal, pero existe una tendencia inconfundible
hacia una disminución de la inteligencia. Los neurofibromas
del tubo digestivo pueden producir obstrucción o hemorragia
gastrointestinal. La compresión y estrechez de una arteria re-
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉIICOS m 175
nal por un tumor puede causar hipertensión arterial. Debido a
la variable expresión del gen, la amplitud de las manifestacio-
nes clínicas es casi ilimitada, pero en último término, el diag-
nóstico se apoya en la coincidencia de numerosas manchas ca-
fé con leche con abundantes tumores cutáneos. El gen de la
neurofibromatosis de tipo 1 (NF-1) está situado en el cromo-
soma 17q11.2 y codifica una proteína llamada neurofibromina,
que regula a la baja la función de la oncoproteína p21 ras (véa-
se la sección sobre oncogenes, Capítulo 8). Por tanto, el NF-1
pertenece a la familia de los genes de supresión tumoral.
La neurofibromatosis de tipo 2 es un proceso autosómico
dominante que causa la aparición de una serie de tumores, so-
bre todo de schwannomas acústicos bilaterales y muchos me-
ningiomas. Estos pacientes también presentan gliomas que
habitualmente son ependimomas de la médula espinal. En mu-
chos casos hay además lesiones no tumorales, como infil-
traciones nodulares de las células de Schwann dentro de la
médula espinal (schwannosis), meningoangiomatosis (prolife-
ración de células meníngeas y de los vasos sanguíneos dentro
del cerebro) y hamartias gliales (colecciones nodulares micros-
cópicas de células gliales en sitios anormales, como las que a
menudo se forman en las capas superficiales y profundas de la
corteza cerebral). También hay manchas café con leche, pero
no se encuentran nódulos de Lisch en el iris. Este trastorno es
mucho más raro que la neurofibromatosis de tipo 1, teniendo
una frecuencia de 1 por cada 40 000 a 50 000 personas.
El gen de la NF-2, situado en el cromosoma 22q12, es tam-
bién un gen de supresión tumoral. Como se verá en el Capítulo 8,
el producto de este gen, Ilamado merlina, presenta semejanzas
estructurales con una serie de proteínas del citoesqueleto *. La
proteína está muy repartida por todos los tejidos, y sus funcio-
nes siguen siendo inciertas.
TRASTORNOS DE HERENCIA MULTIFACTORIAL
Como se sefialó antes, los trastornos multifactoriales se deben
a la acción combinada de factores ambientales y de dos o más
genes mutantes cuyos efectos se suman. El efecto debido al com-
ponente genético depende de la dosis: cuanto mayor es el núme-
ro de genes nocivos heredados, más graves son las manifesta-
ciones de la enfermedad. Como los factores ambientales influyen
considerablemente en la expresión de estos trastornos genéticos,
no se debe emplear el término de herencia poligénica.
Algunos rasgos fenotípicos normales dependen de una he-
rencia multifactorial; es lo que ocurre con el color del cabello,
de los ojos y la piel, con la estatura y la inteligencia. Estos
caracteres ofrecen una variación continua en los grupos de
población, y su curva de distribución es típica, en forma de
campana. No obstante, las influencias ambientales modifican
notablemente la expresión fenotípica de los rasgos multifacto-
riales. Por ejemplo, algunos grupos de diabéticos presentan
muchos rasgos de un proceso multifactorial. Clínicamente, se
sabe que la diabetes mellitus suele manifestarse después de
ganar peso un individuo. Así pues, que la obesidad, lo mismo
que otras influencias ambientales, desenmascara el rasgo ge-
nético de la diabetes. Los factores nutricionales pueden hacer
incluso que los gemelos monocigóticos alcancen estaturas di-
ferentes. Un nifio privado de soportes culturales no puede al-
canzar plenamente toda su capacidad intelectual.
178 E Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
Brazo | Región Banda! Sub-banda
Albinismo ocular
Enfermedad granulomatosa crónica
Distrofia muscular de Duchenne
Síndrome de Menkes
à Feminización testicular
la Inmunodeficiencia combinada
grave ligada al cromosoma X
Figura 6-21 m
Detalle del cromosoma X perteneciente a un cariotipo
bandeado (Ilamado también «idiograma»). Repárese en
la nomenclatura de los brazos, las regiones, las bandas y
las sub-bandas. A la derecha se senialan los lugares apro-
al cromosoma X
Hemofilia A
CROMOSOMA X Déficit de G6PD
Figura 6-22 =
Hibridación fluorescente in situ (FISH). Núcleos en la interfase de un carcino-
ma hepático infantil (hepatoblastoma) teílidos con una sonda fluorescente de
DNA que se hibrida al cromosoma 20. Con la luz ultravioleta, cada núcleo
muestra tres puntos amarillos brillantes, que corresponden a tres copias del
cromosoma 20. Las células diploides normales (no representadas) tienen dos
puntos fluorescentes. (Cortesfa del Dr. Vijay Tonk, Department of Pathology,
University of Texas Southwestem Medical Center, Dallas, TX.)
Enfermedad de Fabry
ximados que ocupan algunos genes causantes de enfer-
medades.
Agammaglobulinemia ligada
E Síndrome de Lesch-Nyham
Hemofilia B, síndrome de Hunter
Síndrome del cromosoma X frágil
Figura 6-23 =
FISH. Extensión de una metafase donde se han usado dos sondas, una para los
extremos terminales del cromosoma 22, y la otra para el locus D22$75 que
permite cartografiar al cromosoma 22. Se han marcado los extremos termina-
les de los dos cromosomas 22. Uno de los cromosomas no se ha teiido con la
sonda utilizada para el locus D22575, indicando la existencia de una microde-
leción en esta región. Esta deleción da lugar al síndrome de deleción 22q11
descrito en la p. 173. (Cortesía de la Dra. Nancy Schneider, Department of
Pathology, University of Texas Southwestern Medical Center, Dallas, TX.)
Figura 6-24 m
Tinción de los cromosomas con una colección de sondas del DNA específico
del cromosoma 22, La existencia de tres cromosomas fluorescentes indica que
el paciente tiene una trisomía 22. (Cortesía del Dr. Charleen M, Moore, The
University if Texas Health Science Center at San Antonio, San Antonio, TX.)
de uno o varios cromosomas. La dotación cromosómica nor-
mal es 46,XX en la mujer y 46,XY en el varón. Cualquier
múltiplo exacto del número haploide se Ilama euploide. Sin
embargo, si se produce un error en la meiosis o en la mitos;
y una célula adquiere un complemento cromosómico que no
es un múltiplo exacto de 23, estamos ante una aneuploidía.
Las causas habituales de aneuploidía son la no disyunción y el
Figura 6-25 =
Cariotipo espectral. (Cortesía del Dr. Janet D. Rowley, University of Chicago
Center, Chicago, IL.)
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉNICOS E 179
retraso de la anafase. La primera ocurre cuando un par de cro-
mosomas homólogos no se separan en la primera división
meiótica, o cuando las dos cromátides no se separan en la se-
gunda división meiótica o durante la multiplicación de la célu-
la somática, produciéndose entonces dos células aneuploides.
Cuando la no disyunción ocurre durante la gametogénesis, los
gametos que se forman tienen un cromosoma más (n+1) o un
cromosoma menos (n-1). Cuando esos gametos son fecunda-
dos por unos gametos normales se obtienen dos clases de ci-
gotos: trisómicos (2n+1) o monosómicos (2n-1). En el retraso
de la anafase, un cromosoma homólogo durante la meiosis, o
una cromátide durante la mitosis, se rezaga y no se incorpora
al núcleo celular. El resultado es una célula normal y otra con
monosomía. Como se verá después, las monosomías o tri-
somías de los cromosomas sexuales, o incluso otras aberra-
ciones más extraiias, son compatibles con la vida y suelen
asociarse a cambios fenotípicos de intensidad variable. La mo-
nosomia de un autosoma supone generalmente una pérdida de
demasiada dotación genética para que la vida sea posible al
nacer o incluso en la embriogénesis, mientras que varias tri-
somías autosómicas son compatibles con la supervivencia. A
excepción de la trisomía 21, todas producen unos lactantes
gravemente afectados que casi siempre mueren a temprana
edad.
En ocasiones, los errores de la mitosis al comienzo del de-
sarrollo dan lugar a dos o más poblaciones de células en el
mismo individuo, un proceso conocido como mosaicismo. El
mosaicismo puede deberse a errores de la mitosis durante la
división del óvulo fecundado o de las células somáticas. El
mosaicismo de los cromosomas sexuales es relativamente fre-
cuente. Un error durante la división del óvulo fecundado pue-
de hacer que una de las células hijas reciba tres cromosomas
sexuales, y que la otra reciba uno solo, dando lugar así, por
ejemplo, al mosaico 45,X/47,XXX. Toda la descendencia ce-
lular derivada de esos precursores tendrá por tanto una dota-
ción 47,XXX o una dotación 45,X. Una paciente con ese mo-
saico constituye una variedad del síndrome de Turner, donde
la intensidad de los rasgos fenotípicos va a depender del nú-
mero y distribución de las células 45,X. Si el error sucede en
una división más tardía, el mosaico tendrá tres poblaciones de
células, y habrá algunas con una dotación normal 46,XX (es
decir, 45,X/46,XX/47,XXX). Si los errores de la mitosis se re-
piten, pueden aparecer muchas poblaciones celulares.
El mosaicismo autosómico parece ser mucho menos frecuen-
te que el de los cromosomas sexuales. Los errores que ocurren
durante las primeras divisiones mitóticas de los autosomas sue-
len producir mosaicos no viables con monosomía autosómica.
Raras veces se tolera la pérdida de una línea celular inviable du-
rante la embriogénesis, lo que produce un mosaico (p. ej.,
46,XY/47,XY+ 21). Este paciente tendría un mosaico con triso-
mía 21 y una expresión parcial del síndrome de Down, depen-
diendo del porcentaje de células que expresaran la trisomía.
El segundo grupo de aberraciones cromosómicas es el que
se asocia a alteraciones en la estructura de los cromosomas.
Para poder descubrirlo con la técnica habitual de bandeo, el
proceso debe afectar a una cantidad bastante grande de DNA
(unos 4 millones de pares de bases), que contenga varios ge-
nes. La resolución es mucho mayor utilizando la FISH. Los
cambios estructurales de los cromosomas se deben habitual-
mente a roturas cromosómicas seguidas de la pérdida y reor-
denamiento del material genético. Estas alteraciones ya ocu-
180 E Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
rren espontáneamente en pequefia cuantía, pero aumentan tras
la exposición a mutágenos ambientales, como las sustancias
químicas y las radiaciones ionizantes. Además, hay algunos
trastornos que se heredan con carácter autosómico recesivo
(anemia de Fanconi, síndrome de Bloom y ataxia-telangiecta-
sia) que se asocian a una inestabilidad cromosómica tan inten-
sa que se les conoce como síndromes por rotura de cromoso-
mas. Como se verá después en el Capítulo 8, estos procesos
tienen un riesgo considerablemente mayor de aparición de un
câncer. En la siguiente sección, se repasará brevemente las
formas más frecuentes de trastornos de la estructura cromosó-
mica y las notaciones que se utilizan para designarlas.
La deleción es la pérdida de una parte de un cromosoma
(Fig. 6-26). Puede afectar a la porción terminal o intermedia
del mismo. Las deleciones terminales aparecen tras una sola
rotura de un brazo del cromosoma, dejando suelto un frag-
mento que no contiene el centrómero y que se pierde después
en la siguiente división celular. Se puede especificar la región
y la banda donde se ha producido la rotura, por ejemplo, así:
46,XY, del(16)(p14), lo que significa una rotura ocurrida en la
región 1, banda 4, del brazo corto del cromosoma 16. Las de-
leciones intermedias (o «intersticiales») ocurren cuando se
producen dos líneas de rotura en el cromosoma y la región en-
tre ambas se separa y se pierde.
Un cromosoma en anillo es una forma especial de deleción.
Ocurre cuando la deleción de los dos extremos de un cromo-
soma va seguida de la fusión de los extremos seccionados
(Fig. 6-26). Si se pierde bastante material genético, aparecen al-
TRANSLOCACIONES
ccseb cab
Fusión céntrica
cm dam CE. amem
Robertsoniana
ISOCROMOSOMAS
Quo?
EV
INVERSIONES
Paracéntrica
cod ——— e
Pericéntrica
eba —“ es
Figura 6-26
Recíproca equilibrada
teraciones fenotípicas. Esto podría designarse así: 46,XY n(14).
Los cromosomas en anillo no se comportan normalmente du-
rante la meiosis o la mitosis, y suelen tener serias consecuencias.
La inversión es un reordenamiento que consiste en dos ro-
turas dentro de un mismo cromosoma seguida de una reincor-
poración, pero invertida, del fragmento intermedio resultante
(Fig. 6-26). La inversión que afecta solamente a un brazo del
cromosoma se Ilama paracéntrica. Si las roturas se producen
en los extremos opuestos al centrómero, la inversión se Ilama
pericéntrica. Las inversiones son totalmente compatibles con
un desarrollo normal.
Los isocromosomas se forman cuando se pierde un brazo
de un cromosoma y el brazo que queda se duplica, dando lu-
gar a un cromosoma formado únicamente por dos brazos cor-
tos o dos brazos largos (Fig. 6-26). La información genética
que posee un isocromosoma es morfológicamente idéntica en
ambos brazos. El isocromosoma que más frecuentemente se
encuentra en los nacidos vivos es el que afecta al brazo largo
del cromosoma X y que se designa i(X)(10). Este isocromo-
soma (Xq) se asocia a una monosomía de los genes situados
en el brazo corto de X y a una trisomía de los genes localiza-
dos en el brazo largo de X.
En la translocación, un segmento de un cromosoma se tras-
lada a otro cromosoma distinto (Fig. 6-26). En la forma llama-
da translocación recíproca equilibrada, hay roturas aisladas
en cada uno de los dos cromosomas, y se produce por tanto un
intercambio de material genético. Probablemente, esta clase
de translocaciones no se descubriría si no fuera mediante las
[eo]
Porción perdida
DELECIONES
cab — ces |p|
Fragmentos
Dea EN ANILLO
jap)
Fragmentos
ci de reordenamientos cromosómicos.
NAWWES
Ê
É
£
8
8
om
-28
Manifestaciones clínicas de algunas tris
Figura 6:
184 E Copítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
frecuentes como para mencionarlas aquí brevemente. Como se
sefiala en la Figura 6-28, tienen varias características cariotípi-
cas y clínicas en común con la trisomía 21, Así, la mayoría de
los casos proceden de la falta de disyunción meiótica y, por
tanto, llevan consigo una copia adicional completa del cromo-
soma 18 o del cromosoma 13. También se ha observado una
asociación con la edad avanzada de la madre, igual que en el
síndrome de Down. Pero, a diferencia de la trisomía 21, las
malformaciones son mucho más graves y variadas. La conse-
cuencia es que estos lactantes sólo raras veces superan el pri-
mer afio de vida; casi todos fallecen en unas semanas o meses.
SÍNDROME DE LA DELECIÓN CROMOSÓMICA
2290
El síndrome de la deleción cromosómica 22q11 abarca un
grupo de trastornos debidos a una pequeria deleción de la ban-
da 11 del brazo largo del cromosoma 22 *. Entre las manifes-
taciones clínicas de este síndrome se encuentran: cardiopatías
congénitas, anomalías del paladar, dismorfia facial, retraso del
desarrollo, inmunodeficiencia de células T de intensidad va-
riable, e hipocalcemia. Anteriormente se pensó que estas ma-
nifestaciones clínicas correspondían a dos procesos diferentes:
el síndrome de DiGeorge y el síndrome velocardiofacial. Los
pacientes con síndrome de DiGeorge tienen hipoplasia del
timo, con la consiguiente inmunodeficiencia de células T (Ca-
pítulo 7), hipoplasia paratiroidea causante de hipocalcemia,
diversas malformaciones cardíacas que afectan al tracto de sa-
lida, y ligeras anomalías faciales. Los rasgos clínicos del Ila-
mado síndrome velocardiofacial consisten en dismorfia facial
(nariz prominente, retrognatia), fisura palatina, anomalías car-
diovasculares y dificultades para el aprendizaje. Con menos
frecuencia, estos pacientes tienen también inmunodeficiencia.
Hasta hace poco tiempo, no se advirtió la coincidencia parcial
de las manifestaciones clínicas de estos dos procesos (p. ej.,
las malformaciones cardíacas, la dismorfia facial); sólo se
cayó en la cuenta al descubrirse que estos dos síndromes sin
relación aparente se asociaban a una misma alteración cito-
genética. Desde entonces, para referirse a este proceso se ha
acufiado el acrónimo CATCH 22 (anomalías cardíacas/facia-
les, déficit de células T por hipoplasia tímica, fisura [«cleft»]
palatina, hipocalcemia por hipoparatiroidismo, debido todo
ello a la deleción 22q11). Aunque esta regla mnemotécnica re-
sulta cómoda para recordar las características clínicas del sín-
drome de la deleción 22q11, se debe evitar el uso del término
«catch» porque parece despectivo para los pacientes.
Este proceso puede sospecharse por la clínica, pero la con-
firmación diagnóstica obliga a descubrir la deleción mediante
sondas de FISH (véase Fig. 6-23). Con este método, un 90 %
aproximadamente de los casos diagnosticados anteriormente
de síndrome de DiGeorge y un 60 % de los casos de síndrome
velocardiofacial tienen una deleción de 22g11. Un 30 % de los
pacientes con malformaciones cardíacas en tronco de cono,
pero sin los demás defectos de este síndrome, muestran tam-
bién deleciones de la misma región cromosómica.
Se desconoce la base molecular de este síndrome. El tama-
fio de la región desaparecida es lo suficiente grande (1.5 me-
gabases, aproximadamente) para que abarque a muchos genes.
La heterogeneidad clínica, con predominio de la inmunodefi-
ciencia en unos casos (síndrome de DiGeorge) y de las dis-
morfias y anomalías cardíacas en otros, refleja probablemente
la ubicación y tamaãio variables del segmento de esa región
genética que se pierde. En ese fragmento que desaparece están
localizados algunos genes, como los homólogos de Drosophi-
la y los factores de transcripción de las levaduras y los de la
segmentación embrionaria de Drosophila, pero hasta ahora no
ha aparecido un solo gen al que pueda culparse en exclusiva.
Trastornos citogenéticos que afectan
a los cromosomas sexuales
Las enfermedades genéticas debidas a alteraciones del ca-
riotipo que afectan a los cromosomas sexuales son mucho más
frecuentes que las relacionadas con alteraciones autosómicas.
Ademas, los desequilibrios (por exceso o por defecto) de los
cromosomas sexuales se toleran mucho mejor que los dese-
quilibrios similares de los autosomas. Esa tolerancia depende,
en gran parte, de dos factores que son característicos de los
cromosomas sexuales: 1) inactivación (por «efecto Lyon») de
todos los cromosomas X salvo uno, y 2) la pequefia cantidad
de material genético que lleva consigo el cromosoma Y. Co-
mentaremos estos hechos brevemente para comprender mejor
los trastornos de los cromosomas sexuales.
En 1961, Lyon” describió la inactivación del cromosoma X,
lo que ordinariamente se conoce como hipótesis de Lyon.
Afirma que: 1) sólo uno de los cromosomas X actúa genética-
mente, 2) el otro cromosoma X, de origen materno o paterno,
sufre una heteropicnosis y se inactiva, 3) la inactivación de
ese cromosoma X, materno o paterno, se produce de forma
aleatoria en todas las células del blastocisto hacia el día 16
de la vida embrionaria, y 4) la inactivación del mismo cromo-
soma X se mantiene en todas las células derivadas de cada
célula precursora. Así pues, la gran mayoría de mujeres nor-
males son en realidad mosaicos y tienen dos poblaciones celu-
lares, una con una X materna inactivada y otra con una X pa-
terna inactivada. Esto explica que las mujeres tengan la misma
cantidad de genes activos ligados al cromosoma X que los va-
rones. El cromosoma X inactivo puede verse en los núcleos en
interfase en forma de una pequeiia masa oscura en contacto
con la membrana nuclear, conocida como corpúsculo de Barr
o cromatina X. Existen corpúsculos de Barr en todas las célu-
las somáticas de las mujeres normales, pero es más fácil de-
mostrarlos en las preparaciones de células epiteliales planas
de la boca.
Los principios básicos de la hipótesis de Lyon han resistido
el paso del tiempo, si bien se han modificado algo. Por ejem-
plo, inicialmente se pensó que todos los genes del cromosoma X
inactivo «se perdían». Pero mediante estudios moleculares
más recientes se ha descubierto que muchos genes eluden la
inactivación de X. Se supone que alguno de los genes que son
expresados por ambos cromosomas X son importantes para el
crecimiento y desarrollo normales. Esta idea se basa en el he-
cho de que los pacientes con monosomía del cromosoma X
(síndrome de Turner: 45,X) presentan alteraciones somáticas
y gonadales importantes. Si fuera suficiente una sola dotación
de los genes ligados al cromosoma X, no se produciría ningún
efecto nocivo en esos casos. Además, aunque se inactiva un
cromosoma X en todas las células durante la embriogénesis,
se reactiva selectivamente en las células germinales antes de la
primera división meiótica. Por tanto, parece que se necesitan
los dos cromosomas X para que la ovogénesis sea normal.
Con respecto al cromosoma Y, se sabe que este cromosoma
es necesario y suficiente para el desarrollo de un varón. Inde-
pendientemente del número de cromosomas X que existan, la
presencia de un solo cromosoma Y determina el sexo masculi-
no. El gen que impone el desarrollo de los testículos ($ry = re-
gión determinante del sexo del cromosoma Y) está localizado
en la parte distal del brazo corto de Y ”. Además, cada vez
hay más pruebas de que algunos genes situados en el brazo
largo de Y son esenciales para la espermatogénesis ”. Con es-
tas nociones previas, se revisarán algunas manifestaciones que
son comunes a todos los trastornos de los cromosomas se-
xuales:
E En general, inducen problemas crónicos sutiles relativos al
desarrollo sexual y a la fecundidad.
E Son procesos difíciles de diagnosticar en el momento de
nacer, y muchos se identifican por vez primera al llegar a
ta pubertad.
E En general, cuanto mayor es el número de cromosomas X,
mayor es la probabilidad de que aparezca retraso mental,
tanto en mujeres como en varones.
A continuación, se describen los procesos más importantes
debidos a aberraciones de los cromosomas sexuales.
SÍNDROME DE KLINEFELTER
El síndrome de Klinefelter se define mejor como un hipogo-
nadismo masculino que aparece en sujetos con dos o más cro-
mosomas X y uno o más cromosomas Y, Es una de las formas
más frecuentes de enfermedad genética con afectación de los
cromosomas sexuales y, también, una de las causas más fre-
cuentes de hipogonadismo del varón. Su incidencia es aproxi-
madamente de 1 por cada 850 nacidos vivos varones. Raras
veces se diagnostica antes de la pubertad, sobre todo porque la
alteración testicular no es evidente hasta ese momento. La ma-
yoría de los pacientes tiene un hábito corporal característico,
con aumento de la distancia pubis-suelo, que produce un cuer-
po de aspecto alargado. También son característicos: el hábito
eunucoide, con piernas anormalmente largas; testículos pe-
querios y atróficos, a menudo junto a un pene pequefio; y la
ausencia de caracteres sexuales secundarios propios del varón,
como voz grave, vello facial y distribución masculina del vello
pubiano. A veces hay ginecomastia. El CI es, en promedio, in-
ferior al normal, pero no es frecuente el retraso mental. El cua-
dro típico no se observa en todos los casos, y el único hallazgo
constante es el hipogonadismo. Existen siempre niveles plasmá-
ticos de gonadotropinas elevados, especialmente de la hormona
foliculoestimulante (FSH), mientras que las concentraciones de
testosterona están disminuidas en grado variable. También hay
valores medios elevados de estradiol en plasma, cuyo mecanis-
mo se desconoce. El cociente estrógenos/testoterona indica el
grado de feminización que existe en cada caso.
El síndrome de Klinefelter es la causa principal del dete-
rioro de la espermatogénesis y de la esterilidad masculina.
En algunos pacientes, los tubos seminíferos están totalmen-
te atrofiados y han sido sustituidos por esbozos de colágeno
hialino de color rosado. En otros casos, túbulos aparente-
mente normales están intercalados con túbulos atróficos. En
algunos pacientes, todos los túbulos son primitivos, de as-
pecto embrionario, formados por cordones de células que
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS m 185
nunca tuvieron luces ni evolucionaron hacia la espermato-
génesis del adulto. Destacan en cambio las células Leydig,
debido a la atrofia y aglomeración de los túbulos.
El cuadro clásico del síndrome de Klinefelter se asocia al
cariotipo 47,XXY (en el 82 % de los casos). Esta dotación se
debe a la falta de disyunción durante la división meiótica de
uno de los padres. La ausencia de disyunción materna du-
rante la primera división meiótica explica poco más de la
mitad de los casos, y el resto se debe a la falta de disyunción
durante la primera división meiótica paterna. No hay dife-
rencias fenotípicas entre quienes reciben el cromosoma X adi-
cional del padre y quienes lo heredan de la madre. La madre
tiene una edad avanzada en los casos asociados a errores de
la ovogénesis. Además de este cariotipo clásico, un 15 % de
los casos de síndrome de Klinefelter tiene diversos mosai-
cos, el más frecuente: 46,XY/47,XXY. Otras dotaciones son:
47,XXY/48,XXXY o variaciones de la misma. Raras veces
se han observado cariotipos 48,XXXY o 49,XXXXY. Estos
sujetos polisómicos para X tienen otras alteraciones somáti-
cas, como criptorquidia, hipospadias, hipoplasia testicular
más Ilamativa, y alteraciones esqueléticas, como prognatis-
mo y sinostosis radiocubital.
SÍNDROME XYY
En el varón pueden encontrarse cromosomas Y supernu-
merarios, que dan lugar a cariotipos 47,XYY o, incluso, a po-
lisomías Y más numerosas. Alrededor del 1 por 1000 de los
varones nacidos vivos tienen uno de esos cariotipos. Casi to-
dos son fenotípicamente normales, aunque a menudo son per-
sonas excesivamente altas y, a veces, con acné grave. Según
los datos actuales, su inteligencia parece estar dentro de lo
normal,
La repercusión de los cromosomas Y adicionales sobre el
comportamiento es dudosa y polémica. Estos cariotipos son
más frecuentese entre los reclusos de centros penitenciarios.
Los problemas de conducta adoptan la forma de comporta-
mientos antisociales (no violentos), delincuencia y actos im-
pulsivos teatrales. Según los estudios más recientes, parece
que sólo un 1 a 2 % de los individuos con fenotipos XYY
muestran estas desviaciones de la conducta; la inmensa mayo-
ría no comete más actos antisociales que sus compafieros con
menos cromosomas Y.
SÍNDROME DE TURNER
El síndrome de Turner se debe a una monosomia parcial o
completa del cromosoma X y produce un hipogonadismo en
pacientes fenotípicamente femeninas ”. Es la alteración más
frecuente de los cromosomas sexuales en la mujer.
En las pacientes con síndrome de Turner, se han encontrado
tres clases de alteraciones cariotípicas demostrables con los
métodos citogenéticos sistemáticos. Al 57 %, aproximadamen-
te, de los casos les falta todo un cromosoma X, siendo su cario-
tipo 45,X. Casi un tercio de los restantes (alrededor del 14 %)
tienen alteraciones estructurales de los cromosomas X, y dos
tercios (un 29 % aproximadamente) presentan mosaicismo. La
consecuencia última de las alteraciones estructurales es la apa-
rición de una monosomía parcial del cromosoma X. Las al-
teraciones del cromosoma X son, por orden de frecuencia: 1)
deleción del brazo corto, que origina la formación de un iso-
188 E Capítulo é TRASTORNOS GENÉTICOS
TRASTORNOS MONOGÉNICOS CON
HERENCIA NO CLÁSICA
Cada vez es más evidente que la transmisión de ciertos tras-
tornos monogénicos no sigue las reglas de la herencia men-
deliana clásica. Estos procesos pueden dividirse en cuatro
grupos:
E Enfermedades debidas a mutaciones por repeticiones de tri-
pletes.
E Procesos causados por mutaciones en los genes mitocon-
driales.
E Trastornos asociados a imprimación del genoma.
E Procesos asociados a mosaicismo gonadal.
A continuación se describen las características clínicas y mo-
leculares de algunas enfermedades monogénicas que ilustran
los modelos no clásicos de la herencia.
Mutaciones por repetición de tripletes:
síndrome del cromosoma X frágil
El síndrome del cromosoma X frágil es el prototipo de las
enfermedades causadas por una mutación que se caracteriza
por una larga secuencia formada por la repetición de tres nu-
cleótidos. Aunque la secuencia específica de los nucleótidos
que sufren esa amplificación difiere en los doce procesos que
aproximadamente componen este grupo, las secuencias altera-
das comparten, en la mayoría de los casos, los nucléotidos
guanina (G) y citosina (C). Seguidamente se comentan las ma-
nifestaciones clínicas y el tipo de herencia del síndrome del
cromosoma X frágil y, después, la lesión molecular causal.
Los demás procesos de este grupo se estudian más adelante,
en este capítulo y en otros lugares del texto.
Con una frecuencia de 1 por cada 1550 varones afectados, el
síndrome del cromosoma X frágil es la segunda causa de retraso
mental de origen genético, después del síndrome de Down. Es un
proceso ligado a X que se caracteriza por una alteración citogené-
tica inducible del cromosoma X y una mutación poco frecuente
del gen del retraso mental familiar de tipo 1 (FMR-1). La altera-
ción citogenética aparece como una interrupción tintorial o un es-
trechamiento del brazo largo del cromosoma X cuando las célu-
las se examinan en un medio de cultivo con déficit de folato.
Como aparentemente el cromosoma está «roto» en ese sitio, se
habla de sítio frágil (Fig. 6-30). Los varones afectados presentan
retraso mental, con un CI del orden de 20 a 60. Su fenotipo se ca-
racteriza por cara alargada y mandíbula grande, orejas amplias y
dobladas, y testículos grandes (macroorquidia). Dada la hiperex-ten-
sión articular, el gran paladar ojival y el prolapso de la válvula mi-
tral, algunos pacientes se parecen a los afectados por un proceso
del tejido conjuntivo. Sin embargo, estas deformidades físicas, y
otras que se han descrito en este proceso, no siempre existen y a
veces son bastante sutiles. La única manifestación peculiar que
puede detectarse al menos en un 90 % de los varones pospubera-
les con síndrome del cromosoma X frágil es la macroorquidia *.
Igual que en todas las enfermedades ligadas al cromosoma X,
el síndrome del cromosoma X frágil afecta a los varones. Sin em-
bargo, estudiando varias genealogías, se encuentran algunos pa-
trones de transmisión que no se asocian habitualmente a otros
procesos recesivos ligados al cromosoma X (Fig. 6-31). Tales son:
Figura 6-30 m
Cromosoma X frágil, visible como una solución de continuidad en la tinción.
(Cortesía de la Dra. Patricia Howard-Peebles, University of Texas Southwes-
tem Medical Center, Dallas, TX.)
E Varones portadores: aproximadamente un 20 % de los va-
rones que, por análisis genealógico y por pruebas mole-
culares, se sabe que tienen una mutación del cromosoma X
frágil son normales clínica y citogenéticamente, Como los
varones portadores transmiten el rasgo a sus nietos afecta-
dos a través de todas sus hijas (normales fenotípicamente),
se les Ilama varones transmisores.
E Mujeres afectadas: alrededor del 50 % de las mujeres por-
tadoras están afectadas (es decir, tienen retraso mental), ci-
fra mucho mayor que la observada en otros procesos rece-
sivos ligados al cromosoma X.
E Riesgo de efectos fenotípicos: este riesgo depende del sitio
ocupado por el individuo en el árbol genealógico. Por
ejemplo, los hermanos de los varones transmisores tienen
un riesgo de padecer retraso mental del 9 %, mientras que
los nietos tienen un riesgo del 40 %. Este riesgo posicional
se conoce a veces como paradoja de Sherman.
E Anticipación: este término alude a la observación de que
las manifestaciones clínicas del cromosoma X frágil em-
peoran en cada generación sucesiva, como si la mutación se
volviera cada vez más nociva a medida que se transmite
desde un varón a sus nietos y biznietos.
Estos modelos nada habituales de herencia han dejado per-
plejos a los genetistas durante afios, hasta que los estudios mo-
leculares comenzaron a descubrir las complejidades de esta
afección. El primer avance se obtuvo cuando los estudios de li-
gamientos localizaron la mutación responsable de esta enfer-
medad en Xq27.3, dentro de la región citogenéticamente anor-
mal. En esta región se encuentra el gen FMR-1, que tiene
numerosas repeticiones en tándem de la secuencia de nucleóti-
dos CGG en la región 5” no traducida. La población normal
tiene pocas repeticiones CGG: entre 6 y 46 (29 de promedio).
La aparición de síntomas y de un sitio frágil citogenéticamen-
te detectable parece tener relación con el grado de amplifica-
ción que producen las repeticiones CGG. Los varones trans-
misores normales y las mujeres portadoras tienen de 50 a 230
Cromosoma X- Premutación
Fenotipo Normal
Cromosoma X
Fenotipo Normal
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS E 189
MUJER NORMAL
MUJER PORTADORA NO EMPARENTADO
AD)
Normal
Normal Normal
Cromosoma X Mutación completa
Fenotipo Afectado
Figura 6-31
Normal/Mutación completa Normal Normal
suele afectar levemente
aun50 % delas mujeres Normal Normal
Genealogía del cromosoma X frágil. Obsérvese que en la primera generación todos los
ovogénesis de la mujer portadora, la premutación se amplía, dando una mutación completa; por eso en la siguiente generación est
os varones son normales y todas las mujeres son portadoras. Durante la
afectados todos los varones
que heredan el cromosoma X que tiene la mutación completa. Sin embargo, sólo está afectado, y además levemente, el 50 % de las mujeres que hereda una muta-
ción completa. (Cortesía de la Dra. Nancy Schneider, Department of Pathology, University of Texas Southwestern Medical Centre, Dallas, TX.)
repeticiones de CGG. Cuando ese número aumenta, se habla
de premutaciones. En cambio, las personas afectadas tienen
una prolongación muy extensa de la región de repetición (de
230 a 4000 repeticiones, es decir, mutaciones completas). Se
supone que las mutaciones completas aparecen por nuevas
amplificaciones de las repeticiones CGG observadas en las
premutaciones. Esto se produce de un modo bastante peculiar.
Los varones portadores transmiten las repeticiones a su des-
cendencia, sin apenas cambios en el número de repeticiones.
Sin embargo, cuando la premutación la transmite una mujer
portadora, hay muchas probabilidades de que se produzca una
enorme amplificación de las repeticiones CGG, haciendo apa-
recer el retraso mental en la mayoría de la descendencia
masculina y en el 50 % de la descendencia femenina. Por tan-
to, parece que durante la ovogénesis, pero no durante la es-
permatogénesis, las premutaciones pueden convertirse en mu-
taciones por amplificación de los tripletes que se repiten. Esto
explica la paradoja de Sherman; es decir, que las probabilida-
des de que aparezca retraso mental son mucho mayores en los
nietos que en los hermanos de los varones transmisores, por-
que los nietos sufren el riesgo de heredar una premutación de
su abuelo, que luego se amplifica y se convierte en una «muta-
ción completa» en los óvulos de la madre. En cambio, los her-
manos de los varones transmisores, que están más arriba en el
arbol genealógico, es menos probable que tengan una muta-
ción completa. Estos datos moleculares explican también
satisfactoriamente el fenómeno de la anticipación, observado
primero por los genetistas clínicos y negado por los genetistas
moleculares hasta que se conocieron las mutaciones por re-
petición de los tripletes. No se conoce la razón de que sólo el
50 % de las mujeres con mutaciones completas presenten ma-
nifestaciones clínicas. Es posible que en ellas exista una lyoni-
zación desfavorable (es decir, mayor número de células que
Ilevan un cromosoma X con una mutación activa).
La base molecular del retraso mental y de otras manifesta-
ciones somáticas no está del todo clara, pero parece tener rela-
ción con la pérdida de función del gen FMR-1. Como se afir-
mó anteriormente, el gen FMR-1 normal tiene hasta 46
repeticiones CGG en su región 5º no traducida. Cuando las re-
peticiones de trinucleótidos del gen FMR-1 superan aproxi-
madamente la cifra de 230, se produce una metilación anor-
mal del DNA de toda la región 5º del gen. Esta metilación se
extiende también hacia arriba, hasta la región promotora del
gen, donde inhibe la transcripción del FMR-1. La consiguiente
ausencia de la proteína del FMR se supone que es la causa de
los cambios fenotípicos. Esta hipótesis se apoya en la observa-
ción de que los ratones con inactivación del gen FMR-1 mues-
tran ciertas manifestaciones del síndrome del cromosoma X
frágil, como testículos grandes y déficit de aprendizaje >. Está
plenamente confirmada la importancia etiológica del gen
FMR-] en el síndrome del cromosoma X frágil, pero se desco-
noce la función que desempeiia la proteína codificada por di-
190 E Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
Secuencia que se repite Enfermedad Transmisión Proteína afectada
Expansiones que afectan a regiones no codificadoras
cao Síndrome del cromosoma X frágil XD FMR-I
crTG Distrofia miotónica AD Proteína cinasa de la miotonina
GAA Ataxia de Friedreich AR Frataxina
GC rica en 12 mer Epilepsia mioclónica progresiva AR Cistastatina B
Expansiones que afectan a regiones codificadoras
CAG Atrofia muscular bulboespinal XR Receptor de andrógenos
(enfermedad de Kennedy)
CAG Enfermedad de Huntington AD Huntingtina
CAG Ataxia espinocerebelosa (tipo 1) AD Ataxina E
CAG Atrofia dentorrubropalidolusiana AD Atrofina
cho gen. Es una proteína citoplásmica ampliamente expresada E
en los tejidos normales, pero los niveles más altos de los pro-
ductos transcritos por el gen FMR-1 son los que se encuentran
en el cerebro y los testículos, sugiriendo que tales productos
pueden desempeiiar un papel importante en esos tejidos.
Hasta hace poco tiempo, los estudios citogenéticos eran el
único método de laboratorio capaz de demostrar el cromoso-
ma X frágil (véase Fig. 6-29). Pero actualmente, el método
diagnóstico de elección es la reacción en cadena de la polime-
rasa. Con el análisis de transferencia de Southern se puede
distinguir entre premutaciones y mutaciones tanto en el perío-
do prenatal como en el postnatal. De ahí que esta técnica sea =
valiosa no sólo para hacer el diagnóstico, sino también para el
consejo genético. Más adelante se describen estas técnicas.
OTRAS ENFERMEDADES CON REPETICIONES
INESTABLES DE NUCLEÓTIDOS
El descubrimiento, en 1991, de las repeticiones crecientes
de tres nucleótidos como causa del síndrome del cromosoma X
frágil fue todo un hito de la genética humana. Desde entonces,
se ha adscrito el origen de 12 enfermedades humanas por lo
menos (Tabla 6-8) a una mutación de ese tipo”, y ese número
sigue aumentando. Todos los procesos descubiertos hasta la m
fecha se asocian a lesiones neurodegenerativas ”, Estas enfer-
medades cumplen los principios generales siguientes:
Promotor UTR Intrón
5
Expansiones
Secuencias 12 mer Triplete Triplete
ccccaecccaca coa GAA
Enfermedad Epilepsia Sindrome del Ataxia de
mioclónica cromosoma X frágil Friedreich
Figura 6-32
Las mutaciones responsables se acompafian de la amplia-
ción de un grupo de nucleótidos. Al principio, se pensó que
las secuencias de nucleótidos afectadas eran tripletes y que
compartían los nucleótidos G y C. Esto es cierto para la
mayorfa de los procesos de este tipo (Tabla 6-8), pero exis-
ten excepciones, Así, en la ataxia de Friedreich, la secuen-
cia afectada es GAA; en la epilepsia mioclónica progresiva,
la ampliación alcanza incluso a 12 pares de bases en lugar de
los 3 habituales (Fig. 6-32). Por tanto, estos procesos ya no
se pueden Ilamar siempre «trastornos por repetición de tres
nucleótidos».
Las mutaciones menoscaban siempre la función del gen
por expansión de las repeticiones. En general, superado
cierto umbral, que varía con los distintos procesos, las ex-
pansiones son inestables; así, y como ocurre en el síndrome
del cromosoma X frágil, las premutaciones causadas por 50
a 230 repeticiones tienden a expandirse más y a convertirse
en mutaciones; éstas, a su vez, dificultan la expresión o la
función normal del gen. La tendencia a expandirse depende
mucho del sexo del progenitor que transmite el defecto. En
el síndrome del cromosoma X frágil, las expansiones se
producen durante la ovogénesis, pero en la enfermedad de
Huntington, ocurren durante la espermatogénesis.
Desde un punto de vista mecanicista, las mutaciones pueden
dividirse en dos grupos. El primero lo forman procesos como
el síndrome del cromosoma X frágil y la distrofia miotónica,
Exón UTR
3
Triplete Triplete
CAG crG
Enfermedad Distrofia
de Huntington miotónica
Puntos de expansión y secuencia que resulta afectada en algunas enfermedades causadas por mutaciones debidas a repetición de los nucleótidos. UTR = región no
traducida (untranslated region).
progenitor de origen en diversas entidades hereditarias, como
la enfermedad de Huntington y la distrofia miotónica, y en la
cancerogénesis ”. Como se expone en el Capítulo 8, muchos
carcinomas aparecen al perderse las dos copias de los llama-
dos genes de supresión tumoral. Esto puede suceder por inac-
tivación mutacional de ambos alelos o por la pérdida funcio-
nal de una de las copias del gen, a través de una imprimación,
y por la inactivación de la otra copia, como consecuencia de
una mutación.
Mosaicismo gonadal
Anteriormente se mencionó que, en todos los procesos au-
tosómicos dominantes, algunos pacientes no tienen padres
afectados. En esos pacientes, el proceso aparece al surgir una
nueva mutación en el óvulo o el espermatozoide de los que de-
rivan; por eso, no tienen hermanos afectados ni con mayor
riesgo de padecer la enfermedad. Esto no siempre es así. En
algunos procesos autosómicos dominantes, como la osteogé-
nesis imperfecta, los padres fenotípicamente normales tienen
más de un hijo afectado. Esto contradice claramente a las le-
yes de la herencia mendeliana. Los estudios realizados indican
que el mosaicismo gonadal puede ser responsable de esos ex-
trafos árboles genealógicos ”. El mosaicismo gonadal se debe
a una mutación que se produce después de formarse el cigoto,
al comienzo del desarrollo embrionario. Si la mutación afecta
únicamente a las células destinadas a formar las gónadas, los
gametos Ilevarán la mutación, mientras que las células somáti-
cas de ese individuo serán completamente normales. Se dice
entonces que esa persona presenta un mosaicismo gonadal o
de la tínea de las células germinales. Un padre fenotípica-
mente normal que tiene un mosaicismo de la línea de las célu-
las germinales puede transmitir la mutación causante de la en-
fermedad a la descendencia a través del gameto mutante.
Como las células progenitoras de los gametos Ilevan la muta-
ción, existe realmente la posibilidad de que ese padre tenga
más de un hijo afectado. Evidentemente, la probabilidad de
que eso ocurra depende del porcentaje de células germinales
que son portadoras de la mutación.
DIAGNÓSTICO MOLECULAR
La aplicación a la medicina de las técnicas del DNA recom-
binante ha alcanzado su mayoría de edad. Gracias al rápido
traslado de las técnicas desde «el laboratorio a la cabecera del
paciente», se sabe ahora que las sondas de DNA pueden ser
unos valiosos instrumentos para diagnosticar las enfermeda-
des humanas, tanto genéticas como adquiridas *, Las técnicas
del diagnóstico molecular pueden aplicarse prácticamente a
todos los campos de la medicina, como los siguientes:
E Identificar las mutaciones heredadas que inducen el desa-
rrollo de las enfermedades genéticas antes o después del
nacimiento.
E Detectar las mutaciones adquiridas que provocan la apari-
ción de neoplasias.
E Diagnosticar con seguridad y clasificar las neoplasias, espe-
cialmente las que se originan en el sistema hematopoyético.
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS E 193
E Diagnosticar las enfermedades infecciosas, incluida la en-
fermedad causada por el virus de la inmunodeficiencia hu-
mana (VIH).
E Determinar la compatibilidade identidad de los trasplantes,
pruebas de paternidad y otras aplicaciones en el área de la
medicina forense.
En la siguiente sección, se revisan brevemente las aplica-
ciones diagnósticas de las técnicas moleculares en tanto se re-
lacionan con los procesos hereditarios.
DIAGNÓSTICO DE LAS ENFERMEDADES
GENÉTICAS
Para diagnosticar las enfermedades genéticas es necesario
examinar el material genético (es decir, los cromosomas y los
genes). Por eso, se emplean dos métodos generales: el análisis
citogenético y el análisis molecular. Para el análisis citogené-
tico es necesario disponer del cariotipo.
El análisis cromosómico prenatal debería ofrecerse a todas
las pacientes expuestas a tener una descendencia citogenética-
mente anormal. Se puede realizar con células obtenidas por
amniocentesis, o mediante una biopsia de las vellosidades ca-
riónicas, o sobre una muestra de sangre del cordón umbilical.
Conviene tener presente:
E La edad avanzada de la madre (> 34 afios), por el mayor
riesgo de trisomías.
E Si uno de los progenitores es portador de una translocación
recíproca equilibrada, una translocación robertsoniana o
una inversión (porque en estos casos, los gametos pueden
estar desequilibrados y, por tanto, la descendencia puede
estar expuesta a padecer un trastorno cromosómico).
E Sia pareja ha tenido anteriormente un hijo con una altera-
ción cromosómica.
E Si uno de los padres es portador de un trastorno hereditario
ligado al cromosoma X (para determinar el sexo del feto).
El análisis cromosómico posnatal suele realizarse en los
linfocitos de la sangre periférica. Los siguientes datos deben
tenerse en cuenta:
E Malformaciones congénitas múltiples.
E Retraso mental o del desarrollo inexplicables.
E Sospecha de aneuplodía (p. ej., rasgos del síndrome de
Down).
E Sospecha de un autosoma desequilibrado (p. ej., síndrome
de Prader-Willi).
E Sospecha de alteración de los cromosomas sexuales (p. ej.,
síndrome de Turner).
E Sospecha del síndrome del cromosoma X frágil.
E Esterilidad (para descartar alteraciones de los cromosomas
sexuales).
E Abortos espontáneos múltiples (para excluir que los padres
sean portadores de una translocación equilibrada; debe es-
tudiarse a ambos padres).
Muchas enfermedades genéticas están causadas por cam-
bios sutiles de los genes del individuo que no se pueden detec-
tar simplemente por medio del cariotipo. Tradicionalmente, el
diagnóstico de los procesos monogénicos se basaba en identi-
194 E Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
ficar los productos del gen anormal (p. ej., la hemoglobina o
las enzimas mutantes) o sus consecuencias clínicas, como la
anemia o el retraso mental (p. ej., en la fenilcetonuria). Ac-
tualmente se pueden identificar las mutaciones a nivel del
DNA y conseguir el diagnóstico genético de algunos procesos
mendelianos. El empleo de las técnicas del DNA recombinan-
te en el diagnóstico de las enfermedades hereditarias tiene va-
rias ventajas evidentes sobre otras técnicas:
E Es muy sensible. Bastan 100 000 células para obtener la
cantidad de DNA necesaria para realizar el diagnóstico con
las técnicas de hibridación molecular. Además, usando la
técnica de la PCR, se puede amplificar el DNA o el RNA
varios millones de veces, en cuyo caso bastan 100 células o
1 célula solamente para el análisis. Con minúsculas canti-
dades de sangre total, o incluso con sangre desecada, se
puede obtener suficiente DNA para realizar la amplifica-
ción mediante la PCR.
E Las pruebas basadas en el DNA no dependen del producto
de un gen que sólo se puede obtener de ciertas células espe-
cializadas (p. ej., cerebrales) ni de la expresión de un gen
que quizá aparezca a edades avanzadas de la vida. Como
prácticamente todas las células corporales de un individuo
afectado contienen el mismo DNA, cada célula poscigótica
es portadora del gen mutante.
Estos dos hechos tienen repercusiones importantes en el
diagnóstico prenatal de las enfermedades genéticas, porque
para obtener un número suficiente de células bastan unos po-
cos mililitros de líquido amniótico o una biopsia de las vello-
sidades coriónicas que ahora puede realizarse incluso en el
primer trimestre de la gestación.
Existen dos métodos distintos para lograr el diagnóstico de
las enfermedades monogénicas con la técnica del DNA re-
combinante: la identificación directa de las mutaciones y la
detección indirecta basada en los ligamientos del gen de la en-
fermedad con un «gen marcador» inocuo.
Diagnóstico directo del gen
McKusick, un eminente genetista, ha dado acertadamente
el nombre de biopsia diagnóstica del genoma humano al diag-
nóstico del gen. Esta clase de diagnóstico consiste en descu-
brir un cambio cualitativo importante en el DNA”. Hay varios
métodos para efectuar el diagnóstico directo del gen:
E Una técnica se basa en el hecho de que algunas mutaciones
alteran o destruyen algunos sitios de restricción del DNA;
así ocurre, por ejemplo, con el gen que codifica el factor V.
Esta proteína interviene en la cascada de la coagulación
(Capítulo 5), y la causa más frecuente de predisposición
hereditaria a las trombosis es una mutación'que afecta al
gen del factor V. El exón 10 del gen del factor V y el intrón
adyacente tienen dos sitios de restricción Mn11. Una muta-
ción G > A en el exón destruye uno de los dos sitios Mnl 1
(Fig. 6-35). Para descubrir al gen mutante, se obtienen dos
cebadores que se unen a los extremos de cebado 3' y 5º de
la secuencia normal. Utilizando unas DNA polimerasas y
un ciclado térmico adecuados, el DNA situado entre los ce-
badores se amplifica mucho, produciendo millones de co-
pias de ese segmento de DNA. Seguidamente se emplea la
enzima Mnl1 para digerir el DNA amplificado y el DNA
Sitios del Mnt1
—— pps egrpp>je agp,
NORMAL
amo
Cebador de la PCR
st E E <
Sitio | Mntt
E
qe
Cebador de la PCR
Figura 6-35
pm TT 3
67 pb
Mutante
—Ri 0: E
Normal Heterocigoto
Diagnóstico directo del gen: identificación de la mutación del factor V de la coagulación por análisis de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). La sustitu-
ción G > A en un exón destruye uno de los dos sitios de restricción del Mn11. Por tanto, en el análisis de la PCR el alelo mutante produce dos fragmentos en lu-
gar de tres.
del paciente. Hecho esto, el DNA normal produce 3 frag-
mentos (con una longitud de 67, 37 y 163 pares de bases);
en cambio, del DNA del paciente sólo se obtienen dos pro-
ductos: un fragmento anormal, que tiene 200 pares de ba-
ses, y un fragmento normal, con una longitud de 67 pares
de bases. Estos fragmentos del DNA pueden redisolverse
fácilmente mediante electroforesis en gel de poliacrilamida
y volverse visibles, después de tefiirlos con bromuro de eti-
dio, a la luz ultravioleta.
E La hibridación de los oligonucleótidos específicos de cier-
tos alelos es otra técnica de diagnóstico directo del gen, que
se utiliza cuando la mutación no altera los sitios de corte de
cualquiera de las enzimas de restricción que se conocen.
Un ejemplo muy ilustrativo es el déficit de 04-AT, que en
muchos casos se asocia a un solo cambio G > A en el exón
5 del gen de la 04-AT, y que produce el Hlamado alelo Z,
(Capítulo 16). En primer lugar, se amplifican el DNA de
control y el DNA del paciente, utilizando cebadores situa-
dos a los lados del sitio de la mutación (Fig. 6-36). Cada
muestra de DNA amplificado se aplica dos veces, forman-
do una mancha (de ahí el nombre de «transferencia de
manchas») sobre un papel de filtro. Entonces se sintetizan,
y se marcan con un isótopo radiactivo, dos oligonucleóti-
dos que tienen en el centro la única base en que se distin-
guen el gen normal y el gen mutante. Después, se deja que
estos oligonucleótidos aleloespecíficos se hibriden con el
DNA de las manchas del control y del paciente (Fig. 6-36).
Capítulo 6 TRASTORNOS GENÉIICOS E 195
El oligonucleótido que contiene la secuencia del gen nor-
mal se hibrida tanto con el DNA normal como con el DNA
mutante, pero esta última hibridación es inestable debido a
la desigualdad causada por un solo par de bases. Por tanto,
y en condiciones estrictas de hibridación, la sonda marcada
normal produce una fuerte sefial autorradiográfica del
DNA amplificado en el individuo normal, ninguna sefial
del DNA amplificado cuando el paciente es homocigoto
para el gen mutante, y una ligera sefial del DNA en el suje-
to heterocigoto. En la sonda que contiene la secuencia mu-
tante, el resultado de la hibridación es el inverso. Por su-
puesto, los heterocigotos reaccionan con las dos sondas
porque son portadores de un gen normal y un gen mutante.
La mutaciones que alteran la longitud del DNA (p. ej., dele-
ciones o expansiones) se pueden detectar también mediante
un análisis de la PCR. Como se expuso anteriormente, algu-
nas enfermedades, como el síndrome del cromosoma X frá-
gil, se asocian a repeticiones de tres nucleótidos. En la Figu-
ra 6-37 se observa la manera de utilizar el análisis de la PCR
para descubrir esta mutación. Para amplificar las secuencias
intermedias se utilizan dos cebadores que flanquean la re-
gión afectada por los tres nucleótidos repetidos. Como el
número de repeticiones varía mucho, tambien lo hace el ta-
maio de los productos que la PCR obtiene del DNA de los
indivíduos normales o de los que tienen premutaciones.
Esas diferencias de tamafio se descubren por la migración
distinta de los productos del DNA amplificado cuando se
HIBRIDACIÓN
Sonda del
ACCATCGACGACARAGIGA a
e intensa
€—
GURIA BIBI Se roms
=>
Figura 6-36 =
Diagnóstico directo del gen con la PCR y una
sonda de oligonucleótidos específica del ale-
o. 4, Un cambio G > A convierte al alelo
Débil
Sonda del oligonucleótido Z
ACCATCGACAACAAAGGGA o
Intensa
eo
normal de la ox-antitripsina (ateto M) em un fIWINIRIRI RIAA Sen mutante
alelo mutante (Z). Dos sondas de oligonu-
cleótidos sintéticos, una cuya secuencia co-
responde a la del alelo normal (sonda M) y
our ques corresponde tom el alelo mutinios 0) NAZI IA NIDIN
(sonda Z), se alinean frente a los genes nor-
mal y mutante, apareciendo a la derecha los
patrones de hidridación previsibles; las fle-
chas indican los cebadores utilizados para
amplificar el DNA normal y mutante. B, Los
productos de la PCR de los individuos nor-
males, de los heterocigotos para el alelo Z y
de los homocigotos para el alelo Z, se aplican
por duplicado a un papel de filtro, y cada una
de las manchas se hibrida con las sondas M o
Z marcadas con un isótopo. Una mancha os-
cura indica que la sonda se ha unido al DNA.
e Cebadores
Sonda normal
198 E Copítulo 6 TRASTORNOS GENÉTICOS
2. Los familiares clave deben ser heterocigotos para el poli-
morfismo (es decir, los dos cromosomas homólogos han de
poder distinguirse por el sitio polimórfico). Como sólo
puede haber dos variaciones del sitio de restricción (es de-
cir, existencia o ausencia del sitio de restricción), ésta es
una limitación importante de los RFLP. Los polimorfismos
de microsatélites tienen muchos alelos y, por tanto, muchas
más posibilidades de ser heterocigóticos. Por eso, estos po-
limorfismos son mucho más útiles que los del sitio de res-
tricción.
3. El intercambio normal de material genético entre los cromo-
somas homólogos (recombinación) durante la gametogénesis
puede causar una «separación» entre el gen mutante y el tipo
de polimorfismo con el cual se habfa coheredado anterior-
mente. Esto puede dar lugar a una predicción genética erró-
nea en un embarazo ulterior. Evidentemente, cuanto más pró
ximo está el ligamiento, menor es el grado de recombinación
y más pequeiio es el riesgo de obtener un resultado falso de la
prueba.
El diagnóstico molecular conseguido mediante el análisis
de los ligamientos ha sido útil en el diagnóstico prenatal o pre-
sintomático de afecciones tales como la enfermedad de Hun-
tington, la fibrosis quística y la poliquistosis renal del adulto.
En general, cuando se identifica y se clona el gen de una en-
fermedad, el diagnóstico directo a través del gen es el método
de elección. Si la enfermedad se debe a varias mutaciones di-
ferentes de un determinado gen (p. ej., de la fibrilina 1; véase
anteriormente), el diagnóstico directo del gen no es posible, y
entonces, el análisis de los ligamientos sigue siendo el mejor
método,
REFERENCIAS
1. Rimoin DL, et al: Nature and frequency of genetic disease. In Rimoin
DL, et al (eds): Emery and Rimoin's Principles and Practice of Medical
Genetics, 3rd ed. New York, Churchill Livingstone, 1997, p 32.
2. Lander ES: The new genomics—global views of biology. Science 274:
536, 1996.
. Shuldiner AR: Transgenic animals. N Engl J Med 334:653, 1996.
. Majzoub JA, et al: Knockout mice. N Engl ] Med 334:904, 1996.
. Blau H, Khavari P: Gene therapy: problems, prospects. Nat Med 3:612,
1997.
6. Thompson MW, et al: Thompson and Thompson Genetics in Medicine,
Sth ed. Philadelphia. WB Saunders, 1991, p 116.
.. MeKusick VA: Mendelian Inheritance in Man, 1 lth ed. Baltimore, Johns
Hopkins University Press, 1994.
8. Price Evans DA: Phamacogenetics. In Rimoin DL, et al (eds): Emery and
Rimoin's Principles and Practice of Medical Genetics, 3rd ed. New York,
Churchill Livingstone, 1997, p 455.
. Pyeritz RE: Marfan syndrome and other disorders of fibrillin. In Rimoin
DL, et al (eds): Emery and Rimoin's Principles and Practice of Medical
Genetics, 3rd ed. New York, Churchill Livingstone, 1997, p 1027.
10. Dietz HC, Pyeritz RE: Mutations in the human gene for fibrillin-l
(EBN-1) in the Marfan syndrome. Hum Mol Genet 4:1799, 1995.
11. Pereira L, et al: Targeting of fibrillin-l recapitulates the vascular phe-
notype of Marfan syndrome in the mouse. Nat Genet 17:218, 1997.
12. De Paepe A, et al: Revised diagnostic ciriteria for the Marfan syndrome.
Am J Med Genet 62:417, 1996.
13. Ramirez E: Fibrillin mutations in Marfan syndrome and related phenoty-
pes. Curr Opin Genet Dev 6:309, 1996.
14. Byers PH: Ehlers-Danlos syndrome: recent advances and current under-
standing of the clinical and genetic heterogeneity. J Invest Dermatol
103:475, 1994,
15. Byers PH: Disorders of collagen biosynthesis and structure In Scriver CR,
etal (eds): The Metabolic and Molecular Basis of Inherited Disease, 7th ed.
New York, McGraw-Hill Health Profession Division, 1995, p 4029.
a usp
o
25.
26.
27.
2
2º.
30.
au;
3%
37,
38.
39.
40.
41
42.
43.
4
46.
. Ishibashi S, et al: Massive xanthomatosis and atherosclerosi
»
. Van Offel JF, et al: The clinical manifestations of ochron:
pa
. Goldstein JL, et al: Familial hypercholesterolemia. In Scriver CR, et al
(eds): The Metabolic and Molecular Basis of Inherited Disease, 7th ed.
New York, McGraw-Hill Health Profession Division, 1995, p 1981.
. Mingworth DR, Sexton GJ: Hypocholesterolemic effects of mevinolin in
patients with heterozygous familial hypercholesterolemia. J Clin Invest
74:1972, 1984.
in choleste-
rol-fed low-density lipoprotein receptor-negative mice. J Clin Invest
93:85, 1994.
. Tager JM: Inbom errors of cellular organelles: an overview. J Inherit
Metab Dis 10(suppl 1):3, 1987
. Rutledge SL, Percy AK: Gangliosidoses and related lipid storage disea-
ses, In Rimoin DL, et al (eds): Emery and Rimoin's Principles and Practi-
ce of Medical Genetics, 3rd ed. New York, Churchill Livingstone, 1997,
p2105
. Triggs-Raine BL, et al: Screening for carriers of Tay-Sachs disease
among Ashkenazi Jews: a comparison of DNA-based and enzymebased
tests. N Engl J Med 323:6, 1990.
Weisz B, et al: Nieman-Pick disease: newer classification based on gene-
tic mutations of the dis Adv Pediatr 41:415, 1994.
Carstea ED, et al: Niemann-Pick C1 disease gene: homology to medi-
ators of cholesterol homeostasis. Science 277:228, 1997.
. Grabowski GA, et al: Gaucher disease: a prototype for molecular medici-
ne. Crit Rev Oncol Hematol 23:25, 1996.
Lee RE, et al: Gaucher's disease: clinical, morphologic, and pathogenetic
considerations. Pathol Annu 12:309, 1977.
Tybulewicz VLJ, et al: Animal model of Gaucher's disease from targeted
disruption of mouse glucocerebrosidase gene, Nature 357:407, 1992.
Spranger J: Mucopolysaccharidoses. In Rimoin DL, et al (eds): Emery
and Rimoin's Principles and Practice of Medical Genetics, 3rd ed. New
York, Churchill Livingston, 1997, p 2071.
DiMauro S, et al; Biochemistry and molecular genetics of human glyco-
genosis: an overview. Muscle Nerve 3:810-7, 1995.
Chen Y:T: Glycogen storage diseases. In Fauci AS, et al (eds.
son's Principles of Internal Medicine, 14th ed. New York, McGraw-Hill,
1998, p 2176.
Lee PJ, Leonard JV: The hepatic glycogen storage discases—problems
beyond childhood. J Inherit Metab Dis 18:642, 1995
Bartram C, et al: McArdle disease—muscle glycogen phosphorylase de-
ficiency. Biochim Biophys Acta 1272:1, 1995.
Chen Y-T, Burchell A: Glycogen storage diseases. In Scriver CR, et al
(eds): The Metabolic and Molecular Basis of Inherited Disease, 7th ed.
New York, McGraw-Hill Health Profession Division, 1995, p 93
a review.
Acta Clin Belg 50:358, 1995.
- Fernandez-Canon JM, et al: The molecular basis of alkaptonuria. Nat
Genet 14:19, 1996.
. Gaines JJ Jr: The pathology of alkaptonuric ochronosis. Hum Pathol
20:40, 1989.
. Zwarthoft EC: Neurofibromatosis and associated tumor suppressor ge-
nes. Path Res Pract 192:647, 1996.
Ricardi VM, Eichner JE: Neurofibromatosis: Phenotype, Natural History
and Pathogenesis. Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1986,
pls.
Gusella JF, et al: Neurofibromatosis 2: loss of Merlin's protective spell.
Curr Opin Genet Dev 6:87, 1996.
Nelson K, Holmes LB: Malformations due to presumed spontaneous mu-
tations in newbom infants. N Engl J Med 320:19, 1989.
Mark HFL, et al: Current appllications of molecular cytogenetic techno-
logies. Ann Clin Lab Sci 27:47, 1997.
Sehrock E, et al: Multicolor spectral karyotyping of human chromoso-
mes. Science 273:494, 1996.
Hernandez D, Fisher EMC: Down syndrome genetics: unravelling a mul-
tifactorial disorder. Hum Mol Genet 5:1411, 1996.
Mutton D, et al: Cytogenetic and epidemiologic findings in Down syn-
drome, England and Wales 1989 to 1993. National Down Syndrome Cy-
togenetic Register and the Association of Clinical Cytogenetists. J Med
Genet 33:387, 1996.
Kallen B, et al: Major congenital malformations in Down syndrome, Am
J Med Genet 65:160, 1996.
Cork LC: Neuropathology of Down syndrome and Alzheimer disease.
Am J Med Genet 7(suppl):282, 1990.
Ugazio AG, et al: Immunology of Down syndrome:
Genet 7(suppl):204, 1990.
review. Am J Med
47.
48,
49.
50.
51.
52.
53.
54.
35:
5
5
58.
>
a]
Korenberg JR, et al: Down syndrome: toward a molecular definition of
the phenotype. Am J Med Genet 7(suppl):91, 1990.
Thomas JA, Graham JM Jr: Chromosome 22q1 1 deletion syndrome: and
update and review for the primary pediatricians. Clin Pediatr 36:253, 1997.
Lyon MF: Epigenetic inheritance in man. Trends Genet 9:123, 1993.
Goodfellow PH, Lovell-Badge R: SRY and sex determination in mam-
mals. Ann Rev Genet 27:71, 1993.
Pryor JL, et al: Microdeletions in the Y chromosome of infertile men. N
Engl J Med 336:534, 1997.
Saeger P: Tumer syndrome. N Engl J Med 335:1749, 1996.
Chu CE, Conner IM: Molecular biology of Tumer syndrome. Arch Dis
Child 72:285, 1995.
Grumbach MM, Conte FA: Disorders of sex differentiation. In Wilson
JD, Foster DW (eds): Williams Textbook of Endocrinology, 8th ed. Phila-
delhia, WB Saunders, 1992, p 853.
Maddalena A, et al: Fragile X-syndrome. In Rosenberg RN, et al (ed
The Molecular and Genetic Basis of Neurologic Diseases, 2nd ed. Bos-
ton, Butterworth & Heinemann, 1997, p 81.
Ashley CT, Warren ST: Trinuclcotide repeat expansion and human disca-
se. Ann Rev Genet 29:703, 1995,
Timchenko LT, Caskey CT: Trinucleotide repeat disorders in humans:
discussions of mechanisms and medical issues. FASEB J 10:1589, 1996.
Warren ST: Trinucleotide repetition and fragile X syndrome. Hosp Pract
32:73, 1997.
59.
61.
62.
8
63.
64.
6s.
66.
67.
68.
69.
7.
n.
Capítulo é TRASTORNOS GENÉTICOS E 199
Consortium Duteh-Belgium: Fragile X: FMR-1 Knockout mice: à model
to study fragile X mental retardation. Cell 78:23, 1994.
Mandel JL: Breaking the rule of three, Nature 386:767, 1997.
Rosenberg RN: DNA-triplet repeat and neurologic disease. N Engl ] Med
335: 1222, 1996.
Johns DR: The other human genome: mitochondrial DNA and discase.
Nat Med 2:1065, 1996.
Wallace DC: Mitochondrial DNA in aging and dis
1997.
Brown MD, et al: Leber's hereditary optic neuropathy: a model for mito-
chondrial neurodegenerative diseases. FASEB ] 6:2791, 1992.
Loland M: Parental imprinting and human disease. Ann Rev Genet
30:173, 1997.
Squire J, Weksberg R: Genomic imprinting in tumors. Semin Cancer Biol
7:41, 1996.
Bemards A, Gusella JF: The importance of genetic mosaicism in human
disease. N Engl J Med 331:1447, 1994.
se. Sci Am 277:40,
Shikata H, et al: DNA-based diagnostics in the study of heritable and ac-
quired disorders. J Lab Clin Med 125:421, 1995.
Ferrari M, et lolecular diagnosis of genetic diseases. Clin Biochem
29:201, 1996.
Koreth J, et al: Microsatellites and PCR genomic analysis. J Pathol 178:
239, 1996.
Collins FS: Sequencing the human genome. Hosp Pract 32:35, 1997,